FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 31 de marzo de 2015

Castillo Mayor. Ascensión en el eclipse. Marzo de 2014.

Tal como dije voy a contaros la ascensión del viernes 20, al Castillo Mayor. No era la primera vez que lo subía, pero en esta ocasión coincidió que era el último día del invierno, que el cielo estaba cubierto por nubes altas, que hubo un eclipse de sol y que iba solo.
Aquella región del Pirineo es extraña, misteriosa, llena de antiguas historias y leyendas. El paisaje no es para menos. Gargantas profundas horadadas por ríos bravos, altas cimas superando los míticos tres mil metros, paredes vertiginosas, simas y grutas, altos páramos desérticos con nombres tan sugerentes como Era de las Brujas, bosques oscuros, y salpicando todo esto, pequeños pueblos y minúsculas aldeas, ermitas erigidas hace siglos en lugares impensables, puentes, senderos antiquísimos, monumentos megalíticos…
El Castillo Mayor, de poco más de dos mil metros, se yergue altivo en medio de esta grandeza, y aunque inferior en altitud a gran parte de las montañas que lo envuelven, desde su cima, les hablas cara a cara a los gigantes que se elevan próximos, y te sientes altísimo sobre las profundidades inverosímiles de las gargantas y cañones que te rodean.
Salí de las afueras de un pueblecito, enclavado en una loma y con excepcionales panoramas, llamado Puértolas, por un sendero empedrado que pronto se estrechó atravesando una zona de abundante vegetación.
Justo cuando la vegetación clareaba y el sendero, avanzando entre unos grandes robles empezaba a subir en serio, se inició el eclipse. Y poco a poco la luz de la mañana fue tornándose macilenta y triste. La luna iba interponiéndose entre el sol y la tierra, y lo disfruté plenamente porque las nubes altas que subían del sur, me permitieron seguir el fenómeno sin dificultad alguna.
Cuando llegué al llano que se extiende al pie de la arista cimera y de la propia cumbre, el eclipse alcanzaba su máxima oscuridad. El silencio era absoluto. La soledad, solo rota por unos sarrios que se recortaban, inmóviles contra el cielo gris, impresionante. El ambiente, sobrecogedor.
Desde aquí, por un terreno fuertemente erosionado, llegué hasta el borde del abismo de la cara norte de la montaña, y siguiéndolo alcancé la cima.
El macizo de las Tres Sorores, con el Monte Perdido, las Sestrales, la Punta Fulsa, la Punta Suelza, el Cotiella entero, la Peña Montañesa, la garganta de Escuain, a mis pies, allá abajo, muy abajo, el valle del Cinca, la sierra de Guara…
Y luego el regreso, mientras volvía la luz. Me gustan los descensos. Lo ves todo desde otra perspectiva, y ya vas con “la faena hecha”. Sí, me gusta alargar los descensos, pero también me gusta llegar al sitio de donde salí en la mañana. Sólo entonces digo que he subido la montaña. A la hora de comer ya estaba en Ainsa. ¡Inolvidable!

Castillo Mayor desde las afueras de Puértolas.
Inicio del eclipse.
La luz del eclipse y el cielo gris sobre el Cotiella y la Peña Montañesa.
Macizo del Cotiella.
El eclipse en su punto máximo.
El desolado llano al sur de la cima.
Los sarrios que tras un rato de inmovilidad, sin prisa, se escondieron de mi mirada.
Ya en la cresta, el macizo de las tres Sorores con el Monte Perdido.
La altiva cima del Castillo Mayor.
El vértice geodésico de la cima. Atrás, el macizo del Cotiella.
Desde la cima, las Tres Sorores y la cara sur de las paredes de Pineta.
Punta Lierga y Cotiella desde la cima del Castillo Mayor.
Desde la cima, el macizo de las Tres Sorores. A la derecha el marcado collado de Añisclo.
Ya de regreso el amplio valle del Cinca y la Peña Montañesa.
Cerca del pueblo, estas flores eran como un bonito y discreto anuncio de la primavera. Todo estaba aún invernal.

Si quieres más fotos de esta ascensión pulsa Castillo Mayor. Ascensión en el eclipse.
Si quieres el track pulsa Castillo Mayor.20 de marzo de 2015.

domingo, 29 de marzo de 2015

Ayer, en el Concierto...




Disfrutaba ayer por la tarde del Concierto de Semana Santa que nos regaló la Banda Sinfónica Unión Musical de Ribarroja, cuando a la música envolvente y sugerente de las marchas y las imágenes del Cristo y la Dolorosa en el altar, se le unió el pensamiento de la reciente tragedia acaecida en los Alpes.
El absurdo total, el sinsentido elevado a su máxima expresión, el dolor en estado puro… La única respuesta el silencio, un silencio profundo y respetuoso. Por eso no escribí nada cuando me enteré. Por eso no voy a escribir nada más que estas palabras.
Sí, ante el dolor, silencio. Y esas imágenes con todo su hondo significado, y la música, triste, hermosísima, cayendo sobre nuestro ¿por qué Señor?, como la lluvia sobre la tierra seca…

viernes, 27 de marzo de 2015

La jornada continua y el rendimiento académico.


Las provincias. Miércoles, 18 de marzo de 2015.
Yo no sé si en la “Consellería” de Educación parten de la base de que somos gilipollas, o es que realmente lo somos, y si no todos, al menos una gran parte de la población. Porque sólo a seres agilipollados se les pueden marear, zarandear, engañar, en suma manipular, sin que se den cuenta de que se les está manipulando. Es una de las características básicas del tonto, no enterarse de que es tonto, porque en el momento en que se entera deja de serlo.
¿A santo de qué viene esta introducción un punto acalorada? Pues a la noticia que estos días han lanzado los medios de comunicación diciendo que queda suspendida la aplicación de la jornada continua porque su aplicación en los centros donde se estaba experimentando, ha provocado un descenso del rendimiento académico y un aumento del número de repetidores.
Inspectores y técnicos, muy sesudos ellos, han llegado a tan sabia conclusión; al menos eso dicen los periódicos. ¡Increíble!
Vamos a ver. El deterioro generalizado del rendimiento académico, el número de repetidores, así como el de los que no obtienen el graduado escolar, es consecuencia de una serie de causas entre las que la jornada continua, puestos a que sea una de ellas, sería una de las  más insignificantes.
Siete leyes educativas en treinta y siete años, la instrumentalización política de la educación, el sistemático descrédito de los docentes, la crisis de valores, el incremento brutal de las familias rotas, la reciente eliminación de los exámenes de septiembre y otras que no cito, no son causas suficientes para explicar el fracaso de muchos alumnos y del sistema en su conjunto. No. Ahora resulta que es la jornada continua.
Hay que ser cínico para decir esto, y tonto del culo para creérselo. Pero muy, muy cínico y muy, muy tonto.
No entro aquí en si es mejor o peor la jornada continua. Habría mucho que hablar y no es el asunto tan simple. Pero que bien poco o nada tiene que ver con el fracaso escolar de los alumnos y la quiebra del sistema educativo, de eso estoy seguro.
Con lo que sí tiene que ver es con el triste hecho de que esta sociedad no sabe qué hacer con los niños. Unos padres, los menos, porque el niño les ha venido como te sale un grano en el culo, y molesta. Otros, porque aún queriéndolos mucho, son incapaces de educar, no saben hacerlo, les agobian los chiquillos, están desbordados. Otros, también queriéndolos mucho y sabiéndolos educar, tienen jornadas laborales asfixiantes, o han de trabajar los dos, no por capricho, sino porque de lo contrario no llegan a fin de mes y ¡claro! ¿qué hacen con los niños?; y entonces, con gran dolor de corazón, los han de colocar en algún sitio. Por todo esto muchísima gente no quiere la jornada continua. Y si por jornada continua entienden cerrar los “coles” a los alumnos por la tarde y punto, tienen razón.
La solución más rápida para todos pues, es que el “cole” guarde a modo de depósito a los retoños, cuanto más tiempo mejor. Y si fuere posible, que se aumenten las horas de estancia en el centro, que se reduzcan las vacaciones, que se abran los fines de semana, porque…¿qué hago con mi hijo?¿dónde me lo meto?
Y este problema cierto, inmediato y de urgente solución, está detrás de la constante presión social para aumentar el tiempo escolar de los niños. Y esto, unido a la obsesión, también generalizada, de que trabajamos poco los docentes y ya está bien, y no es justo y bla, bla, bla, está convirtiendo a la escuela en un inmenso depósito de tiernos y no tan tiernos infantes, donde da igual lo que hagamos mientras los tengamos contentos, y no los traumaticemos suspendiéndolos o de otras perversas, pérfidas y aviesas maneras.
Por todo esto y más, que nos salgan ahora con que la jornada continua desciende el rendimiento y aumenta el número de repetidores, simplemente irrita. ¡Venga hombre!
¿Por qué no hablan claro nunca? El problema es muy hondo, y no es escolar. Es político, social y económico. Pero llamar a las cosas por su nombre, y más en educación, es del todo imposible. Los eufemismos ocultan una realidad que da miedo, mucho miedo. Por eso en este ámbito abundan hasta la náusea.
Que legislen con criterios pedagógicos y no políticos, que bajen la ratio en las aulas, que dignifiquen la tarea del docente, que concilien en serio la vida familiar con la laboral, que protejan a los menores abandonados aunque tengan casa y padres… Y que no intenten engañarnos. ¡Que no cuela, hombre, que no cuela!¡Ya está bien!

jueves, 26 de marzo de 2015

Estas rachas de marzo en los desvanes...

            


         Antonio Machado estuvo desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938 en Valencia, en concreto en un chalet de Rocafort, llamado Villa Amparo. Allí continuó trabajando de diversas formas para la causa de la República, hasta que pasando por Barcelona se exilió a Francia, a Collioure, donde poco después falleció casi a la vez que su madre.
De este tiempo que estuvo en Valencia es un bonito soneto que, hace mucho tiempo, casi sin querer, aprendí de memoria. Se titula “amanecer en Valencia” y lleva de subtítulo “desde una torre”.

Estas rachas de marzo, en los desvanes
—hacia la mar— del tiempo; la paloma
de pluma tornasol, los tulipanes
gigantes del jardín, y el sol que asoma,

bola de fuego entre dorada bruma,
a iluminar la tierra valentina...
¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,
y velas blancas en la mar latina!

Valencia de fecundas primaveras,
de floridas almunias y arrozales,
feliz quiero cantarte, como eras,

domando a un ancho río en tus canales,
al dios marino con tus albuferas,
al centauro de amor con tus rosales.

El texto es sencillo, sin pretensiones, pero en él se ve esa magia de la lengua que sólo tienen los poetas. Esa forma de ser fiel a una métrica determinada sin que se perciba nada artificial, sino sólo un ritmo, una gracia natural que surge sin aparente esfuerzo de la mano del artista.
Machado canta a Valencia en un amanecer. El sol que sale por el mar, la paloma, el tulipán del jardín, la bruma dorada…
Se exalta ante las “velas blancas en la mar latina”, "leche, plata, añil y espuma”, para seguir desgranando los dones que la naturaleza y el trabajo del hombre han dado a este rincón del mundo; las primaveras fecundas, las almunias floridas, los arrozales y acabar con una cierta deformación de la realidad cuando al Turia llama ancho río, la Albufera se convierte en albuferas y los rosales se extienden por doquier conjurando al centauro de amor. ¿Licencia literaria, o es que al bueno de Antonio, ya viejo y triste, le pareció así?
Da igual, porque la poesía es libre de interpretar la realidad e incluso de  trascenderla, pero hay algo en el poema que nos recuerda que sí tiene muy presente la realidad, y una realidad terrible. Cuando dice “feliz quiero cantarte como eras…”. Fijaos, "como eras”. Valencia es una ciudad en guerra. Era hermosa. Y Machado canta a esa Valencia que era. Desde la triste y trágica realidad del presente evoca lo que fue y quizá sueña lo que algún día será…
En este día de marzo con rachas y azul, comparto en el blog este canto de Don Antonio Machado a Valencia. Creo que es un bonito poema, no muy conocido en nuestra tierra. Pues bien, ahí lo tenéis.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Concierto de Semana Santa en Ribarroja.

Este próximo sábado, a las ocho y cuarto de la tarde, vamos a poder disfrutar en la iglesia parroquial de Ribarroja, de un concierto ciertamente original, muy apropiado para el inicio de la Semana Santa, un concierto de marchas procesionales, conocidas también como marchas fúnebres.
Sí, marchas fúnebres, porque aunque suena mal eso de  fúnebres, son preciosas. ¿O no? Y si no os gusta lo de fúnebres, pues llamadlas procesionales.
Alabamos y agradecemos esta nueva iniciativa de la Banda Sinfónica Unión Musical de Ribarroja que nos hace este regalo, entre otros muchos, en las celebraciones de su 75 aniversario.

Gracias, y hasta el sábado.






martes, 24 de marzo de 2015

El Turia hoy, en Ribarroja. ¡Qué bonito estaba desbordado!

         Hoy, 24 de marzo, el río Turia se ha desbordado... un poquito. Hacía muchos años que no nos regalaba este espectáculo. ¡Ya era hora! Esto significa que ha llovido de verdad, como antes...
         Ahí van una fotos del río hacia las 9, 30 de la mañana, que han circulado por internet.












            Y aquí otras fotos que he podido hacer yo, cuando mis obligaciones laborales me lo han permitido, hacia las dos de la tarde. Había bajado ya el nivel, pero qué fuerza seguía llevando.











                 Y esta es la que más me gusta. La he hecho también hacia las dos de la tarde.




lunes, 23 de marzo de 2015

Ha llovido muy bien. ¿Y ahora qué?


¡Qué maravilla de mapa!
¡Bien, muy bien! Desde el año 2011 no habíamos tenido una entrada de la primavera como ésta, y antes tendríamos que irnos hasta el 2004. Esto es lo que hacia falta. Ya hemos pasado aquí de los 100 litros y como dicen por estas tierras, “en coneiximent”, aunque con algún exceso por algún que otro sitio. Sí, esto es lo que hacía falta. Este bendito “mal tiempo”.
Esto humedecerá la tierra, rellenará los acuíferos, colmará los pantanos, robustecerá los pinares y cuando llegue el calorcito, que ya está cerca, la vida explotará por doquier.
Y ahora digo yo. Ya no tenemos la “excusa” de la sequía para justificar la catástrofe forestal. ¡Ojo! que ya sé que no era una excusa, por eso he entrecomillado la palabra; era la causa primera, ante la que poco o nada podíamos hacer.
¿Qué vamos a hacer ahora? Sólo el hecho de que haya llovido mucho y bien, no es suficiente, no va a ser suficiente, para controlar las plagas, para prevenir los incendios, para “adecentar” el monte. ¿Qué vamos a hacer?
Pues estas son las preguntas que, por escrito, voy a dirigir al director del Parque Natural del Turia y al técnico de Medio Ambiente de nuestro ayuntamiento.

¿En qué ha cambiado la situación de los montes tras estas lluvias?
¿Qué intervenciones serían las adecuadas a partir de ahora, las mismas que si no hubiera llovido, u otras?
Cómo afectan en concreto a la plaga de tomicus estas precipitacionres.

            Ya os informaré.

domingo, 22 de marzo de 2015

Mis fotos del eclipse.

Fue un auténtico privilegio poder disfrutar del eclipse de sol, el último día del invierno, en el equinoccio de primavera, ascendiendo a una montaña en los Pirineos, el Castillo Mayor, de 2020 metros.
La capa de nubes altas, que avanzaban desde el sur, facilitó mucho el que lo pudiera contemplar y fotografiar a placer. Si hubiese estado despejado o cubierto, no hubiese podido hacerlo con mi camarita.
La ascensión fue mágica; le dedicaré una próxima entrada porque bien lo merece. De momento ahí van algunas de las fotos que le hice al sol.
Nunca en mi vida había subido una montaña acompañado por un eclipse. ¡Fue una experiencia única! 

FOTOS HECHAS DIRECTAMENTE AL SOL.





FOTOS HECHAS A TRAVÉS DE LAS GAFAS DE SOL.