Se me
ocurre hoy, Día Mundial de los Docentes, una reflexión que tiene su aquel. Los
docentes, para poder trabajar con los discentes, sobre todo en niveles de
trinchera, que digo yo, es decir infantil, primaria, secundaria, bachiller y
ciclos, tenemos dos zonas de combate permanentes, o dos frentes, como queráis
decirlo, los padres y los políticos.
Y
resulta que a ninguno de los dos se les exige formación alguna para desempeñar
su “trabajo”. Ni cursos, ni cursillos, ni exámenes, ni titulaciones. Nada de
nada. Uno se hace padre o madre como todo el mundo sabe, cuestión biológica, y
se mete en política a saber cómo, cuestión sociológica y otras cuestiones.
Será
por eso que los profes deben estar bien pertrechados, es decir hacer su
carrera, saber idiomas, tener su formación permanente… Porque resulta que son
los únicos profesionalmente cualificados para intervenir en los niños y jóvenes.
De vez en cuando, cada vez más, peleando cuerpo a cuerpo con los padres que
atacan por sorpresa, en plan guerra de guerrillas; y por otra parte soportando
la artillería de los políticos y sus constantes incursiones tan devastadoras
como inútiles, pero siempre con muchas bajas.
Sí,
esto es lo que pienso tras 37 años de docencia. Lo tenemos difícil, lo tenéis
difícil compañeros que seguís en las trincheras. Seguid peleando por vuestros
niños, por vuestros jóvenes. Ellos son la justificación de vuestra lucha. No os
fieis de los políticos, nunca. Apoyaos entre vosotros. Apoyaos en los papás que
están con vosotros, aún la mayoría. Apoyaos en vuestra vocación, y si no
tenéis, huid pronto despavoridos de esta profesión, o enloqueceréis.
Y no
olvidéis. Sois los profesionales.
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