miércoles, 30 de abril de 2025

A esperar por donde nos viene el próximo golpe.


Cuando se cumplía medio año menos un día de la tragedia de la DANA, el gran apagón nos sorprende como otro golpe impensable e inesperado. Como la DANA, nadie pensaba que podían caer cientos y cientos de litros en un día en una zona montañosa ya saturada por lluvias anteriores y en gran parte deforestada. Tampoco nadie podía pensar que toda la península Ibérica, en unos segundos, se quedara sin suministro eléctrico durante horas y horas.

Que pueden pasar estas cosas es un hecho indiscutible. Ni dominamos la naturaleza, ni nuestra propia obra, más frágil cuanto más compleja. Somos mucho más vulnerables de lo que pensamos. Nada es tan seguro como creemos.

Por eso, ante estas situaciones hay que dar respuestas a la altura de su gravedad y de sus consecuencias. Y no las estamos dando. Porque para darlas habría que elevarse por encima de la mezquindad de los intereses políticos y de la deformación de la realidad de las ideologías.

Y a la vista está una vez más. Lo mismo que con la DANA va a pasar con el gran apagón. Manipulación política en ambos sentidos para ver quien consigue llenar más las urnas en las próximas elecciones. Lo demás debe ser que no importa. Las vidas humanas, las pérdidas millonarias, el miedo instalándose poco a poco en la sociedad, la inseguridad que va lentamente paralizando, nublando el futuro…

La solución a todo esto es muy simple, pero imposible. Dejarse de ideologías, superar esa imbecilidad esterilizante de las derechas y las izquierdas con la que no encajamos la gran mayoría, y así tener el coraje de analizar la realidad juntos y encontrar entre todos salidas concretas y realistas a estas situaciones.

Pero es imposible, ¿verdad? De la DANA toda la culpa la tiene Mazón y el PP. Del gran apagón, Sánchez y el PSOE.

Y todos tan contentos.

A esperar por donde nos viene el próximo golpe.

domingo, 27 de abril de 2025

La esperanza se hace abrazo.


 

En esta segunda entrada dedicada al papa Francisco comparto este dibujo que expresa con una claridad diáfana lo que esa mañana del lunes de Pascua tuvo que suceder más allá del tiempo y el espacio, en esa realidad absolutamente trascendente en la que él creía y en la que esperaba, porque como escribe en su autobiografía hemos nacido para no morir nunca, para la vida, para la luz.

Casi desde el principio de su pontificado vi que iba a abrir muchas ventanas para que corriera el aire limpio y fresco del Espíritu; muchas puertas, para que entraran en la Iglesia tantas y tantas personas que caminan como ovejas sin pastor, y también para esas otras a las que en muchas ocasiones, miembros de esa misma Iglesia, que no la Iglesia, han tratado como lo harían los  pastores asalariados que huyen o se refugian en su choza cuando se desata la tempestad o vienen los lobos.

Y hasta su última Semana Santa, hasta su último día, ha seguido haciéndolo, abriendo puertas y ventanas.

También sabía que tendría enemigos, muchos, como los tuvo Jesús. No podía ser de otra forma. Y que los enemigos más dolorosos serían para él los de dentro. Los que hablan de obediencia al Papa cuando el Papa dice lo que a ellos les gusta que diga.

Estoy seguro que ese Jesús que le abraza en las puertas del Reino de la Luz y de la Vida, le habrá dado fuerzas para soportar con alegría y con paz las terribles tensiones a las que habrá estado sometido durante estos doce años.

A mí se me quedó al principio una muy viva sensación de orfandad. El saber que estaba ahí, yendo y viniendo de aquí para allá, escribiendo, hablando, actuando, me daba paz. Me trasmitía alegría ver cómo iluminaba la realidad del mundo, tan a menudo trágica, con la luz de un Evangelio limpio de polvo y paja. Y avivaba mi esperanza, siempre frágil, en que, pase lo que pase, lo mejor está por venir.

Pero me he dado cuenta estos días, en mis excursiones por las montañas, de algo hermoso y reconfortante. Puedo ahora dirigirme a él en la oración. Ese Dios de misericordia del que tanto hablaba y del que se fiaba ciegamente, por esa misma misericordia, lo habrá llevado consigo a ese Cielo nuevo y a esa Tierra nueva por el que entregó su vida aquí, entre nosotros y para nosotros.

Por lo que ha significado su vida para la Iglesia, para el mundo y para mí, es una inmensa gratitud lo que ahora siento. Por eso, acabaré esta segunda entrada a él dedicada como acabé la primera. Diciéndole gracias, gracias, gracias.

Baile de predicciones.

.Se presenta una semana de subida paulatina de temperaturas que pasarán de los 12-21 del lunes a los 13-27 del fin de semana. El viento entrará de levante, y las nubes, excepto mañana, decorarán el cielo con más o menos ímpetu, según días. Mañana brillará el sol.

En cuanto a la lluvia el asunto es divertido. Unos partes dicen que lloverá martes y miércoles, otros que viernes y sábado y otros que ningún día. En lo que coinciden es que ni lunes ni jueves y que las lluvias serían escasas.

Lo que ocurre es que cuando pasa esto, es porque cada modelo dice una cosa, luego nadie sabe qué pasará.

La naturaleza es así, no se deja domesticar. Afortunadamente.


sábado, 26 de abril de 2025

Para mí ya es un santo.


 

Quien siga más o menos el blog le puede haber sorprendido mi silencio ante la muerte del papa Francisco. Tiene una explicación.

Me lo dijo Isabel el lunes, mientras repostaba antes de partir hacia el Pirineo a pasar unos días. La cobertura del apartamento donde estábamos era muy mala, prácticamente inexistente. Aun así, el mismo lunes por la noche pude publicar una entrada que además, no sé por qué, se anexionó en Facebook al parte meteorológico de la semana.

Cosas de la tecnología por un lado y de mi escaso control de ella por otro. Por eso, hoy, día de su funeral y entierro, voy a volverla a publicar de modo que se pueda acceder a ella desde Facebook.

Ni qué decir tiene que no va a ser la última entrada dedicada al papa Francisco. He pensado escribir siete sucesivas, contando esta, y aun así se me quedará mucho en el tintero.

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No puedo menos que con emoción y un profundo e infinito agradecimiento repetir las palabras del papa Francisco que compartí ayer por la noche, horas antes de que partiera a la Casa del Padre. Para mí, ya es un santo.

Pero la esperanza es mucho más que eso: es la certeza de que hemos nacido para no morir nunca más, de que hemos nacido para las cumbres, para disfrutar de la felicidad. Es la conciencia de que Dios nos ama desde siempre y para siempre, que nunca nos deja solos: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?,¿la tribulación?,¿la angustia?,¿la persecución?,¿el hambre?,¿la desnudez?,¿el peligro?,¿la espada? (…) Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado”, dice el apóstol Pablo (Rom 8,35-37).

viernes, 25 de abril de 2025

Actualización fin de semana del 26-27 de abril de 2025.

Fin de semana muy primaveral, con todo lo que eso significa. Sol, nubes, riesgo el sábado de algún chubasco e incluso tormenta, vientecillo del sureste y temperaturas suaves, incluso algo cálidas al centro del día, 23 o 24 grados a la sombra.

El sábado hará más calor pero será más inseguro, y el domingo, aunque un puntito más fresco, será más estable.

Y esto lo que parece que va a ser la antesala de una semana que puede ser movidita, sin excesos, pero movidita.


lunes, 21 de abril de 2025

Gracia, gracias, gracias.


 

No puedo menos que con emoción y un profundo e infinito agradecimiento repetir las palabras del papa Francisco que compartí ayer por la noche, horas antes de que partiera a la Casa del Padre. Para mí, ya es un santo.

Pero la esperanza es mucho más que eso: es la certeza de que hemos nacido para no morir nunca más, de que hemos nacido para las cumbres, para disfrutar de la felicidad. Es la conciencia de que Dios nos ama desde siempre y para siempre, que nunca nos deja solos: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?,¿la tribulación?,¿la angustia?,¿la persecución?,¿el hambre?,¿la desnudez?,¿el peligro?,¿la espada? (…) Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado”, dice el apóstol Pablo (Rom 8,35-37).

domingo, 20 de abril de 2025

Días "constipadores".

Sigue el tiempo muy cambiante, por lo que una vez más lo que hoy parece que vaya a pasar igual no pasa, pero pese a eso haré una aproximación a lo que puede suceder.

Para empezar, el poniente nos abandonará mañana, ¡por fin! girando el viento a este y sureste el resto de la semana, siendo así menos molesto. El cielo seguirá con sol y nubes, y las temperaturas oscilando entre 8 y 12 las mínimas y 19 y 25 las máximas, según días. Tiempo pues muy “constipador” por la diferencia entre máximas y mínimas, entre sol y sombra, y entre unas jornadas y otras.

¿Y llover? Pues el único día de momento en que podría hacerlo sería el martes, día en el que puede sorprendernos alguna tormenta de cierta entidad. En cualquier caso, lo que parece claro es que sería una jornada gris y muy insegura.

Esto es lo que se ve hoy. Veremos si se cumple.

Feliz Pascua.


 

Quiero compartir esta tarde del Domingo de Pascua dos textos henchidos de vida, de alegría, de esperanza. Uno de ellos contiene una de las frases más hermosas que se pueda concebir, “¿por qué buscáis entre los muertos al que vive?"

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes.

Ellas quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron:

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea, cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar”.

Y recordaron sus palabras. Habiendo vuelto del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás.

Eran María la Magdalena, Juana y María, la de Santiago. También las demás, que estaban con ellas, contaban esto mismo a los apóstoles. Ellos lo tomaron

Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, ve solo los lienzos, Y se volvió a su casa, admirándose de lo sucedido (Lc.24, 1-12).

            El otro es del papa Francisco, de su autobiografía. Unid los dos y tendréis la esencia misma de lo que es ser cristiano. El siempre asombroso y liberador centro de la fe.

Pero la esperanza es mucho más que eso: es la certeza de que hemos nacido para no morir nunca más, de que hemos nacido para las cumbres, para disfrutar de la felicidad. Es la conciencia de que Dios nos ama desde siempre y para siempre, que nunca nos deja solos: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?,¿la tribulación?,¿la angustia?,¿la persecución?,¿el hambre?,¿la desnudez?,¿el peligro?,¿la espada? (…) Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado”, dice el apóstol Pablo (Rom 8,35-37).

viernes, 18 de abril de 2025

Actualización fin de semana del 19-20 de abril de 2025.


 

Fin de semana este de Pascua antipático y peligroso a causa del viento de poniente que se intensificará mucho mañana, y que continuará el domingo aunque menos violento. El cielo, típico de poniente, despejado y con nubes de paso.

Las temperaturas mínimas el sábado serán de 13 grados, bajando algo al día siguiente. Las máximas rondarán los 21 los dos días, que al no ser excesivas y en combinación con el viento, darán una cierta sensación de frescor a la sombra, porque al sol hará calor.

De lluvia nada de nada, y ya va haciendo falta, porque estos ponientes han secado mucho la superficie forestal. Y esto, unido al viento y a la cantidad de gente que estos días sale al monte, crea una situación extremadamente peligrosa por el altísimo riesgo de incendios forestales que con esta situación pueden ser poco menos que incontrolables.

Por todo esto he dicho antipático y peligroso. Esperemos que no pase nada, porque hay demasiado imprudente e insensato por ahí suelto.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?


Comparto hoy, Viernes Santo, una estación del viacrucis del papa Francisco del año pasado. Es esa en la que recordamos ese grito de Jesús terrible, de angustia, de desesperación, de abandono, de soledad. Ni siquiera dice Padre, grita Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Y no estaba haciendo teatro.

Había entrado en lo más profundo del dolor humano. Y gritaba, como tantos hombres, mujeres y niños, a lo largo de la historia ese ¿por qué? que no parece tener respuesta.

Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,45-46).

Jesús, he aquí una oración sin precedentes: clamas al Padre tu abandono. Tú, Dios del cielo, que no replicas estruendosamente ninguna respuesta, sino que preguntas ¿por qué? En el ápice de la Pasión experimentas el alejamiento del Padre y ya ni siquiera le llamas Padre, como haces siempre, sino Dios, como si fueras incapaz de identificar su rostro. ¿Por qué? Para sumergirte hasta el fondo del abismo de nuestro dolor. Tú lo hiciste por mí, para que cuando sólo vea tinieblas, cuando experimente el derrumbamiento de las certezas y el naufragio del vivir, ya no me sienta solo, sino que crea que tú estás ahí conmigo; tú, Dios de la comunión, experimentaste el abandono para no dejarme más como rehén de la soledad. Cuando gritaste tu por qué, lo hiciste con un salmo; así convertiste en oración incluso la desolación más extrema. Esto es lo que hay que hacer en las tormentas de la vida; en vez de callar y aguantar, clamar a ti. Gloria a ti, Señor Jesús, porque no has huido de mi desolación, sino que la has habitado hasta lo más profundo. Alabanza y gloria a ti que, cargando sobre ti toda lejanía, te has hecho cercano a los más alejados de ti. Y yo, en las tinieblas de mis porqués, te encuentro a ti, Jesús, luz en la noche. Y en el grito de tantas personas solas y excluidas, oprimidas y abandonadas, te veo a ti, Dios mío: haz que te reconozca y te ame.

jueves, 17 de abril de 2025

Simplemente porque es verdad.


Aunque no es la primera vez que comparto este texto del evangelio en el blog, no me resisto a hacerlo una vez más este Jueves Santo, día del amor fraterno.

Simplemente porque es verdad.

Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, que si no tengo amor no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes.

Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que si no tengo amor no soy nada.

Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo, que si no tengo amor de nada sirve.

El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal, no simpatiza con la injusticia, simpatiza con la verdad. Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre.

1ªCor.13,1-7.

Sí, es esto, el amor, la máxima aspiración de todo ser humano, aunque no lo sepa, o ni aun sabiéndolo lo reconozca, amar y ser amado. A fin de cuentas estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y Dios es amor.

Por eso, solo en la experiencia real y concreta del amor encontramos el sentido de la vida y la plenitud como personas.

¡Feliz Jueves Santo!

miércoles, 16 de abril de 2025

En homenaje a Mario Vargas Llosa.


Al día siguiente de morir Mario Vargas Llosa, por la tarde, pasé por el corral de Barretes en una de mis excursiones. Alrededor de la lagunilla habían florecido grandes lirios amarillos. Junto al pino que parece proteger la pequeña lámina de agua en la que se refleja el cielo y el pinar que la arropa, leí un texto de Platero y yo en el que también es abril, una tarde tibia, también hay un pino, también cantan los pájaros, también hay grandes lirios amarillos y quizá alguna mariposa blanca que no vi…

Es el capítulo CXXXV y se titula melancolía.

Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. Cantaban los chamarices allá arriba, en la cúpula verde, toda pintada de cenit azul, y su trino menudo, florido y reidor, se iba en el aire de oro de la tarde tibia, como un claro sueño de amor nuevo. Los niños, así que iban llegando, dejaban de gritar. Quietos y serios, sus ojos brillantes en mis ojos, me llenaban de preguntas ansiosas. —¡Platero amigo!—le dije yo a la tierra— ; si, como pienso, estás ahora en un prado del cielo y llevas sobre tu lomo peludo a los ángeles adolescentes, ¿me habrás, quizá, olvidado? Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí? Y, cual contestando a mi pregunta, una leve mariposa blanca, que antes no había visto, revolaba insistentemente, igual que un alma, de lirio en lirio…

Y lo leí porque no pude menos que asombrarme del cúmulo de preciosas coincidencias entre este capítulo, ya de los últimos del libro, y el momento que estaba viviendo allí. Era como una encarnación de la literatura en mi vida, como si rompiendo las barreras del tiempo y del espacio, estuviera yo, como el poeta, yendo a visitar la sepultura de Platero.

Pues bien, ese abrazo de la literatura, ese pino, esos lirios, esa tarde tibia de abril, esa mariposa que no vi, ese texto maravilloso de Platero y yo, se los dedico con todo mi respeto y admiración a Mario Vargas Llosa, un grande de la literatura, a modo de humilde homenaje de un profesor que hace ya tiempo les habló de él a sus alumnos, y que ha disfrutado mucho con sus novelas y sus escritos.

martes, 15 de abril de 2025

Hasta las narices.


Bajaba hoy una montaña, no muy alta, a la que por lo visto habían subido un nutrido grupo de niños de primaria con sus profesores. El natural griterío espantaba a todo bicho viviente en muchos metros a la redonda. Hasta ahí, todo normal.

En el collado, ya abajo, esperando entre sol y sombra, vi al grupo. Descendiendo alcancé a los rezagados, aún lejos de los demás, acompañados por un profesor de mediana edad, o quizá joven pero envejecido por la situación.

Trata de que dos chavalillos, entrados en carnes, anduvieran un poco más rápido, pues el grupo esperaba abajo. No le hacían puñetero caso. "Venga, deja ese palito, que detrás viene gente (era yo), no tires piedras, pero va hombre, por qué te paras…"

De repente, tras una curva, en vez de seguir bajando, suben, cual si huyeran despavoridas de algún monstruo ancestral, seis o siete niñas gritándose entre ellas desaforadamente. "No te lo perdono, esto sí que no lo aguanto, mira lo que me ha dicho, yo no he dicho eso, mentirosa, mentirosa tú…"

El viento, fresco y seco, sopla con fuerza. Desagradable, cargante, inclemente.

Hola, buenos días, le digo al pasar junto a él. Me responde con las mismas palabras pero quizá pensando que serán buenos para mí, no para él. Y estoy a punto de decirle, "yo he sido profe 38 años, ¡ánimo! Se sobrevive". Pero a veces soy de reacciones lentas.

Me ha dado pena el buen hombre, porque sé que lo tiene mucho, muchísimo más difícil que lo tuve yo. Y pese a eso, pese a tenerlo mucho más fácil, cuando se juntaban los tres elementos, excursión con alumnos, aire libre y viento, me cogían unos intensos dolores de cabeza que no tuve antes ni he tenido después. Estaba “cantao”. Me llevaba en esos casos las pastillas detrás porque sabía que sí o sí, en algún momento aparecerían. No sé si a este profe le dolía la cabeza, pero la cara era de que sí. O de que estaba hasta los mismísimos…

Le deseé en mi fuero interno que acabaran bien la excursión y que disfrutara a tope de las ya próximas vacaciones, aunque solo sea por ese rato, bien merecidas.


domingo, 13 de abril de 2025

Poniente primaveral.

El viento de poniente que va a soplar toda la semana cambia del todo el panorama meteorológico. Nada de lluvias, quizá alguna llovizna o chubasquillo mañana, y temperaturas suaves con algún exceso de calor el jueves y viernes con máximas de 26, y de frío el miércoles con mínimas de 9. Por lo demás oscilarán entre los 12-13 de mínima y 21-22 de máxima los demás días de la semana. Y bastante sol excepto mañana.

Es primavera. Sorprendente e imprevisible, lo que se traduce en que lo que vemos hoy que puede ser, igual no es, pero esta vez coinciden bastante todos los modelos.

En otras partes de España la semana sí estará pasada por agua e incluso por nieve, pero esta vez no nos tocan a nosotros semejantes devaneos meteorológicos tan propios de estas fechas.


viernes, 11 de abril de 2025

Actualización fin de semana del 12-13 de abril de 2025.

Estamos en lo mismo. Cada parte dice una cosa, por lo que lo único que se puede asegurar un poco son las temperaturas, que oscilarán entre 13-14 y 22-23. Por lo demás, tiempo inestable, predominio del levante, nubes, sol, llovizna, algún chubasco de más entidad en algún momento…

Pero cómo se repartirá a lo largo de estos dos días este “tutifruti” primaveral es un misterio. Por eso es cuestión de hacer planes como si fuera a hacer buen tiempo, y sea lo que Dios quiera. Porque igual hasta hace buen tiempo.


miércoles, 9 de abril de 2025

De la envidia, no de la endivia.


Hablando un día de estos con un amigo de lo difícil que son en muchas ocasiones las relaciones sociales salió el tema de la envidia. Me dio ideas la conversación para escribir esta entradita sobre la envidia, que no sobre la endivia, aunque suena muy parecido. Y empezaré por lo que de tal pecado capital dice la RAE.

1. f. Tristeza o pesar del bien ajeno.

Sin.: celo1, pelusa, dentera.

2. f. Emulación, deseo de algo que no se posee.

Se podrá observar que las dos acepciones tienen significados bien diferentes, sobre todo desde una perspectiva moral. La segunda nos habla del “deseo de algo que no se posee”, lo que no significa que el hecho de no poseerlo nos tenga que causar tristeza o pesar. Esto sería lo que llamamos envidia sana, y es natural e inevitable.

La primera acepción es bien diferente. Digamos que es un paso más, o mejor dicho, el paso al lado oscuro. De esta voy a hablar.

Ese algo que deseo lo posee alguien y no yo. Y eso me causa tristeza o pesar. Y para exorcizar esa tristeza y ese pesar puedo hacer tres cosas, hacerlo también mío por cualquier medio moral y legalmente aceptable, si ello es posible. Arrebatárselo al otro si no hay posibilidad de hacerlo mío sin tener que quitárselo, o eliminar a aquel a quien le tengo envidia, que no significa necesariamente pegarle un tiro o prácticas semejantes, entre otros motivos porque son ilegales. Hay muchas formas de “eliminar” a alguien.

Es fea la envidia, muy fea, por eso rara vez aparece de un modo claro y evidente. Digamos que no actúa a cara descubierta casi nunca, porque quien la sufre es, de algún modo, consciente de la profunda miseria de ese sentimiento, le avergüenza tenerlo, porque en realidad envidiar a alguien hace que te sientas inferior a la persona envidiada, por eso nunca lo reconocerá, y se defenderá de esa miseria y esa vergüenza vistiendo su conducta de mil ropajes aparentemente dignos, de múltiples justificaciones a menudo lógicas e incluso loables.

Siempre es difícil mirarnos a nosotros mismos, entrar en lo hondo de nuestro corazón y tener el coraje de ver y aceptar lo que de negro albergamos en él. Hace falta para ello parar, detenerse, un rato de soledad, silencio. La acción y la multitud impiden ese duro, pero sano, ejercicio de introspección. Pero sí, es muy difícil hacerlo de verdad, bucear por las aguas turbias del mal que todos llevamos dentro y llegar a una de sus más poderosas raíces, la envidia.

Es lo que tradicionalmente se ha llamado examen de conciencia. 

No olvidemos que el “primer homicidio”, el de Abel a manos de Caín, la tiene como causa. Caín no aguanta la amistad de Abel con Dios. No es casualidad. La Biblia no da puntada sin hilo.

Sí es fea, y está oculta detrás de tantos comportamientos, actitudes, decisiones que vemos en la vida familiar, social y laboral, haciendo daño, hiriendo, enturbiando, generando sufrimiento, que haríamos todos muy bien haciendo un examen de conciencia para detectar qué partes de mi vida están infectadas por tan mal bicho.

Todos saldríamos ganando.

lunes, 7 de abril de 2025

Una fiesta de vida.

Hace algún tiempo alguien me dijo que lo que nos trae la muerte también nos trae la vida. Me llamó la atención aquel pensamiento, y lo guardé en mi mente. Hoy me he acordado de él. Esta misma mañana, paseando por los caminos del pueblo he disfrutado de una gran fiesta. El agua, que tantísimo daño nos hizo no hace mucho, ha trasformado los campos y los montes en un espectáculo soberbio, en una explosión de vida nueva, vigorosa, hermosísima.

Soy muy sensible a la belleza de la naturaleza, lo que me lleva a sufrir cuando veo, impotente, tantas y tantas agresiones. Pero también gozo muchísimo cuando en una mañana azul y tibia, con el aire perfumado por el azahar, como la de hoy, puedo dedicarme a estar en ella, a contemplarla, a dejarme llenar por su fuerza.

Y me digo, es nuestra casa común, como la llama el papa Francisco. ¡Qué magnífica casa común! Ojalá seamos capaces de dejarla a quienes vienen detrás mejor que la encontramos. ¡Ojalá!




















domingo, 6 de abril de 2025

Sol lunes y martes, el resto ¿?

A la vista está lo difícil que es acertar en el pronóstico a una semana vista y más en primavera. En la pasada, por ejemplo, tres días de lluvia se redujeron a dos de llovizna y una tormenta el viernes que nos regaló 16 litros.

La que viene sigue el mismo camino, o peor, pues en la pasada todos los partes que consulto decían lo mismo, y no se cumplió, pero en esta cada uno dice una cosa diferente, por lo que acabará pasando es un enigma.

De momento lo que se ve es que todos los días entrará el viento de levante entre flojo y moderado, y que las temperaturas máximas irán a la baja pasando de 24 el lunes a 18 el viernes para volver a subir el fin de semana. Las mínimas se mantendrán entre los 12-13.

El cielo estará despejado, cubriéndose el miércoles hasta el viernes, y la lluvia podrá hacer acto de presencia estos tres días. Digo podrá porque aquí es donde hay división de opiniones. Vamos, que no se sabe si lloverá o no, porque cada parte dice una cosa bien diferente. Desde jornadas soleadas hasta lluvias de consideración pasando por días grises sin más, o lloviznas.

Y esto es lo que se ve este domingo por la tarde. Veremos en qué acaba.


sábado, 5 de abril de 2025

Una ruta sorprendente. Cortes de Pallás.

 

Fue un día de estos. Hice una excursión por la Muela de Cortes de Pallás que me pareció extraordinaria, y no solo por el paisaje, sino por la experiencia de relación con la naturaleza, siempre sorprendente.

Había trazado la ruta sobre el mapa y me la había subido al GPS. Era totalmente nueva para mí. El entorno sí lo conocía. Iba solo. Almorcé bien, pues no iba a pasar por ningún lugar habitado en todo el día.

La ruta empieza en el pueblo, y pronto es muy espectacular el sendero que discurre por la cara norte de la Muela, sobre el río del Júcar, que queda hondo, con un bonito color verde. El río, ya embalse, los soberbios paredones, el pinar, el catillo de Chirel, el cielo azul…

Era un encanto caminar por el sendero que me llevó a Sácaras, preciosa extensión de bosque y cultivos entre montañas. Pero desde allí, subir a la Muela parece imposible. Todo son altas paredes aparentemente inexpugnables. Sin embargo en el mapa indicaba un camino. Me costó un poco pero lo encontré. Un bien trazado senderito, trepa, a ratos aéreo, por entre los farallones, regalando impresionantes panoramas.

Siempre envuelto por pinares y paredes llegué a lo alto de la Muela de Cortes. Extenso y elevado páramo, antaño cubierto de bosque, y hoy en gran parte de matorral a causa de los incendios. El lugar es desolado, pero tiene una extraña belleza. Ya eran las cuatro de la tarde, el camino era precario y no tenía nada claro si el descenso al pueblo por otro profundo barranco, que ya adivinaba delante de mí, era factible, aunque en el mapa así lo indicaba.

Comí algo y calculé que si no había bajada, desandar lo andado me costaría muchas horas. Ese puntito de inquietud, y más si vas solo, me gusta.

Cuando el camino se trasformó en un sendero mínimo, me encontré ante un profundo e impresionante barranco al que parecía imposible bajar. Y empecé el descenso, con cuidado. Ya eran casi las cinco. Seguí bajando, deseando que nada lo cortara o lo hiciera excesivamente expuesto y peligroso. Una barrera rocosa impresionante parecía interrumpirlo, pero no, en cortas lazadas la salvaba. Al fin vi que sí podía bajar hasta el fondo sin problemas. El espectáculo, mirando arriba, es soberbio desde allí. Parece imposible haber bajado por aquellas paredes.

Más sorpresas. El sendero, con las últimas lluvias es un arroyo por el que tuve que ir a saltos, de piedra en piedra y mojándome a veces. Al fin se alejó del agua y llegué a una pista que acaba junto a un caudaloso manantial de un agua limpia y fresquísima. Y este manantial, se une a otros menores formando un arroyo que baja por el fondo del barranco en impresionantes cascadas.

Siempre con el sonido poderoso del agua, amplificado por las paredes, fui descendiendo hacia el pueblo. El entorno es magnífico, la tarde era tibia y azul.

Algo más de 25 kilómetros y casi 900 metros de desnivel acumulado son los datos de la excursión. Pero eso es lo de menos. Al menos para mí.

La soledad absoluta, no vi a nadie en todo el día. La belleza extraordinaria del paisaje, el cielo azul, limpio y tranquilo, el aire tibio, el regalo inesperado del agua…

Y el ir solo, que te obliga a establecer una relación con la naturaleza muy especial. Que hace que te sientas libre y responsable de tus decisiones. Absolutamente libre y absolutamente responsable. Que te obliga a controlar tus preocupaciones, tus incertidumbres, para que no se conviertan en miedo. Es una experiencia única.

¿Que prefiero ir acompañado? Claro, pero con pocos y amigos. Pasó para mí el tiempo de los grandes grupos, salvo alguna excepción. Sin embargo, una experiencia como estas, de vez en cuando, es muy sana. Tiene sus riesgos, pero es muy sana. El ir acompañado es otra experiencia totalmente diferente. También muy hermosa, pero diferente. De esa puedo hablar otro día.






















viernes, 4 de abril de 2025

Actualización fin de semana del 5-6 de abril de 2025.

Pues ya veis, de las supuestas lluvias de miércoles a viernes tan solo nos han llegado ligeras lloviznas, a la espera de lo que pueda llover ahora, pues un frente con algún núcleo importante de precipitación avanza hacia nosotros tan lentamente que igual no llega o se deshace antes.

El fin de semana sí se ve claro. Poniente flojo, subidón de temperaturas y cielos despejados. Las máximas entre 24-25 y las mínimas entre 11-13. Un buen fin de semana para disfrutar, con respeto, de un monte que está espléndido. Absolutamente primaveral.


jueves, 3 de abril de 2025

No dejéis que os desgracien.


 

Cada vez se levantan más voces denunciando la situación lamentable de la educación en España. Nada que ya no sepa y no haya experimentado a lo largo de mi vida laboral, ya extinta.

Hablando ayer de estos asuntos, se me removió una vez más la indignación, y para aplacarla acudo esta mañana al blog, como otras veces. Esta es una de sus funciones.

Voy a presentar una prueba de cómo el nivel educativo ha descendido, al menos dos cursos, en estos últimos 38 años. Y digo que es una prueba porque hay muchos testigos que pueden corroborar mis palabras, mis alumnos de entonces.

Cuando empecé como profesor de lengua y literatura española en la EGB, el examen final, porque había examen final, en 8º, tenía dos partes. Una oral y otra escrita. Octavo era lo que ahora es 2º de ESO, ¡ojo!

La parte oral consistía en unas fichas, más de cien, de autores en las que constaban sus datos biográficos, pensamiento y obras. Estas fichas las elaboran los alumnos a lo largo del curso. El día del examen, de uno en uno, me daban el taco de fichas, las barajaba y sacaba cuatro. Leía el nombre del autor y les dejaba hablar. A dos puntos y medio como máximo cada una, y de ahí salía la nota sobre diez.

La escrita era un examen de tres horas. Una, un comentario de texto en el que podían utilizar todo el material que quisieran, libro, apuntes, fichas, diccionario… La otra consistía en preguntas de literatura, épocas y movimientos literarios sobre todo. Y la tercera, análisis morfológico y sintáctico de oraciones simples y compuestas.

Aparte de esto, durante el curso leíamos libros de autores consagrados, no literatura tontona para niños y adolescentes. Delibes, García Márquez, Machado, Juan Ramón Jiménez, Bécquer… Trabajaban en equipo y hacían exposiciones orales. Y cuidábamos la ortografía y la presentación de los trabajos y tareas.

Y aprobaban casi todos. Haced esto ahora en 2º de ESO.

No me quiero enrollar, pues corro el riesgo. Ni utilizar los términos feos que bien se merecen los que han causado este despropósito.

Las víctimas, los alumnos, todos, sobre todo los mejor dotados. Y los profesores, agobiados por la burocracia inútil, confundidos por continuos cambios y reformas, a cada cual más estúpida, vigilados por una sociedad que no les reconoce nunca la presunción de inocencia, desarmados ante una indisciplina cada vez mayor en las aulas… ¿Sigo?

¿Y los verdugos?, ¡ay los verdugos! Primero los políticos que utilizan descaradamente a la educación como arma contra sus adversarios y como herramienta de adoctrinamiento, imponiendo su ideología y esa letal estupidez de lo políticamente correcto. ¿Cuántas leyes de educación hemos tenido en la democracia? ¡Qué vergüenza!

Y la Universidad, que ahora se queja del nivel con que les llegan los alumnos, pero que ha sido en ella donde “expertos” psicólogos y pedagogos que en su vida han pisado un aula, han estado haciendo, y siguen, experimentos que mejor sería hacer con gaseosa. Y luego a vivir de ellos, claro. Conferencias, publicaciones, cursillos…

En fin, mejor acabar ya. Y lo hago con una última reflexión, ¡no hay derecho! Y un llamamiento a los alumnos, no dejéis que esta tropa de sinvergüenzas os desgracien el futuro.