Ahí la
tenéis. La luna llena de Pascua. Así está hoy. El primer plenilunio de la primavera que nos
lanza al domingo más grande del año. La fiesta de la resurrección de Jesús. El
triunfo definitivo de la vida. ¡Qué hermoso simbolismo!
Recuerdo también los ecos secretos del silencio; la transparencia helada del vacío cristalino. Ese mundo se recoge en mí, más presente que el real, más vivo que la vida misma. Y me llena. Y me rodea. Y me protege.
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