Porque realmente, el mejor
regalo que los Reyes Magos pueden hacerle a un niño es que se sepa querido, que se sienta querido,
pero querido de verdad, con un amor que le lleve a ser un hombre íntegro, libre y feliz.
¡Feliz noche de Reyes!
Recuerdo también los ecos secretos del silencio; la transparencia helada del vacío cristalino. Ese mundo se recoge en mí, más presente que el real, más vivo que la vida misma. Y me llena. Y me rodea. Y me protege.
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