FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 29 de junio de 2017

Gátova. Así era antes del fuego.


Este mediodía desde el terraplén de la vía, en Ribarroja.

No se puede amar lo que no se conoce. Ese es uno de los motivos de la indiferencia social hacia el medioambiente, el progresivo alejamiento de la naturaleza de muchísima gente, más de la que creemos. No olvidemos que es políticamente correcto declararse ecologista y preocupado por estos temas, pero no es verdad, en muchos casos es solo posturita, pura apariencia.
Por eso es importante que conozcamos, al menos, la naturaleza que tenemos más a mano. Quiero que conozcáis lo que había hasta ayer por la tarde en Gátova. A continuación comparto unas pocas fotos comentadas y luego un enlace a un álbum donde hay muchas más. Precisamente ha sido una de las zonas a las que más veces he ido estos meses pasados. Era precioso. Vedlo.


ASÍ ERA 


Por este bonito barranco entró el fuego en Segorbe.

Lo recorría un hermoso camino con buena sombra en muchos tramos.

Poco a poco quedaba atrás y arriba el pico del Águila, cerca de donde empezó el fuego.

Las lluvias de este invierno daban al monte un vigor espectacular.

La laguna Butrera, un rincón tan extraño como hermoso. Uno de mis preferidos.

Y esta colina cubierta de pinos me encantaba contemplarla. ¡Cuántas horas he estado ante ella leyendo, descansando...!

Hacia el norte se extendía toda la sierra de Espadán. Todo era verde, siempre verde.

Muchos verdes se conjugaban jugando con el sol, la luz, el cielo...

Y los caminos, era un placer recorrer los caminos.

En este tramo en sombra, en temporada, había siempre muchos espárragos.

Y en los tramos con sol, siempre había una sombra a mano.

Bonita cubierta de pinos, pero signo de abandono. Había que haber aclarado hace mucho tiempo.

Aquí se ve bien. Los pinos altos sobrevivieron al incendio del 94. Los demás no crecen, hay demasiados.¡Hay que limpiar y aclarar el monte. Si se hubiera hecho, no pasaría lo que está pasando. ¿Por qué no lo hacen?

Bonita estampa que ya no podre ver más. Ni yo ni nadie.

Porque todo esto ya es negro y gris.

Y estos farallones calizos contrastando con el verde de los pinos. Negro y gris.


Si queréis ver más fotos de cómo era, pulsad Gátova antes del fuego.


Rabia, miedo, impotencia, pesar...


Tras una mala noche en duermevela, en la que no distinguía muy bien lo que eran fugaces pesadillas y lo que era la pesadilla real de saber que la Calderona, una vez más, estaba en llamas, he amanecido triste, pesaroso y muy, muy "cabreao”.
Sé que hay gente que no lo entiende, que no me entiende, que no entiende que algo así me pueda afectar de un  modo tan hondo. Me sabe mal, pero no puedo evitarlo. La naturaleza ha sido para mí, desde niño, algo más que una afición. Es uno de los pilares de mi vida, y quien me conoce sabe ya cuáles son los otros tres.
En los Pirineos encontré una naturaleza pura, salvaje, soberbia, y la amé. Pero la de aquí, la que tengo a mano todos los días, siendo más humilde, estando más humanizada, no es menos bella, y la amo también con todas mis fuerzas. Y cuando digo amar, digo amar, querer, necesitar, ¡¡¡necesitar!!!
Y estoy cansado de perder, año tras año, tantos caminos andados, tantos paisajes mil veces contemplados, tantos rincones de paz y reposo donde he sido feliz. Y estoy cansado de que nadie haga nada eficaz y coherente por evitarlo, porque sé que si el monte se quema no es por el rayo dormido o “despìerto”, ni por el desgraciado, en mala hora nacido, que le “pega fuego”, sino por el abandono total, por haberlo reducido a parque de atracciones de fin de semana para los urbanitas o a estadio para los deportistas.
Si el monte estuviera limpio y en condiciones, los campos cultivados o al menos despejados de matorral, y las pistas transitables, sería más difícil que hubiera un gran incendio. El monte mediterráneo necesita de la intervención directa del hombre. No es la selva.
Si a los que se le detiene por provocar un fuego por negligencia se les “amarga la vida”, y a los que lo provocan con intención se les encarcela un buen montón de años, y cuando haya alerta por riesgo de incendios se les “invita” a pasar esos días en un calabozo, bien comidos y bebidos, faltaba más, no empezarían muchos incendios.
Si los políticos fueran capaces de pactar un modelo de gestión medioambiental a muy largo plazo y blindarlo frente a los vaivenes a los que nos someten con sus ideologías huecas, sus enfrentamientos patéticos y sus corruptelas compartidas, no habría incendios forestales y los que hubiera serían fáciles de controlar.
Pero no. Sé que ninguno de esos “sis” condicionales se va a cumplir. Y me duele, y me enrabia y me produce un hondo pesar y una gran sensación de impotencia. Por mí, ya lo he dicho, porque con 61 años que tengo, y por larga que sea mi vida, no volveré a ver tantos y tantos rincones como eran. Y por los niños y jóvenes, con los que he trabajado toda mi vida; porque incendio tras incendio, la capacidad de regeneración de nuestros montes se agota. Y abrimos paso al desierto.
Aunque a veces pienso que en realidad esto ya da igual. Con que los niños tengan un deporte que practicar, un centro comercial donde comprar y un móvil de última generación, que más da todo lo demás. ¡Ah!, y que aprueben aunque no sepan.
Este no es mi mundo. Estoy fuera de sitio, cada día más. Cada fuego más.

miércoles, 28 de junio de 2017

Fuego en la sierra Calderona.


Se veía venir. Todo el día he estado pendiente de los montes que veo desde el pueblo y de los medios de comunicación. Sabía que si había algún incendio empezaría por la tarde, para que los medios aéreos no pudieran trabajar mucho tiempo y así el viento de poniente, pudiera hacer “su faena” durante toda la noche. No son casuales.
Y así ha sido. Arde la Calderona. El incendio ha empezado en una preciosa zona situada entre Gátova, Altura y Segorbe. Una de las que más conozco y en la que más he disfrutado. Sólo Dios sabe hasta dónde va a llegar.
Escribía el 23 de junio:
De momento, atémonos bien los machos para este verano. Y Dios nos pille “confesaos”. Y cuando las barbas del vecino veas rapar…. Vamos, que tengo ganas de que llegue noviembre para ver qué nos queda y cómo esta lo que nos queda.
Y no soy adivino. Sólo hay que ver cómo están nuestros montes. Y saber que va a pasar lo que pasa, da una mala leche, una indignación… Ahora que apaguen el fuego, pero  ¡ojo! el fuego no se apaga, se evita previniéndolo.

martes, 27 de junio de 2017

¿Qué quieres que te diga, amigo Diego?


¿Qué quieres que te diga, Diego, en día tan señalado? Que te seguimos echando de menos, que nos parece que cualquier día vas a entrar por la puerta, que sigues muy presente entre nosotros, que en dos años justitos te hiciste amigo de toda la vida…
Pero todo esto ya lo sabes, por eso no te voy a decirte algo que ya sabes, y claro, tampoco era cuestión de darte la enhorabuena a secas. Quería algo más, y entonces, acordándome de nuestra ascensión al pico Leja, andando sobre la nieve, bajo un cielo azul profundo, he recordado un bonito poema de Leopoldo Panero, que igual conoces ya, pues está en la liturgia de las horas. No obstante, aunque lo conozcas, te lo regalo. Recítalo pensando en nosotros y será como si te lo estuviéramos recitando a ti. Yo tuve el placer de oírselo a Juan en una cima, y pensé en ti; no lo digo por quedar bien. Pensé en ti. Se titula Dime quien eres.

Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú, dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.
Dime quién eres tú que andas sobre la nieve;
Tú que, al tocar las estrellas, las haces palidecer
de hermosura;
Tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.
Dime quién eres; ilumina quién eres;
dime quién soy yo también, y por qué la tristeza
de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos; sostenme en mi tristeza,
Tú que andas sobre la nieve.

Sigue tras las huellas de Aquel que anda sobre la nieve. Déjale sitio cuando venga a visitarte en la noche, bajo las estrellas. Háblale de la libertad y de la vida, de la tristeza de ser hombre, de la tristeza de tantos hombres. Pídele que te sostenga, que nos sostenga a todos entre sus manos. Y pregúntale quién es, que con su luz hace palidecer a las estrellas, que mueve el mundo con la suavidad de quien ama, que hace que se nos derrame el corazón cuando lo sentimos cerca.
Y cuéntanoslo a los demás. Ayúdanos a que seamos capaces de recitar este poema desde lo hondo de nuestro corazón. A que trasformemos la literatura en oración. Y así, sabiéndonos en sus brazos le preguntaremos contigo, "dime quien eres, Tú que andas sobre la nieve".

En el noveno aniversario de tu ordenación, Diego, de todo corazón, ¡que Dios te bendiga!

Isabel y Jesús.

Y... ¿qué dirán?


“… Una de las cosas mejores en el mundo, y aún más que mejor, es mostrarse independiente de la aprobación popular y, sin tratar de obtener aplauso, hallar sin embargo deleite en el hecho mismo.”

Esto decía Marco Tulio Cicerón, nacido en el año 106 antes de Cristo. Sí señor, esto decía un romano hace más de dos mil años. Y es que, habiendo muchos aspectos en los que hemos avanzado en todo este tiempo, en cuestiones éticas y morales, y en el sentido que tenemos de la vida, estamos como entonces, y a menudo peor.
Me alivia y reconforta este pensamiento de tan hondas raíces y a la vez tan actual. La persona capaz de encontrar deleite, y por tanto sentido a nuestras acciones y decisiones, aun sabiendo que no van a obtener aplauso alguno y a veces ni tan siquiera la más mínima aprobación popular, es algo muy bueno, mejor que bueno. Da coherencia y consistencia a nuestra vida.
Y no es fácil en esta sociedad nuestra, como no debió serlo en la sociedad romana de entonces. La lucha, tan a menudo sucia, por la popularidad, la fama, el éxito, el reconocimiento social, aun a costa de la negación de uno mismo, es patética. Las dobles vidas forzadas por la creación de una imagen aceptable y la asfixia de la realidad, son durísimas y tristes, muy tristes. El marketing, tan de moda, entendido como el culto a la imagen, aunque no sea cierta, es falso y demagógico. La estética sobre la ética, que ha venido a traernos la infame tiranía de lo políticamente correcto, es una sutil pero eficaz dictadura que ahoga nuestra libertad, sin que nos demos cuenta.
Por eso digo que bien poco hemos avanzado. Aunque la voz nos viene de muy atrás en la historia nos habla hoy, y nos lanza al reto de vivir y actuar en conciencia más allá de lo que digan los demás, porque ése es el camino de la felicidad, de la paz interior. No la fama, el éxito, los aplausos, los miles de seguidores en internet, no. Aunque lo parezca.
Si estas mieles nos llegan, no porque las busquemos, sino como fruto de nuestras decisiones y nuestros actos, bienvenidas sean. Pero solo si esas decisiones y esos actos son consecuencia de nuestra libertad de conciencia y de nuestra coherencia interna. Miel sobre hojuelas, que dice el refrán. Pero primero las hojuelas, porque si buscamos solo la miel, nos ahogaremos en ella, como las moscas que acudieron a un panal de rica… Bueno, ya sabéis el final.
Tampoco es ajeno al Evangelio este planteamiento de vida. De hecho, Jesús lo vivió en la suya hasta el extremo. El deleite en su vida fue anunciar la Buena Nueva. Lo demás, vino por añadidura.

lunes, 26 de junio de 2017

El haya "benefactora".

En la Biblia se habla de una tierra que mana leche y miel. Yo voy a hablar de un haya que mana cerveza y huevos fritos con jamón, o chistorra, o longaniza de Graus…
En medio de un bosque de hayas y abetos, junto al río Aragón Subordán, rodeada de altas y hermosas montañas, el haya “benefactora”, que así le llamo yo, es enorme, y su sombra, deliciosa. ¡Cuántas veces, a lo largo del año mi alma vuela a su vera y reposa! Lo que pasa es que como el cuerpo se queda aquí, pues el placer no es completo; falta la parte carnal.
Imaginaréis que hoy por hoy de las hayas no sale cerveza, ni jamón, ni huevos, y menos fritos. Estoy hablando de un chiringuito que hace ya muchísimos años está situado bajo mismo de este querido y entrañable árbol pirenaico.
Como ya he dicho, yo le llamo el haya benefactora, hay amigos que le llaman el haya auxiliadora, o reparadora… Como se llama de verdad el barete en cuestión, me he dado cuenta ahora de que no lo sé.
En fin, que es un sitio de esos que una vez catado no puedes dejar de volver a él. Imaginaos, después de un buen día de montaña, de esos que sales mucho antes que el sol, cuando llegas cansado y satisfecho, y te sientas en aquella bendita sombra, junto al río, contemplando las cimas holladas, y te bebes un cervezón de barril, bien frio, y das buena cuenta de un plato combinado, crees tocar el cielo. La Tierra Prometida. El Paraíso Terrenal.
Y de esto hay testigos que pueden dar fe de que no exagero. Es uno de los rincones del valle de Hecho que cuando lo has saboreado adecuadamente, es decir, previa sana paliza montañera, crea adicción.
Esta tarde, esperando con miedo el poniente que se nos echa encima, mi alma, que no mi cuerpo, se ha ido allí. Agua, fresco, verde… 


Panorama del haya y el chiringuito en invierno. Detrás mismo queda el río.

Otro panorama. Abren siempre que la carretera esté limpia, aunque esté nevado. Hay una parte cubierta.

Paisaje que se puede ver desde el haya "benefactora". Hay más, mucho más. Ese pico es el Txipeta Alto.

Y otro paisaje que también se ve cuando estás en el haya. La cerveza ya casi había volado.


domingo, 25 de junio de 2017

Aquí no refrescará, al contrario.

Este es el mapa que nos espera. Refresca por doquier, pero aquí, aquí, a socarrarse toca. Más todavía.

Que nadie se haga ilusiones de que esta semana que viene refrescará algo. Normalmente, en verano, cuando refresca por toda España, aquí nos socarramos más todavía. Así es; estamos mal casi todos con estos calores, de La Coruña a Málaga y de Gerona a Huelva, pero cuando el tiempo se decide a dar un respiro, a nosotros nos machaca más todavía. Sin compasión.
El martes llega el poniente, y durará tres días. El azote del verano en estas tierras. El particular Armagedón de nuestros montes. Las temperaturas se dispararán y la humedad se desplomará. Dicen, eso es más llevadero, habrá menos bochorno…
Pero es que yo no estoy pensando en mí, ni en la gente, que mejor o peor se lo monta como puede. Estoy pensando en la extrema vulnerabilidad de nuestros montes a causa de la ausencia casi total de una adecuada gestión medioambiental, lo que desemboca en el abandono más absoluto.
Y no quiero hablar más. Hay cosas de las que, en determinados momentos, es mejor no hablar. O hablar solo lo justo. Portugal, Huelva…

Nota: No os podéis imaginar la alegría que me daría equivocarme en lo que anuncio en estas líneas.

viernes, 23 de junio de 2017

No quiero ser catastrofista.


Sin querer caer en el catastrofismo he de reconocer que las informaciones meteorológicas que nos llegan por todas partes estos días son inquietantes. A mí me recuerdan el principio de una de esas películas en las que el clima se vuelve contra los humanos y nos aniquila, o poco menos. Hay varias muy espectaculares.
Ayer mismo nos dijeron que la primavera pasada había sido la más cálida desde que se tienen registros y que la temperatura del agua del mar, del Mediterráneo, había batido todos los records; nunca había estado tan caliente en junio como ahora.
Todo esto sin contar las temperaturas exageradamente altas que, no sólo aquí sino en el resto de Europa, nos están agobiando hace ya muchos días. Eso es noticia diaria en los medios de comunicación y conversación de ascensor, parada de autobús, o tienda de barrio.
Ved cualquiera de esas películas, El día de mañana, por ejemplo, y veréis como empieza más o menos así. Y la verdad, da un poquito de yuyu, aunque el Trump de las narices diga que con el clima “no pasa na”.
Sí pasa. El clima está cambiando, y deprisa, muy deprisa. Que este cambio haya sido provocado por el hombre y en qué medida, doctores tiene la Iglesia para decirlo, pero lo que está claro es que lo hayamos provocado nosotros o no, yo creo que en parte sí, quienes lo estamos sufriendo y lo hemos de gestionar somos nosotros, los terrícolas.
De momento, atémonos bien los machos para este verano. Y Dios nos pille “confesaos”. Y cuando las barbas del vecino veas rapar…. Vamos, que tengo ganas de que llegue noviembre para ver qué nos queda y cómo esta lo que nos queda.
Y por cierto, se tiene que ser imbécil, pienso yo, para decir como he leído en varios sitios, que el verano nos hace felices. Será por las vacaciones, digo yo, porque por lo demás…Quizá, los veranos de antaño, o ahora los de Islandia… ¡Qué extraño concepto de la felicidad debe tener la gamba con seso que ha dicho semejante majadería!

miércoles, 21 de junio de 2017

Empieza el verano astronómico, el otro ya estaba aquí, ¿no?


Hace un rato, exactamente nueve minutos antes de salir el sol, hemos entrado en el verano astronómico, porque el meteorológico ya está aquí, entre nosotros, hace ya demasiado tiempo para mi gusto.
Y quiero recibir a la nueva estación, la que personalmente menos me gusta, con un bonito texto de Platero y yo en el que Juan Ramón Jiménez nos pinta un cuadro que da calor, casi ahoga de calor. Los tábanos, la chicharra, el paisaje blanco de luz ardiente, la calina asfixiante… Menos mal que el texto acaba a la sombra de un nogal, escuchando el crujido fresco de abrir una sandía, el toque a vísperas a lo lejos...

Platero va chorreando sangre, una sangre espesa y morada, de las picaduras de los tábanos. La chicharra sierra un pino, que nunca llega... Al abrir los ojos, después de un inmenso sueño instantáneo, el paisaje de arena se me torna blanco, frío en su ardor, espectral.
Están los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín; y una calina que asfixia, enyesa los pinos chatos. Un pájaro nunca visto, amarillo con lunares negros, se eterniza, mudo, en una rama.
Los guardas de los huertos suenan el latón para asustar a los rabúos, que vienen, en grandes bandos celestes, por naranjas... Cuando llegamos a la sombra del nogal grande rajo dos sandías, que abren su escarcha grana y rosa en un largo crujido fresco. Yo me como la mía lentamente, oyendo, a lo lejos, las vísperas del pueblo. Platero se bebe la carne de azúcar de la suya como si fuese agua.

No es casualidad que el capítulo siguiente a éste, el 66, se titule Fuego en los montes. Cuando tocan a rebato las campanas de la iglesia dejan de cenar y, "encogido el corazón...", "en alborotado silencio afanoso suben a la azotea…" Es un incendio en el monte.
        También me encoge a mí el corazón, en este tórrido inicio del verano, la inmensa tragedia que el fuego está provocando en Portugal. Y no puedo callarme el hecho de que nada eficaz se está haciendo aquí para evitar semejantes catástrofes, ante las que también estamos expuestos. Ya lo he dicho mil veces en este blog, no hay una gestión integral del medio ambiente. No la hay. Por eso pasa lo que pasa.

¡Feliz verano!

martes, 20 de junio de 2017

Ascensión al Montlude, la montaña que luce.

Es esta una excursión por una zona salvaje y solitaria del valle de Arán. Una excursión sencilla pero en la que hay que tener presente dos cosas. Una es que para llegar al punto de inicio es necesario subir por una pista forestal, normalmente en un estado aceptable, pero cuyo último tramo es muy vertiginoso, y peligroso si tenemos la mala suerte de encontrarnos un coche de frente. Nunca me ha ocurrido. La otra es el tiempo. Hay que asegurarse de que no nos va a pillar la niebla, pues si esto sucede y no llevamos GPS, lo normal es perderse por aquellas soledades.
Hechas estas salvedades que le dan su puntito de emoción a la excursión, en verano no debe haber más problemas. La pista la cogemos en Vilamós, y solo tiene una bifurcación importante en la que hay que tomar la derecha. Tras dejar el coche en una curva (buen sitio para aparcar y dar la vuelta) subimos a un collado próximo. De allí, al pic del Estanh, sin sendero, es fácil. De ésta cimita secundaria bajamos hacia el norte a buscar el bien visible sendero del Montlude que seguimos hasta la impresionante cima. Bajamos luego por la cara norte, fuera de sendero otra vez, hacia el cordal donde están los picos de Barracómica y Guarbes, a los que llegamos también sin dificultad. Para regresar, buscamos de nuevo el sendero del Montlude que nos devolverá sin pérdida al punto de salida.
Con estas indicaciones y el dibujo del itinerario sobre el mapa se puede preparar muy bien la excursión. Si llevamos el track en un GPS, mejor que mejor.
Lagos, cimas próximas y lejanas, pastos inmensos, flores, la profundidad de los valles, los bosques a nuestros pies, y la soledad. Quizá en el Montlude podemos encontrarnos con alguien, en las otras tres está casi garantizado que no habrá nadie. Buitres, águilas, marmotas, sarrios, corzos, vacas, caballos..., eso sí, esta compañía sí la tendremos.
Es una excursión, para tomárnosla con calma, de un día. Se puede hacer en una mañana saliendo muy temprano, pero si no nos espera nadie, o amenaza tormenta, ¿por qué no gozar toda la jornada de aquellas altas y solitarias regiones?

NOTA: Tengo entendido que Montlude significa el monte que luce, porque es el primero que se ve iluminado, desde Viella, cuando amanece. Esto sí lo he visto muchas veces.

Si queréis ver más fotos de las que hay a continuación, pulsad Ascensión al Montlude.
Si queréis el track de la excursión pulsad Ascensión al Montlude.

Salimos antes de amanecer para bajar a mediodía.

El Aneto empieza a teñirse con el sol naciente.

El macizo de la Maladeta entero desde el Tuc der Estanh.

El laguito que da nombre al pico, desde la cima.

Panorama hacia el este. Destaca el Maubermé a la izquierda.

Primer plano de la mole del Maubermé.

Varradós al fondo, con las brumas matutinas.

Cruz en la cima del Montlude.

Descansando en  el vértice geodésico del Montlude.

Descendiendo hacia el laguito. Al fondo, bien visible, la Maladeta.

Al ir perdiendo altura reaparecen los pinos, los resistentes pinos negros.


lunes, 19 de junio de 2017

El Corpus en Ribarroja.

La procesión del Corpus, en Ribarroja, imagino que en otros pueblos también será algo parecido, tiene cinco altares situados en casas particulares donde el sacerdote deposita la custodia, mientras canta un coro y se rezan unas oraciones. La banda de música, atenta, toca el himno nacional cuando se reanuda la procesión. Y al acabar, muchos de los niños que han tomado la primera comunión van a fotografiarse en el altar.
Si pregunto a la madre de Isabel, mi suegra, desde cuándo pone altar en su casa, me dice que desde siempre, que su madre y su abuela ya lo hacían. Tradición tan solo interrumpida en los años negros de la guerra civil. Y como antigua tradición tiene ese sabor añejo, especialmente intenso, cuando suenan los acordes del himno “patrio” envueltos en incienso...
Creo que es muy importante respetar y mantener las tradiciones, siempre que no hagan daño a nadie. Y ésta, por supuesto, a nadie le hace daño. Después habrá quienes se quedarán en la forma, en el folklore; están en su derecho. Pero también habrá quien vaya más allá y entre en el significado profundo que tiene el hecho de manifestar públicamente, de mostrar al mundo, lo más grande que tenemos los cristianos: la eucaristía. La presencia de Jesús resucitado en el pan y el vino consagrado y compartido, que nos lanza el reto permanente de compartir la vida y el mundo.

Y hablando de compartir, comparto cuatro fotos que hice.





sábado, 17 de junio de 2017

A la sombra de un castaño...


Andaba yo un día de estos con Roberta (la moto), por esos mundos de Dios, cuando se hizo la hora de comer. Entré en el pueblo más próximo. Un buen plato de arroz al horno y una cervezota con un carajillo para finalizar, y otra vez a los caminos.
Hacía calor, mucho calor, y me dirigí a un rincón umbrío que conozco por aquellos lares para reposar la comida en condiciones. No había nadie, como era de suponer. Cogí una piedra que me pareció adecuada y envuelta en la camisa se convirtió en cómoda almohada, y sobre la hierba, aún verde, junto a la fuente, y a la sombra acogedora de un frondoso castaño, me tumbé cuan largo soy.
Contemplaba sobre mí, la “cúpula verde, toda pintada de cénit azul” como diría, en hermosa metáfora, Juan Ramón Jiménez, mientras escuchaba los pájaros, el viento en las copas de los árboles, arces, castaños, nogales, pinos, y el incesante murmullo de la fuente. Contemplaba, escuchaba, sentía el viento, allí un punto fresco, y me fui adormeciendo, mientras me venían a la mente aquellas palabras de Fray Luis de León, “¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido…,” y llegado al punto en el que dice “Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido”, me dejé caer en lo hondo del sueño, confiado en que las aves me despertaran.
Cuando hora y media después abrí los ojos, dos forestales, o como habría que decir ahora, un forestal y una forestala, me contemplaban desde el camino, a unos cincuenta metros. Es muy posible que me  miraran con una cierta envidia, viéndome en tan plácido lugar entregado al reposo, pero de lo que sí estoy casi seguro es de que no repararon en que no estuve solo, velaron mi sueño Fray Luis de León y Juan Ramón Jiménez.

jueves, 15 de junio de 2017

Ya no hay niños y niñas, hay criaturas. ¡¡¡!!!



Me identifico plenamente con el tuit de Arturo Pérez Reverte, escritor y académico, a propósito de la ridícula Guía breve para un uso no sexista del lenguaje de nuestra sapientísima “consellera de sanitat”, Carmen Montón.
Espero que, mayoritariamente, el personal sanitario a quien va dirigida se descojone muy vivamente de semejante majadería y sigan llamando a las cosas por su nombre. Aunque habrá que asumir que siempre habrá tontos, como dice Pérez Reverte, que seguirán emocionados esa delirante cruzada contra lo que ellos llaman sexismo en el lenguaje, desde la más profunda ignorancia y con la prepotencia que les da creerse en absoluta posesión de la verdad. Yerran además si creen que estas tonterías linguísticas ayudan a lograr la igualdad entre hombres y mujeres; más bien la complican porque la trivializan.
Además muestra, el hecho de atreverse a publicar esta guía, un talante muy característico de determinadas ideologías que, a duras penas, ocultan su vocación totalitaria. Recuerdo que en una ocasión fui invitado a una reunión, no viene al caso por qué, en la que en un determinado momento, ante las afirmaciones de un técnico avaladas por numerosos datos y por el hecho de ser especialista en la materia, uno de los presentes, desde su personal ideología, le espetó que él se pasaba a los técnicos por el culo, textualmente.
Esto es lo que ha hecho la "alta eminencia intelectual" que tenemos a la cabeza de la sanidad valenciana. Pasarse a los técnicos por el culo, porque debería saber, tanto ella como todos los que se meten por estos vericuetos, que en cuestiones de lenguaje los técnicos son los señores de la Real Academia. Y la RAE ya se ha pronunciado sobre esto en numerosas ocasiones con argumentos serios y coherentes. Es la RAE quien tiene autoridad para decirnos, desde la libertad del conocimiento, lo que está bien y lo que está mal cuando hablamos y escribimos.
Porque el lenguaje es un complejo sistema donde todo tiene su razón de ser y su por qué, y toquetearlo en nombre de una particular y discutible visión de la justa y necesaria igualdad entre el hombre y la mujer, es algo que sólo puede hacerse desde el atrevimiento de la ignorancia y lo que es peor, desde una mal disimulada actitud totalitaria.
Dice que es solo una guía para sugerir. Que no impone nada. ¡Faltaba más! Que ahora vengan a decirnos hasta cómo tenemos que hablar. Después vendrá el cómo tenemos que pensar, ¿no?
Y esto es lo que me da miedo del asunto, porque por lo demás la guía en cuestión es ridícula, da risa e incita al cachondeo. Pero, como he dicho, también me da miedo, porque el lenguaje y el pensamiento son, por decirlo de algún modo, dos caras de la misma moneda y cuando alguien, en contra de los criterios técnicos, se arroga autoridad para decirnos cómo tenemos que hablar, está a un paso de decirnos también cómo tenemos que pensar.
Y por ahí no paso.

NOTA: Si queréis pasar un buen rato teclead en google Guía breve para un uso no sexista del lenguaje, Carmen Montón. Después de todo es divertido.

miércoles, 14 de junio de 2017

Por eso nos precipìta al vacío...


Que alguien sobre quien pesan veintitrés asesinatos, a sangre fría, de personas cuyo único “delito” era ser españoles, escriba sobre la violencia de género prologando un libro sobre el tema, resulta muy difícil de digerir.
Del ojo por ojo, que en casos como estos es lo que a muchos nos pide el cuerpo, a comulgar con ruedas de molino, que es lo que un hecho como éste nos exige, hay un abismo. Y en ese abismo caemos con angustia, como cuando durmiendo te despiertas sintiéndote caer al vacío, los que nos negamos a ambos extremos.
Los que nos negamos, a duras penas, porque no es fácil, a pagar el crimen con la misma moneda, porque creemos en la vida y en la libertad. Los que, precisamente por eso, no podemos asumir, por coherencia y dignidad, que nos hable de violencia quien ha hecho de la violencia su credo, generando un dolor tan hondo y tan grande, que exige al menos respeto y silencio.
Por democracia, y esta es su grandeza, hemos de asumir que Idoia López salga de la cárcel y se incorpore a la vida civil como una ciudadana con todos sus derechos. Pero lo menos que podíamos esperar es que lo hiciera en silencio, por respeto a esas veintitrés personas que asesinó, por respeto a la libertad truncada, por respeto a la democracia violentada.
La idea de encargarle a ella que escriba el prólogo de un libro sobre la violencia de género titulado El umbral del dolor me parece algo repugnante, y el hecho de aceptarlo un insulto a la razón, un desprecio a la democracia y una burla a las víctimas.
Por eso, ese prólogo, a muchos nos precipita al vacío. Perdemos pie. No hay asideros para las manos. Ni el ojo por ojo, ni el prólogo, diga lo que diga. Nos queda el vacío. La angustia del vacío, del sinsentido.
¿Que ha habido arrepentimiento? No lo sé. En cualquier caso no soy yo quién para juzgar tal extremo. Pero aún en el caso de que sí haya habido un hondo y sincero arrepentimiento, y precisamente por eso, pienso que sólo una vida de silencio y entrega a los demás podría iniciar en este mundo la redención que sólo Dios puede consumar.

martes, 13 de junio de 2017

Tras las huellas de los grandes.

Que te guste la literatura, haber nacido en este país, y haber aprendido desde niño la hermosa lengua castellana es todo un privilegio y un orgullo, sin que esto suponga el más mínimo desprecio a otras lenguas, desprecio que desgraciadamente sí se da, demasiadas veces, en sentido inverso.
Pero no voy a hablar de este triste y estéril revanchismo, sino del placer que me produjo andar este pasado fin de semana por Madrid, pese al calor mesetario que hacía (45ºC al sol, 38 a la sombra) viendo las humildes referencias que nos recuerdan a tantos grandes de las letras que por aquellas calles anduvieron.
Comparto a continuación algunas fotos que hice.


Placa en el lugar donde estaba la casa natal de Lope de Vega.

Inscripción en la iglesia donde bautizaron a Quevedo, se casó Lope y murió Luis de Vitoria, importante compositor.

Placa donde estaba la casa en la que Cervantes vivió sus últimos años y murió.

Placa en el lugar donde estuvo la casa propiedad de Quevedo.

Placa en los muros del convento de las Trinitarias Descalzas donde está enterrado Cervantes.

Inscripción junto a la casa donde vivieron Quevedo y Góngora, y donde nació Echegaray, premio Nobel de literatura.

Placa situada donde estuvo el monasterio de santa Ana, fundado por San Juan de la Cruz.

Placa en la iglesia donde está enterrado Lope de Vega.

Placa en la plaza donde vivió y murió Francisco de Rojas Zorrilla.

Placa en la casa donde vivió Menéndez y Pelayo, actual Academia de Historia.

Monumento a Calderón de la Barca.