FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 30 de junio de 2020

Hay palabras que nunca deberían pronunciarse.


Hay palabras que nunca deberían pronunciarse, porque son la mentira absoluta, sin paliativos. Ahora bien, una vez pronunciadas, al menos, deberían servirnos para alertarnos de la presencia del mal entre nosotros, porque evidencian esta presencia de un modo doloroso e irritante.
Escuché ayer al señor Otegui decir, con claridad y convicción, que el fascismo no tendrá escaño en el parlamento vasco, refiriéndose al PP en concreto, y de paso a todo aquel que no piense como él.
Entiendo que a cualquier persona honesta, sea de la ideología que sea, si está en su sano juicio, estas palabras sólo le pueden provocar indignación, tristeza, rabia y la más profunda repulsa. Y si no está en su sano juicio, que los hay, unas inmensas ganas de hacerle beber el cálíz que él ha hecho beber a tantos. En otras palabras, a más de uno le habrán entrado ganas de pegarle un tiro.
Y provocar este sentimiento en gente que por mil motivos no acaba de tener la cabeza “bien amueblada” es uno de los objetivos de este tipo de personas, con la esperanza de fabricar un mártir que dé un tinte de certeza a su enfermiza deformación de la realidad. A la vez que exacerban a los suyos para que alguien se decida a convertirse en héroe y víctima, lanzando una piedra, por ejemplo, a alguien que no es de su cuerda por el simple hecho de no serlo.
Son sembradores de odio, enemigos de la libertad, adalides de la injusticia, aniquiladores de vida. Y lo son literalmente, no en sentido figurado. Hacen daño, un daño inmenso, incalculable.
¿Cómo defendernos de ellos? En una democracia sólo con las urnas y con el constante fortalecimiento de esa democracia. Y la forma de fortalecer una democracia es tomarse muy en serio la educación sin manipulación; la cultura en libertad, no la del régimen de turno; y la justicia social como el sustrato necesario para que la educación y la cultura florezcan.
Pero no es por ahí por donde avanzamos, pienso yo. Y a no ser que uno haya hipotecado su pensamiento renunciando a su capacidad crítica, se dará cuenta de esto.
Desde hace ya años, entre unos y otros han conseguido que haya de nuevo rojos y azules. Triste logro. Y en esta coyuntura, si no queremos que individuos como el arriba mentado siga ensuciando el mundo impunemente, es urgente que, sea cual sea nuestro color, reconozcamos que ninguno tenemos la verdad absoluta, y desde luego un asesino nunca la tiene, ni absoluta ni relativa. Que seamos capaces de pensar por nosotros mismos y expresar nuestros planteamientos razonada y respetuosamente; y votar en consecuencia.
Pero no veo que vayan por ahí los tiros. Y aquí la palabra tiros, sí está utilizada en sentido figurado.

lunes, 29 de junio de 2020

Otra plaga: el calor desmedido.


Muy brevemente. Parece que el verano quiere “compensar” la hermosa primavera que hemos tenido mientras estábamos en casa. Nos va a mostrar su peor cara, un calor excesivo e insoportable. La semana va a ser peor de lo que parecía que iba a ser.
El miércoles no tendremos 38 con levante, sino 41 con poniente, y aunque parece que el jueves aflojará el calor, y el viernes puede caer alguna gota, el sábado y domingo se disparará otra vez.
¿Por qué será que lo que nos está pasando me recuerda a las plagas de Egipto? ¿Hay por ahí algún pueblo de Israel escondido al que tengamos que dejar irse?
            ¡Ah! y el cinco se lo quito. Por el poniente le pongo un cero a la semana.

NOTA: Y ahora dicen, martes por la mañana, que no habrá poniente sino suroeste y este, pero con máxima de 38. Pocas veces he visto tal baile de cifras. Ya veremos en qué acaba.

domingo, 28 de junio de 2020

Calor de fiebre.


NOTA DE LA SEMANA: (5) 0.

Temperatura de fiebre es lo que alcanzaremos esta semana. El mes de julio va a empezar en plan bestia, si no cambian las previsiones. Treinta y ocho grados y con viento de levante, lo que se traducirá en una sensación térmica de más de cincuenta grados. Pero esto será el miércoles y luego irá bajando.
En resumen, lunes y martes irán en ascenso, tocarán techo el miércoles y claro descenso hacia el fin de semana con cielos más nubosillos; incluso el viernes podría lloviznar. Lo mejor será que toda la semana soplará levante o habrá calmas y eso, aunque es agobiante con temperaturas tan altas, es un alivio para el monte.
Porque no sólo pienso en nosotros, las personas, sino también en nuestro medio ambiente, que es en definitiva pensar también en las personas. Y el poniente, en verano, aquí es el infierno, y a veces lo es literalmente.
¿Qué nota le pongo? Un cinco, porque aunque el calor será excesivo y desatinado, como he dicho soplará levante, y hacia el fin de semana, aflojará y podremos respirar.

jueves, 25 de junio de 2020

Y ahora los ámbitos.



Me dicen los que me conocen que menos mal que me jubilé a tiempo. Y no precisamente por este desastre histórico con el que me he topado cuando aún no había tenido tiempo de saborear mi nueva situación.
El motivo para esto es otro. La absurda y delirante deriva del sistema educativo que está, ya hace tiempo, en el terreno de lo ridículo, incluso de lo patético, es decir de lo que da pena.
Puedo decir, tras 38 años de labor docente, que no he visto casi ningún avance significativo, ninguna mejora real, desde que empecé hasta hoy. Y las pocas que ha habido quedan totalmente eclipsadas por la abrumadora cantidad de despropósitos que han ido erosionando el sistema y haciendo un daño incalculable a las sucesivas generaciones, daño cuyas consecuencias pagamos ya y seguiremos pagando.
A la incapacidad de ponerse de acuerdo los políticos en materia educativa, lo que demuestra su incapacidad para todo lo demás, hay que añadir los continuos inventos y ocurrencias de teóricos e intelectuales que tratan a alumnos y maestros como ratas de laboratorio con las que hacer experimentos de los que obtienen pingues dividendos, rodeados de un buen número de aduladores interesados en obtener una porción del pastel.
Por otra parte la manipulación ideológica de escuelas, institutos y universidades es extrema desde hace mucho tiempo en demasiados centros, comparable en ocasiones a la que había en los tiempos más duros del franquismo. También la judicialización de la labor docente, junto a una legislación que considera al profesor culpable mientras no se demuestre lo contrario, hacen que su tarea sea un continuo sinvivir, andando siempre con pies de plomo por lo que pueda pasar.
Además, dada la situación, nadie se atreve a mirar a la cara al sistema educativo. Y esto tiene también tres consecuencias indeseables. La primera, la utilización de un lenguaje hermético y ridículo, lleno de anglicismos y siglas, para no llamar a nada por su nombre, porque no sería políticamente correcto hacerlo. La segunda, la creación de una burocracia farragosa, agobiante e inútil que hace perder miles de horas que bien se podrían dedicar a tareas más provechosas. La tercera, un afán desmedido por bajar el nivel de exigencia buscando, parece ser, el triunfo de la mediocridad, para lo que se ha llegado al desprecio de los niños y jóvenes que quieren y pueden, haciéndolos naufragar en un mar de esfuerzos sin sentido y sin futuro, a no ser que se pongan en manos de centros privados y exclusivos.
En estos momentos se ve todo esto muy claro. Y no por el maldito bicho, que algo ha ayudado a que se vea más claro, sino por la propia dinámica del sistema que, en circunstancias normales, estaría igual de mal que está. El último invento, después de sufrir innumerables simplezas sobre la evaluación haciéndola imposible, cuando no falsa; pasando por el golpe bajo a los niños con necesidades educativas especiales, con el pretexto de la integración; y también por las incoherencias y contradicciones del llamado trabajo cooperativo, es el cuento de los ámbitos que ya está haciendo perder mucho tiempo y exasperando a los que aún conservan memoria de lo que es educar en el cole.
Estoy convencido que un buen profesional, honesto y con vocación, en tiempos de la república o de la dictadura, me da igual, lo haría infinitamente mejor de lo que puede hacerlo hoy el mejor de los maestros, el más preparado de los profesores, enfangado en la ciénaga absurda en que han convertido a la hermosa tarea de educar.
Por eso me dicen que me jubilé a tiempo.

miércoles, 24 de junio de 2020

¿Cuál es la más hermosa?


La primavera empieza pronto en las tierras bajas, y va refugiándose del verano en lenta ascensión hacia la altitud, donde nunca acaba de rendirse del todo a los rigores del verano.
Cuando por aquí el calor ya agobia y el verde se va tornando ocre, el Javalambre, no muy lejos, está en plena primavera. Su altitud, entre 1000 y 2000 metros, le defiende del castigo implacable que aquí nos acompañará hasta bien entrado septiembre u octubre. Es como yo lo siento.
Así está ahora esta sierra, tan próxima y tan diferente. Una impresionante sinfonía de formas y colores que me ha recordado ese poema de Tirso de Molina que comparto a continuación, porque ¿cuál es la más hermosa de todas? Juzgadlo vosotros mismos.

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
el jazmín de honesto olor,
la azucena religiosa,
¿Cuál es la más hermosa?

La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?















martes, 23 de junio de 2020

¿Cuándo podremos pedir cita a nuestro médico en el Centro de Salud?



Entre los muchos perjuicios que esta desgraciada situación está provocando hay uno del que no oigo hablar pero que no es moco de pavo. Me refiero a la atención sanitaria a los que, al menos de momento, no les “ha picado el bicho”.
Actualmente si tenemos cualquier síntoma, en principio no grave, mientras no sea alguno de los oficiales del COVID-19, no hay nada que hacer. Sí, llamamos por teléfono, nos atiende un médico, no nos visita, nos da una medicación y a probar a ver si funciona, y a esperar. Y nueva llamada, y a seguir con la rueda mientras siga sin ser grave, o parecerlo. No tenemos acceso a nuestro “médico de cabecera”, ni siquiera telefónico, que es quien nos conoce y conoce bien nuestro historial.
Desamparo es lo que sentimos. Y si la situación, repito, no pareciendo grave en principio, molesta, reduce calidad de vida, ya de por sí reducida, y preocupa, el único camino es rascarse el bolsillo, quien pueda, claro; porque una buena atención médica es prohibitiva para casi todos. O tener un buen seguro privado.
¿Cuándo podremos pedir cita a nuestro médico en el Centro de Salud? Si se puede hacer de casi todo, con mascarilla, distancia de seguridad, control de aforos y todo lo demás, por qué narices seguimos sin la atención médica básica a la que tenemos derecho? Y no hablo de medicina preventiva, ese lujo pasó a la historia; hablo de atender esos “pequeños” problemas de salud que de no atenderse bien y en su momento pueden dejar de ser pequeños.
Un elemento más de desazón, irritación, mala leche, impotencia y demás sabrosos sentimientos que condimentan nuestras vidas hace ya tiempo.
Repito mi pregunta, por si alguien sabe la respuesta, ¿cuándo podremos pedir cita a nuestro médico en el Centro de Salud?

domingo, 21 de junio de 2020

Verano mondo y lirondo.


NOTA DE LA SEMANA: 6

Verano mondo y lirondo. Sin compasión pero sin excesos. Así va a ser la primera semana de la nueva estación. Y ojalá fuera así, con alguna lluvieta de vez en cuando, tanto en julio como en agosto. Pero no caerá esa breva.
Las máximas superarán los 30 unos pocos graditos, y las mínimas rondarán los 17 o 18. No está mal para estas tierras. Y lo mejor es que todos los días soplará levante, nunca fuerte. Está bien.
El cielo estará despejado o con nubes de adorno y poco más, y bien tempranito y al anochecer se estará bien, siendo las noches soportables.
En fin, una semana normal de verano, de las que cuantas más haya mejor, siempre y cuando, como he dicho, llueva alguna que otro. Por aquí no podemos pedir más. Por eso le pongo un 6, porque para ponerle más nota debería aflojar un poco las temperaturas y llover algo.

El equilibrio imposible


No es motivo de alegría para mí haber salido del estado de alarma, sino de honda preocupación. Y la causa es muy clara; son cuestiones políticas y económicas, y no sanitarias, las que nos han llevado al momento en el que estamos.
Y no hace falta ser muy inteligente para saber que la política y la economía no tienen alma, y que nosotros, las personas, desde su perspectiva, no somos más que peones en un tablero de ajedrez.
¿Por qué digo esto? Porque hemos llegado al punto más siniestro y oscuro de esta tristísima historia. El equilibrio imposible entre salud y economía. Equilibrio al que los políticos llegarán, haciéndolo posible, con un factor corrector que nunca reconocerán, pero que existe.
Todos saben que es pronto para normalizar la situación por muchas distancias, mascarillas y geles hidroalcohólicos. Pronto para flexibilizar la movilidad, pronto para permitir muchas actividades culturales y de ocio, pronto para relanzar la hostelería, pronto para abrir fronteras…Pero es que la economía no puede seguir aguantando restricciones sin una quiebra total. Y eso también es verdad.
Entonces llega el factor corrector. Para alcanzar un equilibrio entre economía y salud hay que asumir un número de contagios y de muertes que imagino que estará más o menos calculado. Además, económicamente las muertes suponen un cierto desahogo, pues se producen mayoritariamente entre quienes consumen pero no producen. Y las que afectan a “ciudadanos productivos” son estadísticamente poco significativas; daños colaterales. Asumir esto es el factor corrector para lograr el equilibrio.
Soy consciente de la siniestra atrocidad de lo que acabo de decir, y quisiera pensar que es mentira, fruto de mi angustia, mi incertidumbre y mi malestar. Fruto de la desconfianza absoluta en nuestros políticos. Fruto quizá de la frustración de haber llegado a la jubilación para encontrarme con esto. No lo sé. Quisiera pensar que me estoy rayando, como dicen ahora.
Pero es la única explicación que encuentro a lo que está pasando. Y siento si a alguien, al leer esto, se le ha roto la burbuja de alegre inconsciencia en la que la estúpida nueva normalidad le había instalado. Lo siento, de verdad.
Porque sé que se vive mejor sin enterarse de lo que pasa, sin mirarle la cara al monstruo que acecha, metiendo la cabeza entre las plumas, para no ver qué ocurre alrededor. Se vive mejor sin pensar.

sábado, 20 de junio de 2020

Hoy, solsticio de verano a las 23,43 horas.


          Es el verano la estación del año que menos me gusta. Quizá por nacer y vivir en esta tierra donde a duras penas se puede hacer algo a lo largo del día, como no sea estar en el agua, o encerrado en casa con el aire acondicionado. Eso lo saben muy bien los que tienen que trabajar por aquí estos meses.
Pero reconozco que es tan necesaria como las otras tres, aunque podría ser menos excesiva y no tan larga. ¡Qué le vamos a hacer! Será lo que quiera ser, y a nosotros nos tocará aguantar y punto.
Esta noche, a las 23,43 horas, es el solsticio de verano. Pues bien, aunque le tengo miedo, voy a recibirlo con un breve y muy expresivo poema de Manuel Machado, titulado Verano. A ver si es benévolo.

Frutales

cargados.

Dorados

trigales.

Cristales

ahumados.

Quemados

jarales.

Umbría

sequía,

solano…

Paleta

completa:

verano.

viernes, 19 de junio de 2020

Letanía del "bozal".


¿Qué queréis que os diga? Que no, que no me adapto a este artilugio llamado mascarilla o "bozal" que utilizamos mal y a destiempo, porque utilizarlo bien es imposible, y en su momento también es imposible, porque no está nada claro cuál es su momento. Digan lo que digan.
Por eso, y a modo de desahogo (una de las funciones del blog es desahogo personal) voy a escribir una letanía del "bozal", que podemos aprovechar para disfrutar de la asombrosa riqueza de la lengua castellana o española, que igual da.
He encontrado cuarenta y una palabras, y aún hay más, seguro. Cada una aporta un matiz, y la suma de todos los matices explica perfectamente lo que a mí me supone tener que mal-llevar el susodicho artilugio.
Empiezo pues la letanía. Mal-llevar el "bozal" me resulta algo:

Amargo.
Antiestético.
Antipático.
Asfixiante.
Cargante.
Deplorable.
Deprimente.
Desagradable.
Desesperante.
Desolador.
Detestable.
Engorroso.
Enojoso.
Estomagante.
Estresante.
Fastidioso.
Fatigoso.
Feo de cojones.
Feo de narices.
Feo del copón.
Feo.
Impertinente.
Incómodo.
Irritante.
Jodido.
Lamentable.
Lastimoso.
Latoso.
Molesto.
Odioso.
Ominoso.
Opresivo.
Patético.
Penoso.
Pesado.
Pijotero.
Plúmbeo.
Prolijo.
Pudendo.
Repelente.
Triste.

Y lo peor, lo peor, lo peor es que, probablemente, de la forma que lo estamos haciendo es, si no inútil, casi inútil. Inutilito.

NOTA: La palabra letanía está utilizada según su tercera acepción en el diccionario de la RAE.

jueves, 18 de junio de 2020

¿Lloverá o no lloverá?


Toda la semana diciendo los partes, mañana llueve y ni una gota. Y es que predecir el tiempo que va a hacer sigue siendo muy difícil. Ni siquiera con los medios más sofisticados aciertan muchas veces. Satélites, redes de observatorios, ordenadores potentísimos, da igual. Toda la semana esperando ver llover y nada de nada.
Para mañana es impresionante el caos que hay. Cada modelo dice una cosa. Hay uno que anuncia una DANA, gota fría, con lluvias generales e intensas. Otro habla de tormentas por la tarde. Otro dice que suaves lloviznas. Incluso hay uno que habla de mucha nube y nada más.
¿Qué será, será…? Pues será lo que quiera ser. Misterio. Y eso me gusta, esa resistencia de la naturaleza a dejarse controlar y predecir. Me gusta. Tendría muy poca gracia que no se equivocaran nunca los hombres del tiempo, ¡ay, perdón! y las mujeres de la tiempa.

martes, 16 de junio de 2020

No tengo respuesta a ninguna de estas preguntas.



Sólo una breve reflexión que me estoy haciendo estos días a raíz de escuchar las noticias, y que se resumiría en eso de que de donde no hay no se puede sacar.
Empezando por las bicis y los coches, y acabando por la industria, pasando por el mínimo vital, la educación, la sanidad y el turismo, entre otras, el Gobierno está gastando o invirtiendo, no sé, sumas más que considerables.
Me parece muy bien casi todo; pero yo me digo, en la actual crisis económica, la situación política, mediatizada, por no decir controlada, por los independentistas y la extrema izquierda, genera un futuro que es pura incertidumbre. Y esa incertidumbre asusta a muchos, también al dinero, por lo que España no va a ser precisamente un país donde invertir, más bien al contrario, lo que agravará más si cabe la crisis, y la alargará. Y no creo que ninguna de estas afirmaciones sea falsa, ¡ojalá lo fuera, por lo menos alguna!
¿De dónde va a sacar pues "la pasta" el sr. Sánchez? Como no sea mago… Y otra pregunta. Si en la situación actual resulta que sí hay dinero para todo esto, ¿por qué no movieron ese dinero cuando aún "el bicho" no había venido, cuando parecía que remontábamos definitivamente de la última crisis? ¿Quién lo tenía y dónde estaba?
No tengo respuesta a ninguna de estas preguntas.

domingo, 14 de junio de 2020

Un Corpus diferente.



El pasado Jueves fue Corpus, fiesta que hace ya tiempo, en casi todas partes se trasladó al domingo siguiente, o sea a tal día como hoy.
Este año ha sido diferente, como todo está siendo diferente. No se han adornado las calles por las que pasa la procesión, ni se han montado los altares en las puertas de las casas que tienen el honor de poder hacerlo.
Pero sí se ha celebrado en el templo con una misa solemne y una pequeña procesión interior en la que desde el altar mayor se ha llevado al Santísimo, en medio de una lluvia de pétalos, mientras sonaban las campanas, hasta un altar montado en la puerta de la iglesia. Después, el párroco ha salido a la entrada mismo del templo y ha bendecido al pueblo, como hizo el domingo de Pascua, cuando la pandemia golpeaba con más fuerza.
Ha sido un acto sencillo, bonito  y emotivo; un acto que nunca hubiéramos imaginado vivir, pero eso es lo que tienen los tiempos que corren; suceden cosas que nunca hubiéramos imaginado.
Pero la esencia de lo que hoy celebramos, el alma, permanece. Es como si un viento recio, muy recio, estuviera limpiando todo de polvo y paja, dejándonos sólo lo esencial y poniéndonos en la tesitura de celebrarlo de otra forma, pero de celebrarlo. Y no es que este polvo y esta paja sean malos, ni mucho menos; pero en circunstancias como estas, el tener que prescindir de ellos, quizá nos ayude a ver con más claridad lo que de verdad es importante. Y buscar otras forma de celebrarlo.
La celebración de esta tarde ha estado muy bien. ¡Gracias a los que la habéis hecho posible!

A continuación tenéis algunas fotos y un breve vídeo del momento de la bendición al pueblo.









Semana confortable.


NOTA DE LA SEMANA: 9

La última semana de la primavera parece querer comportarse bien, incluso muy bien. Cómoda, confortable, y buena para el campo y los montes.
Soplará levante prácticamente todos los días, lo que suavizará las temperaturas, alcanzándose los 30 solo el martes. Las mínimas serán agradables, oscilando entre los 16 y los 18.
Además es posible que llovizne e incluso llueva algún rato a partir del miércoles. No grandes lluvias, ni continuadas, pero si algo de lluvia. Y el cielo, lógicamente combinará las nubes con el cielo azul.
Esto es lo que se ve ahora en los distintos modelos que consulto, pero he de decir que en estos dos últimos días ha estado cambiando la previsión casi continuamente, lo que significa que puede no ser la semana como he dicho. Ahora bien, si es como parece que va a ser le pongo un 9.

viernes, 12 de junio de 2020

Ahora sí hay agua.

Para la naturaleza la primavera ha sido buena, muy buena. Ha llovido con ganas y los embalses están muy bien abastecidos. El de Loriguilla, por ejemplo, ha crecido hasta la base de la cascada de Domeño y ha cortado el cañón del Turia que en ese tramo está impracticable como no vayas en piragua.
Muy bien. Pero hay un problema. La exuberancia de la vegetación es tal que, cuando los rigores del verano mediterráneo la agosten, el peligro de incendios forestales será extremo, considerando además la nula prevención de estos graves desastres que hacen nuestra autoridades, y el abandono del campo.
Las dos caras de la misma moneda. Pero hoy voy a compartir fotos de la cara bonita de esta moneda, y ojalá no tenga que hacerlo de la cara fea.












Se lo quitamos a nuestros hijos.


No es la primera vez que me ha pasado en mi vida, pero me alegra y me tranquiliza. Llevo tiempo comprobando cómo no estoy solo en esto de respetar y cuidar el medio ambiente.
A más de uno le puede sorprender esta introducción, pues todo el mundo tiene conciencia de ser muy ecológico y respetuoso con la naturaleza que nos rodea, y puede pensar que soy un “pirao” con una honda deformación de la realidad al creerme muy solo en esta “cruzada”.
Solo no, pero somos pocos, muy pocos, aunque parezca lo contrario, porque lo que sucede es que existe una preocupación por nuestro entorno natural según las directrices de los ideólogos del régimen y de los políticos, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación. Y una de las características de esta preocupación es la no proximidad, que se dice ahora. Es decir, nos preocupan asuntos ciertos y preocupantes, pero que están lejos de nosotros, y además sobre los que tenemos muy poco margen de actuación, y sobre todo, que en nada afectan, de momento, a nuestro día a día.
Por ejemplo, puede preocuparnos mucho el futuro de las focas de Madagascar, suponiendo que en Madagascar haya focas, pero importarnos un bledo lo que está pasando justo al lado de casa. Sobre todo porque si me preocupara de verdad eso, igual tendría que cambiar ciertas rutinas de mi vida.
El hecho incuestionable es que la naturaleza está sufriendo severas agresiones. Una de las más graves es el deporte. Y sé que el decir eso no vende, no queda “mono”, entre otras cosas porque aporta cierta vidilla al medio rural, pero esa vidilla es pan para hoy y hambre para mañana. El mundo rural, la España vaciada que se muere, se aferra a un clavo ardiendo, como haríamos cualquiera, por eso entiendo, aunque no comparto, muchas de las iniciativas para sobrevivir que en muchos pueblos se ponen en marcha.
Pero hay indicios de que algo se mueve. Leí hace poco que el parque natural del Guadarrama, ya lo dije en una anterior entrada, va a regular por ley las actividades deportivas restringiéndolas severamente; carreras de montaña, bicicleta, esquí, senderismo, escalada… Aquí al lado, en las Rodanas, o en la sierra de Chiva, han prohibido el paso de bicicletas por los senderos, aunque nadie hace caso, pero prohibido está. En el Pirineo hay una campaña en contra del heliesquí y el helibike, es decir, de subir al personal en el helicóptero a una cima para que bajen en bici o esquiando. En Olocau, algún buen hombre se dedica, y yo le ayudo sin saber quién es, a poner piedras tratando de cerrar los atajos que hacen muchos de los que andan corriendo por los montes y reventando así los senderos…
Las agresiones que la naturaleza está sufriendo a causa del deporte son de unas dimensiones descomunales, pero casi nadie dice nada. El angustioso intento del mundo rural, que como ya he dicho, se coge a un clavo ardiendo para sobrevivir; la inconsciencia e ignorancia de muchísima gente;  los negocios que giran alrededor de todo esto; la complacencia e irresponsabilidad de los políticos que no se atreven a poner el cascabel al gato, porque perderían votos; y el hecho de que el medio ambiente, en realidad, importa un bledo aunque uno diga ser muy ecologista, son algunas de las causas de esta situación.
No soy optimista. Al cambio climático, al deterioro de la capa de ozono, al despilfarro y mala distribución del agua, a la desertización por sobreexplotación del suelo, a los incendios forestales, añadimos, entre otras, los excesos y abusos del deporte en el medio natural.
Porque realmente, la obligación de legar a nuestros hijos un mundo mejor del que recibimos no la estamos cumpliendo. Y la prueba está en ese señor que va con la bici por un sendero por el que su hijo no podrá ir, porque será una zanja. O ese otro, que va a saltos, haciendo atajos por un entorno verde que tampoco su hijo conocerá porque será un pedregal.
Si la gente no es capaz de ver esto que lo tiene a la vuelta de la esquina, cómo va a tomarse en serio otros grandes problemas que conocemos porque nos los cuentan, y cuyos efectos nos parece que poco tienen que ver con nuestra vida.
Por eso no soy optimista.

Observad el sendero a la izquierda y el atajo innecesario a la derecha. Ese sendero tiene cientos de años. Al atajo le queda nada para convertirse en pedregal y romper sendero y ladera. Esto es el valle de Benasque.

En una cima del valle de Pineta vi por primera vez estas pegatinas de una campaña contra estas dos aberraciones. Caras y muy agresivas contra el medio ambiente.

En Francia, al pie del Midí, prohíben el acceso a bicicletas. A destacar el dibujito donde resaltan los tacos de las ruedas que rompen el terreno sobre todo en los descensos.

Aquí, en la Calderona, está prohibido el acceso de las bicis a los senderos.Nadie hace caso, además han intentado tachar la prohibición, pues estoy seguro de que están convencidos de que no hacen daño

En Olocau, alguien, por cuenta propia, las autoridades se inhiben, se dedica a poner pequeñas barreras con piedras para evitar que hagan atajos. Se las saltan o las rompen.

Aquí se ve lo que fue un sendero convertido en zanja impracticable,ya tanto para pedalear como para andar. El agua acabará de romper lo que fue un bonito sendero, que yo conocí como tal. Esto es Serra, en la Caldetona.

Tímidos intentos de las autoridades por evitar estos desmanes, pero tan tímidos, y sin ningún tipo de seguimiento, ni mucho menos de sanción, que no sirven para nada.


miércoles, 10 de junio de 2020

Un concierto que suena a rayos.



La incoherencia suele cobrar altos precios. En este difícil y largo proceso de desescalada, la cantidad inaudita de incoherencias que está habiendo puede acabar resultándonos demasiado cara.
Tengo claro que manejar una situación como estas no es fácil. Pero el reconocer la dificultad  no debe impedir que detectemos los errores e intentemos evitarlos.
Las ganas de una verdadera, no nueva, normalidad, la urgencia de reactivar la economía y la proximidad del verano, nos meten mucha prisa, y eso no es bueno. Por eso estamos asistiendo a un desafinado concierto de normativas y decisiones que no hace falta ser músico para darse cuenta de que suena a rayos.
Y es que se están tomando medidas de seguridad excepcionales, engorrosas y a menudo desagradables, en unos lugares, mientras en otros hay una inexplicable laxitud. Además, esa incoherencia viene aderezada con continuas rectificaciones y cruces de insultos y descalificaciones entre los políticos, para variar.
Todo esto produce en el ciudadano confusión, perplejidad, irritación; sentimientos que hacen más duro soportar el miedo y la incertidumbre que se ha apoderado de millones de personas.
El ejemplo más claro lo tenemos con las mascarillas. Gente que lleva mascarilla, con lo desagradable y feo de narices que es, cuando no hace ninguna falta, y gente que debería llevarla y no lo hace; y probablemente todos creen hacer lo correcto.
Creo que sobran prisas y falta coherencia. Entiendo las prisas, por cuestiones económicas sobre todo. Por eso, si no hay más remedio que correr, hágase con sentido común y reconociendo que 2x2 son 4, y no 7 un día, 9 otro, y 3 cuando me interesa.
Pero bueno; no se pueden pedir peras al olmo.

Lo veremos de manera diferente.

Las cosas son lo que son, pero según cómo las miremos, desde dónde las miremos, cuándo las miremos, o incluso según con quién estemos cuando las miremos, las veremos de manera diferente. Pero son lo que son.
Esto que acabo de decir se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida, pero uno de los más sencillos y evidentes es cuando hacemos fotos. Como estas que hice el otro día desde una cima de la sierra Calderona.

Así se veía a simple vista.

Así un poquito más cerca.

Y así con teleobjetivo. Son los edificios de la entrada de Ademuz.

Y elevando la cámara, aparecen por detrás las montañas que aparentan ser más altas y estar muy próximas.

Como en esta foto donde, tras el puerto con sus grúas, se ven altas montañas y el golfo de Valencia.

Aquí se ve la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y la Albufera detrás.

Y en esta, sobre la ciudad y la Albufera se eleva el Mondúver.  No parece Valencia, ¿verdad?