Llevaba
días dándole vueltas a qué podría escribir hoy en el blog para ti. Hoy que
cumples la mayoría de edad y entras en la Universidad. Porque no es un día
cualquiera, ¿verdad?
Podemos
decir que entras de lleno en el mundo, un mundo bellísimo y terrible a la vez;
lleno de luces y de sombras; de verdades y de mentiras; de bondad y de maldad;
confuso, muy confuso.
¿Y qué
decirte en este momento que te pueda servir? Pues mira, se me ha ocurrido leer
lo que te escribí el día que tomaste la Primera Comunión y me he dicho, pues ya
está, esto es.
Sí,
creo que puedo decirte casi lo mismo que te dije entonces, porque ahora lo
podrás leer con otros ojos. Aquí lo tienes. Te pongo en negrita y subrayado lo
que veo absolutamente actual.
Hoy
tomas tu primera comunión Martina. Hoy es un día muy importante para ti, y para
la gente que te quiere. Hoy es un día que recordarás toda tu vida, aunque poco
a poco ese recuerdo irá alejándose en el tiempo, difuminándose en sus detalles…
¿Pero
sabes qué sería lo más bonito? Que no lo olvidaras nunca, y que no lo olvidaras
por lo importante que realmente fue en tu vida tal día como hoy.
Ahora
tendrás muchos regalos, una bonita fiesta, estarás guapísima (como siempre),
serás la indiscutible protagonista del día. Pero nada de todo eso es importante.
Mola, claro que sí, disfrútalo, pero ten claro que no es lo importante.
Sería
bonito que recordaras este día, 12 de mayo de 2013, porque fue el día en que
acogiste a Jesús en tu vida. Y eso, sí es importante.
Hace
ya algunos años, estábamos un día en la parroquia de José Luís y le dijiste,
“José Luís, enséñame a Dios”, no sé si te acordarás; y él sonrió, te cogió de
la manita y os fuisteis a ver a Dios… No sé qué visteis ni qué te dijo, eras aún
pequeñita, pero ahora, si vuelves a preguntárselo sí que sé lo que te dirá; te
dirá lo mismo que te digo yo ahora: si
quieres ver a Dios mira a Jesús.
Porque
mira, Martina, Jesús, al que
vas a hacer hoy sitio junto a ti, al que vas a tener muy cerquita, fue el hombre más extraordinario que
jamás ha habido en la historia. Valiente, justo, libre, enamorado de la vida,
feliz, con una capacidad de amar, de querer a la gente, como no podemos ni
imaginar.
Él hoy vive entre nosotros, y
nos dice que lo más importante es que nos queramos, que nos cuidemos unos a
otros, que nos perdonemos. Nos dice que no tengamos miedo a nada, a nada en el
mundo, que Él está con nosotros, aunque a veces nos sintamos solos. Nos dice
que todo lo bueno, lo hermoso, lo justo está llamado a la vida para siempre.
Nos dice que la voluntad de Su Papá, como él llama al Padre, es que todos
seamos felices. Que tú seas feliz, Martina.
Que cuando seas viejecita, y
mires atrás, habiendo quedado ya muy lejos tu primera comunión, (y el día que cumpliste 18 años) puedas decir que tu vida ha valido la
pena, que has querido mucho y te has sentido muy querida, que has vencido al
miedo, que has sido libre. Que tengas entonces ya la seguridad de que lo mejor
en la vida estará siempre en el futuro, no en el pasado, por bueno que haya
sido.
Martina que seas siempre
feliz. Es la voluntad de Dios. Y no olvides nunca que Jesús es lo mejor, lo
mejor que puede pasarnos a los hombres.
Y
ahora a comerte el mundo, con patatas o sin ellas, pero a comértelo.
Tus tíos, Isabel y Jesús.