FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 28 de febrero de 2021

Semana, fea, fea, fea.

Ya puedo decir que si llueve como decían que llovería hoy, las lluvias de la semana próxima son ciencia ficción. Para hoy todos los modelos que consulto daban un 100% de posibilidad de lluvia. O sea, llovería sí o sí; ya veis, no.

Empiezo así porque anuncian lluvias el lunes y martes (también 100% de probabilidad) y quizá el miércoles por la mañana. De jueves en adelante, la posibilidad desaparece. ¿Qué pasará? Después de lo de hoy, no me atrevo a decir nada al respecto. Bueno, una cosa sí; si llueve será poco, y además barro. ¡Qué bonito!

Lo que sí parece que pasará es que el cielo estará muy nuboso o cubierto, además con calima. Feo de narices. A partir del jueves, igual se aclara un poco. Y el fin de semana, ni se sabe.

Los vientos entrarán de componente marítimo, húmedos y frescos toda la semana, y se notarán, pero hay modelos que dicen que a partir del jueves girarán a noroeste. A saber.

Las temperaturas, oscilando entre los seis o siete y los quince o dieciséis, lo que unido a la ausencia del sol y al vientecillo, creará un ambiente fresco, echando a frío. Poco confortable.

¿Nota? Un tres y va que se mata, a esta primera semana de la primavera meteorológica, porque no va a ser una semana de tiempo bonito y agradable. Creo que será un coctel feucho, de mucha nube, poco sol, cielo sucio, viento fresco… Ideal para que reabran las terracitas de bares y restaurantes.

¡En fin! Ya vendrán tiempos mejores, dicen.

Ayer fue luna llena.

Así se ponía el sol.

Así salió la luna, elevándose entre brumas.

Y así quedó en el cielo, empezando a ocultarse muy levemente. (Ver parte superior derecha).


Un oasis en el desierto. No más que un oasis.


 

A quien más y quien menos les hace ilusión poder volver a tomarse un café en un bar, o quedar a comer en una terracita con no más de tres, ¡claro! ¡Natural! Poder salir, aunque sea un poco, de esta vida de reclusión forzada puede ser un aliciente para aguantar el día a día, que falta nos hace.

Pero ¡qué queréis que os diga! Sin intención de ser aguafiestas me temo que será un pobre oasis en medio del desierto, porque estamos peleando contra un enemigo equivocado. El verdadero enemigo, ahora, somos nosotros mismos, aliados incondicionales del virus. El frente sanitario, exhausto, necesita el apoyo de los frentes social y político. Y no lo tiene. Más bien actúan como aliados del maldito bicho.

Dos situaciones para ilustrar lo que digo. La primera, la viví un día de estos. Regresaba a casa con las últimas luces del día, de una excursión, cuando ya desde la montaña oí voces y carcajadas. Al poco pasé junto a una caseta abandonada donde un buen grupo de gente montaba su fiesta, juntitos, sin mascarillas, con sus litronas… No es la primera vez que veo “reuniones” como éstas aquí, cerca del pueblo.

La segunda fue la noticia que se van autorizar manifestaciones, ahora en marzo, de no más de quinientas personas. Ya sabemos todos para qué y por qué; no digo más porque me caliento. En un bar no podemos estar más de cuatro, pero para salir a gritar a la calle las consignas propias de los tiempos que corren, sí pueden juntarse medio millar. Y no hablemos de todo lo sucedido en las elecciones catalanas, y de otras cuestiones que no quiero ni mentar. Y estos desacatos los justifican, o cuando no se atreven a tanto, miran a otra parte.

La gente imbécil, incapaz de aguantar la dura situación, y las autoridades irresponsables e incoherentes que practican una política en función de su ideología y no de las personas, son en definitiva el verdadero enemigo.

Es algo así como un castillo sitiado, infestado de colaboradores de los sitiadores. Caerá, inevitablemente caerá. La cuarta ola, entre unos y otros, la están preparando muy eficazmente. Respiremos, con precaución, un poquito ahora, antes de que venga.

Es lo que temo. Es lo que pienso. ¡Ojalá me equivoque!

viernes, 26 de febrero de 2021

Actualización fin de semana del 27-28 de febrero de 2021.

Aunque seguimos con el baile de modelos, este fin de semana parece bastante claro. El sábado será un día radiante y el domingo lloverá. Ahora bien, igual el sábado no es tan radiante y el domingo llueve poco o nada, porque ni a un día vista se ponen de acuerdo.

En cuanto al viento, predominará el levante flojo mientras que las temperaturas mínimas serán bajitas, seis o siete, y las máximas estarán por arriba de quince el sábado y por debajo el domingo, pero rondándolos. 

Lo dicho. Esto es lo que parece que va a ser ahora. ¡Ya veremos!

jueves, 25 de febrero de 2021

Hoy es jueves.


Hoy es jueves. Estamos Isabel y yo solos en casa, como todas las noches desde hace muuuucho tiempo. Y no es que estemos mal, no. Es que echamos de menos esas cenas de amigos que hacíamos desde hacía casi 30 años. La cocina llena, la mesa larga, el olor a comida… La amable conversación, la risa, el desahogo… Los niños pintando, charlando o viendo la tele en el despacho… Todos amontonaditos, nuestra casa no es grande.

Por esto, y por otras muchas cosas, cuando veo gente, tengan la edad que tengan, haciendo lo que no toca, me entran unas ganas inmensas de pegarles un sopapo, aunque me aguanto, porque la violencia engendra violencia, siempre. Y no sirve para nada.

Pero me da mucha rabia, mucho coraje, mucha pena, y se me cae el alma a los pies. Porque sé que no es tanto el virus, como la irresponsabilidad, la insolidaridad, la abismal estupidez de demasiada gente. Y repito, tengan la edad que tengan.

Buenas noches de jueves.

La violencia engendra violencia.


La violencia engendra violencia. Cualquier violencia, desde la de “guante blanco” a la del “tiro en la nuca”. La diferencia entre una y otra está en que la primera discurre oculta, disfrazada, crece en despachos, y la segunda es evidente, a menudo callejera. Y normalmente es hija de la primera.

Por eso, pretender que mucha gente plante cara directamente a la primera es muy difícil. Pero a la segunda no lo es tanto. Y a eso voy a referirme, porque a esa violencia evidente sí podemos plantarle cara.

¿Cómo? En democracia sólo hay una forma de hacerlo. En las urnas. No votando a nadie (obsérvese que no hablo de partidos sino de personas) que apoye, justifique o mire a otra parte cuando personas o grupos ejerzan violencia física o verbal o la enaltezcan del modo que sea y por el motivo que sea. Porque el camino nunca es la violencia, y mucho menos en una democracia.

Reaccionando ante la evidente, desarticularemos la oculta. Se trata de no escuchar los “cantos de sirena” que, con hermosas palabras, nos llevan al naufragio. Palabras tan hermosas como incoherentes, tanto en el plano del discurso en el tiempo, como en el de su relación con los hechos.

Pero claro, para esto hace falta un mínimo de sentido crítico y un espíritu libre de prejuicios ideológicos. Y de que la gente no tenga ni lo uno ni lo otro, ya se ocupan diligentemente los violentos de “guante blanco”.

martes, 23 de febrero de 2021

Reflexiones sobre el 23F, cuarenta años después.

Por aquella noche le estaré siempre agradecido.

Estando de permiso en la mili, merendaba con unos amigos cuando escuchamos en directo, por la radio, lo que sucedía en el Congreso aquella tarde. Al día siguiente, como millones de españoles, salí a la calle en defensa de la democracia y la Constitución.

Creo que aquella experiencia me marcó en muchos aspectos de mi vida y me convenció de que no es posible, ni siquiera moral, decir eso de que yo soy apolítico, no quiero saber nada de política, porque la política, quieras o no, incide directa e inevitablemente en tu vida, y pretender mantenerse al margen es dar cancha al más poderoso, que suele ser quien peor lo hace. El que calla, otorga. ¡Cuidado! El que calla otorga.

Hoy estamos viviendo, pandemia aparte, un tiempo muy difícil. La Constitución y la democracia llevan ya tiempo acosadas por las mismas fuerzas que impulsaron el 23F, las del totalitarismo. ¡Qué más da que se vista de fascismo, comunismo o independentismo! Los planteamientos son esencialmente los mismos.

Yo tengo razón, yo tengo la verdad, mi moral es la única válida. Por lo tanto sobra el diálogo, sobra la negociación, sobra el consenso. El adversario debe ser neutralizado y si es posible destruido. Porque el adversario es perverso, nunca tiene razón, está manipulado por “las fuerzas del mal”.

Y el problema es que ese adversario es palmo arriba, palmo abajo, la mitad de la población. ¡La mitad! Y utilizando la aritmética parlamentaria de un modo absolutamente antidemocrático, una mitad avasalla, ningunea, excluye a la otra mitad, y a menudo la insulta y desprecia.

Era evidente que a golpe de fusil y carro de combate se podía reventar la democracia. Pero es menos evidente que utilizando la democracia como desde hace mucho tiempo se está utilizando, también la podemos reventar. De hecho la estamos reventando en nombre de ella misma. ¡Qué paradoja! Pero esto no es tan evidente.

El asunto es simple, y voy acabando, cuando la diferencia real (no numérica) entre independentistas y no independentistas, o entre las llamadas izquierdas y derechas (paradigma este que no explica la realidad, pero que se utiliza) no existe, que una mitad imponga sus criterios a la otra, no es democrático ¡no lo es! Es esta una actitud profundamente antidemocrática y totalitaria. Y genera violencia.

Lo verdaderamente democrático, en estas situaciones, la que tenemos en España ahora, es buscar entre todos un consenso que sea aceptable por una amplia mayoría de ciudadanos, no por la mitad de ellos. Eso sí es democracia, y eso sí construye.

Eso es lo que hicieron en la Transición. Y eso es lo que nos ha traído un largo período de paz y libertad, un período de paz y libertad en los que han nacido y crecido muchos de los que ahora se vuelven contra él.

Yo les diría a estos nuevos golpistas, algunos en el Gobierno, hoy, 40 años después de aquel veintitrés de febrero, cambiad lo que queráis, nada es para siempre, pero hacedlo como hicimos entonces. Fue posible. Es posible. Y todos saldremos ganando.

 

lunes, 22 de febrero de 2021

Lamentablemente no me sorprende.

Ningunas ganas tengo de hablar del asunto, pero no sé muy bien por qué me siento obligado a hacerlo. Por eso voy a ser breve.

Lamentablemente no me sorprende nada en absoluto lo que está sucediendo a raíz de la detención de ese sinvergüenza cuyo nombre no quiero en mi blog. Y pienso que es tonto del bote quien se sorprenda, porque recogemos lo que sembramos y de aquellos polvos vienen estos lodos, que es lo mismo dicho de dos formas diferentes.

Las causas son evidentes. Yo veo dos que vengo denunciando hace años, y no solo yo, sino mucha más gente. Pero para poco nos sirve.

La primera es la corrupción absoluta de la política. Desde que reventaron el espíritu de la Transición, el deterioro ha sido imparable. Un ejemplo; el otro día oí en la radio a un locutor que decía, como lo más natural del mundo, que en no sé qué Comunidad Autónoma, los partidos en el Gobierno habían rechazado todas las enmiendas de la oposición porque tenían mayoría absoluta. Y yo me dije, no porque las hubieran analizado, sino porque tenían mayoría absoluta… Y se asume como lo más natural del mundo. Eso es corrupción, y peor que la que se hace con dinero. Eso no es democracia. Eso no es política.

Y con estos planteamientos, en los que el bien común no es el objetivo, el juego político es un constante y estéril enfrentamiento que a todos empobrece, y que, poco a poco va rompiendo el tejido social. Sembrando violencia. Porque es violencia entender la política como la imposición de unos sobre otros en función exclusivamente de los números, y a menudo por diferencias mínimas.

Y estos políticos son los que, legislatura tras legislatura, han generado la segunda causa. El hundimiento total del sistema educativo. Y en esto hay que decir que las llamadas izquierdas (concepto obsoleto pero muy útil y eficaz para manipular) han tenido un tristísimo protagonismo. Y siguen teniéndolo.

El sistema educativo entero, manipulado ideológicamente hasta la náusea, se basa en unas cuantas mentiras “bien decoradas”, tan simples como falsas, y el resultado es la incultura, la eliminación de cualquier capacidad crítica, y la total ausencia de valores. Adolescentes y jóvenes incultos, sin capacidad crítica y sin valores, son fácilmente manejables por esos políticos que, apoyando y defendiendo a sinvergüenzas, acaban imponiendo, mediante una violencia subrogada, su ideología, que no es más que totalitarismo puro y duro. Y esos adolescentes, esos jóvenes, son las grandes víctimas. Verlos y oírlos da toda la pena del mundo. Y mucha rabia.

Y poco más quiero decir de momento, aunque mucho me temo que, muy a mi pesar, me veré obligado a escribir de nuevo sobre la próxima gran desgracia colectiva que se nos echa encima. Porque está llegando el tiempo de la cosecha de todo el mal que, a modo de siniestras semillas, ha ido sembrado la mala gente, aprovechando el largo período de paz y libertad que hemos disfrutado. Esa mala gente incapaz de crear nada, incapaz de mirar el futuro. Esa mala gente que sólo sabe enfrentar, imponer, avasallar, destruir…, en nombre de una libertad y una democracia en las que no creen.


domingo, 21 de febrero de 2021

Semana de levantes, menos mañana.

            NOTA DE LA SEMANA: 7

No, no va a llover como parece que vaya a hacerlo si miramos los partes que andan por ahí. Llover, lo que se dice llover, puede hacerlo esta noche y madrugada, y el jueves. Y punto. El miércoles y viernes, como máximo lloviznas. Y lunes y martes, sol y nubes.

Lo que sí parece seguro es que el levante, que soplará con más o menos fuerza casi todos los días, nos traerá mucha nube y ambiente húmedo y fresco, que no frío, moviéndose las temperaturas entre los seis o siete de mínima y los diecisiete o dieciocho de máxima.

El único día un poco diferente será mañana, en que soplará poniente y las mínimas serán algo más altas, no así las máximas que se quedaran en los diecisiete.

Una lástima que no vaya a llover de verdad, pero si cae algo, bienvenido será. Va a venirle muy bien al monte castigado por el largo período de vientos secos y fuertes.

Eso es lo que se ve ahora, pero la cosa podría cambiar radicalmente porque la situación actual es de las difíciles de predecir, o sea que hay que ir día a día.

¿Nota? Pues por eso de los levantes, y de que algo de lluvia podemos tener, le voy a poner un siete.

sábado, 20 de febrero de 2021

Nostalgia de una tarde parda y fría.


Esta tarde parda y fría de invierno me ha recordado el conocido poema de Antonio Machado, del que ya he hablado en el blog, Recuerdo infantil. Y el poema me ha trasladado, en un impulso de nostalgia, a esas tardes, pocas por estas tierras, pardas y frías de invierno en las que estaba yo en clase con mis alumnos; en clase de lengua y literatura.

Pocas veces coincidía, pero si lo hacía interrumpía la clase y les hablaba del poema. Y era bonito, mientras tras los cristales llovía y la luz gris de la tarde obligaba a encender las luces del aula, recitarles, despacio y mirándoles a la cara, a sus caras entonces descubiertas, este poema.

Hoy, con este recuerdo grato, lo comparto de nuevo, aunque la tarde ha sido parda y fría, pero no había monotonía de lluvia tras los cristales.

        Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de lluvia tras los cristales.

        Es la clase. En un cartel

se representa a Caín

fugitivo, y muerto Abel,

junto a una mancha carmín.

        Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco,

que lleva un libro en la mano.

        Y todo un coro infantil

va cantando la lección:

«mil veces ciento, cien mil;

mil veces mil, un millón».

        Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de la lluvia en los cristales.

Actualización fin de semana 20-21 de febrero de 2021.

Mucha nube, poco sol, calima y llovizna de barro a última hora del domingo, o quizá también por la mañana. El viento flojo, predominando levante y norte. Las temperaturas frescas, no frías, el sábado, aunque el domingo subirán algo.

Un fin de semana feúcho y mustio, pero no incómodo. Ni el viento, ni el frio, ni el agua molestarán. Antesala de una semana en la que, si no cambian las cosas, veremos poco el sol.

viernes, 19 de febrero de 2021

En la cruz del Capurutxo.

 


He hecho hoy una excursión que me ha dejado un sabor agridulce. La ascensión al Capurutxo de Fuente la Higuera y alguna que otra montaña más de la zona. Pero el objetivo era el Capurutxo.

Es esta una montaña de 901 metros, bonita y esbelta, coronada por una cruz, y que preside el pueblo de un modo rotundo. A sus pies, en una pequeña loma, está la blanca ermita de Santa Bárbara.

Están estos parajes y estos nombres muy dentro de mí de un modo muy grato y entrañable. Es Fuente la Higuera el pueblo de mi abuela materna y el lugar donde mi madre, en su infancia y juventud, fue feliz. Y yo también; no en mi juventud, porque no fui mucho siendo joven, pero si en mi infancia. Los veranos pasados allí me marcaron tan profundamente, que determinaron en gran medida mi apego a la naturaleza y a la vida rural, que sigue creciendo día a día.

Cuando hoy he llegado a la cima, estaba haciendo algo más que coronar una montaña. He estado un largo rato, solo, refugiado del viento, contemplando y recordando… Y eran tan bonitos, tan dulces, tan gratos los recuerdos.

Esto ha sido la parte dulce, muy dulce. La agria ha sido lo que llaman progreso, que quizás deba serlo, pero no me gusta el precio que ha habido que pagar; al menos allí.

Era Fuente la Higuera un apacible pueblo, extendido al pie de su montaña, con su ermita blanca, su carretera nacional, (peligrosa, por cierto) y su vía del tren con su túnel, y una estación que aún podría dibujar si supiera. Montes, campos, fuentes, heredades y deliciosos caminos unían todo creando un paisaje acogedor, donde la naturaleza y hombre convivían en perfecta armonía. Así lo recuerdo.

Hoy el paisaje está troceado por dos autopistas y dos vías férreas. Junto a la ermita hay una fea antena, y entre ésta y la montaña otra antena enorme. Y no hay silencio; el ruido del tráfico me ha acompañado todo el día.

Es este el precio que ha pagado el pueblo por estar situado en una zona estratégica de comunicaciones. El alto precio por el progreso imparable. Un precio que no sé si realmente compensará a los vecinos. Quisiera que así fuera, que su sacrificio les sea al menos útil.

No es esto una crítica. Es solo una reflexión. La reflexión de alguien que tras rebasar ya los sesenta y cinco años, recuerda con infinito cariño, que allí fue un niño feliz. Que aquel pueblo de entonces, aquellas gentes, aquellos campos y aquellas montañas marcaron su vida. Y que igual que aquel niño ya no existe, tampoco existe el mundo en el que vivió. Pero en aquel mundo están muchas de las raíces de lo que ha sido mi vida.

Es el paso del tiempo…


jueves, 18 de febrero de 2021

El Sahara nos recuerda que está cerca.

La calima que tenemos hoy, aparte de enturbiar la atmósfera y dejar un cielo sucio, como decimos, ha propiciado una extraña puesta de sol.

Es lo único bueno que ha tenido. Por lo demás, no es sano, lo ensucia todo y si llueve, es barro lo que cae. Este año el desierto del Sahara se empeña en recordarnos lo cerquita que está.

Pero lo dicho. Nos ha regalado una puesta de sol rara pero bonita. A nosotros nos ha gustado.
















miércoles, 17 de febrero de 2021

Cuán bello es el amor, ¡pardiez!


Andando por los montes me pasan a veces cosas curiosas. Ayer, sin ir más lejos, iba yo subiendo por un estrecho y pedregoso sendero hacia una cima muy poco frecuentada de la sierra Calderona, cuando vi que bajaba en dirección contraria una pareja.

Considerando la actual situación que descosidamente nos tortura cada día, pensé que sería difícil mantener la distancia de seguridad al cruzarnos, y lógicamente no llevábamos mascarilla.

Entonces, cuando ya estaban cerca, busqué salir unos metros del sendero encaramándome a una peña que había tras unos brezos, para no correr riesgo alguno, ni incomodarles. Y eso hice. Allí me planté, “totieso”, esperando que pasaran.

Y pasaron, pero sin verme, aunque parece ser que la moza algo oyó cuando abandoné el sendero, pues le dijo al mozo, ¿qué ha sido eso?, a lo que él contestó, será un pájaro.

El caso es que como no me habían visto, y saludarles repentinamente desde la espesura les podría dar un susto morrocotudo, opté por quedarme quieto y dejar que se alejaran.

¡Ay!, pero casualidades de la vida. De repente el mozo se paró, se volvió, y abrazó amorosamente a su acompañante. El abrazó pronto dio lugar al beso y a sensuales caricias…

Y allí estaba yo, plantado, contemplando la escena, bonita por cierto, desde un florido palco. ¿Qué hacer? Si les digo ahora, ¡hola, estoy aquí! el sobresalto puede ser peor que si lo hubiera dicho antes. Si no digo nada y sigo contemplando la escena…; pues no sé, no veía muy claro que fuera lo que tocara hacer.

Al fin me dije, porque ellos continuaban a lo suyo muy acaramelados, me voy sin hacer ruido por detrás de unos matorrales para retomar el sendero ya más arriba. Y eso hice.

Pero aunque fui con cuidado, como no soy un guerrillero de esos que se mueven con extremo sigilo, me oyeron. Y entonces el chaval, mirándome le dijo a su amada doncella, el pájaro. Y se echaren a reír. Yo dije, sí el pájaro.

Y continué mi camino riéndome y pensando ¡cuán bello es el amor, pardiez!

martes, 16 de febrero de 2021

¡Qué miedo! ¡Qué vergüenza! ¡Qué asco!


 

Esta mañana se me ha ocurrido poner noticias en la radio mientras me dirigía al monte. ¡Impresionante!

Un rapero haciendo fama y dinero de la forma más infame imaginable, reventando de paso la verdadera libertad de expresión.

Un ministro defendiendo al fulano en cuestión y poniendo en solfa las decisiones judiciales, la intervención policial y hasta la misma democracia.

Un bandada de descerebrados apoyando y jaleando al individuo. ¡Cómo no! De esos siempre hay.

La radio, Radio Nacional, dando bombo al asunto y amplificando el batiburrillo de desatinos, gilipolleces y obscenidades, montado.

Y las redes sociales a tope con el asunto. ¿¿¿???¡¡¡!!!

Esto es España en pandemia. ¿Qué será después?

He quitado la radio y he puesto música.

¡Qué miedo! ¡Qué vergüenza! ¡Qué asco!

lunes, 15 de febrero de 2021

Escalofrío, un texto magistral.

Entrada a Chulilla desde el río.

Hay un capítulo de Platero y yo, el cinco, que inevitablemente recuerdo siempre que llego a un pueblo de noche tras, una excursión. Es uno de los capítulos que leía a mis alumnos porque me daba mucho juego para trabajar con ellos tanto lo que decía como el cómo lo decía, y porque es un texto absolutamente perfecto y bellísimo. Y he de decir que a menudo reconocían esa perfección y esa belleza, y yo me daba cuenta. Y gozaba de ello.

Habla de que un día de marzo están él y Platero en el campo y se les hace de noche. Regresan al pueblo por un húmedo camino entre vallados y huertos de naranjas. Alguien se esconde a su paso. La noche es clara, limpia, fría. Pasan bajo un almendro en flor iluminado por la luna llena; la descripción es impresionante. Cruzan un arroyo. Un escalofrío, ¿miedo, el relente de la noche? Es miedo, pero ya se acercan a la tibieza, a la seguridad del pueblo, y les parece que nunca llega…

A mí no me da miedo el monte, haya o no haya luz, pero eso no significa que cuando ando solo por un sendero en la noche, me resulte agradable llegar al pueblo, incluso ahora, que suelen estar solitarios y tristes. Pero hay luz en las calles por las que a veces camina algún transeúnte con la angustiosa mascarilla y por las ventanas se ve vida en las casas.

Leedlo y observad cómo es capaz de hacernos sentir la sensación de un escalofrío, la sensación de miedo. Cómo describe el ambiente, noche, luna grande y redonda, estrellas, flores, aroma a naranjas, arroyo, humedad, frío. El uso de los puntos suspensivos es magistral, haciendo que, de algún modo, acabemos cada uno las frases que él no acaba. Y es lo que hago yo cada vez que lo leo, haciendo también mía su experiencia, compartiéndola ambos. En este capítulo, el lector se convierte también en autor de un texto "escrito" entre ambos.

Por eso, mis entradas a los pueblos por la noche, se convierten para mí en literatura. Y esto es un valor añadido a cada excursión.

La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura. En los prados soñolientos se ven, vagamente, no sé qué cabras negras, entre las zarzamoras... Alguien se esconde, tácito, a nuestro pasar... Sobre el vallado, un almendro inmenso, níveo de flor y de luna, revuelta la copa con una nube blanca, cobija el camino asaeteado de estrellas de marzo... Un olor penetrante a naranjas..., humedad y silencio... La cañada de las Brujas...

—¡Platero, qué... frío!

Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos. Es como si un enjambre de claras rosas de cristal se enredara, queriendo retenerlo, a su trote...

Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa cual si alguien le fuese a alcanzar, sintiendo ya la tibieza suave, que parece que nunca llega, del pueblo que se acerca…

domingo, 14 de febrero de 2021

Invierno primaveral.

NOTA DE LA SEMANA: 5.

Esta semana parece que será más cómoda que la anterior, sobre todo porque el viento, exceptuando algún momento, (quizá el jueves, breve “ponentᔿ?) no molestará como la pasada. Vendrá de los cuatro puntos cardinales, con intervalos de calmas, y normalmente será más bien flojo.

En cuanto a las temperaturas, bailarán alrededor de los ocho o algo menos las mínimas, y el baile lo tendrán las máximas con los veinte, superándolos ampliamente algunos días y quedándose muy cerquita, otros.

El cielo, exceptuando mañana que estará cubierto, poco nuboso o despejado. De esto se deduce que de lluvia nada de nada, como no sea esta madrugada; y ya va haciendo falta.

En fin, una semana, como ya hemos tenido otras, de invierno descafeinado, con días que anticiparán la primavera, y en general cómoda, aunque no es esto lo que nos hace falta ahora después de tantos ponientes. Por eso le voy a poner solo un cinco, aunque solo sea porque el viento parece que nos dejará en paz. Parece.

La vida, poema de José Luis Barrera.


Hace poco, nuestro amigo José Luis nos envió un poema que escribió con ocasión de nuestras bodas de plata, y nos dedicó. De esto hace casi un año. De hecho, ese día, el 13 de mayo, en pleno confinamiento, nos dirigió en su blog unas palabras muy bonitas, pero el poema, por esas cosas que pasan, se quedó oculto entre otros muchos, y hace algunos días lo descubrió.

Nos gusta el poema, pero lo que más nos gusta es la identificación que hace entre vida y amor. Y es que es cierto, el amor crea vida, y la vida encuentra su plenitud en el amor.

Le pedí permiso para publicarlo en otra fecha señalada, ya próxima, el Día de San Valentín, el Día de los Enamorados. Así que ahí va, casi un año después, pero en una fecha también muy adecuada. Lo titula La vida.

Gracias, José Luis.


Para Isabel y Jesús, recordando su amor; recordando Alpuente, hace 25 años.

Quiero amar la vida,

vivirla hasta su tope

y que se desborde y rebose

por las afueras del corazón,

por el arrabal de mis sueños.

 

Quiero con ella recorrer

la aventura que nadie imagina:

dando traspiés por las nubes

llegar hasta el azul del infinito

y allí cruzar la frontera

que accede a lo imposible.

 

Quiero amar la vida.

Sí, ésta que aquí y ahora,

se me oculta y se diluye

como la ribera de arcilla,

que la corriente de un río lame.

 

Amar la vida sí, vivirla

 y besarla y abrazarla

como los amantes se funden

con la misma pasión eterna

con que la vida sigue al amor.


13/5/20


NOTA: El caso es que el poema me sonaba; así que volví a remirar en el blog para ver si realmente no nos lo había pasado, y ha resultado que sí. El 14 de mayo del 2020 lo publiqué ya, o sea que está "repe", pero en este caso va con algún comentario. Y es que entre 2158 entradas es fácil que estas cosas pasen.

15 de febrero de 2021.

sábado, 13 de febrero de 2021

Feliz cumpleaños, José Mari.


           Querido amigo José Mari:

Hoy hace 65 años que viniste al mundo, por eso queremos felicitarte publicando en el blog, a modo de regalo, unas palabras que sabemos que mucha gente hará suyas.

Nos conocemos hace ya mucho tiempo. Éramos muy jóvenes, y pronto, en nuestras excursiones por Benasque, descubrimos la fonda en la que te conocimos a ti y a tu familia. No tardó en convertirse en estación obligada y deseada. Siempre bien acogidos y con una cocina excelente, era el principio y fin de nuestras correrías cuando podíamos acampar libremente en la montaña.

Pasó el tiempo y la fonda se convirtió en un buen hotel, y la cocina siguió siendo excelente. Seguimos sintiéndonos cómodos y acogidos en el hotel Ciria y comiendo muy, muy a gusto en el restaurante El Fogaril.

Queremos que sepas que tú y los tuyos estáis muy presentes en nuestro pensamiento, porque ha sido allí, con vosotros, donde hemos pasado momentos de los más gratos y entrañables de nuestra vida.

¡Cuántas ascensiones hemos planificado, llenos de ilusión, en el restaurante, en el bar o en la terraza! ¡Y cuántas veces, cansados pero felices, hemos celebrado el haber convertido el sueño en realidad!

Y en todos esos momentos inolvidables allí estabas tú, y tu familia, y ese puñado de gente que trabaja con vosotros,  dando todos y cada uno lo mejor de sí mismo para que nuestra satisfacción no tuviera límites. Y lo habéis conseguido, siempre lo habéis conseguido.

Corren tiempos duros, José Mari; todos lo estamos pasando mal, y precisamente por eso, el recuerdo de todos esos ratos vividos juntos en aquellas montañas que tanto queremos, brilla con mucha más intensidad. Vemos con más claridad qué bueno y qué grande es tu trabajo, vuestro trabajo.

Pensaba esta tarde, andando por el monte, que esa bondad y esa grandeza son por algo muy sencillo, pero muy importante. Nos habéis ayudado siempre a celebrar la vida. Ni más ni menos que la vida. Celebrar el simple hecho de estar vivos, porque eso es lo que nos hace sentir la montaña cuando la soñamos, la alcanzamos y regresamos al valle; que estamos vivos.

José Mari, por todo esto gracias. Muchas gracias. En nombre de Isabel y mío propio, y sabemos que de muchas más gente, te deseamos muchas felicidades. Deseamos con toda el alma volver a verte, volver a veros, poder abrazarnos, cenar esos platos extraordinarios, charrar sin mascarillas en la terraza. Y echarnos al monte al día siguiente.

Que Dios te bendiga, que Dios os bendiga todos.

 

Isabel y Jesús.

viernes, 12 de febrero de 2021

Actualización fin de semana del 13-14 de febrero de 2021.

La buena noticia es que por fin se acaban los vientos del oeste que han estado molestando muchos, muchísimos días. Sí, aunque parezca mentira se acaban. Hasta el pirri, y mucho más arriba del susodicho pirri, ha acabado un servidor, y con él mucha más gente, de esta tortura meteorológica que es bendición en forma de agua y nieve en casi toda España, por no decir toda.

El fin de semana se presenta más invernal, en el buen sentido, con un cielo donde jugarán las nubes y el sol al escondite. Además bajan las temperaturas acabando con este mes de abril en pleno febrero. El sábado oscilarán entre 8 y 21 y el domingo entre 6 y 17, palmo arriba, palmo abajo.

En cuanto al viento, el sábado será variable flojo con calmas, y el domingo levante, flojo también, lo que humedecerá el ambiente, que falta le hace; hasta puede lloviznar en algún momento.

Y parece que esta será la tónica de la semana próxima, pero eso ya lo veremos el domingo. A ver si el Día de los Enamorados puedo ponerle un diez a la semana próxima. Esta no se merecía ni el dos que le puse.


¡Qué cielo el de ayer por la tarde!

Hay una canción que dice, hoy no se puede estar mirando al cielo, y aunque eso es verdad, de vez en cuando debemos permitirnos el lujo de mirarlo, sobre todo cuando, como ayer por la tarde, tiene una belleza deslumbrante. Es un regalo que hay que apreciar y agradecer.

El crepúsculo fue discreto, pues el sol se ocultó tras las nubes que venían de poniente y sólo tiño de rojo, y luego de rosa y malva, una franja sobre el horizonte.

Pero la tarde, ¡ay la tarde! ¡Qué espectáculo!














miércoles, 10 de febrero de 2021

Un almuerzo de hace años.


Hace ya muchos años, me encontró por casualidad un amigo de la juventud al que había perdido el rastro hacía ya tiempo. Nos alegramos mucho de volvernos a ver y, como el momento lo permitía, almorzamos juntos.

Yo había sido monitor suyo en el Junior, en Valencia, aunque no tardamos en acabar siendo amigos pues nos llevábamos muy pocos años. Tras un breve repaso a nuestras vidas actuales y un baño de nostalgia de la juventud pasada, que no perdida, se sumergió repentinamente mi amigo en aguas profundas.

“¿Fue bueno aquello que hicimos en el “movi”?” (Así le llamábamos al Junior) “Yo lo recuerdo con cariño, fui feliz, pero me ha hecho sufrir mucho, y sigo sufriendo por culpa de aquellos años”.

Y siguió; como una confesión. “Me hice cargo de la empresa de mi padre. Tengo una familia que mantener, y mi mujer padece una enfermedad crónica, no de muerte, pero muy inhabilitante. Pronto me di cuenta que el mundo “real” es una selva sin principios. Has de avanzar a codazos. O matas o te matan. Mi empresa funciona bien, tengo muchos trabajadores y gano dinero… Siempre he sido escrupulosamente legal, pero con la ley en la mano también se puede hacer mucho daño”.

“El precio de esto ha sido traicionar todo aquello que aprendí con vosotros en la parroquia, todo aquello que vivimos juntos, todo aquello en lo que creímos. En los campamentos, las acampadas, las reuniones, las eucaristías en el monte o en la iglesia, nos parecía que era posible un mundo que en realidad he visto que no existe”.

“Un día tenía una reunión en Barcelona en la que yo sabía que tenía todas las de ganar y que otros todas las de perder. En Vinaroz llamé, la aplacé y me volví hecho polvo; no podía. Pero días después tuve que cerrar el trato. Eran o ellos o yo; y gané yo. Este mundo es así, Jesús”. Y sus ojos brillaban cuando levantándolos de la mesa los clavó en mí.

Hubo un silencio. Jesús murió en una cruz, pero vive; es todo lo que pude decirle. Otro silencio. "Nunca le había dicho esto a nadie", dijo. Y si como con aquello se hubiera quitado un pesado fardo de encima, la conversación volvió a la superficie. 

No hemos vuelto a vernos, pero aquel almuerzo no lo olvidaré jamás, y yo creo que él tampoco. He pensado mucho en sus palabras durante estos años, y en su dolor, causado por su clara conciencia de lo que es y lo que debería ser. Y he pensado también en la gran responsabilidad que tenemos los creyentes, religiosos o laicos, cuando hablamos de Dios a los demás.

Y es que no se puede meter vino nuevo en odres viejos.

Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hace que los odres revienten, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos.

Mc.2,22.

Menos mal que la misericordia y el amor de Dios son infinitos, y absolutamente necesarios para que todo tenga sentido.


Aclaración:

No quiero que se malinterpreten mis palabras. No van en modo alguno contra los empresarios. Mi amigo lo es, por eso hablo de ellos y de ese mundo en esta entrada, aunque en realidad es él quien habla.

En todos los ámbitos de la sociedad, y en todas las edades, también los niños, se puede vivir con más o menos coherencia con el Evangelio, o totalmente en contra de él. La cuestión es hasta qué punto tenemos conciencia de ello. Mi amigo la tenía, y muy viva.

No digo más.

martes, 9 de febrero de 2021

¿Cómo empezó? ¿Por qué?


La verdad sobre ciertos hechos históricos sólo se conocerá muchísimo tiempo después de que hayan acontecido, si llega a saberse; sobre todo si estos hechos han tenido importantes consecuencias. Y esto es un serio problema, pues conocer la verdad puede ayudar tanto a afrontar la situación creada, como a prevenirla en eventuales futuras ocasiones.

Hablo hoy del origen de la pandemia. Veo dos posibles causas; una natural y otra humana, y aunque en este caso el resultado es el mismo, saber a ciencia cierta lo que realmente ha sucedido podría sernos útil; no sé cómo, pero pienso que sí podría servirnos de algo.

La causa natural no es extraña a la ciencia. En determinadas especies, la superpoblación, que puede agotar el ecosistema que la sustenta y destruir así a dicha especie, es controlada espontáneamente por epidemias que diezman la población, restableciéndose así el equilibrio y asegurándose la sostenibilidad de la especie. Además, estas epidemias se ceban en los individuos más débiles, por los motivos que sean, mejorando así también la carga genética. Sistema brutal pero eficaz.

El hecho de que “el bicho” surgiera en China, un país superpoblado, en un momento de crecimiento acelerado de la población mundial, por los avances de la medicina y la ausencia de guerras masivas, resulta sospechoso.

La otra causa posible es la humana. No sería descabellado pensar que en algún laboratorio, más o menos oficial, se les hubiera ido de las manos un experimento biológico en el que estuvieran trabajando, vete tú a saber con qué objetivo. Porque no me atrevo pensar que haya sido algo intencionado; no hace falta tal horror, me quedo con el error.

En cualquier caso, el hermetismo del régimen chino, su poco respeto a los derechos humanos, y los ocultos y oscuros entresijos de la geopolítica y la economía internacionales, hacen verosímiles ambas hipótesis, aunque como he dicho, prefiero pensar que no hay voluntad humana detrás de todo esto; como máximo, error.

No sé. Lo que sí sé es que no sabremos cómo ni por qué ha empezado todo esto que ha cambiado de arriba abajo nuestras vidas. Como tampoco sabremos cuándo acabará, ni cómo será el mundo cuando de verdad acabe.

            El único margen que nos queda es aferrarnos con uñas y dientes a la dignidad humana, al derecho de todos a la vida y a la libertad, y plantar cara a las ciegas leyes naturales, y a la infinita capacidad del hombre de hacerse daño.

            Y tras beber, como estamos haciendo, el amargo cáliz de nuestra vulnerabilidad, resistir y esperar, mientras vamos reconstruyendo un mundo que no debería ser el que era antes de la pandemia.

            Entonces, y solo entonces, este azote, natural o humano, que no divino, habrá servido para algo, y los millones de víctimas, y no hablo solo de los que pagan esto con la vida, no habrán hecho un sacrificio en balde.

Y algún día, en un futuro lejano, quizá se sepa qué ocurrió para que el mundo en el que tan seguros nos sentíamos, se nos deshiciera entre las manos. Y es posible que saber eso les sirva a ellos para evitar que vuelva a suceder.