FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 29 de febrero de 2020

Como si tuviera luz propia.

Descendía un día del “Alt del Pi”, en Serra, con el sol ya muy bajo, y me sorprendió esto que veis en la foto. La cruz de la cima del Oronet, reflejando las últimas luces del día, brillaba como si tuviera luz propia. Me senté un rato a contemplar.



viernes, 28 de febrero de 2020

Unos por otros la casa sin barrer.


¿Y por qué decía yo que no se pondrán los políticos de acuerdo?  Pues es muy sencillo. Primero que todo porque actúan en función de los votos, es decir, de lo que a la gente le importa, sea importante o no. Y a corto plazo, siempre a corto plazo, con un horizonte no más lejano que las próximas elecciones.
Y esto del medio ambiente, de la lenta muerte del mundo rural, a la gran mayoría le importa un bledo. De hecho, es muy significativo que de todas las entradas que subo al blog, las que menos visitas reciben, con mucho, son las referidas al medio ambiente. Y eso, lo reconozco, me indigna, me cabrea y me desmoraliza. Pero sé que no hay nada que hacer; la gente lee lo que le interesa, y punto.
Y claro, como ellos, los políticos, saben que al personal esto no le importa demasiado, aunque por postureo parezca lo contrario, ¿para qué meterse en líos y arriesgarse a perder votos por algo que si no lo tocan nadie va decir nada?
Porque abordar este tema es meterse en líos. Nunca lo han hecho. El PP por su miedo a que les tilden de capitalistas salvajes, fascistas retrógrados y demás simplezas, nunca planteará dejar a las empresas privadas entrar en nuestros montes, porque conocen los titulares que  saldrían en los periódicos. La derecha vende los montes a las grandes empresas. Los montes valencianos perdidos para el pueblo. Y otras majaderías tan falsas como eficaces para restar votos al adversario.
El PSOE es quien podría hacerlo, porque libre de toda sospecha de posibles malas intenciones por principio, y sin oposición del PP, que en esto no se le opondría, se debe a grupos minoritarios radicales de corte ecologista que confunden el ecosistema mediterráneo con la selva virgen, y que haciendo gala de una absoluta falta de objetividad y de un nulo conocimiento de la realidad, siguen apostando por la no intervención. Además todo lo que sea privatización les sigue dando grima, anclados todavía en planteamientos decimonónicos.
Y unos por otros, la casa sin barrer. Y ni comen ni dejan comer. Y pan para hoy y hambre para mañana… Sí, el refranero está lleno de pensamientos que ilustran lo que pasa.
Es lo que hay. Esta entrada tampoco tendrá muchas visitas, ni en el facebook la compartirá nadie o casi nadie, ni tendrá muchos “megustadeesos” que no me importan por mí, sino por lo que digo. Y mañana mismo empezará una “ponenta” que irá a más, y durará días y días. Y encontrará el monte seco otra vez… Y pasará lo que tenga que pasar.
Y la más alta autoridad de la Comunidad Valenciana, tendrá la osadía, la arrogancia, la desvergüenza de decir sobre las nuevas cenizas, cuando lleguen, que el monte no puede ser un jardín. Ya lo hizo sobre los pinares, aún  humeantes, de Alcublas, Altura y Segorbe, hace algún tiempo.
No señor, no. Nuestros montes, y con el cambio climático en marcha, o son un jardín o serán un desierto. Ya lo he dicho muchas veces, y estoy seguro de ello, porque conozco el monte, sé cómo está. Y pienso cómo debería estar.
Aunque a usted poco le importa, y a la gran mayoría, tampoco. Serán un desierto, y los que vengan detrás, que arreen.

...y es tan frágil...


Es bonito, ¿verdad? Está muy cerquita de aquí, y es tan frágil...

jueves, 27 de febrero de 2020

Un desastre en el que nadie piensa.


Los días de poniente, cada vez más fuerte, que se avecinan, me hacen temer demasiado pronto, aún estamos en invierno, por nuestro montes, pero esto a nadie parece preocuparle lo más mínimo, pendientes de otros asuntos más en boga en estos momentos.
De todas formas, si bien lo miras, no hay nada que hacer, pues al abandono de miles y miles de hectáreas se le añade el cambio climático, aquí más que evidente.
Todos nuestros montes penden de un hilo. Las masas forestales antiguas, bien conservadas, son tan vulnerables como las quemadas y regeneradas de modo natural, es decir sin que nadie haya intervenido, lo que es un disparate y una irresponsabilidad. Y esto es así porque estas últimas son un auténtico polvorín, y es en estas zonas en las que el fuego puede empezar muy fácilmente y extenderse sin posible control. Además, si en febrero el poniente nos sube las temperaturas a 27ºC, ¿qué será en agosto? Todo está apunto para el desastre.
El ecosistema mediterráneo, el nuestro, ha llegado hasta nosotros gracias a la interacción permanente con el hombre. El éxodo rural provocó su  abandonó. Pronto llegó el fuego, y tras el fuego un segundo abandono, lo que permitió un crecimiento descontrolado de la vegetación. Esto rompió ya del todo el equilibrio entre hombre y naturaleza.
Nadie ha hecho nada por restablecerlo. Y el problema es que restablecerlo, limpiando el monte, controlando la regeneración natural, manteniendo buenos accesos, es una inversión imposible de asumir por ninguna administración pública, por bien que vaya la economía.
Y aquí está el problema. Sólo pasando la gestión de todas las masas forestales a empresas privadas especializadas, debidamente controladas, se podría hacer frente a la catástrofe que se nos avecina. Pero para ello habría que garantizar a estas empresas un largo período de explotación, para que les resultara rentable. Crearían puestos de trabajo, fijarían población, mantendrían los accesos en buen estado y el fuego sería un mal recuerdo. Y no nos costaría un duro.
Pero claro, para hacer esto, haría falta primero plantear una gestión a muy largo plazo; en segundo lugar tener claro que esto no es la selva, que en nuestros montes hay que intervenir y mucho para que sean sostenibles; y en tercer lugar tendrían que ponerse de acuerdo los políticos para hacer todo esto, y eso es imposible.
¿Imposible? Sí, imposible, imposible del todo. Pero esto lo explicaré en la siguiente entrada, para no hacer esta demasiado larga.
En esta comentaré la foto que hay a continuación. Todo esto lo quemaron, no me gusta decir se quemó, y con el tiempo han salido otra vez miles de pinos. Se ven en el segundo plano de la foto, tan apretados entre sí que no se hace grande ninguno, que no dejan crecer al sotobosque, y que crean un terreno totalmente intransitable que se convierte en un polvorín imposible de apagar y fácil de prender.
En el primer plano se ve una zona donde se ha intervenido dejando sólo pinos a una distancia adecuada unos de otros, y a su vez de otras especies como alcornoques, enebros o carrascas; los pinos han crecido claramente más; podrá salir sotobosque, romeros, tomillos, aliagas; será más difícil empezar un fuego y más fácil apagarlo; el terreno es transitable…
Pero esta intervención, que es la que habría que hacer en todo el terreno forestal, la hacen solo algunos metros a los lados de ciertas pistas forestales. No hay dinero para más, ¡claro!



miércoles, 26 de febrero de 2020

Que no sepa tu mano izquierda...


Una de las palabras de moda es visibilidad; a la vista está, es muy visible la palabra visibilidad porque todo, todo debe ser muy visible, bien para ser ensalzado, bien para ser condenado, pero muy visible.
Y ahí está el problema, que no todo debe ser visible, no todo requiere de espectadores. Hay cuestiones que sí, desde luego, cuestiones que deben ser muy visibles, cuestiones de las que todo el mundo debe enterarse.
¿Y a santo de qué viene esta reflexión a la hora de cenar? Pues al evangelio de hoy, ese que dice, entre otras, "que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha" (Mateo). Siempre me han gustado estas palabras, y he intentado, e intento, en la medida de lo posible, ser fiel a ellas, aunque la carne es débil, y a todos nos gusta que el mundo vea nuestros brillos personales.
He tenido recientemente un buen baño de visibilidad, que agradezco profundamente a todos los que en él han participado, pero cuando hoy escuchaba en la iglesia esas palabras de Jesús, he sentido de un modo especialmente intenso la necesidad de la paz que me da la invisibilidad, que no el desprecio y el olvido; la paz que siento en la soledad de las montañas, en la tranquilidad compartida del hogar, en la conversación sosegada con el amigo…
Creo que en ese actuar con discreción, en hacer lo que hay que hacer porque hay que hacerlo y no porque nadie lo vea, en ser capaz de jugar un buen partido a puerta cerrada, aunque no haya virus por ahí sueltos, se esconde una paz interior, ¿cómo decirlo? deliciosa.
Porque después de todo, al fin, con toda la razón del mundo hemos de decir,"siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos" (Lucas).

martes, 25 de febrero de 2020

Cuidado con la información.


Malos tiempos corren para quien no tenga el “coco bien amueblao”, porque enfrentarse con serenidad al coronavirus no es fácil; y no por el bicho en cuestión, sino por el tratamiento que los medios de comunicación están dando al asunto y las consecuencias que ello conlleva.
Cierto que hay que informar, y hay quien lo está haciendo muy bien, pero de ahí a regodearse en el tema, a lanzarse casi gozoso a él como a una piscina, a revolcarse como un cerdo en el lodazal que ha montado el maldito virus, hay un abismo.
Y el resultado para los informadores es más audiencia, del tipo que sea, pero para la gente es miedo, angustia, incertidumbre, lo que provoca indeseables y peligrosos comportamientos sociales que pueden acabar afectando gravemente a mucha gente y restando eficacia a las instituciones, sobre todo las sanitarias, cuando más falta hace que trabajen a pleno rendimiento y sin obstáculos.
La normal preocupación y la llamada a la prudencia que una información adecuada provoca, se convierte en alarma y descontrol cuando esta información es excesiva, reiterada y hasta truculenta; bulos aparte.
Yo intento estar informado lo justito, ni más ni menos, huyendo de todo aquello que no me aporta más información que la que necesito, cosa que no me cuesta mucho, ya que estoy acostumbrado a ver la tele con el mando en la mano y a escuchar la radio con la tecla del volumen siempre próxima. Por salud mental.
Y por lo demás, pues tiempo al tiempo que, como dice Cervantes,  suele dar dulce salida a muchas amargas dificultades; suele. Así sea.

Tan triste y fea...



Tan triste y fea es la actualización que he de hacer al tiempo de la semana que merece entrada aparte.
Parece ser que el viento de poniente, seco y calentorro, sí va a notarse todos los días, y va a ir a más la semana próxima, con subidón de mínimas y máximas, con todo lo que eso supone. Estarán contentos los que están ya ansiosos de mostrar sus carnes en público; van a tener mucho tiempo para hacerlo.
Esta situación se corresponde con la que tendremos en el norte, en el Pirineo. Lluvias, que no nieve; lluvias que serán nieve sólo en cotas altas o muy altas.
Y el invierno meteorológico, al que le quedan cuatro días, se irá sin haber sido invierno. En fin, un desastre.

domingo, 23 de febrero de 2020

¿Dónde estás, invierno?


NOTA DE LA SEMANA: 3

Con predominio de vientos de poniente subirán más aun las temperaturas esta semana. Parece ser que no serán fuertes en principio, pero harán que los termómetros superaren los 25 acercándose impúdica y descaradamente a los 30; ¡en febrero! Las mínimas subirán también acercándose a los 10 o superándolos.
El cielo estará despejado o con nubes medias o altas que no harán más que decorar, y de lluvia nada de nada, ni acorto ni a medio plazo. A largo, ni se sabe.
Con este panorama, la nota que le pongo a esta semana es un 3, porque podría ser peor, podría soplar el viento más fuerte; y porque algunos modelos no dan temperaturas tan altas como hacen la mayoría de los que he consultado.
¿Dónde estás invierno?

sábado, 22 de febrero de 2020

Con el barro hasta las cejas.



Hace ya muchos años, cuando aún existía la EGB, aparte de lengua española daba educación física a los alumnos de los que era tutor, el B, y a los del A. Eran otros tiempos.
Era primavera y el río se había desbordado hacía poco, por lo que al volver a su cauce había dejado toda la ribera embarrada y llena de enormes charcos. Y entonces se me ocurrió una actividad diferente para la clase de gimnasia, que decíamos.
Les dije que trajeran ropa deportiva vieja y material para ducharse después de clase. ¿Para qué? decían. ¡Ah! sorpresa.
Llegado el día me los llevé, eran casi 40, al río, y bajo el puente viejo les di las instrucciones. Vamos a ir trotando. Cuando pite una vez, cuerpo a tierra, estéis donde estéis. Cuando pite dos veces, nos levantamos y seguimos. No se esquivan ni charcos, ni lodazales.
La cara de sorpresa fue digna de ser grabada, y un vídeo de aquella clase, hoy se haría viral, como dicen. Y empezó la actividad. Algunos se entregaron desde el principio en cuerpo y alma, a otros les costó un  poco, pero acabaron entregándose sin reservas. El tabú de pisar charcos y ensuciarse lo habían roto, y la sensación de libertad se trasformó en una fiesta tan inesperada como gozosa, y sana.
A medida que nos íbamos rebozando en el barro como croquetas, el vernos así unos a otros añadió a esa peculiar fiesta de libertad una risa incontenible. Y felices todos, yo el primero, regresamos al cole y entramos a los vestuarios. Y claro, aquí surgió el problema, porque por mucho cuidado que llevaron los chiquillos, las instalaciones sufrieron las consecuencias.
Sabía que el director me llamaría. Entré en el despacho y me dijo, muy serio, “espero que tenga una justificación pedagógica”. Y esa frase se la recordé el otro día, en mi cena de jubilación, a la que asistió, porque me pareció la más acertada que podía haberme dicho.
Le di la justificación, porque la tenía, y la entendió e incluso compartió, pero me hizo ver los “daños colaterales” que sufría el servicio de limpieza. Y me supo mal, y ya no lo hice con el otro grupo, lo que aún me recuerdan algunos cuando me ven. No sé si hice bien.
Eran otros tiempos ¿verdad? Hoy habría que hacer papeles antes justificando por escrito todo, e incluyendo la actividad en multitud de documentos tan farragosos como inútiles, y después una sesuda evaluación, con encuestas de satisfacción incluidas y demás zarandajas. También habría que pedir autorización a los padres para llevar a los niños al río y más aún, para rebozarlos en barro. Y quién sabe qué más mandangas que puedan ocurrírseles a los iluminados de los despachos que, como expertos, deciden sobre lo que ni saben ni quieren saber.
Por eso, aquel espero que tenga una justificación pedagógica, sin más, me pareció y me parece la respuesta justa y necesaria a una acción educativa de las que hoy ya no se pueden dar. Hoy la seguridad mata a la libertad; el miedo, a la creatividad; la letra, al espíritu. Y la educación sin libertad, sin creatividad, sin espíritu, sin alma, no es educación. Será otra cosa.
Aún hoy, echo de menos haber podido rebozar en barro también al otro curso. Y cuando algún antiguo alumno de aquel curso, casado ya y con hijos, me lo dice, a nosotros no nos llevaste, va afianzándose en mi mente una idea. El día que el río se vuelva a salir, si eso ocurre, estoy a disposición de quien quiera desquitarse y hacer muchos años después, aquella clase de gimnasia.
Sería toda una experiencia. Se aceptan retoños.

viernes, 21 de febrero de 2020

Ni sombra de lo que fue.



Contemplaba un día de estos lo que veis en la foto y pensaba en cómo fue antaño. Pequeños núcleos de población se extendían por las montañas abancaladas donde se cultivaban olivos, almendros, algarrobos… También había viñedos, y en las zonas con agua, higueras y frutales.
La tierra no cultivada era pinar limpio, porque la madera seca era leña necesaria que se recogía y almacenaba, y el monte bajo era controlado por ovejas y cabras que eran además carne, leche, queso…
Y entre las aldeas, las masías y los corrales, una red de caminos y senderos facilitaba las comunicaciones.
Sin duda era una vida dura, pero era vida, que daba vida. Había armonía entre el hombre y la naturaleza, equilibrio ecológico llaman ahora.
Pero llegó el progreso y así ha quedado lo que fue montaña viva. El ecosistema mediterráneo, sin la intervención directa del hombre, se destruye. Primero fue el olvido, luego peregrinas teorías de ecologistas de porro y garito; y al fin, el fuego certificando el desastre.
Ahora no es más que una especie de estadio, sembrado de ruinas, para que los fines de semana el personal queme su adrenalina sobrante…
Es lo que tenemos.

jueves, 20 de febrero de 2020

A propósito de la novela Tiempos recios, de Vargas Llosa.



Una de las características de la adolescencia y la juventud es la ingenuidad de creer que se puede cambiar el mundo y de que yo puedo colaborar en ese cambio. Por el contrario, tenemos como característica de la madurez avanzada, vamos a llamarla así por no decir vejez, la firme convicción de que nada podemos cambiar y de que haga yo lo que haga para nada va a servir.
Recientemente he acabado de leer la demoledora novela de Vargas Llosa, Tiempo recios, en la que nos narra un momento de la historia de Guatemala mostrando, de un modo tan claro como inquietante, quién de verdad escribió la historia de aquel país en los años 50.
Alguien podrá decir, ¡qué me importa a mí la historia de Guatemala! Pero se equivocará si así piensa, porque lo que sucedió en ese pequeño país centroamericano en aquellos años, es perfectamente extrapolable a lo que sucede hoy en el resto del mundo.
Extrapolable a lo que pasa también aquí. Por eso, sí importa lo que Vargas Llosa cuenta en esa novela. Y haría bien en leerla más de uno de los que viven acomodados en una perpetua adolescencia.
Hay unos poderes políticos y económicos que tratan al mundo como un tablero de ajedrez. A su servicio, unos medios de comunicación que manipulan a las masas para hacerles creer que deciden algo, que su voluntad tiene consecuencias reales, y lo más importante, que son libres.
Los hechos son siempre ocultados o publicados según convenga, y en este último caso, interpretados siguiendo las directrices del poder establecido por las urnas, que a su vez se ha de plegar a otro poder superior no establecido en urna alguna. Y anónimo.
Así pues, todo lo que vemos, lo que nos dicen que pasa, pase o no,  es una gran obra de teatro que será drama, comedia o tragedia según convenga. Y no es nuevo esto que digo; Calderón de la Barca ya lo dijo.
Pienso que hubo un momento en la historia reciente de España en que sí que la gente tomó el poder y escribió unas hermosas páginas para la posteridad. Hablo de la Transición; pero era peligroso que eso durase, y se cortó de raíz el 15M. Desde entonces, hemos vuelto a lo que desgraciadamente es normal, habitual, a lo que narra Vargas Llosa.
Por esto, aunque ahora estoy convencido de que nada podemos cambiar y que haga yo lo que haga para nada va a servir, madurez avanzada; no puedo olvidar aquellos años en que sí tomamos las riendas de nuestra historia y miramos al futuro, adolescencia y juventud, por lo que aún pienso contra toda evidencia, que sí es posible cambiar el mundo y de que yo puedo colaborar en ese cambio. De hecho lo hicimos.
Salí a la calle el 23F, mi voz, junto a millones de voces, se escuchaba. Salí a la calle el 15M, mi silencio, junto a millones de silencios, se escuchaba. Pero a partir de ahí, porque esos poderes, cuyos nombres la historia algún día revelará, así lo quisieron, ya no vale para nada salir a la calle. Aunque nos digan que sí. Aunque quieran hacernos creer que pintamos algo en esta historia.
No, nada pintamos. Y es importante que tengamos esto claro. Participamos, eso sí, en una gran obra de teatro cuyo género no acabo de identificar, comedia, drama, tragedia… Del director y el productor nada sabemos a ciencia cierta, y a los actores principales, que sí conocemos bien, poco les importamos los demás. Somos mera comparsa en la búsqueda de sus quimeras y en la satisfacción de sus ambiciones.
Por todo esto puedo decir que desde mi madurez avanzada, añoro la adolescencia y la juventud. Y que aunque ahora no veo luz, sé que la luz existe, porque la he visto.

miércoles, 19 de febrero de 2020

...y no tengo nada.



Andaba esta mañana por el monte recién llovido, todo un lujo, y cuando he parado a comer he visto, medio oculta entre unas piedras, una pequeña telaraña en forma de taza llena de gotitas que brillaban al sol. Era precioso.
He ido a fotografiarla pero había un par de hojas secas que "estropeaban" la foto. He quitado una y cuando he tocado la segunda, todo se ha deshecho. En ella, la arañita había sujetado su tela.
Bonita lección. Una lección que ya me sé, pero que no viene mal recordar. Cuántas veces se nos olvida que para que algo o alguien brille, siempre lo hace sobre tanto y tantos que no brillan, que no brillarán nunca, pero que desde la humildad y la discreción hacen posible el brillo del “grande”.
Podría tener la foto de una tacita de perlas con un par de hojas secas…, y no tengo nada. Sí, bonita lección.

martes, 18 de febrero de 2020

Si no hay nada que ocultar...



Debo ser un poco tontito, o mucho, porque hay cosas que no logro entender. De una de ellas me he enterado en El País digital esta mañana, y además acababa de oírla en Radio 5.
Decían que el PP va a pedir a un juez que impida el borrado de las grabaciones de las cámaras del aeropuerto de Barajas para poder así analizar el encuentro entre José Luis Ábalos y Delcy. Rodríguez. Además, según he oído en la radio, esta petición ya ha sido rechazada en primera instancia. Y quedan dos días para que se proceda al borrado si nadie lo impide.
Bien. Yo lo veo claro. Si no hay nada que ocultar de ese encuentro, a nadie le debe preocupar que se analicen las grabaciones de las cámaras. Más aún, en aras de la transparencia y la honestidad, yo, del sr. Ábalos diría, “no vayan ustedes al juez; les entregaremos todas las grabaciones y miren lo que quieran”.
La actitud del gobierno al respecto, forzando a la oposición a que acuda a la justicia para evitar que se haga público lo que pueda haber en esas grabaciones, sólo indica que sí hay mucho que ocultar, pero mucho; y que además puede ser la punta de un iceberg. Quizá una oculta alianza con la dictadura del sr. Maduro que no aprueba en modo alguno la Unión Europea, ni muchos ciudadanos de este país, incluso de voto socialista. Es esta la única explicación que encuentro.
Si nada tengo que ocultar que vean lo que quieran y quien quiera. Y si lo que oculto realmente es el apoyo a una dictadura, vete tú a saber por qué, propia de una novela del realismo mágico, debo decirlo a la ciudadanía, y no esconderme. En cualquiera de los dos casos no tiene sentido que oculte nada.
No sé lo que va a pasar, pero si esas grabaciones se borran en un par de días, y el gobierno, no ya el PP, no hace nada por evitarlo, será una muestra más de la sutil, de momento sutil, dictadura en la que estamos entrando.
Pero todos tan contentos. ¿Verdad? Por eso pienso que soy un poco tontito, porque yo no estoy contento. Será porque no me entero. Claro ¡tontito!

lunes, 17 de febrero de 2020

La estación perdida.



NOTA DE LA SEMANA: 6

Después de un día de primavera, con su niebla matinal y todo, continuamos con una semana más propia de abril que de febrero. Sólo las mínimas parecerán algo invernales, rondando los cinco grados. Las máximas acercándose a los veinte y superándolos, una vez más, hacia el fin de semana.
Los vientos, suaves y mayoritariamente de levante, con calmas, luego habrá humedad en el ambiente. ¿Y la lluvia? Unos modelos dicen que mañana puede llover algo, poquito. Otros, que estará cubierto y punto. Veremos.
En fin, seguimos sin casi invierno cuando aún le queda un mes. ¡Una lástima!, por eso la nota que le pongo es un 6, porque puede llover algo, entran levantes, y las mínimas recuerdan un poquito a esa estación del año que parece ser ya la estación perdida.

domingo, 16 de febrero de 2020

En algún lugar de la sierra Calderona...



En algún lugar de la sierra Calderona hay una pequeña pero esbelta montaña desde cuya cima se contempla un extenso e impresionante paisaje al oeste, lo que permite gozar desde allí de atardeceres de cuento.
Frecuento esta cima y espero allí a la noche cuando puedo, pues el pueblo queda tan solo a una hora larga, y me encanta caminar por el monte en la oscuridad, bajo las estrellas o a la luz suave de la luna.
Además tiene para mí aquel sitio connotaciones muy especiales. Pues bien, allí, en lo alto, había un minúsculo cobertizo derruido. En la primavera pasada, con unos amigos, decidimos reconstruirlo, y en su interior colocamos una cruz hecha con dos tronquitos atados con esparto, muy abundante por allí.
¡Ya veremos cuánto dura!, pensamos. Pero mira por donde, con gran alegría por mi parte ha estado allí tal cual, hasta hace bien poco, porque el otro día, en una escapadita que hice por la tarde, de esas imprevistas, vi cómo una parte de la construcción se había desmoronado y la cruz ya  no estaba.
Me dije, ya había durado mucho; habrá venido por aquí algún “demócratatoleranteprogresista”, y habrá hecho “justicia histórica” arrancando de la faz de la tierra tan “ignominioso y caduco símbolo”… ¡Qué pena!
Pero no. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí, pegadita al muro que queda en pie, y sujeta con unas piedras, la cruz, la humilde cruz que pusimos! Se me escapó una sonrisa, y me alegré un montón.
Regresé contento, contemplando las últimas luces del día apagándose a poniente mientras el cielo iba llenándose poco a poco de estrellas; y pensando en volver lo antes posible, con tiempo para reconstruir el cobertizo y volver a poner allí la cruz.

sábado, 15 de febrero de 2020

Receta. Algo dulce de manzana.


¿Es un pudin?, en sentido estricto no. ¿Es un flan?, tampoco. ¿Es una tarta?, en absoluto. ¿Un pastel? No sé. Entonces ¿qué es? Algo bueno de manzana, y como la manzana está buena y es buena, le he dedicado una receta sencillita y muy sabrosa.
El único problema que tiene es que cuando empiezas a comer no sabes cuándo parar. Un trocito más, ¡vale!... Otro, otro… y así hasta que se acaba, o el gusano de la conciencia metabólica se sale con la suya.


Ingredientes:

Tres o cuatro manzanas.
Un buen puñado de piñones.
200 ml. de leche.
100 g. de azúcar. Yo lo prefiero moreno integral de caña.
2 huevos.
100 gr. de harina.
Pimienta negra.
Canela.

Empezaremos por introducir en el horno precalentado las manzanas troceadas en ocho partes. A la media hora añadiremos los piñones y las dejaremos diez minutos más. Al sacarlas del horno las trituraremos hasta hacerlas puré, las espolvorearemos con  pimienta negra y las reservaremos.
Por otra parte batiremos los huevos con el azúcar, luego añadiremos la harina y seguiremos batiendo hasta hacer una masa uniforme. Luego añadiremos la leche. De esta forma no se harán grumos.
Cuando sea todo una mezcla homogénea, le echaremos la canela y las manzanas asadas con los piñones, que teníamos reservadas. Mezclamos bien todo y seguimos batiendo hasta que quede como una masa espesa.
Untaremos el molde con abundante mantequilla antes de verter en él la mezcla, y lo meteremos en el horno a 250º (sin precalentar) durante quince minutos, y a 170º durante media hora más.
Y ya está. Sólo queda dejar enfriar y desmoldar. Está riquísimo.

NOTA: Como lo de la potencia de los hornos es un poco relativo, aconsejo vigilar de vez en cuando para que no se queme. Ha de quedar doradito por fuera y cremoso pero compacto por dentro.

viernes, 14 de febrero de 2020

...sino por quién soy cuando estoy contigo.


"Te quiero no solo por cómo eres, 
sino por quién soy cuando estoy contigo".
Gabriel García Márquez.

¡¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!!

jueves, 13 de febrero de 2020

Historias de la radio.



Como homenaje a la “gente de la radio” os invito a que os sentéis en el sofá y con calma veáis, este fin de semana por ejemplo, Historias de la radio, una entrañable y entretenida película, en blanco y negro, estrenada el año el 1955.
Aparte de resultar curioso sumergirnos en la España de entonces, la película es de esas que, al menos a mí, me dejan muy buen sabor de boca. Tres historias sencillas y bien diferentes, unidas por una relación personal y con tres concursos radiofónicos como denominador común.
Os puedo decir que la pasaba a mis alumnos para enseñarles a narrar historias y les enganchaba, y eso que era en blanco y negro, y sin efectos especiales.
En cuanto al reparto veremos a grandes de nuestro cine de entonces como Francisco Rabal, José Luis Ozores, José Isbert…
En fin, creo que os podéis pasar un buen rato a propósito del merecido homenaje a la radio, que es lo que hoy toca hacer.

FICHA TÉCNICA  (Extraída de FILMAFFINITY)

Año: 1955
Duración: 96 min.
País: España.
Dirección: José Luis Sáenz de Heredia
Guion: José Luis Sáenz de Heredia
Música: Ernesto Halffter
Fotografía:Manuel Beringola (B&W)
Reparto: Francisco Rabal, Margarita Andrey, Tony Leblanc, José Luis Ozores, José Isbert, Ángel de Andrés, Alberto Romea, Guadalupe Muñoz Sampedro, José María Lado, Alberto Romea, Juanjo Menéndez, Juan Calvo, Pedro Porcel, Adrián Ortega, José Orjas, Juan Vázquez, Gustavo Re, Nicolás Perchicot, Teresa del Río, Rafael Bardem, Xan das Bolas, Francisco Bernal, Alicia Altabella, Félix Briones, Isabel Pallarés, Carlos Acevedo, Antonio Fernández, Teófilo Palou, Manuel Guitián, Bobby Deglané, Luis Molowny, Rafael Gómez El Gallo, Gracia Montes, Carlos Osorio, José Luis Pecker
Productora: Chapalo Films
Género: Comedia.
Sinopsis: Tres pequeñas historias basadas en concursos radiofónicos, todas ellas enlazadas a través del locutor Gabriel y su prometida. Dos inventores que quieren patentar un pistón y necesitan dinero, un ladrón que contesta a una llamada telefónica mientras está robando y un niño que necesita ir a Suecia para operarse son los protagonistas de estas historias en torno a la radio. Disponibilidad: Está íntegra en youtube y puede adquirirse en tiendas.





martes, 11 de febrero de 2020

Un dulce y cierto esbozo de mi vida.

Entre los muchos detalles con los que mis compañeros me abrumaron en mi cena de jubilación hubo uno que voy a compartir hoy, una tarta. Una tarta de esas que da mucha pena comérsela. De momento no me la he comido, la he congelado para que dure, para poderla enseñar, y le he hecho fotos, muchas fotos, porque ¡claro! tarde o pronto deberá ser deglutida, porque ese, después de todo, es su destino final.
Como veréis en las fotos, sobre una pizarra hay dos libros, Cipi y El Camino. Una goma de borrar y un boli. Los nombres de cinco montañas con sus altitudes, el Midí d´Ossau, el Vignemale, el Monte Perdido, el Aneto, el Mont Blanc y una cuerda. Y también está el texto de entrada del blog.
Educación, literatura, montaña y el blog, todo junto en una puesta en escena, comestible por cierto, perfecta. ¡Por eso va a ser tan difícil comérsela!
Gracias por tener la idea, por recabar información para diseñarla, por dar tan acertadamente esa información y, de un modo especial, gracias a ti, Honorat, por dar forma a ese dulce y cierto esbozo de mi vida.






lunes, 10 de febrero de 2020

"Na de na".


NOTA DE LA SEMANA: 3

Con un día de retraso, imposible antes, siento comunicar que hoy hemos empezado una semana de invierno que tiene de invierno solo eso, el nombre.
Ni frío, ni lluvia, ni viento… “Na de na”. Como máximo, nubes y brumas. Los vientos, falta tampoco nos hacen, pueden ser levantes que traigan humedad; del mal el menos.
Y poco más hay que decir. No toca, el tiempo de esta semana no toca. No tocan los 25 de hoy, ni que las máximas ronden e incluso superen los 20, y las mínimas no se atrevan a descolgarse mucho de los 10. ¡Estamos en febrero!
Mal, muy mal. Por las temperaturas absurdas y la ausencia de lluvia le pongo un 3 a esta semana. Y no le pongo un cero porque el viento no molestará, creo.

sábado, 8 de febrero de 2020

He tardado en sentarme a escribir...


He tardado en sentarme a escribir estas líneas porque no sé muy bien por dónde empezar. Por eso voy a hacerlo repitiendo el breve texto que publiqué ayer, antes de ir a la cena:

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas Tú.

Rebosante de agradecimiento, desbordado por vuestras muestras de afecto, pensaba en aquel lejano día en el que entré al cole y me encontré con un 6º de EGB de 42 “cabrillas”, y toda una vida por delante. Y pensé en un tiempo más lejano aún, cuando intentaba madurar mi vocación; pero de esto hablaré en otra entrada.
Pensaba también en los 38 años que han pasado desde entonces, en las luces y en las sombras, en las largas jornadas de desierto, nunca solo, y en los muchos oasis del camino.
Y era tanto y tan hondo todo lo que quería deciros que cuando cogí el micro y empecé a hablar siguiendo un pequeño guion de unas pocas palabras, sabía que no iba a ser capaz de expresar todo lo que quería y de que me dejaría mucho en el tintero.
Y con ese sentimiento me he quedado.
Pero aquí entra el blog, que me permite compensar de algún modo esa sensación con la que sabía que me quedaría, hiciera lo que hiciera ayer por la noche.
Quiero volver a daros las gracias de todo corazón; de verdad. Quiero volver a pediros perdón por todo lo que no haya hecho bien; de verdad. Quiero repetiros, una vez más, que tanto compañeros como alumnos me habéis dado mucho más de lo que yo haya podido daros; de verdad. Quiero arroparos desde el fondo de mi alma con todo el apoyo y ánimo que sé que necesitáis, y más en los tiempos que corren; de verdad. Quiero que os cuidéis unos a otros como me habéis cuidado a mí; de verdad. Quiero que algún día podáis decir, como hoy os digo yo, que pese a todo y por encima de todo, volveríais a “gastar” vuestra vida en el cole, regalándola a “les cabretes conines” y no tan “conines”; de verdad.
Y digo de verdad porque cuando ayer os hablaba, cuando hoy os escribo, lo estoy haciendo con la más absoluta sinceridad. Desnudando el alma sin miedo. ¿Por qué ocultar los sentimientos cuando son ciertos y buenos? ¡Que vuelen libres, al sol y al aire!
Y por todo esto, porque puedo escribir estas líneas hoy después de todo y tanto, sé que debo compartir también con vosotros, compañeros del alma, alumnos de siempre, amigos, un hondo sentimiento de gratitud a Dios y de admiración por su presencia en mi vida.
Por esto repito por tercera vez en dos días,

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas Tú.

¡Gracias y que Dios os bendiga!

viernes, 7 de febrero de 2020

¡Qué incomparables encuentro tus designios!


¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Sal. 138, 17-18

jueves, 6 de febrero de 2020

Evocando aquella noche en Martinet.


Tengo el mal de bajura del que ya he hablado más de una vez en el blog. La causa, el tiempo que hace que no estoy en alta montaña; demasiado para mi gusto, desde el verano pasado. Y una pérfida faringitis, de la que ya me estoy recuperando, lo ha agravado.
Por eso me ha puesto a releer algunos textos que escribí hace años y que me resultan muy evocadores. Voy a compartir uno de un viaje al Pedraforca y el Cadí, al impresionante Pirineo oriental, como yo le llamo, oriental, no de otra forma. Las montañas no tienen fronteras, las fronteras nos las hemos inventado nosotros.

Estaba acabando la “mili” y en un permiso, llevando por guía a Pep, un amigo que tuve en el cuartel que también era montañero, nos fuimos al Pedraforca.
 No conocíamos la montaña, y nos impresionó. Es espectacular. Dormimos solos en el refugio Lluis Estasen, pues el guarda, que era amigo suyo, le había dejado las llaves. Fue todo perfecto.
Hecha la cima, y celebrado el evento convenientemente en el refugio, por la noche, ¡qué recuerdo!, Pep nos acompañó al día siguiente hasta la carena del Cadí, y allí en lo alto, junto al Comabona, nos despedimos. Él regresó a Manresa, y nosotros, que teníamos más días, descendimos hacia al norte. Tras dormir esa noche en el refugio del Prat d´Aguiló, nos dirigimos a Martinet, donde llegamos al día siguiente, de noche cerrada.
Hacía mucho frío y los árboles estaban desnudos.
Allí, por teléfono, mis padres me dieron el alegrón; del cuartel me habían llamado y me alargaban el permiso hasta después de nochevieja.
Tengo grabado en mi mente el bar donde, absolutamente satisfecho y feliz, cenando con dos buenos amigos, brindamos por las cimas hechas y por hacer, por el permiso, por la juventud, por la vida…

¿Os podéis creer que si cierro los ojos aun veo aquel momento con absoluta nitidez? Aquel brindis en el bar, junto al Segre, por las cimas, por el permiso, por la juventud, por la vida...

NOTA: Si quieres leer la entrada sobre el mal de bajura pulsa en el buscador del blog la palabra bajura.

Mi amigo y yo en la cima del Pedraforca.

Descendiendo por la canal central.

En la carena del Cadí.

Contemplando la norte del Cadí.

Junto al fuego, en el refugio del Prat d´Aguiló.

Llegada a Martinet, poco antes de la noticia...


miércoles, 5 de febrero de 2020

Yo no sé muchas cosas, es verdad.


Escuchando hoy por la radio a uno de esos individuos que tienen muy claro quiénes son los buenos y los malos, y que además están convencidos de tener la altísima misión de salvarnos de nosotros mismos, hay muchos de esos, me ha venido a la cabeza aquel poema de León Felipe que cantábamos en mis años mozos con la ingenuidad y la ilusión de la juventud.
Y me he dado cuenta de que no ha perdido ni un ápice de actualidad, incluso diría que es más rabiosamente actual, rabiosamente.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

Si queréis escuchar cómo lo cantaba Aguaviva pulsad Aguaviva.