FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 31 de diciembre de 2021

¡¡¡Feliz 2022!!!


 

¡¡¡Sálvese quien pueda!!!

Esto es una especie de sálvese quien pueda, y como pueda, si puede. Nosotros, que somos de los “prudentes”, por decirlo de alguna manera, estamos otra vez como estábamos. Hemos renunciado a viajes, compras, cines, espectáculos…, y lo peor, lo más doloroso, a los amigos. Incluso los contactos con la familia han quedado reducidos al mínimo.

Triste, muy triste. Y aunque nos lo montamos bien dentro del estrecho margen que nos queda, la sombra de esa tristeza y un cansancio infinito, abismal, enturbian cada día, cada hora, cada minuto. Incluso a veces, se cuelan en el sueño en forma de extraña pesadilla que no se desvanece al despertar.

Además, el lamentable espectáculo que entre la prensa y los políticos están dando, generando confusión y ansiedad al no haber coherencia ni coordinación por ninguna parte, pone al cansancio y la tristeza un toque, no despreciable, de irritación.

En fin, es lo que hay, dicen. Así pasamos las Navidades, acabamos el año y empezamos el nuevo. Sálvese quien pueda, y como pueda, si puede, porque, aparte de vacunarte, que eso lo están haciendo bien, todo lo demás queda en manos de cada uno; al menos aquí en Valencia. Y eso fuerza a tomar decisiones difíciles, a menudo imposibles, continuamente.

Lamento no escribir nada bonito, luminoso, festivo, porque por mucha música, lucecitas, bolas y espumillones, esto no tiene absolutamente ninguna gracia. Y lo digo en plan fino y comedido. ¡Ninguna gracia!

Mas en este momento aciago viene en mi auxilio, este último día del año, ni más ni menos que don Pedro Calderón de la Barca, con las siguientes palabras.


Cuentan de un sabio que un día

tan pobre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía,

más pobre y triste que yo?;

y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo

que otro sabio iba cogiendo

las hierbas que él arrojó.

 

Quejoso de mi fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía:

¿habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?

Piadoso me has respondido.

Pues, volviendo a mi sentido,

hallo que las penas mías,

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.


 Y son ciertas y sanadoras estas palabras, pues hay mucha gente que a esta lamentable situación colectiva, añade dramas y tragedias personales. Por eso, aguantemos el tirón como mejor podamos y esperemos que el año 2022 sea el de la liberación.

¡¡Feliz 2022!! A ver si es verdad.

martes, 28 de diciembre de 2021

Receta. Sopa de cebolla.


 

Me gustan los sabores fuertes y las cebollas, por lo que una sopa de cebolla potente es para mí un plato exquisito y reconfortante. Así es como la hago, pero ya advierto que te han de gustar los sabores fuertes…, y las cebollas.

Ingredientes para dos personas.

-Dos cebollas.

-Tres o cuatro ajos.

-Aceite de oliva.

-Mantequilla.

-Vino blanco.

-Pimentón dulce.

-Una pastilla de caldo de carne.

-Pimienta negra en polvo.

-Cinco o seis rebanadas finas de pan tostado.

-Queso rallado.

Empezamos cortando las cebollas a trozos pequeños, no en exceso, y sofriéndolas, con los ajos, en aceite de oliva con un poco de mantequilla. Cuando estén doradas, espolvoreamos con el pimentón y enseguida añadimos un vaso grande de agua y uno de vino blanco, la pastilla de caldo y la pimienta. Dejamos cocer unos quince minutos a fuego medio.

A continuación pasamos todo a un plato hondo, queda más mono de barro, ponemos por encima las rebanadas de pan tostadas y el queso rallado, y lo gratinamos hasta que el queso se funda.

Y sanseacabó. Se hace rápido, no es difícil, es barato, sano y buenísimo. Y mejor si hace frío para comérselo, porque para un día de agosto, por ejemplo, igual no es el plato más idóneo.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Montajes fotográficos.

De vez en cuando, cuando tengo tiempo, me entretengo un rato haciendo montajes en el ordenador con los miles y miles de fotos que tengo. A continuación podéis ver unas cuantas. Pretenden trasmitir un sentimiento, una sensación, algo primario, inmediato. Pueden resultar agradables o desagradables. Dar paz o inquietar. Algunas no me las pondría en casa ni loco, otras sí. En fin, aquí hay algunas.

NOTA: Acabo de darme cuenta que estas fotos ya las he publicado en otras entradas. Siento la repetición.

CRÁTER.

FUEGO

MONSTRUO.

ATARDECER.

VIDA.

VIENEN.

domingo, 26 de diciembre de 2021

Se esfumó el invierno.

La última semana del año empezará con ventoleras de poniente, desagradables como siempre. Pero parece ser que empezarán a aflojar el miércoles, para dar paso a una serie de días despejados, con poco viento (de poniente) y temperaturas primaverales que para nada recordarán al invierno. Mínimas rondando los 10 y máximas por arriba de 20, alcanzando incluso algún día los 24 o 25. Sólo al final de la semana pueden bajar algo las mínimas.

Y de lluvias nada de nada, como no sea la ligerísima llovizna que ha caído esta tarde, con lo que el mes de diciembre acabará con una precipitación acumulada de menos de un litro.

En otras palabras, el invierno se esfumó sin haber llegado a asomar más que algún que otro día. ¡Abracalabra, patas sin cabra! Ya no hay invierno, al menos de momento. A volver a sacar la ropa de corto de los armarios.

Lo único bueno, porque que no haya invierno en invierno no es bueno, por cómodo que resulte, es que va a ser muy fácil ventilar y estar al aire libre, lo que con la que está cayendo es más que deseable.


sábado, 25 de diciembre de 2021

Receta: Cochinillo al horno.


No hace falta irse a Castilla o a algún buen restaurante de por aquí (¡ojalá, qué ganas!) para comer cochinillo. Lo podemos hacer en casa. No es difícil y sale también muy bueno.

Si miráis por internet hay muchísimas recetas, la mayoría muy parecidas, aunque algunas algo más complicadas que otras. Esta es como lo hago yo, y es sencilla en cuanto a ingredientes, preparación y horneado.

 

Ingredientes:

1 cochinillo de 3 o 4 Kg.

Aceite de oliva.

Perejil.

1 ajo.

Sal gorda.

Pimienta negra en polvo.

Laurel.

Vino blanco.

 

Preparación:

En un mortero ponemos un buen chorro de aceite de oliva, un puñado de sal, un ajo, perejil y la pimenta, y lo machacamos todo hasta que quede bien mezclado. Luego cogemos al bicho, lo abrimos por la mitad (ya debe estar abierto y limpio cuando lo compramos) y lo embadurnamos por dentro y por fuera con esta mezcla. A continuación envolvemos con papel metálico las orejas y el rabito. También es importante hacerle algunos agujeritos o pequeñas incisiones en la piel.

 

Horneado:

Ponemos una bandeja con agua, laurel y con lo que quede de la mezcla, en el fondo del horno, y lo calentamos hasta los 220 grados. Cuando alcance esa temperatura introducimos el cochinillo, con la piel hacia arriba, en medio del horno, sobre una rejilla. Deberá estar allí unas dos horas o algo más, a lo largo de las cuales lo rociaremos con el agua de la bandeja con cierta frecuencia. En la segunda hora, además, lo regaremos con vino blanco tres o cuatro veces.

         Tres consideraciones importantes. Primera: entre el bicho y la bandeja de agua debe haber algo más de un palmo de distancia. Segunda: no debe faltar agua en la bandeja. Tercera: nada más apagar el horno, sacarlo; no dejarlo allí para que se mantenga caliente.

           Y ya está. No tiene más problema. Sale buenísimo; piel crujiente y carne tierna y deliciosa.


jueves, 23 de diciembre de 2021

Gris.

 

Fue ayer un día gris, oscuro, tristón. Solo en casa, recordaba otros tiempos y, por qué no decirlo, sentí una inmensa nostalgia. Me senté frente al ordenador y este poema salió de un tirón, en un momento. Lo comparto hoy, la víspera del día de Nochebuena. 

 

Cielo gris,

gris como los tiempos que vivimos,

gris como vemos el mañana.

Cielo gris,

gris como las ilusiones perdidas,

gris como los proyectos cercenados.

Cielo gris,

gris como las distancias obligadas,

gris como las soledades impuestas.

Cielo gris,

gris sin brillo, sin matices.

gris, gris, gris.

 

Y la vida se recoge

aturdida, acobardada,

envuelta en un manto gris,

en algún lugar quieto

y gris.

 

Y recuerda otros tiempos

ya lejanos,

ya casi perdidos en el ayer,

de fiesta, música y color,

de besos, abrazos y calor humano,

de luz y cielo azul.

Pero pronto el recuerdo se tiñe de gris

y se pierde en un opaco, turbio, triste

cielo gris.

 

Mas allá, en lo más hondo,

en algún  lugar perdido

en la vastedad del alma,

a ratos brilla una chispa

pequeña y muy débil

que titila como las estrellas.

 

Es la esperanza.


J.Q.S.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

La antigua lucha entre el bien y el mal.


Una de las muchas cosas que el maldito bicho está dejando bien claras es la capacidad de las personas de hacer las cosas bien y también de hacerlas mal, muy mal, radicalmente mal. Y así como el hacerlo bien beneficia a todos, el hacerlo mal también perjudica a todos.

Y en ello estamos, a las puertas de la Navidad. La lucha, antigua como el hombre, entre el bien y el mal. Una lucha sin cuartel, porque los que lo están haciendo bien sufren día a día las consecuencias de quienes lo hacen mal. Y no hay tregua.

Por una parte, la gente que pasa de las medidas de seguridad; el mundo del ocio nocturno, fuente inagotable de contagios; las fiestas sociales y familiares de demasiadas personas, peligrosas e innecesarias…, aliados con el virus, nos ponen a todos en riesgo permanente.

Y por otra parte, los médicos y sanitarios, cansados hasta el límite, viéndose venir encima unas fiestas “inolvidables”, otras fiestas “inolvidables”. Y también la gente que renuncia y se sacrifica, por ellos mismos y por los demás. Los que iban a viajar y no viajarán; los que iban a celebrar mil cosas con los amigos, y ni los verán; los que iban a asistir a fiestas, conciertos, eventos varios, y no lo harán.

Y no porque no tengan ganas, no porque no lo necesiten, no porque esta larga historia los tenga ya al límite de su capacidad de aguantar frustración tras frustración.

Sino porque distinguen entre apetecer, querer y deber. Y aquí está el quid de la cuestión. No es el tenerle miedo al virus o no. Es el saber que, aun no teniéndole miedo, aunque me apetece y por lo tanto quiero, no lo hago.

Pero esto, a la vista está, es muy difícil. Y no es que unos sean los buenos y otros los malos. Es que, seamos como seamos, en estos tiempos que nos está tocando vivir, nos alineamos, quizá sin darnos cuenta, en el lado del bien o en el del mal. No cabe neutralidad. Y no es algo nuevo; millones de buenas personas se han situado a menudo en el lado oscuro de la historia.

Y pasarán las Navidades, y pasarán los meses y los años, y la pandemia se acabará algún día, pero lo que no pasará es ese regusto amargo que deja el saber que, cuando la ola viene alta, como ahora, los humanos somos incapaces de unirnos como un solo hombre y plantarle cara. Y así nos va.

 

NOTA: Y en medio de esta confrontación, los políticos, intentando satisfacer y proteger a la vez, no hacen lo que deberían hacer. Y al final lo hacen tarde y mal. Y de los jueces prefiero no hablar, simplemente porque demasiadas veces no los entiendo.

 

martes, 21 de diciembre de 2021

Escarcha y un poema.


Con este conocido poema de Antonio Machado y la foto, os deseamos a todos un feliz invierno, que acaba de entrar hace un rato a algo más de 20 grados.


Es mediodía. Un parque.

Invierno. Blancas sendas;

simétricos montículos

y ramas esqueléticas.

Bajo el invernadero,

naranjos en maceta,

y en su tonel, pintado

de verde, la palmera.

Un viejecillo dice,

para su capa vieja:

«¡El sol, esta hermosura

de sol!...» Los niños juegan.

El agua de la fuente

resbala, corre y sueña

lamiendo, casi muda,

la verdinosa piedra.


¡Feliz invierno! 


lunes, 20 de diciembre de 2021

Sobre el adanismo patrio.

 

Sin las de bajo no habría nada arriba.

La palabra adanismo, en su primera acepción dice así:

De Adán e -ismo.

1. m. Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente.

            La segunda acepción se refiere a eso de andar por el mundo sin ropa. Evidentemente no hablo de esa sino de la primera.

            A menudo se observa en determinados individuos esa fea costumbre a la que nuestra lengua, como veis, ha puesto nombre. Pero cuando esa costumbre trasciende al ámbito personal o, como más, laboral, y se instala en la sociedad a gran escala, convertida en ideología, las consecuencias pueden ser catastróficas.

            Pues bien, sobre este asunto habla muy clarito la reciente encíclica del Papa, Fratelli Tutti. Dice así.

Por eso mismo se alienta también una pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más. Se advierte la penetración cultural de una especie de “deconstruccionismo”, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero. Deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos. En esta línea se situaba un consejo que di a los jóvenes: «Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que ella les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que ella les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen —o de-construyen— todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido».

Y en España este problema lo tenemos, y bien vivo. Por eso comparto este texto. Y me callo, porque entrar más a fondo sería políticamente muy incorrecto.


Ni chicha ni llimoná.

Parece ser que todo el sol que veremos esta semana será el de hoy. El resto, días grises pero sin lluvia o, como máximo, alguna llovizna. Y esto creará un ambiente fresco, más que frío (frío solo hoy) y sobre todo tristón. De hecho las temperaturas mínimas rondarán los 7 y las máximas pueden rebasar los 20. Y el viento, alternando con calmas, soplará según días y ratos desde los cuatro puntos cardinales, flojo casi siempre.

Esto es lo que se ve hoy, pero no las tengo todas conmigo porque las previsiones van cambiando cada momento. Lo que sí parece seguro es que no tendremos ni ese delicioso sol de invierno mediterráneo, ni lluvias de verdad. Como decimos en valenciano, ni chicha ni llimoná.


viernes, 17 de diciembre de 2021

La disciplina es justicia.


 

Ahora que se acercan las segundas vacaciones más largas del año en los colegios e institutos, puede ser un buen momento para compartir una reflexión y madurarla durante estos días que se acercan. A alguien le puede servir.

El asunto es tan espinoso como urgente, y yo creo tenerlo bastante claro. Hablo de la disciplina en las aulas. Y no me equivoco si digo que va de mal en peor.

Pero no es en los docentes en quienes estoy pensando, que también; hablo de los alumnos. Porque soportar día tras día a esos pocos alumnos disruptivos que hay en cada clase (se dice así elegantemente, se podría decir de otras formas más rotundas) va con la profesión. Como quemarse un cocinero, o romperse la rodilla un futbolista profesional; son gajes del oficio.

Pienso en los compañeros que tienen que soportar a los disruptivos (seguiré siendo fino) todos los días y todas las horas del día. Tiempo perdido, profesor cabreado o claramente incómodo, broncas, castigos…, cuando no agresiones o ninguneos de esos compañeros.

Y esto no es justo. Es una injusticia que se produce todos los días en todos los colegios e institutos. Porque si es obligación del sistema educativo atender adecuadamente a esos alumnos, diré ahora difíciles, no puede hacerlo a base del sacrificio de la gran mayoría a los que también tiene la obligación de proteger.

Y esa protección pasa necesariamente por apoyar a los docentes que han de bregar en el aula, por dotar a los servicios psicopedagógicos de herramientas para atender a estos niños, por reforzar la autoridad de los equipos directivos, y por poner en su sitio a esos padres de “mi hijo no me engaña”, “es que no saben tratarlo”, “es que le tienen manía” y demás sandeces propias de los que pasan del niño y de los que lo sobreprotegen.

La falta de apoyos efectivos a los centros para tratar adecuadamente a estos alumnos, diré ahora complicados, unida a la burocratización y judicialización del sistema, provoca la indefensión de sus compañeros, el agotamiento de los docentes, una inmensa pérdida de tiempo en las aulas y un miedo paralizante de los centros a los conflictos con los padres de estos niños y adolescentes.

El resultado, ya lo he dicho, es una grave injusticia, que sufren sobre todo la gran mayoría de los niños y adolescentes. Así que la conclusión es muy sencilla. La disciplina es justicia; lo mires por donde lo mires.

Actualización fin de semana del 18-19 de diciembre de 2021.

Nos espera un fin de semana gris, y con riesgo de algunas lloviznas, que ya va a ir pareciéndose al invierno de verdad. Mínimas por bajo de 10 y máximas  rondando los 13. Y en cuanto al viento, muy flojo de norte o noroeste.

Solamente el domingo por la tarde puede ser que veamos algo el sol, o igual no. No está claro, porque con estas nubes que nos vienen desde el mar nunca se sabe.

Esto es lo que se ve ahora.

jueves, 16 de diciembre de 2021

Una carrera contra el sol.


No soy nada competitivo. Recuerdo que desde niño no entendía a esos compañeros que se mataban por ser los primeros en todo. Con el tiempo descubrí que sí había una competición que me gustaba, la que establecía conmigo mismo. Por eso, el lema olímpico lo asumo desde esta perspectiva. Más rápido que yo mismo, más alto que yo mismo, más fuerte que yo mismo, mientras el cuerpo aguante, añado yo.

No es que desprecie a quienes empeñan la vida por una medalla, una copa o un premio. Es que no acabo de entender que realmente valga la pena, y nunca mejor dicho lo de pena. Pero lo respeto muchísimo. Cada uno vive la vida como puede, y después como quiere dentro de los límites de ese poder.

¿A qué viene esta reflexión? Pues a contar una competición en la que participé muy a gusto, y que acepté como un reto. Fue hace unos días; una carrera contra el sol.

Estaba en el fondo de un profundo barranco por el que discurre, entre paredes y pinares, el río Turia. Para volver al pueblo opté por tomar un sendero desconocido. Cuando me di cuenta, el sol ya estaba muy bajo, y se acercaba a la cresta de las montañas que tenía al sur.

Entendí entonces que no era prudente que me pillara la noche en un terreno desconocido y solitario. Barrancos profundos, soberbias paredes, densos pinares forman un conjunto impresionante pero en el que si te pierdes puede costarte mucho tiempo encontrar una salida.

Y la competición quedó establecida. Estaba yo en el límite entre el sol y la sombra que empezaba a subir por la montaña. Se trataba de salvar los 450 metros de desnivel al mismo ritmo que la sombra avanzaba. Tenía que subir tan deprisa como bajaba el sol.

Y esa competición, esa carrera contra la noche, sí que me gustó. Porque no me estaba midiendo con él, faltaba más, sino conmigo mismo. Y lo logré. Llegué a la loma desde la que ya se veía el pueblo, y a un camino conocido, justo cuando el sol se ponía.

Atrás y abajo quedaban los bosques y las paredes del cañón del Turia, ya oscuros. El horizonte malva y rosa al este, rojizo al oeste, parecía sostener la cúpula del cielo en el que la luna en cuarto creciente y las estrellas, empezaban a brillar.

Llegué de noche cerrada al pueblo, tranquilo y satisfecho. Y pensaba  que hubiera sido difícil salir de aquellos bosques en la oscuridad y el frío que ya me envolvían. 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Regreso al hogar.


Este poema, sin rima, es la expresión de una experiencia grata, reconfortante, liberadora, mil veces vivida.

 

La tarde serena va cayendo

en la noche.

Las últimas luces tiñen de rosa

el poniente.

Es malva el cielo a levante,

y en el cénit

las primeras estrellas,

 lejanísimas,

parecen tiritar de frío.

 

El caminante regresa

al hogar.

En el bosque ya reina

la noche.

Bulle la vida,

y el silencio se puebla

de secretos sonidos.

Algo huye del sendero,

un súbito aleteo sobresalta,

el ulular de la lechuza

resuena en la espesura.

 

Pero el caminante

no siente miedo.

El caminante retrasa

el paso.

Se funde con la noche fría,

con el bosque oscuro,

con el alto cielo,

ya estrellado,

con la vida tan hermosa

como secreta

que le envuelve.

Mas hay que regresar

a la tierra de los hombres.


Y sigue caminando

hasta ver, a lo lejos,

las luces del pueblo.

Y piensa,

“esto es bello, muy bello,

pero también lo es

el calor del hogar,

la compañía grata,

de aquellos que amo.

Los brazos abiertos

de aquella  a quien amo,

que junto al fuego me espera”.

Y se siente en paz.

 

J.Q.S.

lunes, 13 de diciembre de 2021

De momento, sin respuesta.

Fue un bonito sendero; ahora es una zanja.

Vencido el mes, vuelvo a formular a los ayuntamientos de Olocau y Villamarchante, las preguntas que expongo a continuación, al no haber obtenido respuesta alguna.

Olocau.

Hace un mes formulé dos preguntas en el apartado que con ese fin tienen en su página web. No he recibido todavía ninguna respuesta. Repito la pregunta en términos muy parecidos a los de entonces, confiando en una pronta respuesta.

Esta es la pregunta. No sé si el cuidado de la red de senderos que tienen en su término municipal, es responsabilidad del ayuntamiento o del Parque Natural. En cualquier caso deseo trasmitirles mi preocupación por el daño irreparable que las bicis de montaña están haciendo en ellos. Aparte del peligro que suponen para quien camina. No es sostenible esta actividad por muy de moda que esté y por mucha gente que la practique. Dispongo de gran cantidad de fotos de senderos destrozados en pocos años.

Y la otra pregunta, sea responsabilidad suya o del Parque, ¿saben si va a haber algún tipo de intervención para salvar ese bien natural y cultural que son los senderos?

Muchas gracias.

Villamarchante.

Hace un mes formulé una pregunta en el apartado que con ese fin tienen en su página web. No he recibido todavía ninguna respuesta. Repito la pregunta en términos muy parecidos a los de entonces, confiando en una pronta respuesta.

Esta es la pregunta.  Si está prohibido, con buen criterio, circular con bici de montaña por los senderos del parque, ¿por qué no hacen cumplir esta prohibición? Están destrozándolos, aparte del peligro que suponen para quien camina por ellos. No es sostenible, ni en el parque ni fuera de él, la circulación de bicis por senderos. La rueda los rompe. Los pies los mantienen.

Muchas gracias.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Se acabaron las ventoleras.

Por fin hoy se han acabado las ventoleras. Nos espera una semana bien diferente a la pasada. Vientos flojos variables alternando con calmas y temperaturas algo más bajas, pero sin excesos. Las mínimas rondarán los 6 o 7, y las máximas irán bajando, poco a poco, desde los 19 de mañana hasta los 13 o 14 del fin de semana.

El cielo estará despejado hasta el miércoles, y aquí viene la incógnita; a partir del jueves puede taparse y llover, pero no hay acuerdo entre los modelos si realmente lloverá y hasta cuándo.

Y esto es lo que hay. Días más agradables, aunque se tape el cielo y haga fresquete, gracias a que el agobiante poniente se ha acabado. 

sábado, 11 de diciembre de 2021

El hombre perdido.


 

Días de grandes nevadas. Es hermosa la nieve, pero traicionera. Es fácil perderse. Este es el tema del poema que podéis leer a continuación. Su estructura es la siguiente: siete cuartetos con rima consonante  ABBA, diferente en cada uno de ellos, de versos heptasílabos.

 

Perdido en la montaña

buscaba algún sendero,

en el cielo un lucero,

una humilde cabaña.

 

Veloz la luz huía

y del lobo el aullido

a aquel hombre perdido

la sangre helaría.

 

Y el viento, y aquel frío,

y la vasta soledad

de un espacio, en verdad

entregado al vacío.

 

Cerró la noche helada.

Y la nieve profunda

le arrebata, rotunda,

su esperanza quebrada.

 

Y vencido, se entrega.

Sí, el frío le ha de dar

dulce fin. Su vagar

acaba. Ella llega.

 

Un muy próximo aullido,

sentido ya lejano…

Sin esfuerzo, ya vano,

él se duerme, rendido.

 

Yace en la nieve quieto.

En lo alto no hay estrellas,

en la nieve no hay huellas.

Fue este su postrer reto.


J.Q.S.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Actualización fin de semana del 12-13 de diciembre de 2021.

Un sábado, con algunas nubecillas de paso, todavía ventoso, aunque menos que estos días, y un domingo espléndido. Así se presenta el fin de semana. Las temperaturas bajarán el domingo pero, al no haber viento, la sensación de frío será menor; incluso hacia mediodía, al sol, hará calorcete.

En resumen, parece que este fin de semana acaba el largo y desagradable período de ponientes que hemos sufrido, mientras en el norte la nieve y el agua están dejando huella. Pero cuando pasen las consecuencias de los excesos, allí les quedará la tierra bien regadita, y las montañas blanquitas, y aquí nos quedará todo bien reseco. ¡Qué le vamos a hacer!


El mensaje de la rumbera rapera.


Escuché el pasado ocho de diciembre, en la radio, una entrevista a una cantante. La verdad es que no la oí completa porque ya había empezado, y además porque intercalaban canciones de la entrevistada que, al resultarme insoportables, ponía el volumen a cero, y cuando volvía a subirlo ya continuaba la entrevista.

La individua en cuestión parecía muy joven y utilizaba el lenguaje característico de la juventud “hija de la LOGSE”; tíos y tías por doquier, muletillas constantes, expresiones vulgares… Bueno, lo normal.

Su estilo, eso sí lo oí de boca del entrevistador, es una mezcla de rumba catalana y rap, o sea para mí, insoportable hasta el límite de la “insoportabilidad”.

Pero nada de lo dicho hasta ahora es el problema. Porque cada uno puede hablar como le plazca y tener los gustos musicales que tenga. Yo ahí no entro. ¡Faltaba más! El problema está en una afirmación que la individua hizo a propósito de un disco que creo que acaba de publicar.

Muy sesudamente decía que su disco, cuyo tema es la pareja y sus relaciones, tiene mensaje y que todas las canciones tienen un hilo conductor a través del cual se llega a una conclusión. Me intrigó ese momento de la entrevista. ¿Cuál sería esa conclusión?

La vida en pareja no merece la pena. Lo importante es amarse uno a sí mismo. Amarse uno a sí mismo, eso es lo importante, esa es la conclusión. Y se quedó más ancha que larga, la chorba. Y el entrevistador tan contento y complaciente.

Y entonces, deformación profesional, he pensado en los niños y jóvenes a los que esa individua encandilará con sus canciones. Y me ha dado toda la rabia del mundo. Porque aun en el caso de tener padres y profesores responsables que traten de educar en valores, de enseñar unos principios, de formar personas libres y buenas, con todo lo que eso significa, muchos niños y jóvenes harán suyo antes ese mensaje perverso, engrandecido, no porque valga nada, sino porque da dinero, porque mueve dinero.

Cada vez más los hijos, los alumnos, no lo son de sus padres, de sus profesores, lo son de una sociedad cuyos verdaderos dirigentes nadie conoce y que cabalgan en lo oscuro sobre el dinero, el fin último, el criterio final.

¿Qué importa que esta moza rompa los principios morales más sagrados si eso da dinero? ¿Qué importa que enseñe a ser egoísta, egocéntrico, egolátrico, si eso da dinero?

Y tú papá, no podrás hacer nada, porque tu niño, tu niña, oirá esas canciones cuando le plazca en el móvil que le has regalado para la Primera Comunión.

Apunte final:

Nada más escribir esta entrada, leí en tuiter estas palabras del Papa.

En su humildad, María sabe que todo lo recibe de Dios. Por eso, está libre de sí misma, completamente orientada a Dios y a los demás. María Inmaculada no tiene ojos para sí misma. Aquí está la verdadera humildad: no tener ojos para uno mismo, sino para Dios y para los demás.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Historia de un perro y un hombre.


Hace ya casi un año que, caminando por la sierra un amigo y yo, se nos unió un perro que no sabemos de dónde salió, y que nos acompañó todo el resto de la excursión, más de 20 kilómetros.

Bonito, de aspecto saludable, inquieto, vivaracho, fue un excelente compañero inesperado. Iba con nosotros como si fuera nuestro. No nos perdía de vista, no agobiaba, no ladraba. Una delicia de perro. Nos supo mal abandonarlo allí, al final de nuestra ruta, ya casi de noche, cuando llegamos al coche que habíamos dejado junto a un camino, lejos de donde se nos unió. ¿Pero qué podíamos hacer? Llevaba collar, era de alguien y se vino con nosotros porque quiso.

Hoy he vuelto a pasar por el mismo sitio donde se nos unió y ha vuelto a aparecer. No sé de dónde, pero corriendo y saltando, creo que de alegría, se ha venido conmigo. En esta ocasión iba yo solo.

Y ha sido como la primera vez, pero más. Pienso que igual que yo lo he reconocido, él me ha reconocido a mí, y hemos caminado juntos, desde el principio, como si fuera mi perro de toda la vida. Casi 30 kilómetros y más de 1.100 metros de desnivel sin perderme de vista.

En las bifurcaciones de caminos y senderos se paraba y me miraba, esperando que le dijera por dónde quería que ir. Un perro que nos ha salido por sorpresa de una caseta, ha reculado en cuanto ha visto a mi acompañante que se ha situado entre él y yo. He parado a comer, y él, sentado cerca, vigilaba atento en todas direcciones. No me pedía nada, he sido yo quien le he dicho ¿quieres? Y le he dado unas galletas que se ha comido la mar de a gusto.

Ya estaba asombrado, pero mi asombro ha ido a más cuando al empezar a regresar me he dado cuenta de que se ha situado delante de mí y me conducía. Ya no esperaba en las bifurcaciones, cogía la ruta que le devolvía al lugar donde le he encontrado. Se conoce a la perfección toda la red de pistas y senderos de la zona.

Entonces he pensado seguirle, pues la ruta que tenía pensada no volvía a pasar por donde nos habíamos encontrado. Por un lado porque temía que me siguiera hasta el pueblo, donde había dejado esta vez el coche, y eso quedaba muy lejos de donde imagino que tendrá su casa. Y por otro para ver qué hacía; si se quedaba o me seguía hasta el final. Y ha valido la pena, porque el desenlace de esta historia ha sido impresionante. Me ha emocionado.

Ya era casi de noche, y caminábamos juntos hacia el punto del camino donde me había encontrado por la mañana. Y en un momento determinado, me ha adelantado y se ha parado frente a mí, mirándome fijo. ¿Se está despidiendo? He pensado. No puede ser. Pero ha sido. Ha acercado la cabeza a mis piernas, rozándolas apenas. Y yo le he dicho, ¿te despides? Cerca está tu casa, ¿no? Gracias por tu compañía, amigo, mientras le acariciaba la cabeza.

Ha sido tan breve como intenso. El animalito, sin prisa, se ha separado de mí, y andando por el medio del camino se ha ido, mientras yo lo miraba perplejo, conmovido, feliz. Y así nos hemos separado. Él en una dirección, yo en la contraria.

Aunque parezca mentira esto es verdad. No es un cuento, aunque bien podría serlo. Es una historia preciosa del encuentro en la soledad del monte entre un perro y un hombre, y con un final que aún me cuesta de creer.

Se viene conmigo porque quiere, me cuida, me protege, no me pide nada a cambio, y se despide con una delicadeza y una ternura, conmovedoras.

 No sé si volveré a verlo, pero ese perro está ya para siempre en mi vida.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Sigue el ventorro.

Con el viento no se equivocan. Tal y como estaba previsto, semana de ventoleras frías y secas que continuarán hasta el sábado. Y no es que las temperaturas sean muy bajas, (7-8,19-20) es que el ventorro hace que tengamos más frío del que marca el termómetro. Y de lluvia, nada de nada.

Lo único bueno es lo ventilada que está la atmósfera y los cielos limpios, la visibilidad buenísima y las nubes, a ratos espectaculares, sobre todo en los crepúsculos.

Y poco más. A aguantar tres días más este asquerosito y largo episodio de ponientes. Y a ventilar aunque sea difícil.


martes, 7 de diciembre de 2021

Estamos avisados.


La DGT está recomendando vivamente a través de la prensa, radio, televisión y paneles de carretera, que se adelante el regreso del puente, sobre todo a quien tenga que circular por el norte o centro de España, para no encontrarse con el temporal de viento, lluvia y nieve que parece que se nos echa encima mañana mismo.

No sé qué pasará, porque a menudo las previsiones fallan y no era tan feroz el lobo como lo pintaban, pero las posibilidades de que el temporal sea duro, existen.

Lo que sí que sé es que, si se cumplen las previsiones y el personal se queda tirado en las carreteras, veremos en la tele, como siempre, a gente indignadísima diciendo cosas como:

-Nos ha pillado por sorpresa.

-No esperaba que fuera tanto.

-Aquí estamos sin que venga nadie a ayudarnos ya tres horas.

-No nos han traído ni un café con leche.

-¿Dónde está la Guardia Civil?

-Esto es un desastre.

-La culpa es del Gobierno…

¿A que sí? Y es que estamos cada vez más acostumbrados a que otros nos saquen las castañas del fuego, castañas que hemos metido nosotros en él. La culpa siempre la tienen los demás.

Recuerdo que una vez me fui a comer a un pueblecito de la sierra con aviso naranja por nevadas importantes. Me pilló y salí por pelos. Pero si me hubiera quedado atascado con el coche en la nieve, no se me hubiera ocurrido culpar a nadie ni exigir que me recataran ya, y además me trajeran un café con leche y unos churritos para entrar en calor. Estaba avisado y me metí en el tomate porque quise. La responsabilidad era mía y sólo mía.

En fin, pues eso. Veremos qué pasa mañana. En cualquier caso, mucho ánimo a la Guardia Civil, que les espera un día guapo.