Para
la naturaleza la primavera ha sido buena, muy buena. Ha llovido con ganas y los
embalses están muy bien abastecidos. El de Loriguilla, por ejemplo, ha crecido
hasta la base de la cascada de Domeño y ha cortado el cañón del Turia que en
ese tramo está impracticable como no vayas en piragua.
Muy
bien. Pero hay un problema. La exuberancia de la vegetación es tal que, cuando
los rigores del verano mediterráneo la agosten, el peligro de incendios
forestales será extremo, considerando además la nula prevención de estos graves
desastres que hacen nuestra autoridades, y el abandono del campo.
Las
dos caras de la misma moneda. Pero hoy voy a compartir fotos de la cara bonita
de esta moneda, y ojalá no tenga que hacerlo de la cara fea.
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