Me gusta la cebolla, de cualquier forma. Soy cebollero. Por lo tanto es natural que me guste la sopa de cebolla, plato muy francés, por cierto. Pues bien, un día de estos me apetecía cenar sopa de cebolla según la receta que tengo en el blog, pero me faltaba un ingrediente básico, el queso rallado. Por otra parte tenía medio paquete de torta de gazpacho bambando por la despensa ya unos días.
Entonces
se me ocurrió esta receta. Y me encantó.
Ingredientes para dos personas:
Una
cebolla grande.
Tres o
cuatro ajos.
Dos o
tres puñados de torta de gazpacho.
Pimentón
dulce.
Vino
blanco.
Media
pastilla de caldo de carne.
Agua.
Sal y
pimienta en polvo.
Dos
huevos.
Queso
rallado. Podría añadirse también.
Empezamos
por sofreír la cebolla troceada, no picada, con los ajos. Cuando ya estén
doraditos, añadimos el pimentón dulce, removemos para que no se queme y
enseguida un vaso grande de agua y otro de vino blanco, la pastilla de caldo y
la pimienta. Lo llevamos a ebullición y tras cinco minutos (probamos el punto
de sal) añadimos la torta de gazpacho.
Atención
ahora. Diez minutos de cocción, removiendo y controlando que no se quede sin
caldo. Si así ocurriere, añadiremos vino y agua a partes iguales, hasta obtener
una sopa densa pero caldosa. Y entonces dejamos caer los dos huevos y removemos
el conjunto durante unos minutos a fuego medio hasta que quede todo bien trabado.
Así
está buenísima, pero aún podemos darle una vuelta más. Espolvorear con queso
rallado y gratinar.
El
plato es, sencillamente exquisito, sano y barato.

No hay comentarios:
Publicar un comentario