La
escritora cubana, Dulce María Loynaz, premio Cervantes 1992 entre otros, escribe este breve poema de amor
que comparto hoy porque es para mí un día adecuado para hacerlo. Se titula
quiéreme entera, y dice así.
Si me quieres, quiéreme
entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, y gris, verde, y
rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana
abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… ¡ O no me
quieras.
Eso le dice ella a él. Y él podía responder, sí, te
quiero toda, entera, siempre. Totalmente, y más aún, esencialmente, para decirle en palabras de Pedro Salinas,
…Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
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