miércoles, 11 de enero de 2023

Esas pequeñas cosas.

Cuando ando por el monte me gusta contemplar los grandes horizontes, las paredes de roca, los pinares, aún vivos y verdes, a veces el mar, allá abajo, pero también me gusta detenerme en lo pequeño. Las copas de la flor del madroño o las flores del brezo iluminadas por el sol bajo de la tarde, los pequeños jardines en las rocas o la madriguera inquietante de un insecto.

Es la vida en todas sus formas y dimensiones. El resultado prodigioso de millones de años de evolución, la inabarcable obra del Creador cuyo alfa y omega se escapa a nuestra razón.

Para mí, contemplar todo esto y gozar de ello, no solo es un saludable ejercicio físico, sino una liberadora experiencia espiritual y una forma de oración.








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