FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 30 de junio de 2015

Era una tumba diferente.


Era una tumba diferente. Una losa con un nombre y la Estrella de David. Una joven visitaba el cementerio por aquel entonces, con frecuencia, a causa de la muerte temprana de un hermano, y reparó en ella.
Interesada por la historia que se escondía tras aquel nombre y aquella estrella, preguntó al enterrador quien le contó que Abraham Telerman era un hombre que, tras haber sufrido la persecución nazi en su Alemania natal, incluso quizá, el horror de un campo de concentración, había acabado viviendo solo en Villamarchante.
Un día se suicidó tirándose al río desde el puente del vecino pueblo. Su cuerpo, arrastrado por las aguas, fue encontrado en el término de Ribarroja y como a nadie tenía y nadie lo reclamó en Ribarroja fue  enterrado.
A partir de entonces, la joven cuidó la sepultura, limpiándola y llevándole flores con cierta asiduidad hasta que, tras varios años, en una de las visitas vio que ya no estaba. Preguntó entonces qué había pasado y el enterrador le dijo que había venido su familia y habían trasladado sus restos a Jerusalén.
Le contó también que les sorprendió el buen estado de la sepultura que esperaban abandonada al olvido, por lo que les explicó que había en el pueblo alguien que durante todos estos años se había ocupado de ello. 
Mucho les hubiera gustado agradecérselo en persona, pero su viaje fue rápido y con el único propósito de llevar los restos de aquel hombre a donde todo judío desearía descansar al final de sus días, a Jerusalén.
Terribles fueron los acontecimientos que llevaron a Abraham a acabar quitándose la vida tan lejos de su tierra, en la más absoluta soledad. Hermoso el gesto de aquella joven que le llevaba flores. Emotivo el acto de su familia, tal vez hijos o nietos, que le hicieron el mayor regalo que podían hacerle, muchos años después de su muerte.
Desde que escuché esta historia, me gustó. Tiene algo que nunca he sabido calificar, pero que de algún modo me hizo sentir bien, en paz. Es como ver un brote de vida en medio de un secarral, un rayo de luz en la oscuridad.
            Descanse en paz, Abraham Telerman, allá en Jerusalén.

lunes, 29 de junio de 2015

Laudato sii. Reconciliar al hombre con la tierra.

¿Qué fue de la vida en el Km. 26?
"Dado en Roma, junto a San Pedro, el 24 de mayo, solemnidad de Pentecostés, del año 2015, tercero de mi Pontificado"

Así acaba la encíclica del papa Francisco, publicada el 18 de junio, sobre el medio ambiente. Un paso de gigante, necesario, urgente, en el camino de garantizar el futuro de la humanidad. La protección de la naturaleza no es cuestión de ecologistas alternativos, ni de románticos trasnochados. Es cuestión de todos los que habitamos el planeta, y el Papa, con esta encíclica, une su esfuerzo al de todos los que se han dado cuenta de la urgencia de la situación y actúan desde sus posibilidades, por humildes que sean. Nos va  la vida en ello.
No he tenido aún tiempo de leerme el documento. Lo haré y escribiré sobre él. Pero quiero darle ya la bienvenida y hacerme eco de su publicación, compartiendo unas reflexiones basadas en un documento que, el teólogo Peio Sánchez Rodríguez ha escrito como prólogo a esta atípica pero importante encíclica, para poderla entender cabalmente y calibrar su auténtico alcance.

I
Empecemos por entender que desde el punto de vista bíblico, Dios ofrece la tierra acabada al hombre, como su morada. Es un préstamo, no una venta. La tierra, la naturaleza, no es nuestra. Sólo la administramos. La fe nos exige cuidar lo que nos ha sido prestado gratuitamente por el mismísimo Creador.
II
Y la conciencia de esto nos debe llevar al agradecimiento que nos impulsa a la contemplación gozosa de la naturaleza, de su belleza, de su grandeza, de su perfección. Contemplación de la que emana un profundo respeto incompatible con el saqueo y la explotación.
III
Porque este saqueo y esta explotación conducen inexorablemente a la ruptura de un equilibrio natural con consecuencias devastadoras para todos, pero en primer lugar para los más pobres, que como siempre serán los primeros en sufrir estas consecuencias. Ya está pasando.
IV
Además tenemos también la grave obligación moral de dejar la naturaleza  a las generaciones venideras, al menos como la hemos recibido, y mejorada si es posible. La defensa de la vida nos exige dejar un mundo habitable a los no nacidos. Es de una terrible incoherencia y un egoísmo atroz, defender la vida de los que vivimos en el presente abocando a la muerte a los que lo harán el futuro.
V
Por todo esto, cualquier atentado del tipo que sea contra el medio ambiente, contra la naturaleza, le abre, de un modo u otro, paso a la muerte, y eso es pecado, y un pecado grave, muy grave, porque atenta contra todas las criaturas, el hombre incluido y ofende a Dios, que es el Dios de la vida, que es la Vida.
VI
Es una consecuencia directa de este pecado estructural y personal el calentamiento global. En el Génesis, cuando Dios crea al hombre, le pone unos límites, cuya transgresión traerá el pecado y la muerte. El hombre, hecho libre, en su relación con la tierra, ha transgredido unos límites, y la ciencia nos lo viene advirtiendo. Las consecuencias son “la expulsión del Paraíso”. Quizá en nombre del progreso, estemos abocándonos a un desastre sin precedentes.
VII
Pero el hombre puede, debe, frenar este proceso. Es necesaria una ética que penetre en el ámbito político desde donde deben tomarse medidas reales y eficaces. Y será necesaria también una conciencia social que fuerce a los estamentos políticos a tomar esas medidas que han de reconciliar al hombre con la naturaleza herida, con la tierra amenazada, con la creación saqueada

Todo esto del medio ambiente no es cuestión baladí. Como he dicho al principio, no es sólo cosa de románticos o ecologistas, no. Es un asunto de supervivencia para toda la humanidad. Además es, para los creyentes una exigencia moral, cumplir la voluntad de Dios Creador, del Dios de la Vida.
Porque no olvidemos una cosa, Dios perdona siempre, el hombre a veces, la naturaleza nunca. Y por el camino que vamos, arruinando la obra de Dios, pues somos libres para hacerlo, nos arruinaremos a nosotros mismos.

jueves, 25 de junio de 2015

Sobran redentores.

No vengas a salvarme. Salvémonos todos juntos.
Sobran redentores, salvadores, “guillermos tell”, “zorros” y demás fauna de esta especie que ha encontrado las condiciones idóneas, en los tiempos que corren, para reproducirse a modo de plaga imparable.
Plaga que se extiende por todos los ámbitos de nuestra vida, utilizando entre otros instrumentos, como la persuasión y la manipulación,  internet y los medios de comunicación. Sí, se extiende por el ámbito político, social, laboral…
Su "modus operandi" siempre es el mismo, sea a la escala que sea. Hay una situación determinada o un problema no resuelto y entonces alguien, porque yo lo valgo, entra en escena cual el Séptimo de Caballería, y a la voz de ¡carguen!, rompe y rasga para “salvar al bueno”, sin conocimiento real y completo de la situación y sin respeto alguno a los que ya en ella estaban trabajando.
Porque yo lo valgo. Vanidad después de todo. ¡Apártate que aquí estoy yo para arreglar esto! Y además lo voy a arreglar sin ti. ¡Inútil! Y más aún, contra ti…y ahora viene lo inconfesable, porque así brillaré yo en todo mi esplendor, que es mucho.
¿Os suena esto en el ámbito político? Pero no penséis que esto sucede sólo en ese ámbito. Buscad también a estos redentores en el ámbito social, en las empresas, en el trabajo diario, en la vida próxima y cotidiana, en todas partes.
El camino, de acuerdo con la ética más básica, es otro. Veo el problema, bien. Hasta ahí bien. Entonces, lo correcto es primero informarse, informarse cabalmente y luego colaborar, si es menester, con quien ya está ahí, trabajando mejor o peor, pero trabajando. Y sumar esfuerzos. Sólo así ganamos todos.
Pero claro, si lo hago así, no se verá ni mi fulgurante brillo, ni mi augusto esplendor.  Y entonces pacto contra quienes ocupaban el lugar que yo ahora ocupo porque todo, sin excepción, lo hacían muy mal. Acoso hasta el derribo a quien trabaja en el mismo “nicho laboral” que deseo para mí, porque lo hace muy mal. Monto una movida, vía wasap o face book, para salvar alguna “causa perdida”, porque los profesionales implicados lo hacían muy mal…
Y como todos lo hacen muy mal, ahí voy yo, a hacerlo bien. Y sin ellos, porque lo hacían muy mal, muy mal, rematadamente mal.
En fin, para acabar ahí va un trabalenguas. ¡Dios nos salve de los salvadores! Porque en verdad, o nos salvamos todos entre todos o no se salva nadie. Y aquellos que quieren salvarnos desde su grandeza, (se acaba el trabalenguas) sólo nos hunden más y más, y además dejan un reguero de víctimas, de sociedades enfrentadas, de grupos rotos, de personas quemadas vivas por sus brillos cegadores, por lo brillos cegadores de los redentores.
Y es que en el fondo, después de todo, como dice el Eclesiastés, “Vanitas vanitatum omnia vanitas”.

miércoles, 24 de junio de 2015

Acabando etapas. 3 Los diez mandamientos de la ESO.

Ahora que estamos acabando el curso, es momento de reflexionar sobre cómo vuestros hijos promocionan. Con el objeto de ayudaros a esa reflexión, continúo una serie de tres entradas, en forma de carta dirigida a los padres, y una dirigida a los alumnos de 6º de Primaria.

1.      A los padres de 1º o 2º de Primaria.
2.      A los padres de 6º de Primaria.
3.      A los alumnos de 6º de Primaria. Decálogo para ir bien en la ESO.
4.      A los padres de 4º de Secundaria.


¡Ya casi estoy en eso que llaman ESO!
¡¡Yuju, barrabadudu, dudu, dudu, du!!
Me puede ir bien o me puede ir mal.
¿De quién depende?
Sobre todo de mí.
¿Qué puedo hacer para que me vaya bien?

Cumplir los diez mandamientos de la ESO

I
Respetaré siempre tanto a mis compañeros como al profesor. ¡¡¡¡¡SIEMPRE!!!!
Mal: Iré de chulo por la vida, hablaré mal de otros, me burlaré de quien no me caiga bien, pasaré del  “profe” etc.           

II
Seré ya autónomo. Es decir que yo solito ya sabré qué faena tengo cada día. Usaré agenda.
Mal: Mi papis me lo hacen todo porque yo no me sé organizar aún. Soy chiquitín…

III
Haré cada día la faena del día, tanto en el cole como en casa. Me apetezca o no. Eso da igual.
Mal: Yo hago sólo lo que me apetece, cuando me apetece y como me apetece, porque sólo tengo derechos y ninguna obligación.

IV
Estaré en clase como se debe estar. Atento y en silencio cuando haga falta. Participando ordenadamente cuando deba hacerlo.
Mal: Estaré en clase con risitas, miraditas, charraditas, pasando del “profe”, mal sentado, en resumen, demostrando mi poca educación.

V
Entre clase y clase estaré como una persona normal esperando al profesor siguiente.
Mal: Correré, gritaré, saltaré, saldré al pasillo, haré el burro hasta que venga el “profe” porque no me se controlar.

VI
Sabré estar también fuera de clase. En el patio, en el comedor, en excursiones, en viajes etc.
Mal: Siempre estaré dando la nota, haciendo el bobo, llamando la atención, molestando a los compañeros…

VII
Estudiaré entendiendo siempre lo que estudio. Nunca sin entenderlo, nunca, nunca, ¡¡¡ nunca!!!
Mal: Yo me aprendo las cosas de memoria sin entenderlas, aunque hacer eso es aburrido y no sirve para nada porque se me olvida pronto.

VIII
Cuando algo no lo entienda le preguntaré al “profe”, o a quien pueda aclarármelo.
Mal: Me da igual entender o no lo que dice el “profe”. Siempre son rollos.

IX
Si un examen no me sale bien se lo pediré al “profe” para ver en qué he fallado.
Mal: Me da igual saber en qué he fallado. Además me da corte preguntarle. Y además me dirán mis amigos me dirán empollón y pelota.

X
Si las cosas no me van bien, pediré ayuda a los papás, en el “cole” a un profe de confianza, pero pediré ayuda. Sé que no estoy solo en el mundo.
Mal: Yo no digo nada a nadie, me lo trago todo y al final, un día explotaré.

¡Y feliz ESO! ¡Sin miedo! ¡A por ella!

martes, 23 de junio de 2015

¿También educación vial? ¡Venga ya!


Parece ser que anda por ahí suelta una curiosa campaña que pide que se incluya la educación vial como asignatura en los colegios. Me chocó el asunto, intenté digerirlo y comprobé que no podía.
Yendo al grano. Educación vial, educación para la ciudadanía tolerante y con talante, educación en valores, educación afectivo-sexual, educación cívica, (no gritar innecesariamente, guardar cola, no tirar papeles, no matar gatos a no ser que nos los vayamos a comer, no empujar a viejecitas …), educación en las nuevas tecnologías, además de valenciano, inglés, matemáticas, ciencias sociales, música, dibujo, ciencias naturales, lengua española (sólo un poquito, porque eso ya lo aprenden solos), chino, que es el futuro… ¿Qué más tenemos que hacer en los colegios?
Creo, muy sinceramente, que hemos perdido el norte del todo. Que vamos en dirección contraria y a “toda leche”, y encima sin conciencia de ello, porque cuando veamos el camión de frente gritaremos aterrorizados, ¡qué hace ese loco! Y luego ¡plof, plaf, plif, catupluf, crin, clic, chaf! Y los locos éramos nosotros.
Los primeros y máximos responsables de la educación de los niños son sus papás, y pienso humildemente que enseñarles a no ir en dirección contraria aunque vayas en “bici” no es cuestión del “cole”, como no lo es el decirles que no hay que conducir si no estás en condiciones, o que hay que esperarse si el semáforo está en rojo, aunque no venga nadie. Eso es responsabilidad de los padres. En el “cole” apoyamos, reforzamos, colaboramos, pero no somos ni los primeros ni lo máximos responsables.
Esta reivindicación es un paso más en la vergonzosa dejación de sus funciones en favor de la escuela, por parte de muchos padres. Es cómodo, desde luego, porque además, al no ser yo el responsable, encima reclamo a quien lo es y hasta lo denuncio si hace es menester. ¡Faltaba más!
Por este camino, día llegará en que cuando un niño, o no tan niño, se reviente contra un coche por bajar en contra dirección con su bici, cosa muy frecuente en la calle donde vivo, por ejemplo, la familia denunciará al colegio por no haberle explicado en la clase de educación vial que eso no se hace. Y al pobre “desgraciao” del “profe” al que le haya tocado dar la asignatura, le pedirán toda clase de documentos y explicaciones para que demuestre su inocencia, pues será culpable mientras no se demuestre lo contrario.
Incluir en el currículo cuestiones cuya responsabilidad es primero y ante todo de los papás, es un gravísimo error. La educación, en mayúsculas, se inicia en casa y en el “cole” colaboramos, además de enseñarles, instruirles, para que un día puedan llegar a tener una vida laboral satisfactoria y eso sí que es cosa nuestra.
Me atrevería a plantear el asunto del siguiente modo. La familia ha de “hacer” la persona desde su irrenunciable libertad como padres, y el colegio colaborar en esta tarea. El colegio ha de preparar a esa persona para su vida laboral, con todo y con lo mucho que ello conlleva, y en esto es la familia la que colabora.
En esta educación sin norte, hay muchísimas cosas sobre las que reflexionar, y ésta es una de ellas. Hemos de clarificar funciones, asignar responsabilidades claras a padres y profesores. Y que cada uno asuma la suya, no la de otros.
Si no lo hacemos, como no lo estamos haciendo, saturaremos hasta bloquearlo el sistema educativo, y los padres se convertirán simplemente en engendradores y criadores de los retoños que el estado, a través de un sistema educativo “público y de calidad”, educará, ¡ojo! quizá en su propio y exclusivo beneficio. Porque le habremos dejado. Más aún, porque se le habremos pedido.
No sería la primera vez que algo así sucede en la historia, siempre con consecuencias devastadoras. Pero claro, para saber esto habría que saber algo de historia…y eso sí es cosa del “cole”, desde luego.

lunes, 22 de junio de 2015

De Olocau a Gátova por Tristán.

Ayer domingo, recibimos al verano en medio del monte, regresando a Olocau desde Gátova. Larga y bonita excursión por el sector más occidental de la sierra Calderona.
Un pinchito de tortilla a las 9 de la mañana en Olocau, y 15 kilómetros y 600 metros de desnivel hasta Gátova. Allí, tras refrescarnos en su magnífica fuente de quince caños, comimos en un barete, empezando por una fresquísima cerveza de barril, cerveza que al entrar por el gaznate nos proporcionó un indescriptible placer. Luego, regreso a Olocau, bajo un sol de justicia. Otros 15 kilómetros y 400 metros de desnivel. 
Y en medio de esta bonita ruta, el solsticio de verano, a las 18,38. Foto "solsticial" y el ferviente deseo de todos de que la nueva estación sea benévola y no nos achicharre.
¿Calor? Pues sí, pero gracias al viento de levante, cuando soplaba, soportable. Y el monte, tras las lluvias de marzo y junio, precioso, no como el año pasado que daba pena verlo.
Bonita forma de empezar el verano. En el monte y con buena compañía.
¡Feliz verano!

Si queréis el track de la ruta pulsad De Olocau a Gátova por Tristán.
A continuación, algunas fotos.

En Olocau, antes de salir.
Adelfas en flor.
El macizo del Gorgo que la ruta bordea completamente.
En uno de los molinos de Gátova.
Gátova desde el molino.
En el molino.
La fuente de Gátova, de quince caños.
Regresando a Olocau.
Masía de l´Olla y el Gorgo.
En el momento del solsticio: 18 horas, 38 minutos.
Llegando a Olocau.
Por fin en Olocau.

viernes, 19 de junio de 2015

Punta Pacino. Accesible, humilde, hermosísima. Octubre de 2014.

Me pidió el miércoles un amigo que le aconsejara rutas sencillas por el valle de Tena. Pues bien, aquí va una bien espectacular y sí, muy sencilla.
Empezaremos dejando el coche en el pequeño parking que hay a la izquierda de la carretera del Portalet, casi frente a Sallent. Conviene ir pronto, pues se llena enseguida en verano, y así, además, podemos estar de regreso a la hora de comer. Y si por la tarde va a tronar, pues que truene…
El camino, que enseguida se convierte en sendero, nos introduce pronto en un precioso bosque de hayas. Cuando salimos de él, el sendero sigue subiendo, muy bien marcado, hasta un collado y desde allí a la cima de la Punta Pacino.
Bonita y bien situada montaña en el centro del valle de Tena, con panoramas locales extraordinarios. La peña Telera, la Foratata, la sierra de Partacúa, el macizo de Tendeñera, el esbelto Midí, la armoniosa pirámide del Arriel, y un buen puñado de tresmiles, Balaitús, Frondiellas, Infiernos, Garmo Negro, Algas, Argualas…
Tras gozar de la cumbre, regresamos al collado y abandonamos el sendero, siguiendo, ya a campo través, la loma que une la Punta Pacino con la Tosquera, donde es fácil ver buitres de cerca. Desde esta cimita, atravesando cómodos pastos y unas tiendas indias abandonadas, que en algún momento se utilizarían para movidas turísticas (digo yo), entramos en un frondoso bosque de hayas por el que descendemos, a veces por fuerte pendiente, hasta los prados del fondo del valle donde reencontramos el camino que nos llevará al coche.
La excursión es muy completa, sin problemas de ningún tipo excepto en el bosque, donde es fácil desorientarse y embarrancarse en algunas de las vaguadas que lo surcan, con un cierto peligro de resbalón y descenso súbito hasta vete tú a saber donde. ¡Cuidado pues! O llevamos GPS con el track, o tenemos un buen sentido de la orientación y conocimiento de aquellos tipos de terreno.
Ideal para un día con tormenta vespertina y en el que la ascensión a la Punta Pacino sin más, puede sabernos a poco.
El track y las fotos son de la última vez que hice esta ruta, el 18 de octubre del año pasado, con mi amigo Rubén. En pleno otoño, estaba increíble y nos quedamos, muy, pero que muy satisfechos.

Amanece y el sol ilumina las paredes del Midí d´Ossau.
Cima de la Punta Pacino.
El bosque en otoño.
Un buitre de los que salieron de la pared norte de La Tosquera.
Los infiernos desde La Tosquera.
El Midí d´Ossau desde la Tosquera.
Un claro en el bosque de hayas.
El bosque de hayas en otoño, perdiendo ya las hojas.
Saliendo ya del bosque, la Peña Foratata.
El bosque de colores, bajo un intenso azul otoñal, queda atrás.
Si quieres el track, pulsa Punta Pacino.
Si quieres ver más fotos, pulsa Punta Pacino.


miércoles, 17 de junio de 2015

Acabando etapas. 2 ¡Vamos a por la ESO!

¡Vamos a por él!

Ahora que estamos acabando el curso, es momento de reflexionar sobre cómo vuestros hijos promocionan. Con el objeto de ayudaros a esa reflexión, continúo una serie de tres entradas, en forma de carta dirigida a los padres, y una dirigida a los alumnos de 6º de Primaria.

1.      A los padres de 1º o 2º de Primaria.
2.      A los padres de 6º de Primaria.
3.      A los alumnos de 6º de Primaria. Decálogo para ir bien en la ESO.
4.      A los padres de 4º de Secundaria.


Estimados padres:

Ya se ha acabado la Primaria. En estos seis últimos años, vuestros hijos han experimentado cambios muy importantes, muchos de ellos bien visibles, otros no tanto, que nos hacen recordar, no sin cierta nostalgia, a aquel pequeñín que salió de Infantil y que ya ha quedado tan atrás.
Vamos a entrar en Secundaria. Otro mundo. Allí vuestro hijo va a tener que empezar a demostrar y a demostrarse que es capaz de responder a nuevas exigencias. Va a tener que aplicar unas habilidades escolares y sociales sin las cuales la Secundaria se convertirá, de un modo asombrosamente rápido, en el inicio de una serie de situaciones que bien pueden acabar conduciéndole al fracaso escolar. Y el fracaso escolar generalmente provoca conflictos familiares, se generaliza en fracaso personal y acaba derivando en situaciones de riesgo social.
¿Cuáles son estas habilidades a las que me estoy refiriendo? Podíamos formularlas de muchas formas, pero siendo lo más concretos posible, las resumiríamos en tres. A saber:
1ª Una autonomía personal demostrada.
2ª Un sentido del  deber, ya bastante claro.
3ª Un saber estar.
A lo largo de Primaria han debido de ir creciendo en esa autonomía personal. Una autonomía que no se refiere sólo a lo específicamente escolar, sino a todos los ámbitos de la vida del niño. Una autonomía que les ha de permitir ir estableciendo su identidad, y además responder satisfactoriamente a las exigencias del entorno, entre ellas las del colegio. Si a estas alturas hay que estar siempre detrás de ellos para que hagan los deberes, sepan qué libros han de llevar cada día a clase, cuiden su aseo personal, cumplan en las tareas domésticas, etc. algo está fallando. Y nos pasará factura ya, sin demora.
También en este momento debe haberse desarrollado el sentido del deber. Las cosas deben hacerse porque debo hacerlas, no por premios o castigos (terrible camino este si lo hemos iniciado) que acaban frecuentemente en un absurdo cotidiano insostenible. Y además han de hacerlas les apetezca o no. El que me apetezca o no hacer algo, es cuestión insignificante. Digámosles y demostrémosles que el “me apetece o no me apetece” no es criterio digno de la conducta humana, aunque sea muy frecuente.
Y finalmente en Secundaria ya deben saber estar. Deben saber estar en casi cualquier sitio y, por supuesto, en la clase. De aquí surgen situaciones problemáticas (también en el vestir, posible problema ya inminente), que se pagarán caras ahora, y carísimas en cursos venideros. Tienen que tener ya muy claro que el acto docente es algo serio, que exige respeto y compostura, pues sólo así  podrán atender y entender, punto de arranque de todo proceso  de aprendizaje.
Ninguno de estos tres aspectos es de aplicación específicamente escolar, pero incide en la escuela directamente. Por eso, en contra de la tendencia social de cargar sobre la escuela el peso de la educación de los niños, os recordamos que este peso debe caer fundamentalmente sobre la familia. En la escuela colaboramos.
Y para que esta colaboración sea eficaz,  creemos importante deciros, como ya os hemos dicho en otras ocasiones, que vuestro hijo necesita vernos juntos al “cole” y a los “papis”. El abismo de desconfianza que desde determinados ámbitos están abriendo entre el colegio y la familia, perjudica gravemente a vuestros hijos; a nosotros también, pero sobre todo a vuestro hijos.
Hay que insistir, y lo hago con las mismas palabras que hace seis años. Mirad, de cara al niño, en casa el “cole” siempre tiene razón, y viceversa. Y si pensamos que no es así, hablemos, pero nunca delante del niño, como no sea para mostrarle y reafirmar nuestra mutua confianza y colaboración. Lo contrario es hacerle daño, mucho daño a vuestro hijo, maniatarnos todos, echarnos arena a los ojos…y eso siempre se paga, porque el niño es alumno durante un tiempo, pero siempre será hijo de sus padres.
Por lo demás, feliz Secundaria. No hay que tenerle miedo. Si hacemos todos las cosas bien, aunque nos equivoquemos de vez en cuando, pueden ser cuatro años muy bonitos.

lunes, 15 de junio de 2015

Evocando aquella tormenta en los Astazus.

Evocando esta tarde tormentosa de finales de primavera, aquella tormenta que en julio de 1987 nos sorprendió en los Astazus.

El cielo fosco, cerrado. Las brumas movedizas lamen pareces y corredores, se enganchan en las crestas. El viento, ahora cálido, ahora helado, sube violento de los abismos de Gavarnie, o desciende, pesado, de las cimas superiores.
Y en la aérea arista, a más de 3000 metros, nos sentimos solos, terriblemente solos. Una extraña sensación de ansiedad y miedo va haciéndonos apretar el paso. Destrepamos deprisa tratando de perder altura lo antes posible. Estamos a más de 1400 metros sobre las tiendas.
La montaña nos ha dejado llegar hasta ella. Ahora nos expulsa altiva, violenta, y silenciosamente huimos por el laberinto kárstico del lago, envuelto en densa niebla, buscando el sendero del valle. A nuestra derecha intuimos la cima del Perdido, ahora oculta.
Cerca de la cruz de Pineta, un sonido sordo rueda por las laderas, retumba en las paredes heladas, estremece el glaciar. Seguimos bajando. Aún nos quedan mil metros. Ya la tormenta ha estallado sobre los Astazus.
            Estamos aún tan lejos de las tiendas…

Collado de los Astazus.
Cima del Astazu inferior.
En la cima del Astazu superior.
La norte del Perdido desde el Astazu superior.

domingo, 14 de junio de 2015

¿De dónde viene tanta alegría?


Desde que hace ya muchísimos años empecé a enterarme de qué va esto de la política, me resultaba, cuanto menos curioso, la alegría que tenía el personal cuando tras ganar unas elecciones accedía al poder. Y siempre eso me hizo pensar. Y estos días, estoy pensando mucho en este asunto. Bueno, siempre que ha habido elecciones lo he pensado. Desde que vivo en democracia.
Si el poder político sólo encuentra su justificación en el servicio al pueblo y el servicio al pueblo, como cualquier servicio a los demás es duro, exigente, a menudo ingrato y supone demasiadas veces la negación de uno mismo, ¿a santo de qué tantas alegrías, tantos besos y abrazos como estamos viendo estos días?
¿Será el poder realizar ese servicio al pueblo lo que tanto alegra a muchos de nuestros políticos? Enternecedor. ¡Qué altruismo, que generosidad, qué categoría humana…! ¡Qué contentos estamos de poder serviros!, pensarán.
Y sin duda hay quien habrá accedido al poder con auténtica vocación de servicio, y eso satisface, ¡claro que satisface!, y si además se sabe respaldado por una amplia mayoría de sus ciudadanos, la satisfacción personal será más grande todavía. Gente de ésta hay, por supuesto. Y tienen motivo para sonreír, abrazarse, besarse, irse de cenota y dormir bien a gusto.
Pero ¿qué significa la alegría de aquellos que se saben respaldados sólo por una minoría y acceden al poder por componendas y cambalaches postelectorales? Quiero suponer que habrá en ellos vocación de servicio y que al poder por fin servir al pueblo se sienten muy felices. Debe ser la causa de tanta alegría.
Porque la alegría que no emane de poder servir, porque es mi vocación, y de saberse con la confianza de la gente, tiene oscuras y ponzoñosas raíces. La vanidad, el orgullo, el revanchismo, la venganza, la intolerancia, la erótica del poder, el ansia de dinero…en suma, la trinidad que adoramos en el mundo: el dinero, el poder y el prestigio.
¿Y qué que queréis que os diga? Muchos de los nuevos alcaldes no pueden estar contentos porque tengan una mayoría de vecinos tras ellos, porque no la tienen. Sólo les queda una causa confesable de alegría, el poder servir porque es su vocación. Sólo ésa es legítima.
¿Y sólo por eso están tan contentos? ¿De dónde viene tanta alegría? 

sábado, 13 de junio de 2015

Que haber nacido en esta tierra, no sea la carga más dura.


“Llueve;
Se lava el cielo;
Dios quiere limpio el corazón, el mundo,
limpia la vida,
y bautiza la tierra.
La senda está ya limpia,
ya se ha asentado el polvo,
se lo llevó la lluvia,
se lo ha llevado al lodo;
libre el pecho respira aire lavado”.
Así habla de la lluvia don Miguel de Unamuno, y en la gris y lluviosa mañana de este sábado, no he podido menos que recordar estas palabras mientras la tormenta arreciaba, y en mi ayuntamiento, y en los de toda España, se abría de un modo u otro una nueva página de la historia, como cada cuatro años.
“Dios quiere limpio el corazón, el mundo, limpia la vida…” Que nadie piense que soy tan simple como para interpretar estas palabras en la clave falsa y pérfida de unas izquierdas buenas y liberadoras que, por la voluntad soberana del pueblo, han venido como lluvia a limpiar la basura de una derecha perversa y esclavizante, ¡no! Esta lectura del poema, que es la que mucha gente, lamentablemente haría, nos conduciría con el polvo cierto, al lodo, al lodazal donde tantas veces hemos caído en este país.
Dice Luis Cernuda desde el exilio:
“Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo
en creer que la razón de soberbia adolece
y ante el cual se grita impune:
muera la inteligencia, predestinado estaba
a acabar adorando las cadenas
y que ese culto obsceno le trajese
adonde hoy le vemos: en cadenas,
sin alegría, libertad ni pensamiento”.
      Porque a esto es a lo que conduce esta interpretación maniquea y falsa a la que antes he aludido, interpretación que se apoya en la soberbia de quien se cree en posesión exclusiva de la razón, sea del signo que sea, lo que siempre acaba con la muerte de la inteligencia. Si yo y los que piensan como yo somos los poseedores del único pensamiento razonable y justo, entraremos en el dogmatismo que desprecia, prohíbe, ignora cualquier pensamiento que no esté en el sistema racional, siempre pobre, en el que nos habremos atrincherado.
Todo dogmatismo, del signo que sea, esconde una extrema pobreza intelectual. Dice también Unamuno, “cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”. Y ¿qué queréis que os diga? Temo que lo que está pasando, y como está pasando, no se explique sólo con la crisis y la corrupción, sino con el triste hecho del gravísimo deterioro de la educación en España desde hace ya demasiado tiempo.
            Deseo profundamente que aquellos que hoy han tomado en sus manos la vara de alcalde, sean capaces de dar un paso adelante en la historia, no atrás. Y eso sólo lo podrán hacer con todos, nunca contra nadie, sin prejuicios, sin exclusiones. Eso sólo lo podrán hacer desde la inteligencia, que siempre es humilde y reconoce la razón, necesariamente compartida. Ya nos lo dice Machado, “tu verdad, no, la verdad, y ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela". Eso sólo lo podrán hacer desde el respeto a la  libertad de todos que no debe dar miedo, pues es la savia que mantiene el árbol verde.
        Creo que sólo si andamos por este camino, nunca, ni yo ni nadie, tendremos que hacer nuestras estas terribles palabras de Cernuda,
“Si yo soy español, lo soy
a la manera de aquellos que no pueden
ser otra cosa; y entre todas las cargas
que, al nacer yo, el destino pusiera
sobre mí, ha sido ésa la más dura".
            Sí, es cierto. Hoy es de nuevo un día histórico. Una nueva oportunidad para romper, de una vez por todas, la vieja maldición de las dos Españas. Como cada vez que los ciudadanos introducimos nuestros votos en las urnas.
Mis saludos y mi enhorabuena a Roberto, el nuevo alcalde de Ribarroja, mi pueblo adoptivo; también a todos los que inician su andadura al frente de sus pueblos y ciudades, y a los que continúan. Mi apoyo si la tarea es dar un  paso adelante en la historia. Quiero ilusionarme con ello. Tengo esperanza, esperanza y miedo de que no seamos capaces de hacerlo. ¡Ojalá sea de verdad, lo que ha pasado hoy, en hora buena!

viernes, 12 de junio de 2015

Acabando etapas. 1 ¡Que viene 3º!


Ahora que estamos acabando el curso, es momento de reflexionar sobre cómo vuestros hijos promocionan. Con el objeto de ayudaros a esa reflexión, inicio una serie de tres entradas, en forma de carta dirigida a los padres, y una dirigida a los alumnos de 6º de Primaria.
1.      A los padres de 1º o 2º de Primaria.
2.      A los padres de 6º de Primaria.
3.      A los alumnos de 6º de Primaria. Decálogo para ir bien en la ESO.
4.      A los padres de 4º de Secundaria.

Estimados padres:

En este momento, al acabar 1º, quizá 2º de primaria, el niño está dando unos pasos muy importantes en su vida escolar, y de no darse en condiciones adecuadas, tendremos un elevado riesgo de comprometer todo el proceso educativo posterior.
Esto no es una afirmación gratuita, sino una observación contrastada en base al seguimiento que, desde hace largos años, vengo haciendo de muchos niños.
Básicamente la cuestión es la siguiente: todo alumno que no tenga un nivel adecuado de lectoescritura, entendiendo por esto no sólo la ausencia de alteraciones, sino una comprensión verbal suficiente, debería, repetir 1º o como más tarde 2º, o en el caso de que promocionara al curso siguiente, hacerlo con unas medidas de “atención a su diversidad” que nos garantizaran, en la medida de lo posible, su normalización e integración en el grupo con la máxima brevedad.
Evidentemente, ni la repetición, ni las anteriormente citadas medidas, nos pueden asegurar que no vaya a haber problemas, como tampoco podemos decir en cada caso, con absoluta seguridad, cuál es la solución adecuada. La pedagogía no es una ciencia exacta.
Por otra parte, también hay que decir que, aún yendo bien todo lo referente a la lectoescritura, tercero no es un curso fácil, pues en él, el niño deberá aplicar ya determinadas habilidades personales, escolares y sociales que deben haberse iniciado en Infantil. Además, esto os exigirá a vosotros una forma ordenada y “disciplinada” de vivir en familia, pues de lo contrario “el pitufo” no logrará madurar esas habilidades. El niño necesita un norte, y ese norte sois vosotros.
Por todo esto, es este un momento clave, un momento en el que el paso de curso no debe ser automático (nunca debería serlo), sino analizado, meditado, y con las medidas adecuadas que nos den las máximas garantías de que vuestro “arbolito” no está empezando a torcerse.
            Y en el caso de que sí se esté empezando a torcer, no tengamos miedo; tengamos el coraje de reconocerlo y la capacidad de “entutorarlo” pidiendo ayuda a quien sea necesario, ahora que aún se puede. Ahora estamos a tiempo.
¡Ah!, y otra cosa no específica de estos cursos, pero que creo importante deciros. Vuestro hijo necesita y necesitará vernos juntos al “cole” y a los “papis”. El abismo de desconfianza que desde determinados ámbitos están abriendo entre el colegio y la familia, perjudica gravemente a vuestros hijos.
Mirad, de cara al niño, en casa el “cole” siempre tiene razón, y viceversa. Y si pensamos que no es así, hablemos, pero nunca delante del niño, como no sea para mostrarle y reafirmar nuestra mutua confianza y colaboración. Lo contrario es hacerle daño, mucho daño a vuestro hijo, maniatarnos todos, echarnos arena a los ojos…y eso siempre se paga, porque el niño es alumno durante un tiempo, pero siempre será hijo de sus padres.
Si os fijáis, lo que he escrito en negrita hace referencia a las cuatro cuestiones que considero clave en este momento de la escolaridad de vuestros hijos: la lectoescritura, las habilidades del niño, el ambiente familiar y la confianza y respeto mutuo entre la familia y el colegio. Y no preguntéis cuál es la más importante; no sabría decirlo, pues las cuatro están íntimamente ligadas de tal modo que interactúan entre ellas y actúan sobre vuestro hijo a modo de una unidad.
Muy rápido y breve, ¿verdad? De cada uno de estos aspectos podríamos decir muchas más cosas, pero de momento ahí va esta sencilla reflexión en forma de carta a los “papis” por si a alguien le sirve.
y ¡feliz Primara!