jueves, 15 de septiembre de 2022

Un bravo defensor de los suyos.


 

Saliendo de excursión en un pueblecito de la sierra una reciente tarde gris y lluviosa, (regalo del Cielo) andaba delante de mí una pareja con cuatro perros y un gato paseando plácidamente, disfrutando del tan deseado frescor que hacía aquella tarde.

Me llamó la atención que caminaban poco menos que en formación. Los dueños detrás y los cinco animalitos delante, uno junto al otro, equidistantes, gato incluido.

No era un gato grande; me pareció más bien jovencito, aún crecería más. Pelaje entre gris y negro, de estos que hay tantos por ahí. Un gato común podríamos decir.

Como ocupaban casi todo el camino y yo iba más deprisa, fui a adelantarles por la derecha que era por donde caminaba el gato. Y entonces, para mi sorpresa, el felino se volvió hacia mí y me plantó cara, enseñándome los dientes y bufando. Los perros ni se inmutaron. Los dueños dijeron, buenas tardes.

Esquivé al bravo defensor de la tropa y vi cómo tras adelantarles volvió a su posición y siguió su paseo como si tal cosa.

¡Me encantó la escena! Y empecé la ruta sonriendo y pensando que precisamente el más pequeño y vulnerable de los siete especímenes que había allí, incluidos los dos humanos, fue el que asumió la tarea de defender a los suyos del intruso.

¡Encantador el gatito!

¡Encantador!

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