Otro
fin de semana de verano. Eso sí, normalito aunque caluroso para mi gusto que
ansía los frescores del otoño desde ya hace tiempo. El sábado, parecido a
hoy. El domingo más calor y menos nubes. El viento, flojo y sobre todo de
componente este que podría dejar mañana alguna ligera llovizna como mucho.
Todo
esto a la espera de alguna alegría en forma de lluvia contundente pero no
dañina que parece atisbarse para la próxima semana. Pero no quiero hacerme
ilusiones porque por aquí lo normal es la decepción por defecto, o el susto por
exceso.
Así es
el clima mediterráneo, imprevisible y traicionero, y por qué no decirlo,
endiabladamente puñetero.
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