domingo, 5 de octubre de 2025

Amigo Sidnei.


 

Quiero dedicar unas palabras a nuestro amigo Sidnei que estará en estos momentos de camino a su tierra después de habernos acompañado durante ocho años en la parroquia.

Amigo Sidnei:

La misa de despedida del viernes, con una iglesia abarrotada, fue una bonita y muy emotiva ceremonia que evidenció de un modo muy claro la profunda huella que nos has dejado, no solo en la comunidad parroquial, sino en el pueblo, como muy bien dijo el alcalde.

Una de las palabras que más se repitió fue gracias. Gracias a Dios por un sacerdote como tú, gracias a ti por ser lo que ha sido entre nosotros. También nos dedicaste unas muy sentidas palabras de agradecimiento.

También se habló mucho de tu discreción, de tu humildad, de tu saber estar como si no estuvieras pero estando muy dentro, de tu disponibilidad, tu amabilidad…  Tu manera de ser y estar me ha recodado muchas veces esa carta de san Pablo a los Gálatas que nos habla de los frutos del Espíritu Santo en los creyentes, (Gálatas 5:22-23), “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza”. Estos frutos los veíamos en ti.

Has vivido con nosotros momentos muy duros, momentos que nos han golpeado como sociedad, la pandemia, la DANA, el apagón, momentos en los que nos hemos sentido como realmente somos, débiles y vulnerables. Y en esos momentos, a quienes te han tenido cerca les has trasmitido lo que más necesitábamos, sentido en el sinsentido, plenitud en el vacío, valor ante el miedo, esperanza contra la desesperanza.

A mí, y puedo hablar también en nombre de Isabel, se nos queda con tu partida la muy viva sensación de que nos ha sabido a poco, de que te necesitábamos más tiempo entre nosotros, pero humanos somos y estamos  limitados por el tiempo y el espacio.

Sabemos que allá en tu tierra, en Brasil, también habrá mucha gente que te espera y te necesita. Desde tu numerosa familia, pasando por Valeriano, tu gato, hasta tantas y tantas personas a las que les podrás dar mucho de lo que aquí nos has dado.

Y después de todo, aquí nosotros no nos quedamos ni mucho menos huérfanos. Y en la oración seguiremos unidos, y cada domingo, en la eucaristía saborearemos la misma palabra de Dios, y compartiremos el mismo pan.

Amigo Sidnei, has sido un magnífico regalo de Dios para esta comunidad parroquial, para este pueblo. En el largo regreso a casa imagino que te acordarás de cómo fue tu llegada a Valencia, de aquellos primeros días de zozobra, de tu oración profunda ante la Mare de “Déu dels Desamparats”, de aquella señora que unos días después te devolvió la mochila intacta…

No estabas desamparado, ¿verdad? La “Señora” no te dejó, Dios te dijo “no temas, estoy contigo”. Y contigo ha seguido y, muchas veces, a través de ti, con nosotros. Y mira cómo te has ido. ¡Qué hermoso camino ha sido!

Amigo Sidnei, no me quiero alargar más. No sé cuándo leerás estas palabras. Yo las estoy escribiendo justo cuando sé que vas a abandonar Ribarroja, y sé que será un momento de intensa emoción, en que quizá las lágrimas hayan pugnado por salir. Pero hayan salido o no, no serán lágrimas amargas, porque son la prueba de que aquí, a orillas del Turia, dejas un montón de gente que te quiere y a la que quieres, y ¿no es el amor la máxima expresión de la esencia de Dios?

Sidnei, ¡Buen viaje! ¡Hasta siempre!

Y ¡que Dios te bendiga!

No hay comentarios:

Publicar un comentario