FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 31 de octubre de 2019

Noche tonta.



La noche de hoy me parece actualmente una de las más tontas de todo el año, con mucho. Es lo que pienso, y por muchos motivos. Y no es el religioso uno de ellos.
El mensaje del Evangelio es claro y rotundo. Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe, dice san Pablo. La Vida es lo que celebramos los cristianos, y la Vida con mayúsculas. Esa tierra nueva en la que ya no habrá ni muerte, ni luto, ni llanto ni dolor es nuestra esperanza. Y ante eso, todo el derroche de imaginación macabra, sórdida, de mal gusto, de esta noche, resulta ridículo, estúpido, cursi, patético, que significa que da pena, por si alguien no lo sabía.
Pero esto no es motivo para criticar que quien más y quien menos haga el mono esta noche, o el pato, o el ganso, porque en una sociedad laica lo que la Iglesia pueda decir afecta a quien afecta, y punto. Así debe ser. La fe no se impone.
Por eso no puedo denostar, despreciar y ridiculizar esta fiesta desde mi fe. No tengo derecho a hacerlo. Simplemente no la celebro, y desde esta perspectiva debería respetarla.
Pero resulta que no me merece ningún respeto, y que me siento con la libertad de denostarla, criticarla y ridiculizarla. No desde mi fe, sino desde mi cultura, y eso sí que nos obliga a todos. A todos los que estiman en algo su propia cultura; pero ¡claro! para eso hay que tenerla y conocerla.
El imperialismo expansionista cultural de los Estados Unidos sobre todo, sabiamente aliado con el comercio, ha impuesto, con el beneplácito de casi todos, una fiesta absolutamente ajena que ha conseguido arrinconar en un tiempo record nuestras propias tradiciones.
Nuestras comidas, nuestros dulces, nuestro teatro, nuestras leyendas, esas velitas que las abuelitas encendían en las casas, los toques de nuestras campanas…
Todo lo nuestro está siendo arrasado. Y todos tan contentos. Ni al bioparc se puede ir sin encontrarte gilipolleces “jalobuinanas”. Y repito, todos tan contentos.
Y ante esto, a los que no entramos en el juego nos queda poco margen. No salir mucho por ahí, no abrir la puerta a niños si van en pandillita y si, como es mi caso, tengo esta noche una cena de amigos en casa, advertir que no se admiten ni disfraces, ni calabazas ni demás majaderías.
En todo caso, y si al personal le apetece, podemos leer, a la luz de unas velas, la leyenda de Bécquer, El monte de las ánimas, por ejemplo.

miércoles, 30 de octubre de 2019

¡Qué mal, qué mal, qué mal!



¡Qué mal, qué mal, qué mal! La que se nos echa encima. Esa absurda punta de calor del Día de todos los Santos irá acompañada de una entrada de poniente, que se afianzará el sábado, y que irá a más el domingo, lunes, martes…
Algunos modelos dan vientos de hasta 90Km/h, vientos secos como el diablo, que aunque irán siendo cada vez más frescos, seguirán siendo muy secos y fuertes. Y no se ve un final claro.
Lo último que necesitan nuestros montes en este momento. Lo más peligroso para miles y miles de hectáreas forestales abandonadas a su suerte, porque como cierto “honorable” imbécil dijo, el monte no puede ser un jardín.
En su ignorancia no sabe que si no puede ser un jardín, será un desierto. Con el cambio climático, en el Mediterráneo no hay término medio.
Espero y deseo fervientemente que estas predicciones fallen, pero mucho me temo que no será así. Cuando anuncian lluvia sí se equivocan muchas veces, pero cuando se trata de poniente, aciertan siempre.
Por cierto, en el norte lloverá, nevará, hará frío, será otoño...

Cuando el viento sopla.


Una de las películas que más me impactó cuando la vi, hace ya muchos años, es una de animación titulada Cuando el viento sopla. Me impactó por varios motivos, uno de ellos porque me pareció una de las películas más tristes del mundo.
Triste y tierna. Me puse en lugar de esa pareja de jubilados, que viven en paz, en el campo, los últimos años de su vida y estalla una guerra, totalmente ajena a ellos, y de la que son víctimas como tantos otros.
Con una inocencia estremecedora, esa parejita entrañable, se enfrentan como pueden a una situación que les supera y desborda, y que de ningún modo entienden. Y lo hace con la esperanza de que todo pasará, de que todo volverá a ser lo que era.
La película tiene momentos de una inmensa ternura y otros de una honda y devastadora tristeza. Todo entrelazado de un modo que te envuelve, te arrastra y te acababa sumergiendo en una situación tan terrible como posible.
No es una película para niños, ni tampoco para verla en ciertos momentos de la vida porque te toca hondo. Al acabarla es fácil hacer ¡¡buff!!, agitando la cabeza, como para quitarte de encima la visión de ese abismo sin fondo al que te has asomado.

FICHA TÉCNICA. (Extraída de filmaffinity)

Título original: When the Wind Blows
Año: 1986
Duración: 84 min.
País: Reino Unido
Dirección: Jimmy T. Murakami
Guion: Raymond Briggs (Novela gráfica: Raymond Briggs)
Música: Roger Waters
Productora: Penguin Books / Meltdown Productions / Film Four International
Género: Animación. Drama. Bélico | Holocausto nuclear. Supervivencia. Vejez. Animación para adultos. Cómic
SinopsisJim y Hilda Bloggs son una pareja de jubilados que viven en una remota zona rural de Gran Bretaña poco antes del inicio de una guerra nuclear. Profundamente patriotas, tienen absoluta confianza en su gobierno y se han informado sobre todo de qué es necesario hacer en caso de que el enemigo ataque su país. Jim ha leído los folletines oficiales sobre la la bomba atómica, e inicia la construcción de un refugio que les protegerá en caso de una explosión nuclear.
Disponibilidad: Que yo sepa no está en youtube, pero no es difícil de conseguir en tiendas especializadas o por internet.






martes, 29 de octubre de 2019

David y Goliat.



Pensaba el otro día en el bíblico relato de David y Goliat. Relato que nos narra un enfrentamiento mil veces repetido en la historia de la humanidad, pero que no siempre acaba con la victoria de David.
¿Y por qué acabé pensando en esto? Por las imágenes que veo, fugazmente, estos días, de lo que está pasando en el nordeste de España. Y digo fugazmente porque huyo como de la peste de la innecesaria sobreinformación con la que los medios de comunicación, no sé con qué objetivo, nos están agobiando desde la sentencia. Me pasa como con el fútbol; aunque me importa un bledo, acabo conociendo nombres de entrenadores y jugadores muy a pesar a mío.
Veo a los mossos, a la guardia civil, y a la policía, frente a la mala gente que, coordinados desde oscuras tabernas o despachos oficiales, gritan, insultan, agreden salvajemente, levantan barricadas, queman contenedores, destrozan escaparates… Y esta pobre gente debe ser absolutamente respetuosa y comedida, porque aunque vean a un compañero sangrando, o sin sentido en el suelo, no pueden hacer más que decir algo así como, amantísimo manifestante, si eres tan amable, no sigas avanzando por esta calle porque si lo haces tendré que darte con la porra, e igual te hago pupa, y además si me fotografía un periodista, hasta me pueden expedientar por violencia policial. ¿Tú me comprendes?
Es la lucha de David contra Goliat. Utilizaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia. Utilizaremos el estado de derecho, para destruir el estado de derecho. ¿Cómo defenderse de una violencia salvaje y planificada, sin utilizar la violencia? ¿Cómo defenderse de un lenguaje adulterado hasta la náusea, cuando este lenguaje tiene en los medios de comunicación su mejor aliado? ¿Cómo defenderse de la manipulación de la historia cuando se ha manipulado en virtud de la libertad que les ha dado este momento de la historia?
El estado de derecho, la democracia, tienen las manos atadas si no quieren negarse a sí mismos. Sólo queda la vía judicial, y dicen que esa no vale, ¡claro! Pero es la única posible, la única legítima.
Ellos no. Rotas las reglas del juego, ancha es Castilla. Dicen que en el amor y en la guerra vale todo. Esto no es una historia de amor, es una historia de guerra y, a la vista está, vale todo. Pero solo para una parte, la que ha roto la baraja.
Dijo David,  Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Yavéh, el Dios de los ejércitos, a quien tú has provocado.
Dice España, tú vienes a mí con violencia, tergiversando el lenguaje y la realidad, manipulando la historia; más yo vengo a ti en nombre de la democracia, del estado de derecho, a quien tú has provocado.
Así lo veo. ¡Y qué triste es el espectáculo!

domingo, 27 de octubre de 2019

Un regalo del otoño.


Aunque la semana que se avecina va a tener poco de otoñal, hoy sí era un día azul de principios de otoño. Luminoso, fresco a la sombra y limpio. La ribera del Turia, en la Serranía, era todo un regalo muy digno de ser contemplado. Se estaba muy bien hoy allí.









Otra vez calor.


NOTA DE LA SEMANA: 0

No son buenas noticias las que puedo dar hoy.  Abrimos la última semana de octubre y principios de noviembre con un subidón de temperaturas a partir del martes que nos acercará, otra vez, a los 30ºC. hacia el viernes o sábado. Las mínimas también subirán, llegando a alcanzar los 18ºC. o más. ¡Un desatino!
Es decir, que el día de Todos los Santos será de playa,  o monte en manga y pantalón cortos. En los cementerios, la estampa del cielo gris, el frío y el agua sobre las tumbas, lápidas y monumentos funerarios, se quedará para la literatura romántica.
De lluvia nada de nada, ni de lejos. Y para más inri, el viento, mayoritariamente del oeste, con períodos cortos de levante y calmas, se dejará sentir, y puede llegar a molestar. Ese aire calentito y seco…
Aprovechad pues mañana que aún será un día normalito, porque, a partir del martes… A quienes les guste el calor y el verano, cosa que no entiendo, pueden estar bien contentitos.
En fin, una semanita bien desagradable. Por eso, y en este caso sin duda alguna, le pongo un 0 mondo y lirondo.

sábado, 26 de octubre de 2019

Receta. Paella de secreto y setas.



Tenía un secreto en casa, congelado el pobre desde hacía tiempo, y no sabía muy bien cómo quitármelo de encima. Entonces se me ocurrió probar a hacer una paellita con él y unas setitas variadas. “Pensat y fet”. Salió buenísima. Y es fácil.

Ingredientes para cuatro o cinco personas.

500 gramos de secreto ibérico.
200 gramos de setas variadas.
1 bote pequeño de tomate triturado.
3 dientes de ajo.
1 cucharadita de pimentón dulce.
400 gramos de arroz.
Un vasito pequeño de vino blanco.
Dos pastillas de caldo de carne.
Aceite y sal.
Litro y medio de agua o algo menos.

Empezamos dorando en una sartén amplia el secreto cortado a daditos pequeños. Sólo dorándolo. Y lo reservamos.
En ese aceite echamos las setas, pochándolas durante unos minutos. A mitad “pochación” vertemos el vasito de vino. Luego añadimos los ajos picaditos y antes de que oscurezcan, el tomate.
Removemos bien todo mientras se sofríe el tomate, y antes de que empiece a pegarse a la sartén, ponemos el pimentón dulce y seguimos removiendo un par de minutos.
Llegado este momento añadimos a la mezcla el secreto que teníamos reservado. Un minutillo más de remover y llevamos todo el guiso a la paella que habremos calentado.
Una vez allí, ponemos el arroz y lo removemos todo un par de minutos. Y luego añadimos el agua hirviendo, con las pastillas de caldo.
Veinte minutos. Los primeros diez, a fuego fuerte; luego a fuego medio. Y siempre vigilando por si hubiera que rectificar de agua. Mejor que no.
Y ya está. Y como siempre, las paellas están más buenas cuando la capa de arroz es fina, o sea que mejor utilizar un recipiente amplio.

¡Buen provecho!

jueves, 24 de octubre de 2019

El último vuelo.



A veces pienso, muchas, que o yo soy un paranoico malpensado o la gran parte de la sociedad en la que vivo es gilipollas. Y lo digo a propósito del traslado de los restos de Franco que está teniendo lugar ahora.
Vaya por delante que me parece muy bien que sus restos reposen en un lugar privado y discreto; junto a su esposa me parece un buen sitio. En eso no veo ningún problema. Y que el impresionante y espectacular Valle de los Caídos quede como eso, un monumento a todos, sin excepción, los que perdieron su vida en una guerra que nunca debió estallar, aunque estaba sembrada siglos antes, y hubo quien regó y abono esa siembra por ambos bandos.
El problema lo veo en que este traslado sea considerado como el final de una etapa, como dar un carpetazo al pasado para poder mirar al futuro. Y así hablan hoy muchos políticos. Y así nos lo venden los medios de comunicación. Y aquí es donde yo digo, es que son gilipollas.
Si alguien se cree que con el último vuelo de Franco hemos cerrado, por fin, una etapa de nuestra historia, es que es tonto del culo. Será un acto de justicia, adecuado, procedente y que llega tarde. Vale, bien, estoy de acuerdo. Pero esto no resolverá uno de los problemas más serios que tenemos en España y que lastra el verdadero progreso social y político, y como consecuencia el económico.
Este es el problema, toda esa tropa oscura y siniestra de políticos indeseables que siguen utilizando al franquismo como la piedra angular de su hueco y perverso discurso, identificando como fascistas, sin más análisis que los prejuicios, a todos los que no piensan como ellos. Más aún, asimilando fascismo a conceptos huecos también, como derecha e izquierda. Y ¡ojo!, hoy lo harán con más intensidad todavía. Y lo mismo pasa en el otro lado, pero no están “tan de moda”, por eso se les oye menos.
¡Ojala que el día de hoy, 24 de octubre de 2019, fuera lo que dicen que va a ser! ¡Mentira cochina! Ingenuo el que se la crea. A Franco, esté enterrado donde esté, lo seguirán utilizando tanto unos como otros para llevarse el gato al agua. Y el futuro seguirá ensombrecido por ese cainismo tan nuestro, por esa necesidad malsana de encontrar y batir a un enemigo para poder afirmar así nuestra propia y miserable identidad.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Algo falla, ¿verdad? algo falla.





Siempre he pensado que si tenemos cerraduras en las puertas de nuestras casas es por culpa de unos pocos. Por unos pocos, sí, porque la gran mayoría no entra donde no debe ni coge lo que no es suyo.
No quiero caer en el pesimismo  de pensar que vivimos en una sociedad de sinvergüenzas y mangantes, aunque haberlos haylos, y más de los que quisiéramos. Pero no son, ni de lejos, la mayoría. ¡Menos mal!
Estas reflexiones me vinieron a la mente andando un día por la sierra de Javalambre. En un bonito y solitario paraje, muy alejado de cualquier lugar poblado y fuera de cualquier ruta establecida, había un corral junto al que pasaba por casualidad mi errático itinerario. Iba esquivando sendas y caminos, a campo través, libre como el viento, como a mí me gusta.
Esta región, alta, gélida en invierno y tórrida en verano, sólo es visitada por pastores y cazadores, de momento y a Dios gracias. Pues bien, allí, en la puerta de la humilde casa que tiene el pastor junto al corral, estaba el letrero que encabeza esta entrada, y que reproduzco por si no se lee bien.

Despreciable hijo de puta el que roba los miserables enseres del pastor. Bienvenido al “corral del cazador”.

Y me dije, muy bien puestos los calificativos, sí señor. Y pensé que, harto ya de encontrarse con su casa desvalijada, el pastor se decidió a poner esta inscripción en la puerta.
Desde luego hay gente para todo, pero qué daño hace esa mala gente sin principios, aunque sean los menos, que andan por ahí sueltos. Y el problema es que ante ellos estamos totalmente desprotegidos.
¿Qué va a decir el pastor a la Guardia Civil? Que le han quitado una sartén, una manta, una hogaza de pan, un queso, una botella de vino, una linterna, una batería para dar luz… Minucias, pero que para él son imprescindibles para poder vivir allí, para sobrevivir.
Y estoy seguro que la Guardia Civil, de buen grado, le echaría el guante al miserable o los miserables que hacen estas cosas. Pero luego ¿qué? Nada, nada de nada. Ya sabéis de qué hablo.
Algo falla, ¿verdad? Algo falla.

A lo lejos se ve el corral, en un entorno solitario.

Aquí se ve de más cerca.

Y aquí la puerta de la casa del pastor, donde está el letrero, y la del corral para el ganado.


martes, 22 de octubre de 2019

Esta ha sido "tota la gràcia".



Ya está. Esta ha sido “tota la gràcia”. La gota fría, la DANA, el temporal que riega abundantemente, hasta causar estragos, el norte, el sur, el este y el oeste, aquí, como casi siempre, nos han dejado 18 litritos “mataos”. ¡Una decepción! Aunque me lo esperaba.
Buenos son, desde luego, pero seguimos a 161 litros por debajo de la media de los últimos 20 años, que es de 492. Aunque no lo parezca, sigue faltando agua. Al menos en las comarcas del norte de la provincia de Valencia que parecen tener una especie de paraguas cósmico que, una vez más, ha mostrado su efectividad.
¡En fin! A seguir esperando lluvias mejores; a no ser que hubiera una sorpresa de última hora, pero no creo. Al menos ya no hace calor y la humedad aguantará más.

Tú que conoces el desierto...



Quiero compartir esta tarde fría, gris y húmeda, tan otoñal, un bonito poema que se lee en la oración de vísperas de hoy. Es del jesuita José Luis Blanco Vega, autor de muchos himnos litúrgicos.
Lo conozcas o no lo conozcas, vale la pena leerlo despacio, sin prisas, ahondando en todo lo que vamos diciendo, para acabar con estos dos hermosos versos, Tú que conoces el desierto, dame tu mano y ven conmigo.

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!...).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

lunes, 21 de octubre de 2019

La madre de todas las lombrices.


Nunca había visto una así por estas tierras. Es habitual verlas pequeñitas, como las que utilizan los pescadores, pero un bicho semejante, ¡jamás! En los Pirineos he visto alguna que otra, pero desde luego aquí no.
La encontré bajando por una pista, cerca de Portaceli, y lo primero que me llamó la atención fue la huella que dejaba en el suelo. De hecho pensé que alguien se había entretenido haciendo dibujitos en la tierra con la punta de un bastón. Los seguí por curiosidad y di con ella.
Ahí estaba la pobre, intentando meterse bajo tierra, que es lo suyo, pero el suelo de la pista era demasiado duro para ella, y daba vueltas y más vueltas buscando tierra blandita para desaparecer. Y eso eran los dibujitos que había visto.
Le dije, aunque sabía que no me entendería, te hago unas fotos y te llevo a tierra blandita, porque aquí por mucho que te esfuerces no agujerearás el suelo, y además te pisará alguien o se te comerá algún bicho.
Y eso hice. La fotografié, y la cogí con un palito, porque me daba repelús tocar con la mano aquella longanicilla blandita y movediza, y la llevé fuera de la pista, a una zona algo encharcada y musgosilla.
Y así es como salvé, hace unos días, a la que me pareció la madre de todas las lombrices. Para que siguiera siendo una lombriz feliz.




domingo, 20 de octubre de 2019

Primera semana otoñal, ¡por fin!


NOTA DE LA SEMANA: 9

Parece que la cosa se anima. Después de un domingo, por fin, de verdad otoñal, con dos litritos y todo, abrimos una semana normal para las fechas en las que estamos.
De entrada parece que el martes lloverá mucho; el lunes ya puede empezar “la fiesta”, pero no está claro. Eso dicen todos los modelos, pero también dicen los meteorólogos que este tipo de situaciones dan inesperadas sorpresas. Es decir, que igual llueve hasta que los patos piquen la luna como pasamos la mano por la pared, como tantas veces. Yo creo que lloverá, pero si dicen que el viento será de poniente..., me escama un poco. Con poniente, aquí nunca cae nada de bueno, aunque igual entra levante y entonces sí, sí llueve con ganas. En fin, el asunto de la lluvia, hasta que no la vea caer, es una incógnita. Y hace falta. No olvidemos que estamos todavía 179 litros por debajo de la media de los últimos 20 años.
Respecto a las temperaturas, parece ser que bajarán ya de una vez, tanto las máximas como las mínimas. Máximas que se alejarán de los 25, a la baja, y mínimas que rondarán los 10. ¡Todo un lujo!
Los cielos, cubiertos el martes, y más o menos cubiertos los demás días, con largos períodos de sol. Y los vientos, de todo un poco, predominando el poniente. No serán fuertes, pero nos recordarán que eso del viento existe.
¿Qué nota le pongo? Si se cumplen las previsiones me atrevo a ponerle un 9. Y como quiero ser optimista, se lo voy a poner. Un 9.

sábado, 19 de octubre de 2019

Es que los quiere rotos.



Estaba el otro día en un centro comercial cuando una señora, acompañada por su hija adolescente, le hizo al dependiente una curiosa pregunta. Parece ser que andaban buscando unos pantalones.
-Unos como estos pero rotos, ¿no tiene?
-No, rotos no, desgastados.
-Es que los quiere rotos.
Palabrita del niño Jesús que esta conversación la oí tal cual la he escrito. Me entraron ganas de decirle, pues rómpaselos usted señora, o se los rompo yo mismo si usted quiere.
Es curioso esto de la moda, pensé. Y es admirable cómo ciertos poderes se lo montan para que niños, jóvenes y no tan jóvenes nos sintamos libres al vestirnos cuando no somos más que marionetas en sus manos.
Y como esto, tantas cosas…

¡Ay libertad, libertad!

viernes, 18 de octubre de 2019

¿Qué hacen? ¿Cuál es el objetivo? ¿Quién mueve los hilos?



Pero, ¿qué hacen? ¿Cuál es el objetivo? ¿Quién mueve los hilos? Decía, inocente de mí, que no quería hablar más "del asunto", pero es imposible. Esto se pasa de castaño a oscuro.
Y no lo digo por lo que los violentos hijos de puta están montando en Cataluña y en concreto en Barcelona, y nótese que no he dicho independentistas, sino violentos hijos de puta, que aunque algunos son ambas cosas, no lo son todos.
Lo digo por los medios de comunicación. Lo digo por la Primera cadena de televisión que está jugando de un modo absurdo e irracional a favor del caos y la barbarie. Bajo el pretexto de la libertad de prensa y del derecho a la información, están colaborando activamente con los violentos, magnificando su innoble tarea hasta la náusea.
Millones de españoles nos acostaremos hoy asustados, preocupados, cabreados, indignados, gracias a que la televisión pública se ocupa muy activamente de meternos el miedo en el cuerpo.
Su mala leche llega hasta el punto de darnos la noticia de los premios Princesa de Asturias, a la vez que en otra pantalla veíamos el fuego, la policía, los hideputas… Como diciendo, esto se acaba, jaque mate al estado de derecho. No hay tiempo ni para el parte meteorológico, aunque se nos esté echando encima otra gota fría.
Lo adecuado sería, creo yo, informarnos de lo que allí está pasando, pero respetando la programación habitual. La sobreinformación siempre desinforma, y en este momento concreto acojona porque hace fuerte a la mala gente.
¿O es que lo están haciendo para plantear como necesaria una intervención del ejército, en un futuro más o menos inmediato, para restablecer el orden?
De verdad que no lo sé. No, no lo sé. Pero me han metido el miedo en el cuerpo. No los independentistas; la puta Televisión Española. Y disculpadme el exabrupto. Disculpadme el lenguaje de esta entrada.
¿Qué hacen? ¿Cuál es el objetivo? ¿Quién mueve los hilos?

jueves, 17 de octubre de 2019

Gracias, don Miguel.



Hubiera cumplido 99 años hoy Miguel Delibes, uno de los escritores más grandes del siglo XX, y mira que tuvimos grandes escritores el siglo pasado. Como homenaje a él escribo estas líneas.
Me encanta como escribe. He leído todas sus novelas y todas me han gustado, me han gustado mucho. He disfrutado leyéndolas. Y digo disfrutado porque he podido vivir con don Miguel esas otras vidas que te regala la literatura cuando te pones en sus manos.
Pero de todas ellas, hoy quiero hacer mención de tres. El hereje me engancho de tal manera que quería seguir leyendo y a la vez no, porque si leía mucho se acabaría antes, y no quería que eso ocurriera. Mujer de rojo sobre fondo gris me conmovió hasta el llanto, y no lo oculto. También los hombres lloramos, ¡faltaba más! Y El camino, mi novela, la novela de mi alma.
La habré leído más de cincuenta veces, en muchas ocasiones con mis alumnos, y puedo decir que la experiencia de leer una novela como esas en clase, entre todos, cuando aún se podía hacer estas cosas en el aula, es de la más hondas y entrañables que he vivido en toda mi vida profesional, que ya se acaba.
Daniel el Mochuelo, Roque, el Moñigo y Germán, el Tiñoso son para mí y para muchos de mis exalumnos, tan reales como si fueran de carne y hueso, como si hubiéramos vivido con ellos en su pueblo, cuando éramos jóvenes.
Aún recuerdo cada curso, cuando leíamos el último capítulo, el silencio impresionante que había en la clase, las caritas que ponían, de las que ellos no eran conscientes, pero que yo veía. Y me conmovía. Y les leía muy despacio los últimos párrafos.
Se acababa el libro. Era como una despedida, como si fuéramos nosotros los que nos quedábamos en la estación, viendo marcharse en el tren a Daniel, a la ciudad, a progresar. ¡Qué haríamos en el pueblo sin el amigo!
Mucho le debo a Miguel Delibes, como persona y como profesor. De su mano he podido navegar con mis alumnos, codo con codo, en maravillosas singladuras, año tras año. Singladuras inolvidables.
Por eso, quiero acabar esta entrada compartiendo los últimos párrafos de la novela con la que tanto he gozado, con la que tanto han gozado, con la que tanto hemos gozado. Magistrales, preciosos, conmovedores.

Daniel, el Mochuelo, recordaba con nostalgia su última noche en el valle. Dio media vuelta en la cama y de nuevo atisbó la cresta del Pico Rando iluminada por los primeros rayos del Sol. Se le estremecieron las aletillas de la nariz al percibir una vaharada intensa a hierba húmeda y a boñiga. De repente, se sobresaltó. Aún no se sentía movimiento en el valle y, sin embargo, acababa de oír una voz humana. Escuchó. La voz le llegó de nuevo, intencionadamente amortiguada:
—¡Mochuelo!
Se arrojó de la cama, exaltado, y se asomó a la carretera. Allí abajo, sobre el asfalto, con una cantarilla vacía en la mano, estaba la Uca—uca. Le brillaban los ojos de una manera extraña.
—Mochuelo, ¿sabes? Voy a La Cullera a por la leche.No te podré decir adiós en la estación.
Daniel, el Mochuelo, al escuchar la voz grave y dulce de la niña, notó que algo muy íntimo se le desgarraba dentro del pecho. La niña hacía pendulear la cacharra de la leche sin cesar de mirarle. Sus trenzas brillaban al sol.
—Adiós, Uca—uca —dijo el Mochuelo. Y su voz tenía unos trémolos inusitados.
—Mochuelo, ¿te acordarás de mí?
Daniel apoyó los codos en el alféizar y se sujetó la cabeza con las manos. Le daba mucha vergüenza decir aquello, pero era ésta su última oportunidad.
—Uca—uca... —dijo, al fin—. No dejes a la Guindilla que te quite las pecas, ¿me oyes? ¡No quiero que te las quite!
Y se retiró de la ventana violentamente, porque sabía que iba a llorar y no quería que la Uca—uca le viese. Y cuando empezó a vestirse le invadió una sensación muy vívida y clara de que tomaba un camino distinto del que el Señor le había marcado. Y lloró, al fin.

Gracias, don Miguel.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Dijo Azaña.



Dije que, si podía, no hablaría más “del asunto”, al menos durante un tiempo. No lo voy a hacer, no; no voy a hablar yo. Le cedo la palabra a Manuel Azaña, presidente de la II República Española, que en plena Guerra Civil escribe en sus diarios:

“Yo no he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas, me indigno. Si esas gentes van a descuartizar a España, prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos, o quien fuere, pero estos hombres son inaguantables. Acabarán por dar la razón a Franco”.

¡Tiene narices el asunto! No hay derecho a lo que nos están haciendo.

martes, 15 de octubre de 2019

¡Ánimo y adelante, Luis Fernando!



Siento una simpatía natural por la gente que fracasa, de igual modo que me dan un cierto repelús los triunfadores. Y ha sido siempre así, desde que guardo memoria. Aún recuerdo, entre las brumas de la infancia, que el primero, y  uno de los pocos tortazos que he dado en mi vida, fue a un amigo, por burlarse de un “fracasado”. Aún no tenía diez años.
Luego, la vida ha ido acentuado más y más esta predilección por las personas que salen por la puerta de atrás, por las que no reciben aplausos, por las que “no brillan en todo su esplendor”…Y mucho más, si nada han hecho para merecerlo, al contrario, si han hecho todo lo que ha estado en sus manos para que todo saliera bien, y ha salido mal.
Por eso, cuando este pasado 12 de octubre vi al paracaidista, Luis Fernando Pozo, colgado con la bandera nacional en la farola, delante del mundo entero, sabiéndose objeto de mofa y escarnio de unos, y de compasión de otros, sentí por él una intensa corriente de solidaridad y un gran respeto.
Sé muy bien que el saludo y los ánimos del Rey, del Presidente del Gobierno, de sus superiores en el ejército, no serían más que unas gotas de agua en el fuego de su rabia y de su pesadumbre. ¿Por qué? Se preguntaría una y mil veces. Pregunta sin respuesta.
Es la pregunta que nos hacemos cuando habiendo hecho todo lo que estaba en nuestras manos para que algo nos salga bien, nos sale mal. ¿Por qué? Después de tantos saltos, y justamente ese…Ese maldito golpe de viento… ¿Por qué? No hay respuesta.
Sólo cabe levantarse de nuevo y seguir caminando. Es la única manera que conozco de vencer al fracaso. La única manera de seguir vivo después del golpe.

¡Ánimo y adelante, Luis Fernando!

lunes, 14 de octubre de 2019

No creo que haya tanto que hablar.



Mucho se ha hablado, se habla, y se va a hablar de la sentencia del Tribunal Supremo. Yo, como un ciudadano de a pie que ha vivido veinte años en una dictadura y cuarenta y cuatro en una democracia; que vivió la transición de la una a la otra con ilusión; que estaba haciendo la mili en Madrid, en la Brunete, el 23-F; que sufrió como millones de españoles la barbarie de ETA; y que está cansado de manipulaciones, mentiras y sandeces, no creo que haya tanto que hablar.
Los señores juzgados y sentenciados y sus seguidores, tienen la libertad de decir lo que les plazca, ¡cómo no! pero no gozan de autoridad, ni moral ni legal, para plantear ningún tipo de exigencia, para montar ningún numerito. Aunque lo harán, lo están haciendo.
No tienen autoridad moral cuando la mitad de sus conciudadanos no quieren lo que ellos quieren, y están sufriendo largos años una dura e inaceptable represión. Y este hecho es incuestionable. ¿Dónde están ahora? En sus casas, callados, asustados, indignados, sin libertad de expresión ni de nada.
No tienen autoridad legal, pues desde el principio se han situado fuera de la Constitución, la ley de leyes, establecida democráticamente por un pueblo libre y preservada por un estado legítimo. Ellos han roto la baraja. Y esto también es incuestionable, por muchos juegos de palabras que hagan, juegos que no son más que vulgares sofismas.
Y no hay más que hablar. Yo no veo más fondo en el asunto. Pero lo habrá. Seguirán voceando, manipulando. Seguirán buscando esa tragedia, que aún no tienen, para demostrar que “España es fascista y opresora”. Y los medios de comunicación, la primera cadena de televisión entre ellos, les harán propaganda gratuita, asustando a millones de personas que esta noche se les olvidará que, por mucho que griten, por mucho que avasallen, por mucho que rompan, son, como más, la mitad.
Y esta mitad llevará el tema a Europa, situando así a España y, mal que les pese, a ellos mismos, en el punto de mira de una situación internacional tan compleja como peligrosa.
Y tengo muy claro que, si llegados a ese punto, que llegaremos, por los intereses políticos y económicos de las grandes potencias, España ha de ser sacrificada, lo será. Y si no es menester, no pasará nada. ¿Se han parado a pensarlo?
Triste, viejo y absurdo delirio que se nutre de lo más oscuro y siniestro de la condición humana, y que no nos deja levantar cabeza, vivir en paz, mirar el futuro con optimismo y esperanza.
La sombra de Caín.

         Si es posible, no quiero volver a hablar de este tema en mucho tiempo. No creo que haya tanto que hablar. ¡No!

domingo, 13 de octubre de 2019

Algunos cambios.


NOTA DE LA SEMANA: 7/0

Vienen cambios que, aunque no son los deseados, cambios son a fin de cuentas, porque ya es hora de que cambie esta situación que nos alarga y alarga el verano.
En primer lugar es posible que mañana mismo llueva algo. Unos dicen que con tormenta, otros sin ella. Hay quien dice que por la mañana, hay quien por la tarde. Yo, con que caigan unos cuantos litritos como sea y cuando sea me conformo. Para el fin de semana que viene también es posible que llueva. ¡Ojalá! Pero queda lejos y sería demasiado bonito.
Entre una posibilidad de agua y otra, una semana entera de vientos de poniente que, aunque no serán, esperemos, muy fuertes, se dejarán sentir. Paso de nubes y crepúsculos bonitos.
¿Y las temperaturas? Las máximas serán más o menos igual, pues el poniente no las dejará bajar demasiado, pero las mínimas sí bajarán de un modo apreciable, ¡por fin!
Una semana diferente a las pasadas, que sería buena si empieza y acaba con lluvia, pero desastrosa si no es así, pues está todo más seco que Carracuca, y mira que el pobre Carracuca estaba seco.
¿Qué nota le pongo? Pues no sé. Si va a llover un poco en serio le pongo un 7, pero si no, y es posible, le clavo un 0 mondo y lirondo.

sábado, 12 de octubre de 2019

¿Y a ti?



Soy español porque nací en esta tierra y mi familia y amigos, en su inmensa mayoría, son también españoles. Y me siento orgulloso de serlo por muchos motivos, pero hoy quiero compartir diez de estos motivos. Hay más.

Por nuestra historia, hermosa y terrible. Llena de luces y sombras. Historia que asumo con humildad y con el respeto de quien no la juzga desde el presente. Es la nuestra, es la mía, para bien y para mal.
Por nuestra lengua, el castellano, el español. Una lengua riquísima, preciosa, que hablamos casi 500 millones de personas, y que a mí me parece perfecta, redonda, brillante, hermosísima.
Por nuestra literatura, larga, honda, ancha. La literatura que compartimos con tantos pueblos allende los mares. Un universo tan denso, tan bello que resulta sencillamente inabarcable. Por el Quijote.
Por todos los grandes hombres que han hecho historia en las ciencias, en la ingeniería, en las humanidades, en la filosofía, en las exploraciones, en tantos y tantos campos del saber. Y en el deporte.
Por el arte que a lo largo y ancho del tiempo y del espacio emociona, apasiona, apabulla y nos recuerda todo lo que fuimos y nos impulsa a lo que podemos y debemos seguir siendo. Por nuestra música y nuestros músicos.
Por el paisaje. Por nuestros pueblos y ciudades. Un continente en pequeño. Llanuras inmensas, páramos de asceta, montañas nevadas, playas de ensueño. Desiertos y vergeles. Bosques profundos…
Por nuestra inigualable riqueza cultural. Costumbres, tradiciones, lenguas, que nos hacen un país más fuerte, más grande, precisamente por esa enorme y variopinta riqueza.
Por ser los primeros del mundo en donación de órganos, en trasplantes, en enviar misioneros, por nuestra esperanza de vida. Por nuestro buen comer, nuestros bares de tapas, nuestros almuerzos, nuestra siesta, porque aquí la noche siempre es joven… Por nuestra forma de vivir cada día.
Porque fuimos capaces de, tras una guerra y una dictadura, crear una democracia superando dolores pasados, odios antiguos, resentimientos estériles. Logro este que hay quien quiere arrebatarnos.
Porque contra viento y marea, en estos tiempos difíciles, de confusión, de manipulación, de irresponsabilidad, sigue habiendo gente que cree en España y en un futuro en paz, justicia y libertad para todos. Y esa buena gente trabaja por ello honesta y discretamente.

Por todo esto y más, me siento orgulloso de ser español. Y no me da vergüenza decirlo. ¿Y a ti?

Españolito que vienes al mundo...



Hoy, Día de la Fiesta Nacional, quiero compartir una breve reflexión a la que he llegado uniendo dos breves textos. Uno de Antonio Machado y otro de Ortega y Gasset.
Dice el poeta:

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

Y el filósofo:

Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.

¡Ojala fuéramos capaces de crear una sociedad en la que todos esos españolitos que vienen al mundo no acaben helándose el corazón por una de las dos Españas! Es hacer esto una de las infinitas formas de ser imbécil, dice el filósofo.
La necesaria libertad de pensamiento no debe conducirnos a una España permanentemente dividida y enfrentada. No es ese el camino. Nunca ha sido ese el camino.
¡Feliz Día de la Fiesta Nacional!
¡Feliz Día de la Hispanidad!
¡Feliz Día del Pilar!
Felicidades Pilares, Pilis, Piluchis…