FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 30 de junio de 2016

Hoy dejo de ser "el psicólogo del cole".

Momento solemne de abandonar el despacho.
Después de 31 años, he dejado hoy el departamento de orientación del colegio al que he dedicado 34 de mi vida laboral. Vamos, que dejo hoy de ser lo que se conoce habitualmente como “el psicólogo del cole”.
Y ¿por qué ocultarlo? El sentimiento que predomina en mí un día como éste es el de liberación. Me siento liberado, por fin, de una carga que, con el paso de los años, iba haciéndose más y más pesada.
Cuatro han sido esas cargas a las que me atrevo a llamar los jinetes del apocalipsis educativo. Lo cuatro jinetes del apocalipsis.
No sabría ponerlos en orden según la intensidad de su mal. Por eso empiezo por uno de ellos, uno cualquiera. ¡Qué más da!
Las separaciones y sus consecuencias. Los adultos que, cuando “se les acaba el amor”, y pasan al odio, utilizan a los niños como arma en sus patéticos y violentos enfrentamientos. En los colegios vemos impotentes, a tantos y tantos niños que no pidieron venir al mundo, rotos por los comportamientos absurdos y vergonzosos de sus padres. Niños sometidos a tensiones emocionales imposibles, a futuros inciertos, a desgarros afectivos brutales. Los trajeron al mundo para mandarlos al infierno.
Los acosos escolares. Siempre ha habido acoso escolar. Siempre ha habido perseguidos, excluidos, olvidados. Y eso es malo, muy malo. Cruel e injusto. Pero con la loable intención de evitar estas situaciones, se ha puesto de moda el asunto. Y ahora surgen por doquier acosados y acosadores, y lo que eran conflictos normales entre los alumnos que resolvía el “profe” sin más historias, se meten en el mismo saco de los verdaderos acosos, creándose situaciones complicadísimas, de muy difícil gestión, a veces imposible. Y la víctima de estas situaciones siempre es el niño, el joven.
Las redes sociales. La mayoría de niños y adolescentes no saben manejar adecuadamente un móvil, ni navegar por la red como deberían hacerlo. La irresponsabilidad de muchas familias y la presión social, han puesto en manos de los alumnos una herramienta con la que se hacen daño entre ellos. A veces mucho daño. Y en los colegios hemos de bregar con las consecuencias que se derivan de esto. Resolver situaciones que en pocas horas pueden adquirir una complejidad extrema.
La legislación cambiante al pairo del signo ideológico de la “consellería” de turno. El tiempo perdido en ocurrencias pedagógicas, en experimentos tontos, en innovaciones huecas. El tiempo perdido en la burocratización subyacente a órdenes y reglamentos que nada nuevo añaden, porque no responden a la realidad educativa, sino a consignas políticas disfrazadas de teorías pedagógicas y envueltas en estúpidos anglicismos.
Llegados a este punto, puede deducirse que he acabado hasta las narices. Pues sí, hasta las narices y más, de pelear contra estos cuatro jinetes que he visto crecer y fortalecerse durante estos 31 años. Y ha sido una pelea dura, desagradable, ingrata.
Pero no sería justo acabar aquí y así. También he de decir que durante estos largos años, he aprendido mucho de padres honestos y entregados con los que ha sido un placer colaborar. De niños y jóvenes que, desde su naturalidad y con sus pocos años, me han dado lecciones de vida admirables. De compañeros que me han apoyado, se han esforzado por entenderme, me han brindado su calor humano y su presencia en tantos y tantos momentos difíciles.De Isabel, mi esposa y compañera que ha estado siempre, siempre ahí, siempre junto a mí.
Sí, gente buena.  Mucha gente buena que me ha acompañado día tras día, mes tras mes, año tras año, y a los que debo profunda gratitud porque, a parte de aprender mucho de ellos, como ya he dicho, me han ayudado a mantenerme fiel a mi vocación, me han mostrado su agradecimiento y han perdonado mis errores. ¡Qué más puedo pedirles!
Y esto es lo que me llevo. Esto es lo que quiero que quede en mí cuando mañana sea sólo un "profe" de lengua, ni más ni menos, tan sólo un "profe" de lengua española. Todo un honor, y más en los tiempos que corren.

miércoles, 29 de junio de 2016

Aventura una noche de verano.

Cima de la Peña Montañesa, la del sábado. Al fondo, más baja, el Castillo Mayor, la cima del domingo.

Nunca me han gustado los campings. Si he ido a ellos ha sido por necesidad al verme “expulsado” de mi hábitat natural por legislaciones injustas, consecuencia directa de la “vulgarización”, como diría el Conde Russell, del acceso  a las montañas.
No obstante he de reconocer que algunos son gestionados con sentido común, controlando sus responsables, tanto a los acampados como a los agentes externos a las instalaciones, en favor de los que las utilizan con respeto y digamos que una cierta “elegancia social”. Y pagan, ¡claro!
          Pero pese a esto, estaba ya hasta las narices de aguantar maleducados y de la lamentable pasividad de los responsables que podían ponerlos en su sitio, y me había prometido a mí mismo no volver a tan infaustas instalaciones. Más he aquí que falté a mi promesa, y lo pagué caro.
          Este sábado pasado, tras un muy buen día de montaña, duro, como debe ser, y una agradable cena en Ainsa, nos dirigimos a reposar al camping. El domingo nos quedaba otra ascensión y el regreso a casa. Quinientos kilómetros no son moco de pavo.
          Serían las 11:30 de la noche y los alrededores de nuestra tienda eran una especie de casa de putas, con perdón. El personal estaba muy despierto y parlanchín, niños incluidos. El volumen de las voces, muy de la tierra. Entonces, como me conozco y sé que así no conciliaría el sueño y encima se me iría calentando la sangre, y el asesinato no está entre mis objetivos en la vida, decidí coger mi saquito de dormir e irme al coche que estaba fuera del camping. Sabía que en un par de horas me despertaría y podría volver, pues el personal ya estaría en brazos de Morfeo.
          Y así hice. Hacia las 2 de la madrugada, algo contrahecho, regresé a la tienda. Ya había silencio. Me acosté, y cuando estiraba mis miembros y me disponía a entregarme a un sueño reparador, el ruido de un motor y un horrible estrépito de hierros, rompió mis expectativas.
          Al principio no entendía qué diablos era aquello, mas pronto caí en la cuenta. Junto al camping hay un extenso campo de cereal. Aquello debía ser una cosechadora funcionando a pleno rendimiento, ¡a las 2 de la madrugada junto a un camping lleno de gente!
No daba crédito. Esperé hasta las 2:30 por si el cosechador justiciero cesaba en su empeño de despertarnos a todos. Entonces, como vi que seguía a lo suyo, me levanté y, de nuevo con mi saquito, me dirigí a recepción, donde un amable vigilante me dijo que eran agricultores y que qué podía hacer él. Con toda su buena voluntad, el hombre me acompaño a la parcela más lejana, por si se oía menos y volvió a su garito. Allí se oía igual.
Pasaban de las tres cuando decidí volver al coche donde también se oía el infernal estrépito, e irme a buscar un lugar donde poder dormir. En la explanada de una gasolinera próxima, pensé que podría hacerlo, pero al llegar a ella se encendieron varios focos que no se apagaban, por lo que tampoco resultó un lugar adecuado. Me sentí algo así como el arameo errante.
A un lado de la carretera, hacia las 3:30 rumiaba mi desdicha, cuando me acordé de una pequeña ermita, próxima al pueblo, pero suficientemente alejada, donde podría echar mi saquito junto al coche y dormir, por fin, un rato.
Allí llegue hacia las 4 pasadas y, cuando me disponía a extender mi cuerpo sobre la hierba, bajo el cielo pirenaico, toc, toc, toc, empieza a llover, con lo que me instalé como pude en el coche, asumiendo definitivamente mi triste destino de aquella noche y arrepintiéndome de haberme metido en un camping, traicionando mi promesa.
Yo, lo que se dice dormir, no dormí. O mejor dicho, dormí por secciones. Sí que se me durmió una pierna desde la cadera, cosa que nunca me había pasado. La desperté. Luego un brazo, desde el hombro, lo desperté. Finalmente una nalga, tampoco me había pasado nunca. La desperté.
Y ya sólo me quedó disfrutar de un amanecer gris, contemplando las nubes que envolvían la montaña ascendida el sábado y la que nos esperaba el domingo.
A las 7 de la mañana regresé al camping, donde mis amigos, más jóvenes, se habían quedado fritos nada más acostarse y no se habían enterado de nada. Y pensé, con mi cuerpo bien maltrecho, que me hago mayor y mi capacidad de aguantar lo que no tengo por qué aguantar va menguado mucho. También quizá debido a mi profesión…
Por lo demás, excelentes ascensiones en muy buena compañía, buen comer y... punto. Ni siquiera puedo decir mal dormir, porque no dormí.
Y, ¡claro está!, renové mi promesa de no volver a pisar un camping como no sea de visita. Al menos en territorio íbero. En Francia suelen ser otra cosa. Pero no sé si me atreveré a correr semejante riesgo otra vez, ni a un lado ni al otro de los Pirineos.

martes, 28 de junio de 2016

Las raíces del odio. Dámaso Alonso.


         
Es malo el odio. Dámaso Alonso nos habla, en su libro, Hijos de la ira, de ciertas raíces ponzoñosas. Las raíces de una semilla maldita que penetran en cuanto pueden en el niño, cuando aún es vida nueva y limpia, y que poco a poco se van haciendo grandes, agarrándose a sus entrañas, para así hacer brotar a la luz el árbol del odio.
Y esas raíces buscan ansiosas la injusticia, cualquier forma de injusticia, para transformarla en la savia que alimenta al terrible árbol del amor contrario, en cuyas ramas anidan los pájaros del mal, y a cuya sombra la vida es un infierno sin más horizonte que la muerte.
Habla así el poeta de estas raíces, en su poema Raíces del odio.

¡Cómo atraviesa el alma vuestra gélida
deyección nauseabunda!
¡Cómo se filtra el acre,
el fétido sudor de vuestra negra
corteza sin luceros,
mientras salta en el aire en amarilla
lumbrarada de pus, vuestro maldito
semen…!

  ¡Morir! ¡Morir!
¡Ay, no dais muerte al mundo, sí alarido,
agonía, estertor inacabables!

Y ha de llegar un día
en que el mundo será sorda maraña
de vuestros fríos brazos,
y una charca de pus el ancho cielo,
raíces vengadoras,
¡oh lívidas raíces pululantes,
oh malditas raíces
del odio, en mis entrañas,
en la tierra del hombre!

¿Y no hay esperanza? ¿Ha de llegar el día en que la sombra del árbol del odio cubra la tierra del hombre? ¿Ha de ser inevitable el día en que las raíces de ese árbol envuelvan, en sorda maraña, las entrañas de todos los hombres?
¡No! El poeta nos indica, en otro poema de su libro, el camino para que esto no sea así. Hay que limpiar el mundo, limpiarnos el alma, del alimento del que se nutren esas raíces, la injusticia. Y así, el árbol del odio morirá, y a través de sus ramas, ya secas, volveremos a ver azul el ancho cielo, porque ya no será una hedionda charca de pus.
Dice así en el poema titulado La injusticia.*

Podrás herir la carne
y aún retorcer el alma como un lienzo:
no apagarás la llama del gran amor que fulge
dentro del corazón,
bestia maldita.

Podrás herir la carne.
No morderás mi corazón,
madre del odio.
Nunca en mi corazón,
reina del mundo.

Cada día intento hacer mías estas palabras. Cada día. Contra viento y marea. Cada día, sin cansarme nunca, aunque a veces crea que ya no me quedan fuerzas...

* Este poema está en el blog, en la entrada del 15 de enero de 2013, titulada La injusticia, de Dámaso Alonso.

lunes, 27 de junio de 2016

Democracia inmadura, pero en camino.



¡Ya pasó! ¡Ya pasó! Ahora a analizar. A reflexionar. A trabajar. Ya pasó… El pueblo soberano ha vuelto a hablar. Y yo, intentando escucharle y entenderle he reflexionado sobre dos cuestiones acaecidas en estas elecciones.
Una de ellas ha sido el espectacular subidón del PP. La otra, el descalabro de Podemos. Y la reflexión me ha llevado a concluir que nuestra democracia no está madura todavía, pero está en camino. Estamos en ello, creo.
Hay dos hechos que, en mi opinión, explican sobradamente esto que digo. Uno de ellos es el voto oculto al PP. El otro, la desmesurada pero sutil manipulación en favor de la llamada “izquierda radical” de gran parte de los medios de comunicación.
Respecto al primero, queda demostrado que hay cientos de miles de ciudadanos a los que les da miedo, vergüenza, o ambas cosas, el decir que van a votar al Partido Popular. Ciudadanos que escuchan y callan o, si hablan, dicen lo que no piensan. Ciudadanos que ,como más, se escudan en eso de que son todos iguales, pero que luego, en las urnas, hacen lo que creen que deben hacer y han creído que deben votar, en este momento, a Mariano Rajoy.
En lo referente al segundo punto, pienso que esa manipulación mediática, había provocado una suerte de espejismo, de tal modo que parecía cantado que incluso el PSOE quedaba fuera de juego, en un bochornoso tercer lugar. Sin ir más lejos, ayer, un buen rato antes de cerrar las urnas, la SER seguía haciendo campaña contra el PP, en un programa especial. Y eso no se hace.
Una democracia en la que hay mucha, demasiada gente, que miente u oculta su intención de voto no está aún madura. Porque eso indica que hay complejos, miedo a decir en público lo que se piensa. Eso no es pluralismo. Una sociedad en la que suceda esto no es inclusiva (Esta palabreja está ahora de moda). Una sociedad en la que pase esto no puede gozar de una democracia madura.
 Y una democracia en la que los medios de comunicación han sido capaces de crear un espejismo social que nada ha tenido que ver con la intención real de los ciudadanos, es una democracia defectuosa. Porque la prensa escrita, hablada o televisada es el cuarto poder. ¡Ojo! Cuidado. Tienen poder, aunque no autoridad. Y teniendo el poder que tienen, pasarse tres pueblos como se han pasado, les ha hecho quedar en evidencia. Nos habían pintado un cuadro de algo que no existía.
Esto es lo que creo. Y sé que otras personas pueden opinar de formas, diferentes, contrarias. ¡Claro que sí! Faltaba más. Eso es justamente lo bonito del asunto. Que todos, todos, puedan expresar sin complejos, sin miedo, lo que piensan. Sin temer que te espeten el consabido "facha", o "rojo", o que te insulten llamándote descerebrado o subnormal, sin temer que te nieguen el saludo porque, eso sí, con respeto, has dicho lo que de verdad crees. Sea lo que sea.
El pueblo ha hablado. Ahora les toca poner manos a la obra a sus representantes. Tener altura de miras, visión de estado, magnanimidad, honestidad. Negociar, consensuar. No hablar antes de tiempo, y ya hay quien lo está haciendo. Y respetar siempre las reglas del juego, la Constitución,  cambiándola desde ella misma, si es menester.
Sí, es urgente que todos se sientan libres de expresar sus ideas y sus convicciones. También los que votan al PP. Es urgente que los medios de comunicación reencuentren la ética que han perdido. Es urgente que la clase política escuche la voz de la gente, también de los que hablan bajito porque no se atreven a hablar alto, o no les gusta vociferar.
Eso será bueno para todos.

miércoles, 22 de junio de 2016

¡Qué juego tan sucio!


No quería enterarme de nada de la estúpida e innecesaria campaña electoral que estamos viviendo, pero no ha sido posible. El juego es tan sucio, tan inverosímil, la manipulación tan descarada, que no me puedo aguantar, y escribo.
Hace dos años hablan en privado el ministro del interior y el jefe de la oficina antifraude en Cataluña. Se realizan, de aquella conversación, grabaciones, evidentemente ilegales, y estas grabaciones duermen hasta hoy en algún lugar, con intención de ser útiles a alguien en el momento oportuno.  Son los hechos, ¿no?
Y ese momento oportuno parece ser que fue ayer, a cuatro días de las elecciones, supongo que al constatar las encuestas el repunte del PP.
Y todos, indignadísimos, pidiendo dimisiones, ¡claro! Y frotándose las manos pensando a donde irán a parar esos votos que el PP va a perder, debido al escándalo.
¿Qué no hay nadie con sentido común en este país? ¿Qué no hay honestidad? ¿Qué no existe ya ninguna capacidad de crítica ni de reflexión? Yo entiendo que si en aquel momento, hace dos años, de un modo ilegal, se detecta algo reprobable, deberían haber ido a juicio, entonces, los que ilegalmente escucharon y los que realizaron las confabulaciones delictivas escuchadas, fueran quienes fueran.
Ahora, a quien habría que juzgar es a quien escuchó ilegalmente y a quien sabiendo lo que se tramaba, suponiendo que se tramara algo, no lo denunció en su momento, por encubrimiento.
Lo de ayer es manipulación de los ciudadanos. Es un  juego muy, muy sucio. Es un delito. Esto no nos puede llevar a nada bueno. Con situaciones como éstas, la política se sitúa totalmente al margen de la ética. Totalmente. Y eso tiene siempre gravísimas consecuencias.
Y una cosa tengo clara. Si hubiera sucedido lo mismo con otro partido me parecería igual de mal. Me indignaría igual. Me cabrearía igual. Me daría el mismo miedo. Las mismas ganas de largarme de este país si pudiera.

martes, 21 de junio de 2016

El olivo calcinado.

Andaba un día de estos por el monte, atravesando una región antaño cubierta de densos pinares y antiguos bancales de olivos y algarrobos, ahora convertida en una triste estepa abierta a los cuatro vientos y requemada por el sol implacable de estas tierras, cuando vi lo que comparto en este foto.
Un olivo calcinado envuelto por sus propios retoños. El mito del ave fénix. La vida venciendo a la muerte. Me pareció una imagen preciosa, esperanzadora. Me senté y estuve un largo rato contemplando.



lunes, 20 de junio de 2016

Solsticio y plenilunio.

La luna llena de esta noche, desde la terraza de mi casa.
El verano, como la primavera, el otoño y el invierno, podía ser bonito para el monte, si no fuera porque lo estropeamos nosotros, demasiadas veces, de mil maneras. La peor, el fuego. Pero bueno, recibámoslo con un corto y curioso poema de Manuel Machado. Pongámosle buena cara, porque después de todo, no es el verano quien nos quema los montes, ahora Vallanca, en el Rincón de Ademuz, sino nuestra incorregible estupidez.
Ahí va el poemita.


Frutales
Cargados.
Dorados
trigales...

Cristales
ahumados.
Quemados
jarales...

Umbría
sequía,
solano...

Paleta
completa:
          verano.

          Sí, ojala sea paleta completa, y no negro y gris bajo el azul.
         Y otra cosa, ésta curiosa. Entrará de aquí un rato, pasados 34 minutos de las 12, o sea mañana martes. Y esta noche es luna llena. ¿No lo notáis los licántropos? Desde hace 70 años, no coincidía el solsticio de verano con un plenilunio.

          ¡Feliz verano!

domingo, 19 de junio de 2016

Ya tienes tu graduado. ¡Sigue adelante!



El viernes te graduaste. Ya tienes tu graduado escolar. Lo mínimo que esta sociedad nuestra exige para poder “ser algo en la vida”. ¡Enhorabuena! Sé que fue una fiesta bonita. ¡Bien sabe Dios cómo me hubiera gustado poder asistir y compartir contigo y tus compañeros ese día tan especial!
Pero las cosas, muchas veces, son como son y no como quisiéramos que fueran. Y esto es lo primero que quiero decirte. Que las cosas, a menudo, son como son y no como quisiéramos que fueran. Y ante esto, lo único que podemos hacer es pelear porque sean lo que hubiéramos querido que fueran. Pelea por ello. Hay que pelear, aunque tantas veces no lo consigamos.
Te conozco desde que naciste. Aún recuerdo el día que entraste en tu casa por primera vez y tus padres te dejaron sobre su cama. ¡Eras tan pequeñito! Empezaste gruñendo al mundo, y luego, poco a poco, situándote en él (ahora dirían posicionándote) de un modo peculiar, diferente al de muchos, personal. Un modo sólo tuyo. Ahora te lo puedo decir: personalmente me ha gustado, me ha gustado mucho tu forma de ser tú.
¿Te acuerdas cuando en primero de secundaria, en clase de lengua, leímos Cipi? Voy, ahora, a recordártelo. Te voy a contar las cosas aprendidas de la vida, como Cipi se las contó a sus hijos. Ya tengo sesenta años y algo he aprendido.
Sé bueno. Lo has sido. Sigue siendo bueno. Entiende a los otros aunque te cueste. Perdona y olvida, por tu bien, todo el daño que te hagan, que te lo harán. Intenta ponerte en lugar del otro. No devuelvas mal por mal. Y no olvides nunca que el odio hace más daño a quien odia que a la persona odiada. Y ama, ama todo lo que puedas. Es el camino a la felicidad, amar y saber que te aman.
Trabaja. Cultívate. Lee, lee mucho. Escribe, sé que te gusta. Escucha música. Ve al teatro, al cine. Viaja. Sal al monte. Entrégate en cuerpo y alma a tu trabajo si sabes que tiene sentido, y si no se lo encuentras, busca otro. Entrégate aunque veas que no hay recompensa, aunque tras meses y años de entrega encuentres sólo el vacío y pronto el olvido. La verdadera recompensa debes saber que está en tener la conciencia tranquila por haber hecho lo que debías, cuando debías y como debías. Por haber sido capaz de mantenerte honesto. ¿Errores? ¡Claro! Faltaba más. El que no hace nada, el vago, no se equivoca, porque toda su forma de vivir está equivocada.
Que no te tomen el pelo. Sé que tienes, hemos hablado a veces, un sentido crítico bastante desarrollado. Cuídalo. Hay poderosos manipuladores a tu alrededor. Esfuérzate siempre por distinguir lo verdadero de lo falso. Y piensa que el último criterio al que tienes que plegarte es a tu propia conciencia. No hagas la ola, aunque todos la hagan, si no quieres hacerla. Los demás tienen sobre ti la autoridad que tú les des. Piensa a quién le das esa autoridad y, si una vez dada, se la has de retirar, retírala. No confundas la autoridad legal con la autoridad moral. Acata la primera mientras no entre en conflicto con la segunda.
Sé valiente. Defiende la libertad, tu libertad y la de los tuyos. No creas que es fácil ser libre. A veces, el precio de la libertad es la soledad. Pero no tengas miedo. Encontrarás fuera del rebaño otros hombres libres que sabrán respetar tu libertad. Y ojalá encuentres a esa mujer libre a la que puedas amar y con la que puedas vivir también en libertad. Sé libre, pero nunca desprecies a los que no lo son, a los que no tienen redaños para serlo. Y si puedes, si te dejan, enséñales sendas de libertad. No eres superior a ellos, eres distinto. Y tu camino es más duro. Piensa que en lo que somos iguales es en la dignidad que tenemos como seres humanos. Y esa dignidad la tenemos todos.
Amigo, ya hace muchos años que yo tenía tu edad. De los dieciséis a los sesenta hay muchos años, toda una vida. Te deseo que, en toda esa vida que tú aún tienes por delante, seas muy feliz; que el dolor y el sufrimiento, cuando lleguen, acaben pasando, y te dejen siendo más feliz todavía, con una felicidad más honda, más recia. Y que cuando seas ya viejecito y mires atrás, sientas que ha valido la pena vivir.
Alberto, sé bueno, sé trabajador y honesto, sé tú mismo, sé libre. Hasta ahora lo has sido. Sigue, sigue por este camino. Serás “algo en la vida”, aunque casi nadie lo sepa; pero tú sí lo sabrás.
¡Enhorabuena por tu graduado! ¡Y extiende mi felicitación a todos tus compañeros!

¡Que Dios te bendiga!
¡Que Dios os bendiga!

sábado, 18 de junio de 2016

El fuego llega puntual.


Ya estamos ahí. Carcaixent, Bolbaite, Terrateig… el fuego, puntual, llega a nuestros montes. Y el verano astronómico aún no ha empezado.
Y con el fuego, bomberos, ambulancias, policía, periodistas, desalojos…y los políticos, con cara de compungidos, diciendo cosas como que hay mucha materia altamente inflamable en el monte, está todo muy seco y encima haca calor.
De verdad, cuando les veo y les oigo, a mí me entra también calor, pero no a causa del fuego, no, de otra cosa.
 Y es que ese cinismo que exhiben en la tele me supera.
Vamos a ver. ¿Qué diantres han hecho para evitar lo que se veía venir? Porque estas cosas se ven venir. Y las que vendrán.
¿Por qué no retiran todo ese material altamente combustible?
¿Por qué no aclaran el monte y lo dejan crecer sin control?
¿Por qué no arreglan los caminos y las pistas?
¿Por qué no reutilizan tantos y tantos bancales y campos abandonados?
¿Por qué no endurecen las penas para los delitos medioambientales?
¿Por qué no se toman en serio al mundo rural?
Vamos a ver. ¿Por qué no se ponen de acuerdo de una puñetera vez y trazan un plan de gestión ambiental coherente y a largo plazo?
¿Por qué no se esconden en el agujero más oscuro de sus despachos, cuando pasan estas cosas, en vez de exhibir su incompetencia, con el fuego como telón de fondo?

jueves, 16 de junio de 2016

Cuidado con el Monte Perdido.

Es el Monte Perdido la más alta montaña calcárea de Europa y uno de los gigantes de los Pirineos. Desde su cima, de 3355 metros, el panorama es soberbio. Sus caras norte y sur, totalmente distintas, son majestuosas. Al este y al oeste, el Cilindro de Marboré y el Soum de Ramond parecen custodiarla como dos fieles y abnegados guardaespaldas.
La subí por primera vez, solo, el 28 de septiembre de 1980, para volver unos días después, el 2 de octubre, y pasar una jornada entera en su cima. No tuve más compañía que un profundo cielo azul de otoño y las montañas que me rodeaban. Era un día entre semana y nadie subió. El Monte Perdido fue solo mío durante más de ocho horas, hasta que el frío y un crepúsculo inolvidable me invitaron a regresar a la tienda que tenía montada junto al refugio de Góriz, a donde llegué ya de noche cerrada, feliz.
Luego he coronado su cima, ya acompañado, en otras cuatro ocasiones más, pero la he visto cientos de veces desde los valles que la rodean, o desde cercanas o lejanas cumbres. También la he descubierto andando por el Maestrazgo, o coronando el puerto de Paniza, de camino a Zaragoza. Y recuerdo también cómo la disfruté cuando, haciendo la “mili”, en unas maniobras por los desiertos de Aragón, la pude contemplar durante un rato al norte, resplandeciente de nieve, hasta que el polvo levantado por la artillería la ocultó. Fue como encontrarse con un viejo amigo que te entiende sin hablar.
Sí, el Monte Perdido es una gran montaña. Fácil de ascender por su vía normal, desde el lago Helado. Fácil pero muy, muy peligrosa si la canal que nos lleva directa del lago a la cima está nevada.
Y éste es el asunto que quiero tratar en esta entrada. Cuando la canal está nevada, llevar a esa montaña a principiantes, y mucho más si no van debidamente equipados, pienso que es una irresponsabilidad, una estupidez que puede costar muy cara. Se mata gente en los meses de junio y julio en el Monte Perdido.
En las montañas, el accidente es algo que puede suceder sin tú buscarlo. De ese riesgo, nadie que se adentra en ellas está libre. Pero ir a buscarlo poniendo a la gente en una situación que a todas luces le supera, ya lo he dicho, lo veo una irresponsabilidad y una estupidez.
Oigo demasiadas veces a gente decirme, por estas fechas, que se van al Monte Perdido. Y les pregunto,"¿pero tú haces montaña?" Y dicen, "no, pero voy con fulano que sí que va mucho". "¿Y os lleva al Monte Perdido?¿Ahora?"
Y es que, como he dicho, cuando no hay nieve se sube andando, sin ningún peligro. Con nieve, los Pirineos ofrecen otras alternativas más seguras e igual de interesantes y prestigiosas. Allí mismo, sin irse más lejos: el Marboré, los Picos de la Cascada, el Taillon…El mismo Aneto es menos peligroso.
Hay que dejar al Monte Perdido, cuando la canal está nevada, a quien tenga experiencia de montaña. Y los que tenemos experiencia de montaña, debemos tener el sentido común suficiente como para no confundir dificultad con peligro, y no embarcar a la gente en temerarias aventuras del todo innecesarias.
La montaña es vida. Nos permite gozarla intensamente. Y si en ella hemos de perderla, que no sea ni por la estupidez de otro ni por la nuestra propia.

Dos de octubre de 1980. Mi casco en la cima del Monte Perdido.
Treinta de septiembre de 1980. El Monte perdido desde el Cilindro de Marboré. 
El Monte Perdido, en primavera, desde el Mondeniero.
El Monte Perdido, al fondo, desde los Astazus.
La norte del Perdido desde el Balcón de Pineta.
El Monte Perdido desde el Comodoto.
El Monte Perdido, entre el Cilindro y el Soum de Ramond, en invierno, desde el Mondicieto.

miércoles, 15 de junio de 2016

Problema 1. Es política decir AMPA y no APA.


           Voy a desarrollar el punto 1 de la Carta abierta al "Conseller" de Educación Vicent MarzáLa utilización de la educación como arma política, lo que provoca una gravísima inestabilidad en el sistema.

Para utilizar la educación como arma política hay que politizarla. Y en España está politizada. Eso es un hecho oculto pero real, siendo una prueba de ello el hecho lamentable y vergonzoso de que cada cambio de gobierno hay cambio en el sistema educativo. Esto provoca una grave inestabilidad en el sistema lo que nos conduce a un deterioro progresivo e imparable.
Pero a mí, lo que me preocupa, no son tanto los mangoneos políticos sino la aceptación social de estos mangoneos. Dicho de otro modo, el problema no es que un determinado político diga o haga tal y tal cosa, sino que la gente lo vote.
Siguiendo este planteamiento voy a demostrar, con un ejemplo muy clarito, cómo la politización de la educación crece sin mesura, no tanto porque los políticos la busquen, sino porque la gente no dice basta.
Este ejemplo es la utilización del acrónimo AMPA en vez de APA para designar a las asociaciones de padres de los centros. Se ha extendido masivamente y todo el mundo la utiliza sin vergüenza ni rebozo.
Veamos. La Real Academia Española ha dicho en repetidas ocasiones, de modo claro y argumentado, que eso es improcedente. Que es un desdoblamiento artificioso, ajeno a cualquier justificación lingüística y contrario a la dinámica natural del lenguaje. Y habrá que recordar aquí que la RAE ha mantenido, en sus más de 300 años de historia, una independencia ejemplar respecto a los avatares políticos. Es una institución académica, no política. Y lo tienen muy claro.
Pero resulta que en un momento determinado, diversos sindicatos, partidos políticos y grupos con una fuerte carga ideológica, publican una serie de documentos en los que, en aras de la visibilidad de la mujer, dicen, entre otras muchas lindezas, que hay que decir AMPA. Sus argumentos son sólo ideológicos.
Y las escuelas, los institutos, la universidad ¿qué hacen? Desoyen a la institución académica y siguen las directrices de las instituciones políticas. Desoyen los argumentos lingüísticos y se pliegan a los ideológicos. Y tan contentos.
¿Y por qué? Por la profunda y deplorable manipulación ideológica que se hace desde las instituciones políticas de la educación. Y por la triste falta de criterio de los que aceptan sin pensar, de los que en ausencia de actitud crítica alguna, claudican ante lo políticamente correcto aunque sea una memez, un insulto a la inteligencia.
Alguien puede pensar que decir AMPA en vez de APA no es tan grave. Sí lo es. Y lo es porque el lenguaje es pensamiento y el pensamiento es lenguaje. Y es intolerable que el docente con su lenguaje, transmita su pensamiento político al alumno, le "venda" su ideología. Lenguaje y pensamiento.
          Un profesor debe escuchar antes a la RAE que a un sindicato o a un partido. En el ámbito personal que haga lo que quiera. En el desempeño de su profesión, anteponer ideología a ciencia es una inmoralidad. Y la institución docente no puede tampoco desoir a la autoridad académica y seguir directrices estrictamente ideológicas. Es un contrasentido y una vergüenza. Las asociaciones de padres, que no son de hecho una institución docente, pueden autodenominarse como quieran. La escuela o instituto al que pertenecen se deben, en cuestiones de lenguaje, a la RAE y no a sindicato, partido político o plataforma alguna.
Se dice APA, no AMPA. Y esto, dicho sea de paso, nada tiene que ver con la dignidad de la mujer, con su visibilidad en la sociedad, con la justa igualdad de derechos entre hombres y mujeres. No es rompiendo el lenguaje y haciéndolo farragoso, ilegible, a veces ridículo, como vamos a lograr esto. No señor.
Pero ¡ojo! este problema no son los políticos los que pueden solucionarlo, pues ellos son los que lo crean. Somos la gente de a pie quienes, haciendo uso de nuestra capacidad crítica y por respeto a la libertad de los demás, podemos y debemos plantar cara a una memez y una imbecilidad de consecuencias muy, muy serias.
Una educación politizada no es educación, es adoctrinamiento. Nos jugamos la libertad, el pluralismo, la democracia.
Aunque no lo parezca.
Y esto ha sido sólo un ejemplo.

lunes, 13 de junio de 2016

Orlando. Eran personas.


Mi voluntaria y terapeútica desconexión mediática durante esta campaña electoral, ha hecho que me entere tarde y de modo casual de lo sucedido en Orlando. Y fiel a mi aislamiento voluntario, ratificado por lo poco que he oído accidentalmente en la radio, no he querido indagar más en el asunto.
Cincuenta muertos en una discoteca “de ambiente”. Parece ser el hecho, ¿no? Terrible, como siempre terrible. Pero lo que me ha llamado la atención de  la forma de dar la noticia es que lo importante parecía ser el tipo de clientes de la discoteca. Ahí, en su condición sexual, se ponía el acento.
Y eso no es así. Lo importante es que eran cincuenta personas. Y una persona es persona viva como viva su sexualidad. Y como persona tiene derecho a la vida y a la libertad.
Y entonces, pensando en esto, me he asomado al abismo de la intolerancia y el totalitarismo, y me ha dado miedo.
Se empieza por pensar mal del diferente, luego se pasa a la agresión verbal, después a la exclusión, más tarde a la agresión física, y de ahí a matar no queda tanto. Es cuestión de ir tensando la cuerda…
Sí, lo terrible es la muerte violenta de cincuenta personas. Que estén en una discoteca gay o sin "gayar"; en una sinagoga, una iglesia o una mezquita; en un mitin político de "derechas" o de "izquierdas"; tomando un café; yendo en metro o en un supermercado; que sean blancos, negros o a motas fucsia; que sean de un equipo o de otro… ¡Qué lista tan larga podíamos hacer!
¡Da igual! Son seres humanos. Y eso es lo importante. Y muchas de las actitudes que yo veo por estas tierras, en personas demasiado relevantes, están en los primeros estadios de la escala que estos días ha acabado en Orlando. Son los vientos que pueden engendrar tempestades que mejor no conocer más que por la historia.
Es urgente tomarse en serio al hombre. A su dignidad. A su libertad. A su derecho a la vida. En nombre de nada ni de nadie debemos jugar con eso.

domingo, 12 de junio de 2016

Curiosa paradoja.

Año 1879, Pablo Iglesias funda el PSOE.
Año 2016, Pablo Iglesias funde al PSOE. 

Curiosa paradoja. Solo espero, por el bien de todos, que no sea verdad.

viernes, 10 de junio de 2016

...hondos caminos de nopales, malvas y madreselvas...

Hay en Platero y yo un texto precioso en el cual, hace ya muchos años, descubrí cómo se llamaban en castellano esas plantas tan nuestras llamadas chumberas, o en valenciano “figues paleres”.
Se llaman también nopales. Y me pareció un nombre precioso, bastante más “elegante” que chumbera. Quizá por eso lo eligió Juan Ramón Jiménez.
Pero, ¿a santo de qué escribo hoy sobre esta palabrita? Pues porque en estos días, los nopales, están espléndidos. Bien merecen que hagamos una excursioncilla y disfrutemos de su floración. Y eso he hecho esta tarde, una larga excursión entre nopales en flor, malvas y madreselvas…
Mirad las fotos, y disfrutad del texto titulado “A platero en el cielo de Moguer”.

Dulce Platero trotón, burrillo mío, que llevaste mi alma tantas veces, ¡sólo mi alma! por aquellos hondos caminos de nopales, de malvas y de madreselvas; a ti este libro que habla de ti ahora que puedes entenderlo.
Va a tu alma, que ya pace en el Paraíso, por el alma de nuestros paisajes moguereños, que también habrá subido al cielo con la tuya; lleva montada en su lomo de papel a mi alma, que, Caminando entre zarzas en flor a su ascensión, se hace más buena, más pacífica, más pura cada día.
Sí. Yo sé que, a la caída de la tarde, cuando, entre las oropéndolas y Ios azahares, llego lento y pensativo, por el naranjal solitario, al pino que arrulla tu muerte, tú, Platero, feliz en tu prado de rosas eternas, me verás detenerme ante los lirios amarillos que ha brotado tu descompuesto corazón.








jueves, 9 de junio de 2016

¡Nos la podíamos haber ahorrado!


Nuestra constitución es sabia, pues tenía prevista la eventualidad de que llegara un día en que la clase política no pudiera o no supiera gestionar la voluntad de los ciudadanos manifestada en las urnas. Hasta ahí bien.
Lo que no está bien es que esta noche empiece una nueva campaña electoral, que en realidad ya empezó hace unos seis meses y medio, que bien podíamos habernos ahorrado, si no fuera porque no han sabido ponerse de acuerdo, y no porque la voz de los ciudadanos haya sido confusa o compleja, sino por pura incompetencia. No es que no han podido, es que no han sabido, porque propuestas coherentes de algunos, sí ha habido.
Y ahora, estos señores, lo que se merecen es un absentismo brutal. Se merecen que vaya a votar su mujer, su querida, el niñato que han parido y el trepa que se ha situado a su sombra para “su lanzamiento”. Se lo merecen.
Pero aunque se lo merecen, yo sí voy a votar, no por ellos  ¡Dios me libre¡ sino a pesar de ellos, sobre todo de algunos. Voy a votar por la democracia, por el bienestar de mucha gente de este país, buena, honrada y trabajadora que solo quiere vivir en paz, ver crecer a sus hijos en una sociedad libre y tomarse una cervecita con bravas de vez en cuando. Por toda esa gente que no es patrimonio de un partido, porque votan a quien les da la gana y tiene todo el derecho del mundo a hacerlo. Y no son por eso menos demócratas, menos progresistas, menos ciudadanos…
Por eso voy a votar y exhorto a quien me lea a que lo haga. Hay que votar. Ahora, eso sí, escuchar las mandangas y sandeces con las que nos van a seguir bombardeando, ya es harina de otro costal. Ya he oído y visto bastante. No pienso envenenarme la sangre con la demagogia, el cinismo, la insensatez, la inflexibilidad, la falta de altura de miras, la ausencia de un análisis honesto de la realidad. ¡No!  Tampoco quiero indignarme hasta el extremo con el juego sucio de los medios de comunicación. Con el circo mediático. Con la basura que corre por la red, frecuentemente al margen de la ética más elemental.
Votaré y punto. Lo demás no va conmigo. No quiero que vaya conmigo.

martes, 7 de junio de 2016

España no es Alemania, desde luego que no.


Es decepcionante ver cómo vamos a unas segundas elecciones sin que nuestros políticos hayan aprendido nada de la frustrante experiencia de las pasadas.
Continúan enrocados en sus posiciones y diciendo ya qué harán después del 26 de junio, demostrando así una torpeza inaudita y una imprudencia extrema.
Sí, es escalofriante ver cómo no han aprendido nada y, claro, si no han sido capaces de extraer enseñanza alguna de lo reciente, ¿cómo lo van a hacer de la historia?
Cuando el señor Sánchez, que en mi humilde opinión, va a tener el triste “honor” de liquidar al partido socialista, ojalá me equivoque, dijo, sin saber en qué acabarán las elecciones, eso de que "nada de gran coalición, España no es Alemania", se me cayó el mundo a los pies.
Y no porque me parezca bien o mal una gran coalición, aunque decir eso ahora me parece imprudente y estúpido, sino por eso de que España no es Alemania. ¡Qué gran verdad!
No, no es Alemania. Desde luego que no, señor Sánchez. A la vista está.
Alemania, que incubó el horror del nazismo y provocó y perdió una guerra atroz, fue capaz de levantarse sobre su propia e inmensa miseria, sobre su total devastación, asumir la historia y mirar adelante, colocándose a la cabeza de Europa.
Nosotros seguimos hozando en el cieno de nuestro propio y ya viejo horror, rascándonos y lamiéndonos nuestras heridas, manteniéndolas así siempre abiertas, mirando más al pasado que al futuro.
Alemania fue capaz de reunificarse después de años de honda división, superando grandes dificultades políticas, económicas y sociales.
Nosotros estamos siempre dispuestos a enfrentarnos, siempre empeñados en destacar nuestras diferencias, no para integrarlas en algo mayor y más rico, sino para justificar la disgregación, la exclusión de “los otros”, invirtiendo en tan triste y estéril tarea grandes recursos.
En Alemania los partidos políticos que representan, uniendo sus votos, a la mayoría de los ciudadanos, anteponen la estabilidad y el bienestar del país a sus propios y mezquinos intereses, pactando aquellos que, juntos, representan a esos millones de personas que, después de todo, no son tan diferentes entre ellos.
En España somos incapaces de entender que, ante la amenaza de minorías radicales de cualquier signo, la única salida posible para garantizar el bien común es trabajar juntos aquellos que han sido refrendados por gran parte de la ciudadanía.
Sé que Alemania tiene sus errores, sus contradicciones, sus sombras, pero esa capacidad de asumir y superar la historia, ese sentido de unidad en la pluralidad y esa capacidad de pensar en el bien de la mayoría, por encima de casposos prejuicios ideológicos, no la tenemos aquí ni de lejos. Tendremos luces, sí, muchas, pero estas sombras, estas tres sombras tan nuestras, son capaces de arruinarnos el futuro.
Sí, tiene usted razón, España no es Alemania. Y así nos va. España es "un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín". Esto es España, así es España. Lo dice Antonio Machado.

      El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
      Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
      Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
      Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
      Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
      Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
      El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
      Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.


          ¿Lo ha leído alguna vez, señor Sánchez? No, esto no es Alemania. Desde luego que no. Machado lo sabía bien.