FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 17 de septiembre de 2017

¡Hasta siempre, Juan!


A los cinco años y un día de estar con nosotros nos dejas, Juan. No ha sido una condena, ¿verdad?, aunque dicho así, lo parezca. Al contrario, ha sido una gran y hermosa experiencia. Nos lo has dicho muchas veces. Y oírte decirnos eso nos alegra; para nosotros también lo ha sido.
Esta tarde, en tu misa de despedida, con la iglesia llena a tope, hemos dado gracias a Dios. Y por ahí quiero empezar estas líneas que te dedicamos Isabel y yo. Por decirte que estamos muy agradecidos a Dios por haberte enviado a nosotros, y a ti por tu vida en la nuestra durante estos cinco años. No sabemos si aciertas a entender cabalmente todo lo que nos has regalado durante este tiempo. No lo sabemos. Te vas sin que sepamos realmente hasta qué punto has sido consciente de la grandeza de tu regalo. Lo que sí sabemos es que otras muchas personas harían suyas estas palabras nuestras. Cada uno tendrá sus motivos.
También queremos desearte lo mejor en el futuro. Y se lo vamos a pedir a Dios Padre, casi como vosotros, los sacerdotes, se lo pedís para nosotros cuando nos casamos.
Y ahora, Señor, te pedimos que este hijo tuyo permanezca en la fe y ame tus preceptos; que, fiel a su sacerdocio, sea ejemplo por la integridad de sus costumbres; y fortalecido por el poder del Evangelio, manifieste a todos el testimonio de Cristo; que su vida sea fecunda, sea hombre de probada virtud y vea el fruto de su trabajo en tus hijos, Señor; y que después de una feliz ancianidad, llegue a la vida de los bienaventurados en el Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Y una cosa más, Juan. Hoy sales de Ribarroja rodeado, quizá abrumado, por el cariño de mucha gente. ¡Qué aplauso después de tus palabras! ¡Ojalá sea siempre así! ¡Ojalá cada vez que a lo largo de tus años salgas de un puerto quede en el muelle mucha gente despidiéndote con cariño y gratitud! Pero la vida da muchas vueltas y, si en alguna ocasión, que esperamos y deseamos nunca llegue, en tu partida no hay nadie para decirte adiós, y aún más, sabes que sales al callejón por la puerta estrecha, como un borracho molesto o un trasto inútil, mira entonces al Cristo, y sentirás el calor de su presencia en tu vida. Te estarán haciendo lo que le hicimos a Él, lo que le hacemos a Él tantas veces. Y eso te dará paz, te hará sentir, aunque sea en medio de la rabia, el dolor o la tristeza, esa alegría de los cristianos que no nos puede quitar nadie. Paradojas de la fe.
Pero hoy déjate empapar por esta lluvia de sentimientos que estás viviendo. Alegría; gratitud; pena por irte, que no tristeza; ilusión e incertidumbre por lo que ha de venir; nostalgia por lo que ya es pasado… Es una bonita lluvia en el camino de tu vida. Entrañable palabra ¿verdad? Camino. Sabemos que te gusta.
Y es tu camino, gózalo. Es tu vida, disfrútala. Bébete estos momentos con alegría y agradecimiento. Y no olvides que soplen los vientos que soplen, aunque tu caminar te lleve a veces por cañadas oscuras, ¿quién te separará del amor de Cristo…? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Ni la muerte, Juan, ni la muerte.
¡Que Dios te bendiga!

 Isabel y Jesús.

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