FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 31 de mayo de 2013

A propósito de las pruebas diagnósticas.


         Hace mucho tiempo que la educación en este país es una especie de circo absurdo, no hay quien lo entienda; ridículo, muchas veces da risa; y al fin patético, porque sobre todo, más que risa da pena, da muchísima pena.
Yo he visto desmoronarse un edificio que con sus defectos funcionaba. Que era mejorable, sí, pero no amenazaba ruina. Lo dinamitaron pedagogos imbéciles (según 1ª acepción del diccionario de la RAE), que no sabían lo que era un aula, junto a políticos miopes, cargados de prejuicios y ansiosos de revancha. Entramos así en la era de lo políticamente correcto, en el triunfo de la estética sobre la ética. En el reino de “es una idiotez, no es verdad pero... ¡y lo mono que queda!”.
Y ahora claro, resulta que esto es la debacle, que estamos a la cola de Europa, que es urgente hacer algo, y ¡huy, qué miedo! se ponen manos a la obra.
Ocurrencia tras ocurrencia, se les ocurre eso de las evaluaciones diagnósticas que, en sabia combinación con las evanescentes competencias básicas, pretenden detectar los centros que lo hacen mal y hacerles elaborar sesudos planes de mejora para que lo hagan mejor. ¡Ya!
Pero es que resulta que, siendo muy buena la idea de establecer controles en el sistema educativo externos a los centros, la aplicación de esta idea ha devenido en absurda e inútil. Absurda e inútil por varios motivos. Expongo algunos.
Primero. En lengua española, por ejemplo, la evaluación diagnóstica en un 2º de secundaria, consiste en una prueba estrictamente de comprensión y expresión verbal. Nada de literatura, nada de gramática, nada de teoría de la lengua. Y yo me digo, si esto es lo que han de saber hacer mis alumnos, no dedicaré la clase a otra cosa que no sea leer, comprender lo que leen y escribir más o menos correctamente; no será que no hay textos bonitos en castellano. Todo lo demás parece que sobra. Se supone que entenderán perfectamente lo que leen, y escribirán aceptablemente bien, pero nada más, no sabrán nada más. ¿Será esto la competencia lingüística?
Porque en este momento, y esto lo expongo en segundo lugar, los “profes” de a pie tenemos, por una parte el currículum oficial, por otra los libros de texto y por otra las competencias básicas que es lo que se supone que miden las pruebas diagnósticas. Concepto éste, el de competencia, tan interesante y cierto, como evanescente y estéril en la práctica, ya que no se han creado las estructuras administrativas y organizativas que lo sustenten, y cuyo único fruto por lo tanto, será, lo veo venir, un paso atrás más en el nivel educativo de nuestros alumnos, que cada vez sabrán menos, infinitamente menos. Aunque sean “muy competentes, básicamente”.
Tercero. Las susodichas pruebas las aplicamos y corregimos, según un diseño experimental, en muchos casos, en los centros. No tengo por qué dudar de la profesionalidad de los docentes, pero creo que por mucho diseño experimental que utilicen para validar datos, ¿qué queréis que os diga? No acabo de salir del huevo. Y si las pruebas no salen bien es trabajo, y un trabajo en el que casi nadie cree, pues aunque parecemos tontos, en realidad no lo somos. Es la nuestra, la actitud resignada de quien está harto de que le den por arriba y por abajo, por la derecha y por la izquierda. Pero no somos tontos. Nos enteramos.
Cuarto. Y también sé que al final, toda esta historia de las evaluaciones diagnósticas acabará en datos estadísticos que utilizarán los de siempre para demostrar vete tú a saber qué, manipulando lo que haya que manipular. La estadística es muy sufrida y engañosa. Muy manipulable. Exige una honestidad por parte de quien la utiliza que, ¡qué queréis que os diga!
En resumen. Yo defino el momento educativo de caótico, sin paliativos. Por un lado, el currículum oficial, por otro los libros de texto, por otro las competencias básicas, por otro el programa Ítaca, por otro las necesidades reales de los alumnos, por otro los “papis” no siempre colaboradores… y el “profe” en medio, mirando atónito, y preguntándose, “y ahora, qué hago”. La pruebas diagnósticas, que nadie sabe qué miden en realidad, ni para qué sirve lo que miden, nos indicarán el camino...; ¡ya!
¡Ay Señor, Señor! De verdad, veo el futuro negro, muy negro. ¡Pobres chiquillos!

jueves, 30 de mayo de 2013

Everest, 60 años.


Esta foto no la he hecho yo, ¡ojalá! Es el Everest.
Pero he gozado de muchas otras montañas, que tienen en común, el alma: son también montañas.
Mola de Segart, Aneto, Mont Blanc, Everest...montañas.
Ayer, 29 de mayo de 2013, hizo 60 años que el neozelandés Sir Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay coronaron la cumbre del Everest, de 8848 metros.
El evento ha sido ampliamente difundido y celebrado en diferentes partes del mundo.
Es este un acontecimiento que para cualquier montañero tiene un significado especial. A mí personalmente me produce dos sentimientos diferentes.
Por una parte un sentimiento de nostalgia, aunque no sé si es la palabra adecuada, de lo que quizá podía haber sido y no será nunca. He amado las montañas desde que era muy niño, y soñado, ¡cómo no! con las cumbres más altas, con cordilleras vírgenes y lejanas. Luego la realidad te va llevando a tu sitio, y a lo más alto que he podido llegar y llegaré es a los 4807 metros del Mont Blanc. Cierto es también, que he realizado hasta hoy más de dos mil ascensiones entre Pirineos y Alpes. No me quejo, para nada me quejo, pero sé que es el mío un currículum humilde para alguien que ha amado y ama a las montañas como yo.
Por otra parte, un sentimiento de íntima satisfacción. De un profundo agradecimiento por todo lo que he vivido en las montañas y de un modo particular, en mis queridos Pirineos. Sí, me siento contento, satisfecho de todo lo que he gozado en límite mismo de la tierra de los hombres.
Hubiera querido llegar más alto, mas lejos, estar más tiempo, ¡claro! pero ¿cómo voy a quejarme después de haber podido realizar más de 2000 ascensiones, 2078 exactamente, a día de hoy?
Muchas de ellas han sido montañas humildes, otras importantes, conocidas. Hace ya mucho tiempo que eso me da igual. Lo que me llena no es contar luego a nadie a dónde he ido, sino el saber que he ido, y el haber gozado yendo.
Pienso que Hillary y Tenzing, en el techo del mundo, glorias mundanas aparte, que las tuvieron, gozarían también de haber ido allí, de haber estado allí. A ellos mi admiración y reconocimiento.

NOTA: Las fotos las he sacado de omicromo.com

martes, 28 de mayo de 2013

Ideas para educar. 3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.

Esto sí. Cuando haga el tonto, pasando, que es gerundio.


1.-CONOCER:
1.1 ¿Qué es realmente un niño?

2.-PREVENIR:
2.1 Desde la cuna.

3.-INTERVENIR:
3.1 Acuerdo total papá-mamá.
3.2 Control de la familia extensa.
3.3 Control de otros agentes educativos.
3.4 Coherencia en nosotros. Hacer lo que decimos.
3.5 Normas claras y concretas. Las precisas.
3.6 Hablar poco. “No comerle el coco”.
3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.
3.8 No mostrar que controla nuestro estado de ánimo.
3.9 No exigirle lo que no somos capaces de hacer nosotros.
3.10 Valorar si vale la pena “entrar en combate”.


            Si vuestro hijo de tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… años cuando llegarais un día a casa por la tarde, él solito dejara la mochila del “cole” en su sitio; merendara dejando la cocina limpia y aseada, él solito también; luego hiciera los deberes, ¡cómo no! él solito; después, al acabarlos, estuviera jugando a su aire y luego guardara los juguetes en su sitio; se duchara antes de cenar y el baño quedara bastante bien y finalmente cenara lo que le pusierais en la mesa sin más historias, vosotros ¿qué harías? Pensadlo en serio.
            Hay quien me dice, cuando hago este planteamiento, que llevar al niño corriendo al psiquiatra. Pero, bromas aparte, me contestáis, frecuentemente sonriendo: “mis cosas, haría mis cosas”. Porque es verdad que siempre hay mucho que hacer.
Y sonreís porque ya estáis captando el planteamiento, cayendo en la cuenta de que lo hacemos exactamente al revés de cómo deberíamos hacerlo. Y así nos va.
¡Claro!, si el niño deja la mochila donde se le antoja, nos da la murga para merendar, para hacer los deberes, para jugar, para ducharse y finalmente para cenar, porque hoy no quiero tortilla, estamos toda la tarde encima de él; aunque sea riñendo, pero encima de él.
¿Qué conclusión saca el niño? Si lo hago bien, como dicen que lo he de hacer, pasan de mí. Si lo hago mal, como dicen que no lo he de hacer, están toda la tarde encima de mí. Y como el niño, por encima de todo, lo que necesita es que estemos con él, como sea, aunque sea riñendo, pero con él, pues ya sabe el camino. No es rentable ser “nene güeno”.
Y es que, si nos paramos a pensar, estamos más tiempo regañando, corrigiendo, advirtiendo que disfrutando. Porque cuando están de buenas, como están bien, pasamos de ellos. Con lo que a la postre, no los disfrutamos, los padecemos.
Sí, aquí está uno de los errores más graves y frecuentes en la educación; un error de consecuencias demoledoras si lo repetimos día tras día.
Hay que ignorar radicalmente, rotundamente, las conductas no deseadas. El único límite, su propia seguridad física. Y ¡ojo!, ignorar es ignorar de verdad, aunque nos duela. No hablarle, no mirarle, no hacerle ningún caso, haga lo que haga, aunque nos ponga nerviosos, aunque haya gente mirando, aunque nos de mucha penita, aunque nos pida perdón. Porque somos nosotros los que decidimos cuándo ignoramos y cuándo dejamos de ignorar, no él por tierno y melodramático que se nos ponga.
Y otra cosa. Cuando dejemos de ignorarle, porque así lo decidimos, sin moralinas, sin reflexiones sobre lo ocurrido. Normalicemos la situación como si no hubiera pasado nada. Como hizo Fray Luís de León, en el siglo XVI, cuando tras cinco años de cárcel continuó su clase en la Universidad de Salamanca con el aquel ya famoso “como decíamos ayer”.
Mirad, el niño, incluso el adolescente, a su manera, lo que quiere, lo que necesita, como el aire y como el agua, es a sus padres, a sus papás. Es triste que desde muy pequeñitos descubran que es más fácil y rápido conseguir esto haciendo el tonto, dando la vara, siendo “nene malo”, que siendo “nene güeno”. Y como a estas edades, y para ciertas personas a cualquier edad, el fin justifica los medios, pues ya está. Ya la hemos liado.

domingo, 26 de mayo de 2013

¿Será una glaciación? Por mí, encantado.


No es que venga una glaciación, ¡ojalá!, pero es que este invierno en los Pirineos ha sido excepcional, y la primavera está siendo más que excepcional.
Nieva, nieva, y sigue nevando. Hace un frío que pela. Sin embargo, los valles ya van entrando en primavera, una primavera tan bella como tímida, mientras las montañas, ¡ay las montañas!, siguen resplandecientes de invierno.
Aquí os pongo algunas fotos que he hecho este fin de semana en el valle de Tena. Podían estar hechas en lo más crudo del invierno. ¡Me encanta que sea así!, aunque hay que decir, en honor a la verdad, que allí, la gente está un poquito hasta las narices.

Vertiente sur de Peña Parda, en la sierra de Partacúa.
Cima Capullo, Peña Telera y Peña Parda mostrando su vía de acceso por la vertiente sur.
Ascendiendo al Pic d´Estremere, cerca del Portalet. Por la mañana, la nieve estaba muy dura.
Vértice Anayet y Anayet, como en pleno invierno.
Pic y Dent de Soques subiendo al Pic d´Estremere.
Mis banderitas de oración en la cima del Pic d´Estremere.
Mi amigo Jose, contempla las montañas de la vertiente este del valle d´Ossau.
El macizo del Vignemale. ¿Estamos acabando mayo? 
Pues sí. Mirad un roble en un  prado ya verde.
O los bosques de hayas, con su verde claro, en la primavera.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Instrucciones para hacer de vuestro hijo un delincuente.

A esto no se llega por casualidad. Hay que "currárselo". Empezando por el "déjalo, aún es pequeñito...".
El texto que reproduzco a continuación es ya muy conocido y ha sido repetidamente copiado, ampliado, reducido, refundido... Además se le han atribuido ya varios autores.
Según mis datos, es original de la Dirección General de la Policía de Seattle, ciudad situada en el estado norteamericano de Washington.
Me parece interesante, y aunque, como ya he dicho, está por muchas partes, por si alguno de los amables lectores de este blog aún no lo conoce, ahí va.

Si queréis hacer de vuestro hijo un delincuente:

1. Dadle desde la infancia todo lo que quiera. Así llegará a ser mayor convencido de que el mundo le debe todo.
2. Si dice tonterías reíd. Así creerá que es un gracioso.
3. No le deis ninguna formación espiritual. Cuando sea mayor de edad, ya escogerá.
4. No le digáis nunca, eso está mal. Podría crearse complejos de culpa. Y más tarde, cuando por ejemplo, sea arrestado por robar un coche, estará convencido que es la sociedad quien le persigue.
5. Recoged todo lo que él tira por los suelos. Así se convencerá de que todos están a su servicio.
6. Dejadle leer todo. Desinfectad su vajilla, pero dejad que su espíritu se recree en cualquier torpeza.
7. Discutid delante de él. Cuando vuestra familia esté destrozada, él no se dará por enterado.
8. Dejadle todo el dinero que quiera. Así ni siquiera sospechará que debe trabajar parta poder disponer de dinero.
9. Que todos sus deseos estén satisfechos. ¡De otro modo resultará un frustrado!
10. Dadle siempre la razón. Así creerá que los profesores, la gente y la ley le están siempre deseando el mal.

…y cuando haya llegado a ser un verdadero desastre proclamad que nunca habéis podido hacer nada con él. Os habéis preparado una vida de dolores. Y seguramente los tendréis.


El Dios en quien no creo.


Hoy, miércoles, 22 de mayo, mi padre hubiera cumplido 85 años. Ya hace diez que partió a la Casa del Padre y desde allí, así lo asegura mi madre, vela por todos nosotros. Es bonito verlo así, da paz. Es el regalo de la Fe.
Quiero pensar y creer que ya se ha encontrado con Dios, con un Dios al que buscó incansable toda su vida. Fue madurando su Fe a base de incertidumbres y de revelaciones, de días de desengaño y de días de intenso gozo, de personas que le ayudaron en su búsqueda, y de personas que se la complicaron, pero siempre buscó, nunca se cansó de buscar.
Porque recuerdo muy bien su incansable búsqueda, y porque yo ando también buscando, me alegró encontrarme, hace ya algún tiempo, con un escrito que él guardaba entre sus cosas y que posteriormente me dio mi madre.
El escrito tiene ya muchos años. Tiene el sabor inconfundible de esos documentos viejos, que desafían al tiempo pasando de mano en mano. El sabor de cuando no existían los ordenadores y, para hacer copias, poníamos el papel de calco entre dos folios, en aquellas viejas máquinas de escribir, hoy ya piezas de museo; y si te equivocabas, pues a empezar de nuevo, o a asumir la equivocación, ¡qué le vamos a hacer! Aquellas máquinas se parecían más a la vida.
El escrito es una copia hecha con aquel papel de calco azul de entonces, con fallos de mecanografía, y algunas faltas de ortografía. Se lo dieron a él, no sé quién ni cuando, ¡hace ya tanto! Y él lo guardó.
Es un retrato del Dios en quien él no creía, y leyéndolo ahora detenidamente, me he dado cuenta de que ése es el Dios en quien yo tampoco creo.
Por eso, en su décimo cumpleaños más allá de la muerte, en su décimo cumpleaños ya en la Vida, quiero con todo mi cariño y toda mi gratitud, hacer público el texto.
Estoy seguro de que, de haber podido, él también lo hubiera hecho.


EL DIOS EN EL QUE NO CREO

   Sí, yo nunca creo en:

-         El Dios que ame el dolor.
-         El Dios que ponga luz roja a las alegrías humanas.
-         El Dios mago y hechicero.
-         El Dios que se hace temer.
-         El Dios que no necesita del hombre.
-         El Dios árbitro que juega sólo con el reglamento en la mano.
-         El Dios solitario.
-         El Dios que manda al “infierno”.
-         El Dios que no sabe esperar.
-         El Dios que exija siempre un diez en los exámenes.
-         El Dios que adoren los que son capaces de condenar a un hombre.
-         El Dios incapaz de perdonar lo que muchos hombres condenan.
-         El Dios que impida al hombre crecer, desarrollarse y transformarse.
-         El Dios que exija al hombre, para crecer, dejar de ser hombre.
-         El Dios a quien agrada la limosna de quien no practica la justicia.
-         El Dios de “ya me las pagarás”.
-         El Dios que se arrepintiera de haber dado libertad al hombre.
-         El Dios que crea discípulos indiferentes a los problemas de los hombres.
-         El Dios que de por buena la guerra.
-         El Dios que ponga la ley por encima del hombre.
-         El Dios que le falta perdón para algún pecado.
-         El Dios que prefiere a los ricos y poderosos.
-         El Dios al que solo se le puede rezar de rodillas, al que solo se le encuentra en la Iglesia.
-         El Dios que es incapaz de hacer nuevas todas las cosas.
-         El Dios que no tuviera una palabra personal, distinta, para cada persona.
-         El Dios que nunca hubiera llorado por los hombres.
-         El Dios que no fuera Luz.
-         El Dios que no pueda descubrirse en los ojos de un niño, de una mujer o de una madre que llora.
-         El Dios que no esté presente donde los hombres se amen.
-         El Dios que destruyese la tierra y las cosas que el hombre ama en lugar de transformarlas.
-         El Dios que no tuviese misterios, que no fuera más grande que nosotros.
-         El Dios que destruyese para siempre nuestro cuerpo en vez de resucitarlo.
-         El Dios para el que los hombres valieran más por lo que tienen que por lo que son.
-         El Dios que aceptara por amigo a quien para por la tierra sin hacer feliz a alguien.
-         El Dios incapaz de divinizar al hombre, sentándole en su mesa y dándole parte de su herencia.
-         El Dios que no fuese amor, y no supiese transformar en amor todo lo que toca.
-         El Dios incapaz de llenar de amor el corazón del hombre.
-         El Dios que no se hubiera hecho verdadero hombre con todas sus consecuencias.
-         El Dios que no hubiese regalado a los hombres hasta a su misma madre.

lunes, 20 de mayo de 2013

Teresa y Francisco: una historia de amor.

Estuvieron el fin de semana pasado unos amigos en un pueblecito del valle de Arán que tiene todo lo que ha de tener un pueblecito para ser perfecto. Preciosas y altivas montañas, bosques misteriosos, un conjunto urbano delicioso, un restaurantito recoleto, con una comida excelente, un precio increíble y un trato amabilísimo, y por si faltara algo, una hermosa historia de amor. El pueblo se llama Bausén. La historia de amor es la historia de Teresa y Francisco. Y os la voy a contar.
A principios del siglo pasado estos dos jóvenes se enamoraron y decidieron casarse. Eran ambos de familias humildes, honradas y trabajadoras. Cuando fueron a formalizar la boda a la parroquia, les dijo el cura que a causa de su parentesco, excesivamente próximo, era necesaria una dispensa de Roma, pero esto costaba dinero, mucho dinero para ellos. ¿Qué podían hacer? Tanto el cura como los vecinos les aconsejaron que se olvidaran del asunto de la boda.
Pero Teresa y Francisco se querían, se querían de verdad, y no entendían que el hecho de ser humildes les impidiera formar una familia, y enfrentándose al pueblo entero, ¡ojo, a principios de siglo XX y en un pueblo perdido en las montañas! decidieron vivir juntos en la pequeña casa que con ilusión y esfuerzo habían construido para que fuese su hogar.
Afrontando el rechazo de todos y afirmándose en su profundo y mutuo amor, siguieron viviendo y trabajando en su pueblo, en sus montañas. Pasaron los años, años de soledad y desprecio, pero el amor dio sus frutos. Llegó primero un niño y después una niña. Con el tiempo, el rechazo del pueblo fue poco a poco suavizándose.. Y entonces Teresa enfermó, enfermó gravemente y murió. Tenía 33 años. Corría el mes de mayo de 1916.
Cuando Francisco fue a la parroquia a preparar el entierro, de nuevo se encontró con una terrible respuesta. Eran pecadores públicos, y Teresa no podía ser enterrada en sagrado.
No puedo ni imaginar, la tristeza, la rabia, la desolación de Francisco. Pero entonces el pueblo, por fin, reaccionó. Los vecinos, movidos por una fuerza más poderosa que las leyes, las normas y los preceptos, construyeron en un día, entre todos, un pequeño cementerio sólo para Teresa, a las afueras del pueblo, cerca de una ermita, en un rincón recogido y umbrío, elevado sobre el valle y rodeado por majestuosas montañas y bosques soberbios. Un rincón donde un bonito grupo de álamos fue testigo de su amor juvenil.
Y allí la enterraron. Y allí sigue enterrada. En la lápida dos inscripciones sencillas, “A mi amada Teresa”, “A nuestra querida madre”.
Cuando estalló la guerra civil, Francisco con sus hijos se exilió a Francia, donde murió siendo ya anciano. Nunca se casó. Dejó escrito que le enterraran con su querida esposa, pero una vez más no pudo ser. En plena dictadura, y con sus antecedentes… Su hija murió relativamente joven y su hijo, ya mayor, no hace muchos años. Hoy viven sus nietos.
La historia es hermosa, triste, conmovedora y el rincón donde reposa Teresa de una increíble belleza, de una gran placidez. Además es un lugar discreto. No hay ni una señal que nos lo indique. Si quieres encontrarlo, o preguntas en el pueblo, o exploras los alrededores de la ermita, hasta dar con él. Así está bien, me gusta que sea así.
Como también me gusta pensar en lo que al fin hizo el pueblo, ante la inmensa desolación de Francisco y sus hijos. Esa tumba dignifica a Bausén. 

El pueblo de Bausén este pasado mes de marzo, antes de las grandes nevadas de esta primavera.
Muy cerca de la tumba de Teresa, sobre un promontorio rocoso, una cruz se recorta contra las montañas.
Primer plano de la tumba de Teresa.
Aquí se ve, rodeado de álamos, el minúsculo cementerio donde destaca, blanca, la única sepultura.
El valle de Arán, bien cubierto de nubes, este mes de marzo. Poco después empezó a nevar, como tantas veces...

sábado, 18 de mayo de 2013

¡Bendito mal tiempo!

¡Qué bonito!¡qué maravilla! Llueve, sale el sol, vuelve a llover, hace frío, nieva en las montañas…y estamos a 18 de mayo. Esta noche, hemos puesto la estufa en casa. Esto es lo que yo llamo buen tiempo. Ahora sí hace buen tiempo. La primavera se está vengando de un invierno horrible, asquerosamente seco, repugnantemente cálido e insufriblemente ventoso. Sí, lo de ahora, sí es hacer buen tiempo.
Y como respuesta a esta justicia natural, el monte está que explota de vida. Verde, húmedo, lleno de flores. El frío y el agua han creado y mantienen en él, una belleza  exuberante, indescriptible.
¿Y el cielo?, ¡cómo está el cielo estos días! No tiene desperdicio. Azules intensos que parecen irreales, nubes oscuras, desgarradas, que dan miedo con sólo mirarlas, cortinas de agua difuminando el paisaje. Amaneceres y atardeceres extrañamente luminosos, o inexplicablemente oscuros. Y todo en constante y rápida transformación.
¡Qué buen tiempo está haciendo este mes de Mayo! Pero claro, la gente dice que hace mal tiempo, que cuándo vendrá el verano. El sol abrasador, la sequía, los vientos secos… El buen tiempo…¡Cómo nos estamos alejando de la naturaleza!¡cómo estamos perdiendo el norte!
Yo, en nombre de la empobrecida, maltrecha y vulnerable naturaleza de mi tierra, bendigo este "mal tiempo" que nos está regalando esta primavera. En nombre de nuestras montañas, nuestros barrancos, nuestros ríos y arroyos, nuestros árboles y plantas, nuestros campos, bendigo las tormentas y sus vientos recios, los chubascos, el frío, la nieve que aún cae en nuestras cimas más altas, el viento húmedo de levante, el cielo gris, el sol, sólo de vez en cuando…
Y temo al verano. ¡Qué miedo me da el verano!¡qué miedo me da el buen tiempo!


Este arroyo es nuestro, está cerca de casa. Y está porque llueve.
Su agua limpia, sus saltos, su música son una fiesta.
Las flores salen por todas partes.
Los contrastes de colores deslumbran.
Auténticos ramos naturales decoran para nadie.
Otras veces, los aromas, como el de la madreselva, acompañan nuestro caminar.
Y el cielo, siempre cambiante, nos hechiza.
¿Nos mojaremos? Hace frío, pero da igual.
Bendito frío, benditas nubes.
Y el camino sigue, entre flores.
Y la montaña entera es una fiesta de color y de vida. ¿Es esto mal tiempo?

miércoles, 15 de mayo de 2013

Fray Luis, ¡qué alegría leer estos versos!



Corría el año 1576. Fray Luis de León, agustino, después de pasar cinco años en la cárcel de la Inquisición, sin saber quién le acusaba, ni al principio, de qué, dice al retomar sus clases en la Universidad de Salamanca, “como decíamos ayer”… Así, sin más, después de cinco años. Y es que, Fray Luis sabía muy bien que el mejor desprecio es no hacer aprecio. Y sabía muy bien también, cuán digna y a la vez cuán miserable, puede ser y es la naturaleza humana.
Hombre culto, inquieto, inteligente, luchador, profundamente renacentista, va a vivir la vida a fondo, saboreándola en la doble dimensión del éxito y el fracaso, del aprecio y el desprecio, de la compañía y la soledad, de la tolerancia y la intransigencia, de la universidad y la prisión.
Pues bien, descubrí hace algún tiempo este texto asombroso que expresa, exactamente, el sentimiento más profundo que desde siempre me ha impulsado a las montañas. Sí, yo no podía haberlo dicho mejor, claro. Me inclino reverente y agradecido ante las palabras de aquel hombre que, hace más de cuatrocientos años, sintió lo mismo, lo mismo que siento yo, y lo expresó así de claro, así de rotundo. Leed este fragmento a fondo, sin prisa.

Sierra que vas al cielo
altísima, y que gozas del sosiego
que no conoce el suelo,
adonde el vulgo ciego
ama el morir, ardiendo en vivo fuego:

recíbeme en tu cumbre,
recíbeme, que huyo perseguido
la errada muchedumbre,
el trabajar perdido,
la falsa paz, el mal no merecido.

Fragmento de la Oda XIV “Al apartamiento”.

      No hace falta comentario, ¿verdad? No hace falta. ¡Qué grande es la literatura, que permite una comunión íntima, profunda, gozosa, entre un profesor de la Universidad de Salamanca del siglo XVI y un humilde “maestrico” del siglo XXI!

lunes, 13 de mayo de 2013

Garmo Negro, un tresmil fácil. Mayo de 2011.

Garmo Negro desde el Balneario con teleobjetivo.
Miguel Ángel, José Ángel y Pepe.
Llegando al collado entre Argualas y Garmo Negro.
Miguel Ángel, José Ángel y Pepe en la cima.
Arista cimera del Garmo Negro.
Macizos de Balaitús, a la izquierda , y de los Infiernos, a la derecha , desde la arista cimera.
Ladera sur del Garmo Negro.
Desde el Balneario, Argualas y Garmo Negro, bajo la tormenta.
           El Garmo Negro es un tresmil fácil, cómodo y espectacular. No obstante, hay que tener presente que cuando hay mucha nieve, la ruta pasa por algunas zonas expuestas a aludes, incluso a grandes aludes y que en verano, sin nieve, los últimos trescientos o cuatrocientos metros son duros por el terreno inclinado y descompuesto.
Es por esto que, cuando más bien se sube es justamente en los meses de primavera, cuando aún hay mucha nieve, pero ya no se nos va a caer encima. Entonces es una ascensión preciosa. Eso sí, suelen ser útiles los crampones y no hay que tener miedo a las laderas nevadas y empinadas.
Salimos aún de noche del Balneario de Panticosa, un sábado de mayo de 2011, Pepe, Miguel Ángel, José Ángel y yo. Las damas y los retoños dormían en esos momentos, apaciblemente, en una de las casas del agradabilísimo apartotel de Piedrafita de Jaca llamado Piedrafita Lodge.
Nosotros ascendíamos hacia la cumbre, angelicalmente, primero por el bosque, y luego por prados y rocas hasta llegar a la nieve, bajo un cielo azul que poco a poco dejó de serlo.
Una corta y bonita arista nos dejó en la cima, una cima con un panorama extraordinario, cuando ya estaba claro que acabaría montándose una tormenta. Eso le puso emoción al descenso. ¿Nos pillará, no nos pillará?
Y no nos pilló. Nos dio el tiempo justo de hacer las fotos de rigor, ya que la vista bien lo merece, bajar, reencontrarnos con la familia que amorosamente nos esperaba, tomarnos un cervezón y unos bocadillos en La Casa de Piedra y meternos corriendo en los coches.
El Garmo Negro, al que habíamos visto recortarse limpio en la mañana, en un cielo perfectamente azul, se veía ahora imponente. Envuelto en la tormenta se veía más alto, más lejano, más inaccesible...
Sí, fue una bonita ascensión.

Notas:

Si quieres ver el álbum de fotos de la ascensión pulsa  Garmo Negro. Un tresmil fácil.
Si quieres el track pulsa Garmo Negro. 21 de mayo de 2011.
Si quieres la web del apartotel donde nos hospedamos, vale la pena, pulsa Piedrafita Lodge.

domingo, 12 de mayo de 2013

Receta.Caldereta de jabalí.


           Este pasado viernes, tras una semana un punto pesadita, jornadas “acuáticas”, auditoría, cursillos, etc. decidimos compensar sufrimientos y desventuras alrededor de un jabalí abatido hacía unos quince días por un buen amigo. Ésta es la receta del guisopo que, junto a deliciosos entrantes, conformó una ligera y muy frugal cena.

Ingredientes para 18 personas.

Cinco quilos de carne de jabalí troceada.
Dos o tres botes de tomate triturado.
Dos o tres cebollas picadas.
Tres cabezas de ajos.
Un bote mediano de pimiento rojo en aceite.
Seis ñoras.
2 litros de vino tinto.
Aceite de oliva.
Pimienta en polvo.
Ocho o diez pastillas de caldo de carne.
Cinco o seis hojas de laurel.
Ocho o diez clavos.
Unas ramitas de tomillo.
La quinta parte de una pastilla de chocolate negro.


        Caliéntese el aceite y dórense los ajos en un amplio recipiente. Sáquense luego y resérvense. Añádase luego al aceite, los trozos de jabalí hasta que queden también doraditos y suelten parte de sus deliciosos y salvajes jugos. Entonces sáquense y resérvense.
            Añádase ahora al caldito que habrá quedado en el recipiente, la cebolla, el tomate, y el pimiento y sofríase todo bien. Cuando ya esté bien sofritito, introdúzcanse los ajos y la carne que habíamos reservado.
Tras removerlo todo, échese el vino y el agua hasta cubrir muy ampliamente la carne. Es este el momento de añadir las pastillas de caldo y las ñoras.
Cuézase durante una hora, removiendo de vez en cuando. Pasada esta primera hora de cocción, añádase el tomillo, la pimienta, el clavo, el laurel, y el chocolate, y siga cociéndose unas dos horas más, hasta que el caldo quede espeso, oscuro, aromático y… delicioso.
En todo el proceso es importante controlar el fuego y el caldo, pues al ser carne de caza, debe cocer durante bastante tiempo. En la última hora remuévase con frecuencia, pues podría pegarse si el fuego es demasiado fuerte.
Es importante que repose un buen rato antes de comerlo. Y otra cosa; yo suelo hacer este guiso con fuego de leña. Es más “rústico”. Pero sale muy bueno de cualquier modo.

Esto llama al pan (el caldito hay que “sucarlo”) y al buen vino.

¡Buen provecho!