lunes, 19 de agosto de 2019

Encuentro en la mañana.

Fue un día de estos. Subía muy temprano una montaña del Pirineo cuando en lo alto de un peñasco observé a un buitre que contemplaba el paisaje a la luz limpia de una mañana con viento de norte.
Bien abrigado, hacía frío, me senté a contemplarlo yo a él. Seguro que me había visto, pero no le resulté una amenaza, pues siguió a lo suyo. Y así estuvimos un buen rato, el buitre y yo, mirándonos y mirando el mundo que nos rodeaba.
Luz, silencio, soledad, frío, belleza… En un momento determinado levantó el vuelo y se perdió en las nubes que, más bajas que nosotros, se colaban en la vertiente sur para diluirse como por encanto. Y yo, habiendo gozado el momento, reanudé la ascensión.






No hay comentarios:

Publicar un comentario