En
ocasiones, lo bello y lo horrible, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte se
parecen demasiado. Se diría que esta foto es la de un devastador incendio
forestal, sin embargo es el crepúsculo de un día de poniente en los montes de
Gátova.
No oculto que la contemplación, hace unos días, de esta puesta de sol me, resultó tan bella como inquietante, porque me recordaba demasiado a otros momentos en los que he visto, impotente y rabioso, cómo la irresponsabilidad y la desidia de mala gente, de esa que "camina y va apestado la tierra", como diría Machado, me robaban a mí y a otros muchos, rincones preciosos que no volverán a ser lo que fueron.
Pero no había peligro. Hacía frío y estaba todo muy húmedo. Me quedé con lo hermoso del espectáculo. Todo estaba tranquilo.
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