FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 31 de marzo de 2017

El pensamiento filosófico.



Pensar no es lo mismo que filosofar. Todos los seres humanos, de una u otra forma, pensamos, pero no siempre que pensamos estamos haciendo filosofía. Y este es muy probablemente uno de los grandes problemas que tenemos en nuestra sociedad. Que no distinguimos cuando un pensamiento, incluso el nuestro propio, es pensamiento sin más o es pensamiento filosófico. Y no están a la misma altura el uno que el otro, no merecen el mismo crédito.
Esto puede no ser importante cuando nuestro pensamiento y sus consecuencias quedan circunscritos al ámbito doméstico, pero es de una importancia absoluta cuando el pensamiento de quien piensa tiene influencia social, caso de los periodistas y de los políticos. Pueden, y de hecho lo hacen, colarnos gato por liebre. Nos venden como válidos, planteamientos basados en pensamientos de taberna o chiringuito playero, y luego, si tienen el poder para hacerlo, son capaces de legislar de acuerdo con ellos.
Sería exigible en una sociedad ideal que periodistas y políticos se atuvieran a unos principios básicos antes de hacer públicos sus pensamientos en forma de noticia o de decreto. Porque influyen en la vida cotidiana de millones de personas.
¿Cuáles serían estos principios básicos? Cuatro, con cuatro sería suficiente.
El primero es que el pensamiento ha de ser radical. Es decir, debe abordar el asunto desde sus raíces, desde sus orígenes. Y ahí, el conocimiento de la historia y la sociología, por ejemplo, serían imprescindibles.
El segundo es que el pensamiento ha de desarrollarse sobre conceptos claros. El pensamiento es lenguaje y cada palabra que utilizamos debe tener un significado claro y preciso.
El tercero es que el pensamiento debe descubrir supuestos, quizá desconocidos, servidumbres a menudo ocultas. Debe evidenciar posibles contradicciones en las premisas sobre las que se elabora y una vez descubiertas, evitarlas.
El cuarto es que el pensamiento debe conocer los efectos que de la práctica derivada de él se producirían. Debe prevenir consecuencias indeseables, replanteando todo el proceso que conduciría a ellas, en caso que fuese necesario, analizando de nuevo la cuestión desde sus raíces.
Un pensamiento que tuviera en cuenta estas premisas sería un pensamiento “filosófico”, un pensamiento de fiar. Y tengo muy claro que gran parte de los profesionales de nuestros medios de comunicación y de nuestros políticos incumplen estos principios. Unos por pura ignorancia, otros por mala fe.
Si queréis un ejemplo, analizad el hecho de interpretar la vida política en nuestro país desde el planteamiento de una sociedad dividida en derechas e izquierdas. Aplicad sobre él las cuatro premisas. El resultado es claro. El pensamiento que subyace a este planteamiento no resiste un análisis serio que, por serlo, debería ser riguroso, sino a un pensamiento “de taberna” que tiene derecho a existir, pero que no puede ni debe determinar, ni de lejos, la organización social y la vida de millones de personas.
Y es que la gente que gestiona la información y lo público deberían ser primero que todo, “filósofos”. Eso nos protegería, al menos parcialmente, de majaderías y desmanes. Sobre esto se ha escrito mucho en la historia de la filosofía.

Si queréis profundizar en estas cuestiones, teclead en google:

Meditaciones de Marco Aurelio.
República de Platón.
Contrato social, Rousseau.

Y navegad sin miedo a los piratas.

martes, 28 de marzo de 2017

Miguel Hernández.


Hace 75 años, un 28 de marzo de 1942, murió en la cárcel de Alicante, de tuberculosis, Miguel Hernández. Un gran hombre, un gran poeta que en sus breves años de vida nos dejó una impresionante obra literaria.
Hoy es día de homenajes al pastor poeta. Y un homenaje es el recuerdo del recital que hicimos en el colegio hace ya muchos años. En la memoria de muchos de los que estuvimos allí estarán para siempre aquellos poemas y aquellos chiquillos de octavo recitándolos en el teatro Cervantes.
Otro homenaje es compartir uno de sus más famosos poemas, Viento del pueblo, un poema escrito en la guerra y para la guerra pero que trasciende a las circunstancias históricas en las que el poeta lo alumbró y lo recitó. Nos pinta con trazos vigorosos y limpios un lienzo en el que vemos a una España en lucha consigo misma, escribiendo uno de los capítulos más negros de su historia.

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos;
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

Poemas como estos y su actividad pública a favor de la república le costaron la vida, aunque no creo que, de haber sobrevivido, Miguel Hernández hubiese querido, a modo de venganza, una España eternamente dividida, lamiéndose, cual perro herido sus llagas, la herida de la guerra, de su guerra, de la guerra que le costó la vida.
Pienso que un país unido, mirando al futuro, reconciliado por fin, es el mejor homenaje que a él, como a otros, podemos hacerle. El homenaje definitivo, el homenaje de un pueblo que "embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta".

lunes, 27 de marzo de 2017

Esas pequeñas cosas.

La breve lluvia de esta noche ha dejado las hojas del pequeño roble, que hace ya unos años tenemos en casa, cubiertas de gotitas que, a modo de perlas, reflejaban la luz limpia de la mañana. Estaba realmente precioso. Muy digo de ser contemplado y de ser fotografiado. Ha sido como un bonito regalo de buenos días.





viernes, 24 de marzo de 2017

Personas desarraigadas, tierras perdidas.

Testigos de un pasado que no volverá.

Escuchaba ayer en la radio una entrevista a Alejandro López Andrada sobre su última novela, El viento derruido, y no pude menos que sentirme en total comunión con él, aún sin haberla leído todavía.
Sé de pueblos muertos, de masías perdidas, de campos yermos, de caminos olvidados. Es el progreso, dicen, pero como en otras muchas ocasiones, la palabra progreso, en esto, también es equívoca, con significados confusos y hasta claramente contradictorios.
El mundo rural se descompone irremediablemente, y no son sus gentes los culpables. La mayoría de las veces abandonan la tierra que les vio nacer en contra de su voluntad y marchan a otra tierra donde echar raíces si no ellos, al menos sus hijos. A ellos les queda ese desgarro íntimo de haber tenido que dejar ese lugar en el mundo que les vio nacer.
Ellos son víctimas de decisiones miopes y torpes, determinadas por criterios estrictamente económicos y previsiones a muy corto plazo. Y por un profundo desprecio a la naturaleza por muy ecologistas que se sientan quienes toman estas decisiones.
Y la solución no es el turismo rural, ni los parques naturales, ni los eventos puntuales, ni los puentes y las vacaciones. Eso no va a impedir, por mucho que se empeñen, que nuestro medio rural quede despoblado y perdido. Su destino es el abandono y el olvido.
La solución sería garantizar a la gente que vive en el campo el acceso a la educación y la sanidad en las mismas condiciones que disfrutan los que viven en entornos urbanos. Si en un pueblo los niños pueden ir al colegio hasta los 16 años y cuando hay una urgencia sanitaria se responde con inmediatez, la creación de puestos de trabajo vendría por añadidura. Mucha gente de las ciudades y de los pueblos grandes regresaría a su tierra si se dieran estas  condiciones, y los que aún aguantan allí, no se marcharían.
La LOGSE, entre sus muchísimos errores, tuvo el de asestar un golpe mortal al mundo rural. Forzó a muchas familias a trasladarse al pueblo grande o a la ciudad, donde estaba el instituto, con tal de evitar el internado o el viaje diario en autobús del niño desde los 12 años. Yo he visto a un autobús escolar parado en una carretera nevada esperando a que recogieran a los niños en varios vehículos todo terreno para llevarlos a casa.
Por otra parte, el sistema sanitario, en un país con una geografía y un clima como el nuestro, debería garantizar que el acceso a un hospital, en caso de urgencia, se diera en un tiempo mínimo se saliera de donde se saliera. No es así. Nuestro sistema sanitario, muy bueno en muchos aspectos, no contempla el mundo rural. Hay pueblos donde si tienes un infarto las posibilidades de llegar con vida a un centro sanitario son casi nulas.
Y lograr esto no sería ni tan caro ni tan difícil, creo yo. Es más cuestión de voluntad y creatividad. Hay que querer de verdad preservar nuestro medio rural y tener iniciativas creativas para hacerlo. Pero claro, para eso, es menester salir del confort de nuestras ciudades y reconocernos dependientes del medio ambiente al que ignoramos, aunque nos divirtamos en él.
No podemos convertir la naturaleza en la que vivimos en un parque de atracciones donde pasar bien nuestro tiempo libre, y a los habitantes de los pueblos en ciudadanos de segunda. Y es lo que estamos haciendo. Y lo hacemos por un profundo y no reconocido desprecio hacia el mundo rural y hacia esa naturaleza de la que, en definitiva, dependemos. Y lo pagaremos. Estas cosas se pagan. Ya lo estamos pagando.
Leeré el libro El viento derruido y os contaré.


jueves, 23 de marzo de 2017

Las cuatro preguntas de Kant.


Podíamos empezar en esta segunda entrada de la sección filosofía por lo que bien podría ser la pregunta de las preguntas. ¿Qué soy yo? ¿Qué es el ser humano? La pregunta que encierra en sí todas las demás que podamos hacernos. La pregunta que nos abre las puertas de la filosofía convirtiéndonos en filósofos si nos la hacemos y nos lanzamos a la aventura de buscar la respuesta.
Os propongo ver cómo Kant, uno de los grandes filósofos de la historia, se hace esta pregunta. Se la hace formulando a su vez otras tres preguntas.
La primera es ¿qué podemos saber? ¿Cuáles son los límites de nuestro conocimiento? ¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso? El ansia por saber y conocer ha permitido al ser humano llegar a donde hemos llegado. ¿Pero a dónde hemos llegado? El avance tecnológico y científico sigue abriendo nuevas horizontes y descubriendo inmensas áreas oscuras a las que nuestro conocimiento aún no llega.
La segunda es ¿qué debemos hacer? ¿Cuál es y cuál debe ser el criterio de nuestra conducta? ¿Dónde está la frontera entre el bien y el mal? ¿Soy libre en mis decisiones? ¿Existe realmente la libertad? ¿Distingo bien entre el deber y el apetecer? Mi conducta diaria ¿qué  criterios sigue? La vida política y social del mundo en el que vivo ¿se adecua a criterios éticos? ¿Qué criterios éticos son éstos?
La tercera nos dice ¿qué nos cabe esperar? Esta pregunta nos lanza de lleno al misterio del sentido del universo. ¿Hay algo o alguien más allá del tiempo y del espacio? ¿Tiene sentido el sentimiento religioso? Y la historia, ¿tiene un destino? No se vive igual esperando un final que dé sentido al pasado que uno abocado a la nada.
La respuesta que demos a estas preguntas nos ayudará a encarar la gran pregunta, ¿qué es el ser humano? ¿Qué es el hombre? (Aquí sería ridículo decir la mujer, aunque hay quien lo haría) Antigua pregunta que ya en la Biblia se formula en un salmo (salmo VIII) de la misma manera ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?
Kant, que se hace también la antigua pregunta, nos regala esta reflexión para buscar una respuesta. Hagámonosla nosotros también y veamos a dónde nos conduce la búsqueda de la respuesta. Yo me la he hecho muchas veces, y sigo buscando respuestas.
Para profundizar en todo esto os propongo lo siguiente:
-Leed la biografía de Kant.
-Leed el salmo VIII.
-Entrad en google y teclead “las cuatro preguntas de Kant”, y navegad sin miedo a los piratas.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Me sorprende que nos sorprenda.


Me sorprende el lío que se ha montado con la pelea de papás en Mallorca, en ese partido de fútbol de chiquillos. Las imágenes que hemos visto por la tele son ciertamente desagradables pero no sorprendentes. Me sorprende pues que nos hayamos sorprendido.
Hay un refrán que dice "quien siembra vientos recoge tempestades". Pienso que estamos sembrando vientos en el tema de fútbol, como en otros, desde luego, pero ahora es del fútbol de lo que estoy escribiendo.
Estoy cansado de que me hablen de la violencia verbal que semanalmente se da en gran parte de los partidos que juegan niños y adolescentes a lo largo y a lo ancho de nuestra geografía. Y de la violencia verbal a la física, no hay más que un paso. Paso que se da muchas veces, también en el fútbol profesional. ¿Por qué nos extrañamos pues de lo sucedido en Mallorca?
Quizá la sorpresa, en el fondo, venga de darnos cuenta de las consecuencias de nuestras actitudes y comportamientos. Y de no querer aceptarlas. Es como el niño que ha roto un plato y cuando llega la mamá al oír el estrépito, pone cara de sorpresa y dice ¿yo? Yo no. Como si el plato se hubiese suicidado. La sorpresa como negación de la realidad, como venda en los ojos para no ver ni aceptar las consecuencias de lo que hemos hecho.
Pienso que en todas sus dimensiones el fútbol está desmadrado. Que es como un tren sin frenos cuesta abajo, arrollándolo todo a su paso. Habría que controlarlo, conseguir que respetara las señales, que parara en las estaciones y que llegara a su destino en hora, ni antes ni después. Y sé que hay mucha gente buena subida a este tren que querría esto.
Pero no, el análisis previo necesario para poner las cosas en su sitio sé que no se hará, porque a los dioses no se les analiza para ponerlos en su sitio. Es un sacrilegio y un atrevimiento. El dios fútbol seguirá en su Olimpo, y los mortales seguiremos rindiéndole pleitesía y ofreciéndole a menudo espectáculos deplorables y "sacrificios humanos".
¿De qué nos hemos sorprendido?

NOTA: Sería deshonesto por mi parte ocultar el hecho de que no me gusta el fútbol. Nada, no me gusta nada. Intenté antaño que me gustara, pero no lo conseguí. Quizá pues, no sea objetivo cuando hablo o escribo sobre el tema. Intento serlo.

lunes, 20 de marzo de 2017

Sea la primavera dichosa y amable.


Hace unas horas, cuando faltaba un minuto para las once y media, ha entrado la primavera. Atrás dejamos un invierno que si no ha sido como los de antes, se ha parecido un poco, al menos por estas tierras. Un invierno que, parece ser, ha puesto punto final a la larga sequía que sufríamos.
El monte está que se sale, y si sigue lloviendo con más o menos regularidad, nos regalará una primavera de cuento. Los almendros ya están verdeando tras unas semanas cargados de flores. Las aliagas, amarillas, y el romero verde y azul crean combinaciones hermosísimas. Las jaras llenan de color muchos rincones. El suelo, verde, empieza a llenarse de flores y las amapolas destacan con su rojo rotundo en campos y ribazos.
El último atardecer del invierno, ayer, sé que fue espectacular. No lo vi, pero presentí su belleza viendo las nubes altas en el cielo azul entre las que el sol se acercaba al ocaso. Y la noche, fresca, iluminada por el fuego de las fallas fue como un bonito punto final a la estación que se acababa.
Sea la primavera dichosa para todos y amable con los campos, los bosques y los montes.

domingo, 19 de marzo de 2017

Putativo no viene de puta.


De san José se dice que es padre putativo de Jesús. Ahora bien, que nadie piense mal, que con la cultura religiosa que tiene gran parte del personal, hay quien lo piensa… Putativo no viene de puta, no, aunque lo parezca. Leed lo que dice la RAE:

Del lat. putatīvus.
1. adj. Reputado o tenido por padre, hermano, etc., no siéndolo.

Por otra parte,habrá que decir también que nada tiene que ver el PP (Pepé) con esto, porque todo hay que decirlo habiendo gente por ahí suelta como esa individua que quería cambiar el diccionario por eso del feminismo, sin saber lo que ni el feminismo ni el diccionario...
Tampoco es cierto que san José tuviera mucha manía al mismísimo Espíritu Santo, no. Tampoco eso es cierto, aunque visto desde fuera y con los criterios actuales, motivos tendría.
Sí es cierto, sin embargo, que a los llamados José, que hay un montón, se les llama Pepe por lo del padre putativo. José, Padre Putativo de Jesús. Y claro como la gente veía José PP de Jesús, pues los Josés empezaron a llamarse Pepe.
Pero no es de estas cuestiones de lo que quiero hablar hoy sino de la figura de san José. De lo que a mí me habla ese hombre. De sencillez, discreción, humildad. José, esposo de María, la antítesis de la vanidad, del orgullo, de la prepotencia.
Aparece en la Biblia poquito, lo justo, y desaparece sin dejar rastro. Sale de escena perdiéndose entre bastidores y del teatro por la puerta de servicio. Y nadie lo ve. Y José, Pepe, se pierde solo en la gran ciudad…
Valga esta imagen para entender la grandeza de este hombre. Sí, yo me imagino a san José, y sigo con la imagen, caminando solo por una calle en la noche, mientras en el teatro actores y director saludan al público que aplaude en pie…Y quizá en la calle, por la que camina Pepe, llueva. Sí, llueve en la calle.
Así veo a san José. Y por eso le admiro y le respeto. Por eso me parece uno de los grandes santos de la Iglesia. 

martes, 14 de marzo de 2017

Félix Rodríguez de la Fuente, ¡gracias!


Tal día como hoy, en el año 1980, murió en Alaska, en un accidente aéreo, Félix Rodríguez de la Fuente. Yo tenía por entonces 25 años y aún recuerdo de un modo muy vivo el impacto que la noticia me causó.
Quiero, en estas breves líneas, rendirle un sentido y sincero homenaje, porque aquel hombre fue para mí, junto a mis padres, quien me abrió las puertas de la naturaleza.
Recuerdo sus programas en la tele y la inolvidable enciclopedia editada por Salvat, llamada Fauna, que compré por fascículos y que me leí íntegramente. El cuidado con el que trataba y conservaba aquellos libros aún es hoy motivo de amable cachondeo por parte de mi hermano.
Nunca fui buen estudiante (hasta la universidad, en que empecé a serlo) y además no me gustaba el fútbol ni el baloncesto, deporte éste último estrella en el colegio donde estudiaba. Además era flaco y “desgarbao”. Pocos recuerdos gratos tengo de mi vida escolar. Me ahogaba.
Las salidas al campo con mis padres, y Félix Rodríguez de la Fuente me dieron el aire que me faltaba. Y descubrí pronto que allí, en el campo y en el monte, era feliz. Y estoy convencido de que aquel descubrimiento, de algún modo, me salvó la vida. Luego me encontré con los Pirineos y me dije: "sí, esto es lo que andaba buscando". Y hasta hoy.
Por eso, este 14 de marzo, quiero recordar y agradecer públicamente a Félix Rodríguez de la Fuente la impronta inolvidable de su vida en la mía. Y me gustaría hacerlo compartiendo un texto suyo perdido en su enciclopedia Fauna, pero que para mí tenía y tiene una inmensa belleza y un profundo significado. La lástima es que justamente el tomo en el que estaba no lo encuentro por ninguna parte, pero lo recuerdo a grandes rasgos.
Dice algo así como, "el fuego que crepita en nuestros refugios invernales nos recuerda a ese otro fuego que iluminó el rostro de nuestros antepasados cuaternarios, y nos traslada al bosque de las brujas y de los gnomos, al bosque de los osos y de los lobos, al bosque de la libertad perdida…" Decía algo así.
¡Cuántas veces, antes de volver al cole, sobre todo por la tarde, leía estas palabras que se quedaban resonando en mi mente el resto del día! Sobre todo eso del bosque de la libertad perdida.
¡La libertad perdida!

¡Gracias, amigo Félix! ¡Gracias!

viernes, 10 de marzo de 2017

El circo del autobús naranja.


¿Que qué pienso del autobús naranja, ese de los penes y las vulvas, ése que ha dado tanto que hablar estos días? Pues nada, que es una solemne majadería, un despropósito. Ahora bien, tengo muy claro que es la respuesta a un estímulo no menos majadero, la respuesta a otro despropósito.
Es muy frecuente que a una imbecilidad respondamos con otra, a no ser que nuestra categoría intelectual y moral esté muy por encima de los que han lanzado la imbecilidad “estímulo”. Este no es el caso, desde luego. Por eso anda por ahí, si le dejan, el autobús naranja, confundiendo sexualidad con genitalidad y olvidando que el órgano sexual por excelencia es el cerebro y que el cerebro humano es extraordinariamente complejo.
Y por otra parte pienso que se tiene que ser, por parte de nuestros gobernantes actuales, poco inteligente o tener muchas ganas de “tocar los cojones”, o ambas cosas, para seguir urgando de un modo obsesivo, incluso obsceno, en la cuestión sexual. Dicen, demagógicamente, que estas campañas y leyes “tocapelotas” son por el bien de esas minorías que tanto sufren por su identidad u orientación sexual, por evitar vidas desgraciadas, suicidios y demás calamidades.
¿Sabéis lo que os digo? No me creo nada. Creo que realmente no les preocupan esos niños y jóvenes a nadie; es una tapadera. Hay otras prioridades de carácter político e ideológico ocultas y no reconocidas. Y son esas inconfesables prioridades las que mueven campañas y legislaciones. Por ambas partes.
Si a los que mandan ahora, de verdad les preocuparan esas personas diferentes en cuanto a su sexualidad, les preocuparían también las que lo son en cuanto a lo cultural, a lo psicológico, a lo intelectual, a lo social, a lo lingüístico, a lo ideológico… Les preocuparía cualquier “personita” que por ser distinta es rechazada. Y entonces no harían campañas, ni sacarías leyes específicas sobre cuestiones exclusivamente sexuales, sino sobre la integración de todos los alumnos (y no hace falta decir alumnas) sea cual sea su peculiaridad.
Y dirán que sí, que lo hacen. Usarán ufanos la palabra inclusividad, tan de moda. Pero no. Porque no está solo el niño que se siente niña, o la niña que se siente niño; ni el afeminado o la niña demasiado viril; ni el adolescente que descubre que le gusta su amigo. A ellos todo mi respeto y mi apoyo a su libertad de ser ellos mismos. Pero no olvido a ese alumno brillante que se sabe solo y oculta su capacidad. O al muy limitado que lo intenta y nunca llega. Tampoco a los niños que no les gusta el fútbol, ni falta que les hace, ni a las niñas que juegan muy bien, y no pueden. Ni los de papás separados que se llevan a muerte. Ni a los que tienen perfiles psicológicos peculiares, intereses atípicos. Ni a los que viven en familias de una religiosidad muy honesta o a los que nada conocen de eso o incluso han sido envenenados con prejuicios y mentiras. Tampoco olvido a los hay que van a estar aquí, en Valencia, solo unos años y han de estudiar, sí o sí, en una lengua que no es la suya y para poco les va a servir luego…
En fin, diversidad, pluralidad. Y derecho a un lugar bajo el sol sea cual sea tu forma de ser persona. Tu cultura, tu religión, tus rasgos psicológicos, tus aficiones, tu capacidad intelectual, tu origen social, tu lengua, tu identidad sexual…
Lo que necesitamos es respetar al diferente. No sólo al sexualmente diferente, sino a cualquier persona que sea diferente. También a los que son diferentes lingüística o ideológicamente. Y aquí está, en la lengua y la ideología, la piedra de toque que pone en evidencia a quienes estando ahora en el poder hablan tanto de tolerencia, respeto, inclusividad pero ¡ojo! sólo en los ámbitos que a ellos les interesa.
¿Por qué no somos capaces de llegar a una sociedad de verdad plural, abierta y respetuosa? Por eso, por esa incoherencia esencial, por esa interpretación simplona y maniquea de la realidad, no me creo nada de nada. No me creo ni a unos ni a otros.
En esta tierra por donde “cruza errante la sombra de Caín”* esto no es nuevo. Estamos como siempre. 

*Acertadísima frase de Antonio Machado en su poema Por tierras de España.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Mi aportación a este 8 de marzo.



Que un día como hoy salgan en la tele, en no sé qué programa, una serie de “famosas” (yo no las conocía), poniéndose en posturitas sensuales, exhibiendo glamurosos y prohibitivos modelitos y hablando de la igualdad y la dignidad de la mujer con frasecitas políticamente muy correctas, me ha resultado repulsivo. ¡Flaco servicio le hacen a la justa causa a la que creen defender!
Para mí es como si estas “animadoras” que salen a la cancha en plan sexi y bailongo antes de un partido de baloncesto, por ejemplo, hablaran luego de dignidad e igualdad. ¡Chirría!
Chirría a no ser que cuando el partido sea de baloncesto femenino, salieran antes un grupo de tíos con mallitas marcando paquete y regalándonos también un bailoteo bien sexi. Pero eso no suele pasar. Ellos hacen lo importante, ellas van de teloneras…, y la mar de contentas.
No solo los hombres, también las mujeres tienen que tomarse muy en serio la justa y ya vieja lucha por su dignidad y su igualdad. 
Es mi aportación a este día, 8 de marzo.

viernes, 3 de marzo de 2017

¡Pero qué majadería más grande, por Dios!


Que el telediario de la Primera incluya como noticia la inculta gilipollez de una "comprometida ciudadana" reclamando que la RAE retire del diccionario las acepciones sexo débil o bello sexo como conjunto de las mujeres, y la de sexo feo o sexo fuerte como conjunto de los hombres, me parece de vergüenza.
La breve entrevista que le hacen a la individua y las más de 70.000 firmas que la avalan, de momento, no hacen más que evidenciar el deplorable nivel cultural al que estamos llegando, al que hemos llegado.
¿No ha habido ningún “profe” de lengua que le haya dicho a esta persona y a las otras 70.000, lo que es un diccionario? ¿Qué hacían cuando esas cosas se explicaban en clase?
La RAE no define por sí misma el significado de ninguna palabra. Simplemente reconoce y expone el significado que a las palabras les da la gente que las usa. La RAE ni pone ni quita nada, somos nosotros, hablando los que ponemos y quitamos.
La expresión sexo débil referido a la mujer y sexo fuerte, al hombre, está en el diccionario no porque la RAE sea anticuada, ni machista, ni perversa, sino porque la gente lo ha utilizado desde hace mucho tiempo y lo sigue utilizando. Y por eso, aunque firmara el país entero, la RAE no podría quitarla del diccionario.
La RAE, lo máximo que podrá hacer, y ojalá sea más pronto que tarde, es añadir a la acepción, eso de “en desuso”, cuando tenga constancia de que ya nadie la utiliza porque la realidad ha cambiado. Es la realidad la que hay que cambiar y no las palabras que designan esa realidad.
Pero sabéis lo que os digo, que más que esta iniciativa tan ingenua como imbécil, me ha molestado el hecho de que sea noticia en el telediario de la noche. A no ser que lo hayan hecho para demostrar el patético nivel cultural al que estamos llegando. Pero no creo.
¡Y lo contenta que estará esta hija de la LOGSE de haber salido en la tele! Me está calentando, de verdad que me está calentando tanta majadería.

Llega la primavera.

Después de un, ¡por fin!, duro invierno, marzo nos anuncia la primavera que promete ser esplendorosa. Los almendros en flor, el romero, las aliagas; la hierba y el musgo en las umbrías; las ranas croando en las numerosas charcas y en las pozas de los torrentes, algunos de los cuales aún llevan agua…
Si tenéis un ratito, si podéis escaparos, no os perdáis estos días en el campo, en que la naturaleza se prepara para rebosar de vida, una vez más.


Un almendro en flor, en Altura.

Unas malvas salen de entre las rocas.

Alcublas, a la luz del atardecer, envuelta en flores.