FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 28 de junio de 2018

Enhorabuena Diego.



Son aquí las once y media de la noche del miércoles 27 de junio. Allí, serán las cuatro y media de la tarde. Hoy, hace diez años que te ordenaste sacerdote y a Isabel, tú lo sabes, estas cosas no se le olvidan.
Te damos la enhorabuena y te deseamos que seas muy, muy feliz. Que vayas recorriendo el camino de tu vida con la alegría que se te ve en la foto, aquel día, ascendiendo al Soum de Lêche, en los Pirineos.
Y tiene la foto otro mensaje. No hay caminos hechos. Tú haces el tuyo sobre la nieve. Lo único cierto es la cima a la que vamos. La cima, Diego, y el camino a ella que no andamos solos ¿verdad? Alguien anda con nosotros sobre la nieve...
Dice Leopoldo Panero:

Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú, dime quién eres.

Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mi que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.

Dime quién eres tú que andas sobre la nieve;
Tú que, al tocar las estrellas, las haces palidecer
de hermosura;
Tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.

Dime quién eres; ilumina quién eres;
dime quién soy yo también, y por qué la tristeza
de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú que andas sobre la nieve.

Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos; sostenme en mi tristeza,
Tú que andas sobre la nieve.

            ¡Qué bonito! ¿Verdad? Un abrazo muy grande y que Dios te bendiga.

            Isabel y Jesús.



viernes, 22 de junio de 2018

Esos "profes enrollaos".



Los “profes”, muy “enrollaos”, hacían botellón por las noches con sus alumnos, fumando y bebiendo el alcohol que ellos compraban. No contentos con esto, invitaban, si se terciaba, a alumnos de otros centros a sentarse un rato con ellos ofreciéndoles tabaco, una cerveza, un trago de limoncello… En cierta ocasión, uno de ellos, viendo a un chaval envuelto en la señera, le dijo algo así como “eso está muy bien, no como esos idiotas que llevan esa mierda de bandera española”…Viaje de fin de curso de 4º de secundaria. Tal cual.
Me enorgullezco de que siempre que han ido por el mundo los alumnos del centro en el que he trabajado toda la vida, nos han dado la enhorabuena por su comportamiento, aunque esto que acabo de decir no quita que lo que expresa el refrán “en ningún cuerpo falta un lunar”, sea verdad. Y el control de los alumnos por parte de los profesores, yo mismo o mis compañeros, ha sido el adecuado sin que eso haya roto la buena relación entre unos y otros.
Pero no todo es así. No todos son así. Lo que he descrito en el primer párrafo, rigurosamente cierto, es de una gravedad extrema. De hecho tengo claro que es un delito por el que estos profesores deberían ser denunciados y expedientados por Consellería. No se puede permitir que menores de edad, en una actividad escolar, fumen y beban con sus profesores como colegas. No se puede permitir que un docente trasmita, y además de un modo soez, su ideología, porque creo recordar que la educación no debe confundirse con manipulación, aunque en este país eso esté a la orden del día…; así nos va.
Y voy a dar un paso más en esta cuestión, porque estoy calentito con el asunto. Sé a quién no votarán estos profesores. Y esto hay que atreverse a decirlo. Porque todo este montaje de perversión y manipulación de los menores desde la educación, encaja perfectamente con la propuesta de rebajar a los 16 años la edad para votar que defienden algunos partidos, a los que sí votarán estos profesores. La estrategia es clara, ¿verdad? El perfil de estos docentes, por decir algo, también.
Pienso además en los padres que no tienen la libertad real, que teóricamente les garantiza la constitución, de elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, y han de pasar por el trago amargo, amarguísimo, de poner a lo que más quieren en el mundo en manos de delincuentes a los que al menos, se les puede acusar de perversión de menores y de manipulación ideológica. Y en la adolescencia; de los 12 a los 18, ni más ni menos.
No fui al viaje en el que mis compañeros vieron todo esto. ¡Menos mal! Lo hubiera pasado de pena, y no sé si hubiera podido contenerme en determinados momentos. Ya estoy mayor y cada vez aguanto menos, quizá porque los años te dan cierta perspectiva y te van “hinchando” ciertas partes del cuerpo…Pero creo, por ejemplo, que si la individua que hizo públicamente, ante mis alumnos y compañeros, ese comentario sobre la bandera española lo hubiera hecho delante de mí, no me habría callado y le hubiera dicho una burrada, o dos, o más… Y me hubieran llamado fascista porque he atentado contra la libertad de expresión, porque no soy progresista, porque soy un represor…,¡claro!, además trabajo en un centro concertado…
Es grave lo que está pasando en la educación, y aunque me consta que en todas partes hay profesionales serios, honestos y respetuosos, hay demasiados sinvergüenzas que, sin ningún escrúpulo, no solo manipulan a los niños y adolescentes ideológicamente de un modo descarado, sino que orientan sus vidas hacia unos comportamientos al margen de la ética más elemental en nombre de la libertad. No hay que olvidar que el futuro de una sociedad está en la educación, y una educación corrompida nos garantizará una sociedad corrompida.
¿Se entera de esto la gente? ¿Saben los padres en manos de quién están sus hijos? ¿Actúan las autoridades para garantizar una educación de calidad, rica en valores humanos y sin manipulaciones ni cambalaches ideológicos? Creo que no. Y aún digo más, ¿denuncian estos abusos quienes, no estando de acuerdo con ellos, los ven o incluso los sufren? No, ¿verdad?
Pues creo que va siendo hora de levantar la voz los que no estamos de acuerdo con lo que está pasando. Y denunciar; eso es lo que quiero que sea esta entrada, una denuncia. Aunque por ello nos insulten y desprecien, viendo en nosotros lo que en realidad son ellos.
Porque después de todo, ¿no será un honor que te insulte y desprecie un profesor que bebe y fuma con sus alumnos y manipula sus mentes jóvenes sin escrúpulo alguno? ¿No será eso un honor?

jueves, 21 de junio de 2018

¡Ojalá tenga misericordia de nosotros!



Hoy ha entrado el verano. Quizá si viviera en otras tierras sería para mí una grata estación, pero viviendo donde vivo es con mucho la más desagradable e insufrible de todas; ¡bueno!, la única desagradable e insufrible.
No sólo por el calor, que lo aguanto bien, y la ausencia casi total de lluvia, que siempre lamento, sino por el miedo constante a que sigan rompiendo con absoluta impunidad la naturaleza que me envuelve y a la que salgo siempre que puedo, pensando demasiadas veces, cuando estoy ante uno de esos preciosos rincones, esos amplios panoramas, que va a ser la última  que voy a poder disfrutarlos…
No me pasaría esto si quienes pueden hacerlo hicieran lo que deberían hacer. No tendría miedo al verano si nuestros montes estuvieran gestionados con sentido común, y no abandonados a su suerte, suerte que todos sabemos cuál será, más pronto o más tarde.
Sería bonito no tener miedo a esos días de poniente estival que pintan el cielo de azul intenso y nos regalan espléndidos crepúsculos. No tener miedo al canto de la chicharra en el pinar caliente y aromático. Dejarse deslumbrar por la luz intensa, violenta, de la canícula. Gozar de la sombra de un árbol en la calina de la tarde. Poder disfrutar en paz del agua buena de la fuente, del baño refrescante, de la sandía dulce y crujiente que alguien cargó en la excursión…
¡Sería bonito! Y como sé que en realidad no es el verano el culpable de que no lo aguante sino nuestra extrema imbecilidad, voy a darle la bienvenida compartiendo este texto de Platero y yo titulado El verano.
¡Mirad si es evocador!

Platero va chorreando sangre, una sangre espesa y morada, de las picaduras de los tábanos. La chicharra sierra un pino, que nunca llega... Al abrir los ojos, después de un inmenso sueño instantáneo, el paisaje de arena se me torna blanco, frío en su ardor, espectral.
Están los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín; y una calina que asfixia, enyesa los pinos chatos. Un pájaro nunca visto, amarillo con lunares negros, se eterniza, mudo, en una rama.
Los guardas de los huertos suenan el latón para asustar a los rabúos, que vienen, en grandes bandos celestes, por naranjas...
Cuando llegamos a la sombra del nogal grande, rajo dos sandías, que abren su escarcha grana y rosa en un largo crujido fresco. Yo me como la mía lentamente, oyendo, a lo lejos, las vísperas del pueblo. Platero se bebe la carne de azúcar de la suya, como si fuese agua.

¡Feliz verano, y ojalá tenga misericordia de nosotros!

martes, 19 de junio de 2018

No son buenas las fantasías justicieras.



Valencia. Un día cualquiera por la tarde. Dos chavales de 14 años, con sus móviles, ¡cómo no! y una bici, pasean tranquilamente. Alguien parece que les sigue, también menor de edad posiblemente. En un momento determinado, no hay nadie por los alrededores, les corta el paso, les enseña una navaja y les pide móviles y bici. Ve los móviles. No los quiere. Coge la bici, casi nueva. Cuando se la lleva, les mira y se ríe en su cara. El dueño de la bici, por la noche, decía a sus padres que no podía olvidar aquella cara riéndose. No podía dormir. Bici habrá otra, pero aquella cara riéndose…
Cuando me contaron esto tuve una fantasía justiciera. Que alguien hubiera visto la escena, hubiera intervenido, le hubiera dado al individuo una samanta de palos que lo hubiera dejado una semanita en el hospital, lo que le hubiera cortado la risa de cuajo, y que luego, el alcalde de la ciudad, a este justiciero, le hubiera dado la medalla al mérito civil, y al otro, en cuanto tuviera el alta médica, le echaran unos añitos a la sombra.
Fantasía nacida al calor de la indignación y de la rabia, porque estas cosas a mí me dan rabia y me indignan. Pero fantasía. Y aunque reconozco que el cumplimiento de esa fantasía es lo que me pide el cuerpo, sé que no es lo que se debe hacer, sé que no es el camino.
Pero tampoco es el camino que pase lo que he narrado y que vuelva a pasar una y otra vez, porque estoy casi seguro que lo que hizo ese desgraciado no era la primera vez que lo hacía, ni será la última, aunque lo detenga la policía. Él sabe que estará pronto en la calle para seguir su faena; y más si es menor de edad. A lo mejor hasta la policía lo conoce. Pero no tiene miedo, por eso se reía. Y además sabe que, haga lo que haga y como lo haga, tiene todos los derechos del mundo, cosa que no me parece mal.
Pero, ¿y el derecho de estos chavales a andar por la calle tranquilos y en paz? Algo muy importante falla. Y no es la policía, ni los jueces. Son los políticos que hacen las leyes desde su torre de marfil. Son los políticos que tienen la obligación de proteger a los ciudadanos que han renunciado a hacer justicia por su cuenta para que el estado la haga, según ley, por ellos. Y no cumplir esta obligación puede acabar haciendo que el ciudadano se sienta legitimado para usar la violencia para protegerse, ya que no siente protegido.
Creo que ante todo hace falta una legislación que prevenga, y ahí está la educación, y que sancione cuando pese a la prevención se delinque. Hace falta que la gente que actúa mal tenga miedo a lo que pueda pasarle. Estoy convencido de que hemos llegado a un punto en el que la buena gente tiene más miedo a saltarse leyes y normas que la que no lo es, sea cual sea el motivo por el que han llegado a no serlo.
La prevención no excluye la sanción. Al contrario, la posible sanción aumenta la eficacia de la prevención. El individuo en cuestión del que hablo en esta entrada estuvo escolarizado, o incluso seguirá estándolo. Ahí hay que incidir, en ese tiempo, sin reparar en gastos, sin escatimar medios. Pero si la hace, la paga, y se le quitan las ganas de volverlo a hacer.
El riesgo de no actuar con eficacia en la prevención y contundencia en la sanción, no solamente es inadmisible en una sociedad democrática, sino muy peligroso puesto que abre la puerta a opciones políticas nada deseables. Y lamentablemente da la impresión de que una parte de la sociedad, con sus políticos incluidos, hace hincapié en la prevención y la otra en la sanción. Y ambos planteamientos son, a mi juicio, erróneos, pues prevención y sanción son las dos caras de la misma moneda.
No es bueno que demasiada gente tenga fantasías justicieras como la que he contado al principio de esta entrada. No es nada bueno.

domingo, 17 de junio de 2018

Un regalo de la primavera.


Esta primavera algo más fresca, lluviosa y larga, ha dejado también por aquí, por el Mediterráneo, algunos regalos. Hoy me he encontrado, andando por el Javalambre, de golpe, justo en una curva de la carretera, este que comparto.
A la sombra de una sabina, con un vientecillo suave y agradable, he contemplado largo rato, y me ha costado irme.
Advierto que las fotos son muy parecidas, pero es que no sé cuál quitar.












sábado, 16 de junio de 2018

En el duro y caliente asfalto.



Estaba así, en el duro y caliente asfalto, bajo un sol de justicia. Serían las cuatro de la tarde cuando andaba yo hacia el collado Nieva, en la Serranía. Y me llamó la atención, ¡cómo no!
Me arrodille para verla mejor y fotografiarla de cerca, y pensé que acaso me estaba postrando ante un sencillo símbolo; un símbolo de la vida que surge donde no parece que pueda surgir. Y me pareció muy digno de contemplación.

viernes, 15 de junio de 2018

A mí no me ilusiona.



Escuchando esta mañana al alcalde de Valencia me ha llamado la atención una de sus afirmaciones. Valencia está ilusionada con la llegada del Aquarius, decía. He pensado,  eso no es verdad.
En Valencia hay mucha gente que sí está ilusionada, pero también hay gente que está más bien preocupada, y desde luego, hay gente cabreada. Y si esto el sr. Ribó no lo ve, mal. Y si lo ve pero lo ignora y por tanto lo desprecia, peor. Y no vale decir que el que no esté ilusionado es un xenófobo; sería una simpleza injusta e insultante.
La cuestión es que el tema es complejo y peligroso, y no se puede abordar sólo en clave de derechos humanos y punto. Hay mucha más tela que cortar, y si no se corta, y a tiempo, pasará aquí lo que está pasando en otros países de Europa, o en los Estados Unidos. Y creo que más pronto que tarde.
Veo, detrás de esa ilusión de la que hablaba el sr. Ribó, a mucha buena gente que, como es natural, serán solidarios mientras esa solidaridad no les pase factura. ¡Cuidado!
Veo también en esta historia un oportunismo político, a veces muy evidente. Cuando se dicen hermosas palabras, demasiadas, y se dan argumentos, por simples, irrebatibles, desde una ética maniquea y simplona, además de políticamente correcta, me huele a chamusquina, a politiqueo.
Al Aquarius había que llevarlo a puerto, de acuerdo. Que ese puerto haya sido el de la ciudad que me vio nacer, me enorgullece. Pero para nada me ilusiona. Me preocupa, y mucho.
Me preocupa por las causas que han llevado a toda esa gente a dejar su tierra. Me preocupa por cómo se ha gestionado la situación. Me preocupa por las consecuencias de las decisiones que se han tomado. Pero desde luego, a mí no me ilusiona.

jueves, 14 de junio de 2018

No todo va a ser negro, feo y sobre todo...


No todo va a ser negro, feo y sobre todo tonto. Esta mañana, me he enterado de dos cositas que juzgo positivas. Una de ellas, la dimisión del ministro Huerta, cuyo currículo me producía cierta desazón. No podía entender que alguien que se ha rebajado a participar de locuaz tertuliano en esos programas basura que tanto daño hacen, llegara a ministro. En su lugar, tenemos al señor Guirao, con una trayectoria profesional mucho más digna de llevarle al ministerio de Cultura. Además, sus primeras declaraciones, diciendo que es uno de sus objetivos prioritarios apoyar las humanidades y que piensa que la cultura nos hace más personas, son reconfortantes.
Por otra parte, el ministro Borrell dice que se plantea, como objetivo prioritario, lavar la imagen de España de las mentiras con las que el independentismo la ha ensuciado, desde el más absoluto cinismo y al margen de los principios éticos más elementales. Ardua tarea, pues todo ese montón de basura que nos han echado encima se añade a la leyenda negra, injusta y falsa, que tiene este país. Leyenda que asombrosamente cierto sector de sus ciudadanos se cree a pie juntillas, por ignorancia, esnobismo y estupidez. Por lo que veo el sr. Borrell no es de esos.
En fin. Ojalá alcancen sus objetivos. Ojalá el ministro Guirao consiga hacer entender que por mucha ciencia y mucha técnica que tengamos, si no tenemos humanidades no tenemos nada. ¡Vamos!, que si es importante una ecuación de segundo grado y saber hacer integrales, no sé, no lo es menos conocer de verdad a Aristóteles o a Cervantes.
Y ojalá el ministro Borrell utilice un buen detergente y hasta estropajo metálico para dejarlo todo bien limpio, sin miedo a rayar nada, que la piel de este país ya está bien endurecida a base de aguantar palos ajenos y propios, que son los más dolorosos.
¡Que la fuerza de la razón y la luz de la verdad les guíe y acompañe, señores ministros!
Amén.

lunes, 11 de junio de 2018

Ni hacen ni dejan hacer.



Hoy ha sido el primer día de poniente de verano, aunque aún estemos en primavera. Eso cielo limpio, ese calor seco, ese viento pocas veces suave me han metido el miedo en el cuerpo, un miedo que no me deja nunca del todo.
Consciente de que vivimos sobre un barril de pólvora, y de que la máxima autoridad de la comunidad se atrevió a decir el año pasado, mientras ardían los montes de Gátova, que el monte no puede ser un jardín, afirmación que le debía haber costado el puesto, afronto el verano como un infierno que inevitablemente se nos viene encima y ante el que no tenemos defensa posible.
Y no lo digo yo. El decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales de Valencia, en unas jornadas celebradas recientemente, dijo bien claro que la falta de una gestión forestal sostenible aboca a nuestros montes a catástrofes medioambientales sin precedentes. Arreglar las pistas, hacer depósitos de agua, limpiar los bordes de los caminos, aumentar el número de bomberos, vehículos, avionetas y helicópteros, no garantiza nada, y servirá para muy poco en un monte abandonado a su suerte, intransitable y cargado de combustible.
Si se dan las condiciones, y en verano se dan con frecuencia, puede haber incendios imposibles de apagar. Hablamos de miles y miles de hectáreas. Como en junio de 2012, 28.879 hectáreas en Cortes de Pallás y 20.064 en Andilla. En un mes, en solo dos fuegos, ardieron 48.943 hectáreas. Y se apagaron cuando ya no había nada que quemar. Hermosos pinares se redujeron a ceniza y troncos calcinados en unos días.
Advertidas estaban las autoridades de entonces que no hicieron nada para prevenirlo, que no pudieron controlarlo, y que siguieron sin hacer nada después. Como las de ahora, que siguen sin hacer nada. Por eso hoy estamos como estamos. Por eso tengo miedo.
Y rabia cuando veo a estos señores, que nada están haciendo de verdad por nuestros montes, celebrando hace unos días el Día Mundial de Medio Ambiente. Oficialmente preocupados por la reducción de gases,  los plásticos del Ártico o las morsas de Madagascar, olvidan que el Parque Natural de la Serra Calderona, por ejemplo, es un auténtico polvorín. Y como esto casi todo. Y no es que los gases, el plástico y las focas no sean importantes, pero comprometen menos.
Y lo lamentable es que no pueden dar soluciones al problema. No las darán. Víctimas de su ignorancia, su prepotencia y sus prejuicios; incapaces de consensuar nada con nadie, seguirán sin hacer nada eficaz y sin dejar que nadie lo haga.
Porque habría que empezar por cambiar la legislación medioambiental permitiendo la entrada de empresas privadas que, debidamente controladas por los poderes públicos, sanearan y mantuvieran limpio el monte. Habría que revitalizar el mundo rural, garantizando la educación y la sanidad. Habría que incentivar la agricultura y la ganadería para que el monte fuera rentable. Habría que apoyar decididamente un turismo rural sostenible y no agresivo…
En fin. Lo dicho. No lo harán. No pueden. Pero una cosa sí que tengo clara. El responsable máximo de lo que vaya a pasar este verano será el sr. Puig, el que piensa que el monte no puede ser un jardín.
¡No lo será, no! Será un desierto. Con su gestión, sr. Puig, será un desierto.

domingo, 10 de junio de 2018

Sangría y té negro.



La “pijor” tiene en los restaurantes un terreno abonado para mostrarse en toda su prestancia. Voy a contar dos anécdotas. Una de ellas la presencié yo, la otra me la han contado.
En un bonito restaurante que hay al pie de la Peña Oroel, en Jaca, estábamos comiendo tras bajar de la montaña, y cerca de nosotros estaban, en lo que parecía una comida de empresa, un grupo de varones y una chica joven.
La moza en cuestión, parlanchina y desenvuelta, disfrutaba de la atención que le dispensaban sus compañeros, de la comida y del lugar. Pidieron vino, parece ser que buen vino, pues hablaron del asunto con el camarero. Ella  pidió sangría, y entonces, de un modo muy docto y enológico, le preguntó qué tipo de vino iba a ponerle a la sangría. La respuesta fue fulminante, el peor.
No sé qué cara se le quedaría, ni cómo se aguantarían la risa sus compañeros. A nosotros nos divirtió la situación, y pensamos, tonta, más que tonta, te lo has ganado.
La otra anécdota me la han contado hoy. Sucedió en un bar restaurante de un pueblo próximo, conocido por su buena carne de cordero y otras delicias de la tierra, pero no por “monás” y “pijerías”, porque no las tiene. Al acabar de comer, alguien preguntó al camarero, dueño del negocio, si tenía té negro. Los tés están de moda ahora. El camarero, ni corto ni perezoso, le dio un euro y le dijo, ten esto y pídetelo en el bar de enfrente. Silencio y risa posterior.
Y es que eso de la hostelería es un trabajo duro donde los haya, en el que hay que aguantar carros y carretas; y claro, cuando uno llega a una edad y más si tiene el negocio bien amarrado, puede permitirse el lujo de soltar estas lindezas a quienes andan por el mundo sin saber qué terreno están pisando, cegaditos por su “pijor”.

miércoles, 6 de junio de 2018

Miedo y educación.



¿Qué os parecería si se quitaran todas las multas de tráfico, e iniciáramos una serie de campañas de concienciación para que todos entendiéramos que hay que respetar las normas de circulación por miedo a las consecuencias de transgredirlas, y no a que nos clavaran una multa o nos quitaran puntitos?
¿Qué os parecería? Un servidor se pensaría dos veces salir a la carretera, o incluso a la calle, porque si con el miedo al sistema de puntos y a las multas, muchísima gente se pasa por el forro los límites de velocidad, los semáforos en rojo, las rayas continuas, los stops, la prohibición de conducir drogado o con demasiadas copas en el coleto…, si ni siquiera existiera ese miedo a que me cacen, esto sería la selva.
Por muchas campañas de concienciación que se lancen, que suelen servir para el que ya está concienciado, desgraciadamente hacen falta multas y puntos que se pierden. A la vista está. Y no creo que nadie dude de esto.
Pues bien. Hemos de reconocer que es necesario el miedo a algo impuesto artificialmente, y no a las consecuencias lógicas de nuestra conducta, para que ésta sea la adecuada y no me haga daño ni a mí ni a otros. ¡Vamos! que si yo en ese tramo de máxima 50 que hay de aquí a la Pobla, voy a 50 aunque me miren mal, que me miran, no es por miedo a hacerme daño o a hacerlo a otros, sino por miedo al radar. Lo reconozco.
Así pues voy a llegar al final de mi argumentación. Si los adultos, en algo en lo que nos va la vida, como es conducir, necesitamos del miedo a la multa y a la pérdida de puntos para hacerlo bien, ¿cómo pretendemos que los niños, en algo en lo que no les va la vida, ni mucho menos, se comporten como deben sin miedo a nada, sólo por sentido de la responsabilidad?
Exigimos a los niños lo que no somos capaces de hacer nosotros. Exigimos a quienes tienen menos madurez personal que su conducta sea la adecuada sin que tengan miedo a nada, por responsabilidad, mientras nosotros, se supone que más maduros, sí necesitamos, por ejemplo, del miedo a la multa; y aun así se ve cada cosa…
¡Claro que cada vez hay más padres que no pueden con sus hijos! ¡Claro que hay colegios que se parecen a una selva! ¡Claro que los comerciantes se asustan cuando llega una bandada de chiquillos a su establecimiento! ¡Claro que muchos adolescentes y jóvenes se ríen de la Guardia Civil en su cara! Porque antes se han reído de su madre, de su padre, del profesor, del director del cole y de todo aquel que se le ha puesto por delante. Y no ha pasado nada.
Cierto que hay niños que no necesitan del miedo para hacerlo bien, muchos. Como hay personas al volante que lo hacen bien porque lo hacen bien, no por miedo a nada. Unos y otros no necesitan del miedo, pero hay quien sí. Y esa es la realidad que hay que asumir. Que curiosamente asumimos para nosotros pero no para los niños y jóvenes.
La conclusión es políticamente incorrecta y nada bonita. Pero estoy convencido de que es verdad. Hay verdades que no son bonitas y mentiras muy hermosas. El miedo es necesario en la educación. El mismo miedo que yo tengo a la multa, debe tenerle el niño a algo. Y en ese algo, entre otros, debería trabajar la pedagogía, en vez de perderse en floridos jardines tan monos como falsos; en vez de dar por supuesto que estamos en el País de las Maravillas de Alicia.
Ya quisiera yo que esto no fuera así. De hecho me he pasado la vida intentando que mis alumnos entiendan que hay que hacer las cosas bien, no por miedo a castigos, ni mucho menos a mí, sino porque se deben hacer bien. Creo que lo he conseguido en algunos, en muchos menos de lo que hubiera querido. ¡Qué bonito sería que un día no necesitáramos del miedo para educar! Como bonito sería que un día no hiciera falta poner ni una sola multa de tráfico.
Pero el mundo es como es, y para cambiarlo, hay que empezar asumiendo lo que es, por feo y triste que sea. Y dejarse de "monás".

martes, 5 de junio de 2018

Ascensión a la Peña María. Gestalgar.


Muy cerquita de aquí, en Gestalgar, tenemos una bonita excursión, la ascensión a la Peña María. Si dejamos el coche en la carretera tiene un total de 11 kilómetros y 250 metros de desnivel. Si llegamos en vehículo hasta la fuente del Morenillo, acortamos unos 4 kilómetros largos en total.
Desde esta fuente, umbrío y grato rinconcito, todo el itinerario es por sendero, y atraviesa una región preciosa, antaño cubierta de pinares que fueron arrasados por el fuego. Aun así es bonito. Si pasáis por allí imaginaos cómo era y enrabiaos un poquito. Esa rabia la tengo permanentemente, y no me acostumbro a ella.
Esta es la descripción de la excursión. De la carretera de Gestalgar a Cheste, tras cruzar el río, sale una pista a la derecha donde veremos una señal que nos indica el itinerario a la fuente de Peña María. En coche o andando llegaremos, por una pista aceptable, en unos 2 kilómetros largos, a la fuente del Morenillo. A partir de allí cogeremos un antiguo camino, convertido en sendero, señalizado como la ruta al balneario de Chulilla.
El camino, bien marcado, que asciende entre matorrales y troncos quemados, hemos de dejarlo en un colladito, tomando un ramal a la derecha, para subir la Peña María. Aunque no está señalizado, es evidente el senderito que nos dejará en la cima sin problemas. ¡Que no os asuste el aspecto de la montaña desde aquí! Luego, al volver a él, seguiremos subiendo unos cien metros hasta encontrar un desvío muy claro a la derecha. La señal indicando Gestalgar, vieja y oxidada, está en el suelo.
Y a bajar toca por el sendero muy bien marcado hasta el río que cruzamos por un vado, saltando de piedra en piedra. Y de allí a un puentecito que nos deja en la bonita y recoleta fuente de la Peña María. ¡Me encanta ese rincón!
Volveremos al coche pasando por la fuente del Morenillo, señalizada allí mismo, o por un camino paralelo que discurre orilla río. ¡Muy bonito también!
Publico esta excursión hoy, día internacional del Medio Ambiente, con la intención por un lado de compartir una interesante excursión, y por otra, de denunciar una vez más el abandono de nuestros montes y la falta de un plan gestor que evite el deterioro imparable.
Si vais veréis que es muy bonito, pero pensad lo increíble que sería si se hubieran tomado en serio, hace ya años, la gestión de nuestro medio ambiente. No se la tomaron en serio en su momento, cuando el éxodo rural a la ciudad. Ni ahora, por muchos incendios que haya. Ni mañana, porque haría falta un consenso entre todos los agentes sociales que nuestros políticos, unos más que otros, son incapaces de conseguir.
¡Qué monino hoy eso de celebrar el día mundial del Medio Ambiente! ¡Qué monino ha sido y cuánta gilipollez! ¡Que vengan a ver el polvorín que tenemos aquí en Valencia! Y cuando pase lo que pasará, que pidan responsabilidades. No lo harán.






La Peña María destaca en el paisaje.

Fuente del Morenillo.

Chulilla desde la cima de Peña María.

Desde la cima de Peña María el cañón del Turia y el sendero de regreso.

La Peña María desde el sendero de regreso.

Espectaculares paredes del cañón del Turia.

Adelfa en flor.

Adelfas y paredes del cañón.

Adelfa y al fondo la Peña María.

domingo, 3 de junio de 2018

Esto se llama entrar por la puerta de atrás.


Esta entrada la escribí el jueves, 31 de mayo, por la mañana temprano, con la esperanza de no llegar a publicarla. Ni viernes ni sábado tuve tiempo de hacerlo. Hoy, con preocupación, la publico. Preocupación porque temo que esta reedición del Frente Popular de los años 30, inicie un ciclo de autodestrucción. Uno más en nuestra historia.

Esto se llama entrar por la puerta de atrás.  Vencer no en buena lid, sino con manipulaciones y artimañas contrarias a la ética y al sentido común. Formalmente democráticas pero realmente antidemocráticas. Este señor no consigue acceder al poder mediante elecciones. No lo consigue tampoco manteniendo al país casi un año paralizado, teniendo que ser su propio partido el que se lo quita de en medio. Y no lo consigue por su discurso hueco e incoherente. Por el miedo que ha dado su capacidad inaudita de pactar con el mismísimo diablo con tal de llegar al poder. Y ha llegado.
Lo lamento por España y por el PSOE, pues estoy casi seguro de que ningún bien hará ni al país ni al partido. Y digo casi porque la esperanza es lo último que se pierde, y quiero creer que a su alrededor, quizá en la sombra, habrá quienes le aconsejen y orienten con sentido común y un mínimo de ética. Porque gente honesta, prudente e inteligente hay en el PSOE. Y no pocos.
Mantener el crecimiento económico, manejar con sabiduría los independentismos cada vez más descaradamente racistas, frenar a los populismos, mejorar y extender la sociedad del bienestar luchando contra la pobreza y las desigualdades, plantar cara a la corrupción, son algunos objetivos que seguro debe tener, como los tenía Rajoy, pero dudo mucho que el señor Sánchez pueda alcanzarlos.
¿Por qué? Por sus servidumbres políticas con partidos con los que tiene mucho menos en común que con el PP o Ciudadanos, aunque esto no lo reconozca. Por su utilización del viejo concepto izquierda como bandera, concepto, igual que derecha, sin contenidos ciertos ni claros. Por su instrumentalización de la historia manteniendo vivos viejos rencores. Y todo esto junto a la falta de un programa de gobierno claro y posible, y una dudosa capacidad de gestión y de diálogo.
Estoy convencido de que hoy en día, las diferencias entre los grandes partidos democráticos son realmente mínimas, lo que les debería llevar a acuerdos y consensos. PP, Ciudadanos y PSOE son, en el fondo, casi lo mismo. Hay diferencias de matices y poco más, porque en el mundo de hoy gobernar es más cuestión de gestión inteligente que de ideología.
Por eso creo que el enfrentamiento y la burda descalificación permanente, llevados hasta el punto de una moción de censura innecesaria e inoportuna, no son más que juegos extraños de intereses personales y ambiciones inconfesables de grupos y personas sin ideología real, pero sí formal. España, la gente, les da igual. Este es el problema.
Me hubiera gustado que le hubieran dejado a Rajoy acabar la legislatura, y en unas elecciones normales, cualquiera de los tres partidos que juntos nos representan a la mayoría, hubiera podido llegar a la Moncloa, y desde el respeto y el consenso, hubieran consolidado la salida de la crisis económica y frenado la crisis política que algunos están buscando desesperadamente.
Pero no. En su mesianismo y su ansia de poder ha sido a ellos a los que ha unido el destino de su partido y de España, con la excusa de ser la izquierda salvadora que no es más que un concepto vacío arraigado en un socialismo anacrónico, de otros tiempos, que a falta de alternativas reales y posibles, sigue hundiéndose en la guerra civil y sus consecuencias, sigue manteniendo abierta la herida de la que saca la savia que le mantiene vivo.
Porque el socialismo del señor Sánchez no es socialismo. Y esto hay que gritarlo bien alto. Porque el socialismo de verdad, más próximo al evangelio que el capitalismo, es integrador, es trasformador, es tolerante, crea futuro y desde luego no da miedo. Y yo, y conmigo millones de españoles, ahora tenemos miedo. Miedo y la leve esperanza de que todo esto acabe bien.