FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 31 de julio de 2017

Mirando el cielo...

Aunque es cierto que, como dice la canción, hoy no se puede estar mirando al cielo, también es cierto que, aunque sea de vez en cuando, hay que mirarlo y durante un rato perderse en él, contemplar...
Mirad que cielo fotografió un día de estos Isabel. ¿No es digno de contemplación? Fue breve, pero ¿qué hermoso mientras duró?



sábado, 29 de julio de 2017

Una bonita casualidad.

Hay casualidades que tienen “su aquel”. Hoy me he dado cuenta de que tal día como ayer, mi amigo Rubén hizo 25 años que subió al Aneto con Juancho y conmigo, y precisamente ayer subió a sus hijos, Sergio y Rubén , al Salvaguardia, desde donde entre otras muchas montañas se contempla, esbelto y altivo, el techo de los Pirineos.
Bonita casualidad y muy digna de ser celebrada. Desde aquel 28 de julio de 1992 hasta ese mismo día de 2017, ayer, han pasado 25 años, y muchas, muchas cosas, pero ¡qué bonito es que el tiempo no borre lo que fueron hermosas e intensas experiencias y que deseemos transmitirlas, como un precioso regalo, a quienes tanto queremos y nos siguen en el devenir de nuestras vidas!

¡Enhorabuena!

El Aneto desde el Salvaguardia.

El Salvaguardia.

domingo, 23 de julio de 2017

Gracias por compartir conmigo vuestras experiencias.


Tienen las montañas algo que engancha, decíamos estos días pasados en Benasque. Y es cierto, enganchan de un modo más hondo de lo que parece. No a todos, desde luego, ni de la misma forma, pero a quien le “toca”…, queda tocado.
Estas últimas semanas he comprobado, una vez más, esto que acabo de decir. Por esto quiero compartir en estas líneas la alegría que esta comprobación me ha dado a medida que me llegaban las diferentes noticias.
Las del papá que descubrió las montañas siendo casi un niño y que llevó gozoso a su hijo mayor, el año pasado, a la Peña Mieytadére y este año al mayor y al pequeño al Salvaguardia  y ha compartido con ellos el esfuerzo del camino y la alegría de la cumbre. Y se da cuenta, feliz, de que se lo han pasado muy bien. Un papá cuyo encuentro con la montaña fue inesperadamente duro.
Las del papá que ya había llevado a su hijo al Taillon y este año lleva a su hija al Vallibierna. Un papá que descubrió la alta montaña algo tarde pero que se ha entregado a ella en cuerpo y alma y puede compartir ahora con su mujer y sus hijos la pasión por la altitud.
Las del papá que el trece de julio de hace 26 años, cayó al abismo en el Balaitus y, parado milagrosamente por una cornisa, esperó  hasta que llegué a él. Y allí, en la frontera de la vida, nos dimos la mano, y junto a otros amigos que esperaban anonadados en la antecima llegamos a la cumbre de la que tuvo que salir en helicóptero. Y siguió haciendo montaña en Pirineos y Alpes, y este año ha coronado el pico del Alba, cuyo nombre le ha dado a su hija.
Las del amigo que hacía más de treinta años que no iba a los Pirineos y se reencuentra con ellos en la cima del Casania, rodeado de nubes y de aquellas montañas de su adolescencia. Y se da cuenta que la plantita que creía ya marchita revive bajo el cielo azul profundo, sobre la cumbre, ante el horizonte inmenso.
Y es que es verdad que a quien le toca queda tocado. Por testimonios como estos y otros muchos que dan, que me dan, sus protagonistas, y por mi propia experiencia, tengo muy claro que la montaña es ante todo una vocación, una forma de vivir. Podemos reducirla a un deporte, con sus estadios, sus competiciones, sus marcas, sus trofeos y sus estrellas, pero siempre habrá gente que, sin despreciar lo que de bueno y sano tiene el deporte, dará el paso a esa otra dimensión. Y encontrará en ella el camino para entrar en lo más profundo de uno mismo y desde ahí, saltar al encuentro con el otro y a la trascendencia que apenas vislumbramos cuando nos erguimos, cansados y satisfechos, en la cima, en ese punto mínimo entre la tierra y el cielo.
Gracias a todos los que me hacéis partícipe de vuestra vida en la montaña. Los que con vuestro testimonio confirmáis cada día mi vocación. Gracias, porque vuestra alegría es la mía y el sentido que vuestras experiencias montañeras dan a vuestra vida, fortalece y alimenta la mía propia.
Gracias, amigos, compañeros de cordada.


El Balaitus.

El Salvaguardia.

El Vallibierna.

El Casania.

La Peña Mieytadere.

El Taillon.



jueves, 20 de julio de 2017

Caminante, no hay camino...



Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Ya sé que las conoces, Juan, pero creo que en este momento de tu vida puedes hacer tuyas, de un modo muy especial, estas palabras de Machado, por eso te las recordamos y te las dedicamos. Sigue  caminando caminante, que tú sabes de caminos, ¿verdad? Y ve haciendo tu propio camino, como has hecho durante estos cinco años, durante tus treinta años. La estela de tus pasos queda en nosotros.


Un fuerte abrazo y muchas, muchísimas gracias.

Isabel y Jesús.

sábado, 15 de julio de 2017

No juzguéis y no seréis juzgados.


Quiero decir esto alto, claro y breve. No juzguéis y no seréis juzgados. No podemos evitar que la prensa, sin rigor alguno, siempre con ocultas intenciones y sin el más mínimo respeto a las personas y su dignidad, tergiverse y manipule la realidad en beneficio de sus servidumbres ideológicas y económicas. No podemos evitarlo.
Pero sí está en nuestras manos el callar cuando no sabemos de qué hablamos. Sí está en nuestras manos no airear la basura que alguien dice que, “de buenas fuentes”, le han dicho que existe. Y sobre todo, como he dicho al principio, sí está en nuestras manos no juzgar, sentenciar y condenar.
Hablo del escándalo del “retor de la Pobla”. El mejor servicio que podemos hacerle a la verdad es callar y dejar en manos de quien tiene datos ciertos y autoridad para investigar, el esclarecimiento de los hechos. La realidad siempre es mucho más compleja que esas burdas simplificaciones en las que frecuentemente la convertimos.
Y desde luego no dar crédito alguno a lo que nos trasmiten los medios de comunicación. No sé exactamente que ha podido pasar, pero lo que los periódicos (y que no llegue a la tele) están diciendo no se ajusta a la verdad, por muchas “fuentes del arzobispado” en las que digan que se apoyan. De esto estoy seguro. De hecho, ya están rectificando las noticias de ayer.
Sé que soy una débil voz, insignificante en medio del temporal. Pero desde mi debilidad y mi insignificancia, pido silencio, y respeto a quien fue "retor de la Pobla", a quien tengo por amigo. Y pido que dejemos actuar a quien deba hacerlo. Esto, al menos “los de casa”, tenemos la obligación moral de hacerlo.


No juzguéis, y no seréis juzgados; 
no condenéis, y no seréis condenados; 
perdonad, y seréis perdonados.
Lc. 6,37.

Y es palabra de Dios.


viernes, 7 de julio de 2017

Un álbum en el 46 aniversario...

Dice, como bien sabes, Miguel Hernández en la dedicatoria a Ramón Sijé del poema Elegía, "con quien tanto quería". Se da por supuesto que quería a su amigo, pero ese "con quien tanto quería" añade un matiz diferente, "con quien tanto quería."
Por eso, este siete de julio, víspera de san Fermín, y del  cuarenta y seis aniversario de tu ordenación sacerdotal, queremos regalarte públicamente un pequeño "álbum" de algo que juntos hemos querido y seguimos queriendo, las montañas. En ellas hemos sido felices, nos hemos encontrado entre nosotros y con nosotros, y hemos intuido, en su belleza y su grandeza, la presencia de Dios.
Son diapositivas digitalizadas y fotos de “las de ahora”, pero las he puesto en sepia. Me gustan más así, además dan la sensación cierta del paso del tiempo. ¡Hace tantos años que nos conocimos allá en Albarracín! Venías de La Yesa... ¡Éramos tan jóvenes!
Bueno, José Luis, no me quiero enrollar. ¡Que Dios te bendiga, que siga iluminando tu vida, y que seas feliz!

Isabel y Jesús.

En el Tuc de Letassi, valle de Arán. Atrás la Maladeta.

Subiendo al Tuc del Migdia. Atrás El Maupás y las cumbres de Remuñe.

En el refugio de Gabardito. Hecho.

Cima de la sierra de Abodi. Navarra.

Ante el Midí d´Ossau, valle de Tena.

En la cima de la peña del Portalet, valle de Tena. Al fondo el Midí d´Ossau.

Cima del Montcorbison, en el valle de Arán. Al fondo la Maladeta.

Es la misma, pero de más cerca. Destaca el Aneto.

En el Montpius, en otoño. Ya había nieve. Atrás la Maladeta.

Recogiendo rebollones en el bosque de Larra. Navarra.

En el mojón fronterizo entre Francia y España, cerca del Tuc dera Clota. Valle de Arán

En el Lac Vert, en Chamonix. 

En el balneario de Caldas de Bohí.

En el refugio de la Honería. Valle de Arán.

Entre los helechos del valle de Benasque.

En la Aiguille des Grand Montets. Valle de Chamonix. Alpes. Era el mes de julio.

En la Aiguille des Grand Montets. Alpes. Julio.

En la Aiguille du Midi, a 3842 metros. Valle de Chamonix. Alpes.

En el glaciar de Aiguille Vert. Al fondo el Mont blanc. Valle de Chamonix. Alpes.

La foto más antigua que he encontrado. Estás probando algo. No sé dónde.


jueves, 6 de julio de 2017

Carta abierta a Ximo Puig, "President de la Generalitat". Primera parte.


Iba el pasado viernes por la autovía Mudéjar, rumbo al Pirineo, viendo las columnas de humo del incendio que me estaba robando algunos de los rincones más queridos de esta tierra mía, no sé si suya, cuando escuché por la radio su respuesta a eso de que los incendios se apagan en invierno; dijo, el monte no es un jardín.
Señor Puig, con todos mis respetos, si en ese momento le tengo a mano, le pego un guantazo. Pero esté tranquilo, sé que la violencia, que a veces me pide el cuerpo, no va a ninguna parte. Ni la ejerceré yo ni aprobaría que nadie la ejerciera. Pero reconozca usted que hay que tener cuajo y ser prepotente para decir eso y más en esas circunstancias.
Pero me iba al Pirineo y la lluvia, el frío, el sol y el verde, calmaron mi indignación. Al volver, leí sus declaraciones completas justificando las actuaciones, o mejor, las no actuaciones, de su gobierno en lo referente a lo forestal. Y entonces lo entendí todo. Entendí que no hay nada que hacer. Entendí que ni ustedes ni los otros, que ahora hablan desde la barrera, tienen ni las más mínima idea de lo que hay que hacer, ni por supuesto voluntad de hacer nada.
El monte mediterráneo es así, de vez en cuando se quema. Y a dormir tranquilos, ¿verdad? Ése es su planteamiento. ¡Qué atrevida es la ignorancia! ¡Cómo ciegan los prejuicios! ¡Qué irresponsabilidad más grande! ¡Qué falta de compromiso con las generaciones venideras!
Mire usted, se lo voy a decir muy clarito. El ecosistema mediterráneo viene interactuando con el hombre desde hace más de 2000 años. Y si el hombre lo abandona, el ecosistema se destruye. Ese planteamiento de sus amigos, los ecologistas, de no intervención en el medio natural es pueril, falso, y tiene consecuencias catastróficas. A la vista está.
Cuando las masías, aldeas y pueblos estaban habitados y todo el terreno cultivable, cultivado, el hombre mantenía limpio el monte con la ganadería y con la extracción de la madera muerta para sus hogares o, en el caso de los montes próximos a Valencia, para la industria cerámica, por ejemplo. Además, nevaba en invierno, llovía más y no hacía tanto calor.
Las masías y las aldeas se despoblaron; los pueblos, muchos de ellos, casi; gran parte de los campos se abandonaron; la ganadería se redujo drásticamente, incluso llegó a prohibirse ¿?; y la industria encontró otras fuentes de energía. Y el clima cambiaba, más calor, menos agua…
Consecuencia de esto, la cubierta vegetal creció descontrolada y se convirtió en un manto verde tan “mono” como frágil. En un ecosistema inviable, y más inviable todavía con el cambio climático que incide con especial virulencia en estas latitudes.
Señor Puig, cuando usted dijo que el monte no era un jardín, estaba  justificando la no intervención o, como máximo, una intervención muy limitada, cuando eso, y llevamos ya muchos años comprobándolo, es firmar la sentencia de muerte de nuestros montes y bosques.
La regla esa de los tres 30, que los periodistas han manoseado estos días, no es cierta del todo. Hay una regla superior que es la que hace de un incendio un infierno incontrolable, la de las tres as, abandono, abandono y abandono. Un monte abandonado, como son gran parte de los montes de la comunidad, de cuyo gobierno usted es presidente, con un viento de 30Km/h, una humedad inferior al 30% y una temperatura superior a los 30º, es un polvorín, un ecosistema imposible.
No me venga con milongas señor Puig. Hay que intervenir, y a fondo, y ya. Porque ya es tarde. El monte sí debe ser un jardín, como lo fue cuando el hombre formaba parte de él. O un jardín o un infierno, no hay término medio, y más con el cambio climático.
Ya sé que no podemos volver atrás la historia. Que no se repoblará lo despoblado, ni se cultivará lo que se dejó de cultivar, con todas las consecuencias positivas que eso tendría, pero hay otros caminos, otras formas de intervención que volverían a hacer viable nuestro ecosistema.
Pero esto se lo contaré en otra carta abierta. Y sé que no le gustará. Porque sé que es esclavo de sus prejuicios, y de sus socios de gobierno. Pero yo se lo propondré. También sé que no leerá esto. Pero, bueno, al menos me desahogo.