FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 30 de septiembre de 2021

No era un mercenario.


Un día de estos, charlando de todo un poco con unos amigos, no sé cómo, saltó la frase de que el Cid era un mercenario. Me puse en guardia y aclaré que no iba a permitir que esa afirmación quedara ahí, como un dardo envenenado, clavado en medio de la tertulia, y quién sabe si en el ánimo de alguno de los presentes.

Esa afirmación es rotunda y radicalmente falsa, injusta y tendenciosa; y no va contra quien parece ir, don Rodrigo Díaz de Vivar, quien les importa un bledo a los que se la inventaron y la extienden, sino contra el alma misma de este país que, con sus luces y sus sombras, jugó un papel crucial en la historia, y aún existe, aunque haya quien lo niegue, que se llama España.

El asunto es muy sencillo, si prescindimos de prejuicios, fruto de la incultura, y ocultas intenciones.

Don Rodrigo Díaz de Vivar fue un personaje histórico que vivió en el siglo XI y que se comportó, según los datos que tenemos, como un hombre de su tiempo. Cuando la península era tierra de moros y cristianos que se aliaban o se enfrentaban entre sí según los intereses del momento, religión aparte, hablar de que un guerrero era un mercenario, es una solemne imbecilidad, sin ningún tipo de justificación. El concepto de mercenario, tal y como lo entendemos hoy, no es aplicable de ningún modo a aquella sociedad.

La literatura, en una obra monumental, y por cierto anónima, y en otras menores, eleva al personaje a la categoría de mito, situándolo entre la historia y la leyenda, y haciendo de él depositario de una serie de valores que siguen siendo válidos hoy en día, y que no son difíciles de rastrear a lo largo de nuestra historia.

El régimen de Franco utiliza el mito según sus propios intereses, como cualquier régimen político lo hace, el actual también, con aquellos personajes del pasado que les pueden resultar útiles para la consecución de sus objetivos, a menudo inconfesables. Y como Franco utilizó al Cid elevándolo poco menos que a los altares, el Cid tiene que ser ahora rematadamente malo, como si don Rodrigo Díaz de Vivar tuviera algo que ver con que lo ensalzaran entonces y lo arrastraran por el fango ahora.

No hay más misterio en el asunto.

La incultura y el fanatismo, con ese revanchismo fuera de tiempo y lugar, de un sector de la población de este país, en su incapacidad de superar la historia, han arremetido contra un personaje que no fue más que un hijo de su tiempo, y que la literatura convirtió en héroe, dotándolo de esos valores de los que ellos carecen, y que son, por cierto, valores universales.

Y estos valores, más literarios que históricos, están presentes en el nacimiento de España, como lo están en Inglaterra o en Francia, que también tienen sus héroes, y por cierto, menos reales que el nuestro. Y denostar la imagen del Cid, es privar a España de esos mitos fundacionales legendarios, alrededor de los que se crea la memoria colectiva de un pueblo y su propia identidad. Y este es el verdadero objetivo que se persigue al decir que el Cid era una mercenario.

Por ello, esta afirmación es, como ya he dicho, injusta y falsa, y responde a la incapacidad de algunos de asumir y superar la historia, incapaces de ver con la mínima claridad y respeto, más allá del 18 de julio de 1936.

Ni más allá de aquel fatídico día, ni más adelante de hoy mismo.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Lejos del mundo.

Anduve ayer unos 30 kilómetros por una región remota y solitaria de la sierra de Javalambre. Una red de pistas en diverso estado, y senderos, desciende barrancos, cruza páramos altos y desnudos, se interna en pinares umbríos, y alcanza o rodea cimas con panoramas inmensos.

Todo bajo un azul intenso que fue cubriéndose de nubes hasta dejar un cielo caótico, y respirando ese aire limpio de la altitud, aromatizado por el perfume de pinos, sabinas y multitud de plantas aromáticas.

La temperatura era ideal, y el viento, nuca excesivo, ayudaba en las rampas que había que subir a pleno sol, hasta que por la tarde, cuando más aprieta, las nubes colaboraron con él en la tarea de conseguir que mi caminar fuera todo el día muy grato.

Sólo tuve dos encuentros en toda la jornada, y los dos fueron muy parecidos. Iban en vetustos todo terrenos, el primero iba solo, el segundo con quien debía ser su esposa. Eran gente de campo, de la tierra.

Pararon a mi altura y me preguntaron si estaba perdido y me encontraba bien. Les dije que sí, que muy bien, y que sabía dónde estaba y a dónde iba. También se sorprendieron de que estuviese sólo y tan lejos del pueblo, de cualquier pueblo.

Agradecí, como siempre hago, su atención y preocupación por un desconocido encontrado inesperadamente en su camino; camino que muy probablemente, en estas fechas, les llevaba a algún rincón, que guardarán en secreto, donde a buen seguro habrá rebollones.

Y es que estas cosas sólo pasan en lugares alejados y solitarios, donde las personas no somos uno más en el montón, en la masa, en la “peña”, sino alguien en medio de una naturaleza libre y poderosa, que puede atraparte, superarte, descolocarte en cualquier momento. Y entonces el desconocido, el extraño, es el semejante, el prójimo, que puede devolverte al camino, e incluso salvarte la vida.










domingo, 26 de septiembre de 2021

Asoma el otoño.

Parece ser que poco a poco el otoño se va a ir afianzando. Lo notaremos más con las temperaturas mínimas que con las máximas que seguirán rondando los 30 aunque sin alcanzarlos, excepto mañana que a medio día pueden llegar hasta los 33. Las mínimas, en cambio, si se alejan de los 20 unos cuantos graditos, lo que se traducirá en noches y mañanas agradablemente frescas y días todavía calentitos.

El viento soplará variable, sin predominio claro de ninguno, acaso del levante, y flojo. El cielo, con sol y nubes, según días. Y sobre las lluvias, parece ser que no lloverá, aunque hay algún modelo que habla de lloviznas el miércoles y otro de tormentas el sábado. A saber.

Eso es lo que parece ahora, pero no hay que olvidar que estamos en el equinoccio de otoño y en la cuenca mediterránea, y esto hace que las previsiones sean particularmente difíciles.

En principio pues, quitando mañana que el calor se pasará tres pueblos, una semana confortable y tranquila es la que parece que tenemos por delante. Y por cierto, la aparatosa y espectacular tormenta de ayer por la tarde dejó aquí tan solo 7 litros.


...y todo volverá a tener sentido.


 

La muerte inesperada y repentina de la madre de una buena amiga nos ha conmovido a todos. Poco podemos hacer en situaciones como esta, como no sea acompañar en silencio y rezar.

Pero siento la necesidad de algo más. Quiero compartir un texto al que he acudido otras muchas veces en mi vida. Es de Víctor Manuel Arbeloa, y está en su libro "Cantos de fiesta y lucha" que tan importante ha sido en mi vida.

Con todo nuestro respeto y nuestro cariño a Conchín, en su partida a la Casa del Padre, a su familia y a sus amigos que tanto la van a echar de menos.


PREGÓN PASCUAL EN FORMA DE HOMILÍA

Sobre Hechos 10, 34, 37-43 y Juan 20, 1-9.


Amigos y compañeros,

hermanos en la fe de Jesucristo:

Si yo tuviera una fe grande,

una fe recia, como dicen que tenían

nuestros ilustres antepasados,

o si supiera que vosotros la teníais

a prueba de cualquier desilusión,

de cualquier desgaste de disgusto,

de cualquier escándalo, más o menos farisaico,

o de cualquier edad,

y de cualquier cansancio de la vida,

tocaría esta mañana la corneta

o el tambor,

como toca cuando hay bando de noticias importantes

el formal y tan simpático alguacil de mi pueblo:

«Os anuncio un gran gozo –os diría

con voz aguardentosa o cantarina–,

una buena, una inmensa noticia…

¿Sabéis qué? Pues que Cristo, el Señor que había muerto,

que el amigo colgado de tres clavos

ha resucitado para siempre,

es decir, en castellano:

que Jesús, el Cristo, vive para siempre,

que algo extraño y sublime sucedió tras su muerte

que acabó con la muerte,

le quitó el aguijón a la muerte,

que el hombre no es un ser para la muerte,

que la tumba tiene también su propia tumba,

que Dios le arrancó del hoyo del olvido y la carroña,

que la triste y hedionda corrupción no es definitiva,

que podemos vivir, luchar, amar y enredarnos en los sueños,

sin tanto miedo al camión oscuro,

al cruel relámpago,

al mazazo seco,

al incendio súbito,

al ahogo lento,

al puñal maldito de la muerte».


Pero, amigos, no es tampoco la hora de engañarse,

de volver otra vez a las andadas,

de refugiarnos de nuevo en la vieja cantinela

de un Dios con minúscula,

de magia,

poderoso hechicero,

cómodo tapahuecos,

santón de vela y oración apresurada,

que nos libra de pensar y de creer,

incluso de vivir,

y que se encarga, tan bueno y complaciente,

de ponernos un día de patitas en el cielo.

Porque Jesús ha muerto igual que cualquier hombre

y hay que pasar, con él, por ese aro.

El Cristo de la pascua, que vive junto al Padre,

tiene aún y para siempre

la marca de los clavos.

La cruz seguirá siendo,

desgraciadamente y para rato,

el árbol donde el coche va a estrellarse

cuando todos volvían tan contentos,

la reja insoportable de los presos,

la bala fratricida del fusil,

el látigo legal o físico del amo,

el sobre del despido,

el número del código penal

que nos condena.

Pero también, si somos fieles y sencillos,

la bandera animosa,

la dirección segura,

la flecha de esperanza,

el bastón de la vida

con que Dios, nuestro amigo, nos conduce.

Seguimos caminando, amigos, compañeros.

El reino no ha venido aún del todo:

¡también tenemos nosotros que traerlo!


Sí, sí, sabemos que algún día

encajará por fin lo que está desencajado,

será explicable lo que ahora

nadie explica,

las cosas y personas estarán en su sitio

y todo volverá a tener sentido.

¡Pero cuánto habrá llovido en el barrio para entonces!

Nuestras pobres alegrías entre tanto

no son más que un estreno;

nuestro amor,

un besito tímido en la frente.

Y del banquete,

del que Jesús nos habla a cada paso,

no tenemos aún

más que unos pocos entremeses.

Lo demás iremos preparando

uno a uno y día a día,

todos juntos,

lo más rápido posible,

hasta que todos

estemos borrachos por la fiesta

chiflados como novios,

y locos de amistad y esperanza interminable

en la mesa redonda y siempre puesta

del reino de los cielos.

 

NOTA.

El texto es más largo aún, pero me ha parecido oportuno acortarlo un poco.

viernes, 24 de septiembre de 2021

¡Ojito con la revisiones butaneras!


 

Nunca había utilizado el blog para esto que lo voy a utilizar ahora, pero creo que tengo la obligación moral de hacerlo.

Ahora que estoy en casa con más frecuencia, recibo visitas de gente que se busca la pataqueta de formas más o menos legales, y con mayor o menor elegancia y perseverancia. Si no logran nada no suelen repetir.

Pero hay por ahí unos “revisadores” de la instalación de las bombonas de butano que me tienen mucho más que harto y muy mosqueado. Sólo este año han venido ya cinco o seis veces distintas personas, aunque algunos han repetido, con diferentes argumentos para que les dejes entrar en casa a hacer su trabajo y darte un certificado de que todo está bien, previo pago de su importe.

Algo no está claro. Si es la misma empresa, está muy mal gestionada. Si son varias, sin control de la autoridad competente ni coordinación entre ellas, peor. Y si no hay empresa alguna sino grupos de estafadores color butano, peor todavía.

El caso es que sí es importante tener la instalación de gas en condiciones, pero algo tendrá que hacer quien le corresponda hacerlo, para protegernos a los usuarios de esta tomadura de pelo en que se han convertido las revisiones butaneras.

Además, suele coincidir que quien está en casa cuando ellos pasan son personas mayores a quienes les resulta fácil estafar con papeles de apariencia oficial, identificaciones falsas, y palabrería. Y sobre todo, con ropa donde predomina el discreto color butano.

Esta semana, sin  ir más lejos, han venido dos, y el segundo, hoy mismo, no hacía ni tres meses que había venido, y ha empezado pidiéndome, muy serio y autoritario, el certificado de la última revisión…

¡Ojito pues! ¡Ojito!

Actualización fin de semana del 25-26 de septiembre de 2021.

Cuando hablo cada semana del tiempo que creo que va a hacer me refiero a Ribarroja y sus alrededores, por eso puedo decir que esta semana ha sido una auténtica tomadura de pelo y un lío para los que por su trabajo o sus aficiones se ven afectados por las condiciones meteorológicas.

Ha llovido mucho al norte, al sur, al este y al oeste, y porque no hay más puntos cardinales. Aquí, once litritos miserables concentrados en dos chubasquillos. Ahora, eso sí, en todos los partes aparecía Ribarroja bajo una lluvia abundante y pertinaz desde el lunes hasta hoy mismo. En fin, sé que es difícil predecir el tiempo, más en la cuenca mediterránea y más aún en el equinoccio de otoño, pero es que esta vez, los errores de previsión han sido garrafales y constantes, y sin rectificación en ningún momento.

Este fin de semana, parece y digo que parece, y lo subrayo, la situación se calmara, aunque aquí ya estaba muy calmadita. Sábado y domingo hará calor, con máximas por arriba de 30 y mínimas algo por bajo de 20. El cielo estará con nubes y claros, y el sábado hasta podría lloviznar, aunque si llovizna como ha llovido… Aunque ¡ojo!, algún modelo da tormenta; veremos. El viento, variable, sin predominio de ninguno, y flojo.

Un fin de semana que nos recuerda que no está aún muy lejos el verano.


jueves, 23 de septiembre de 2021

Gulash húngaro.


Ahora que los rigores del verano parecen ya en retirada, y que vuelve a apetecer un buen guiso de esos que aromatizan la casa y disfrutas en la mesa, propongo una receta típica húngara, el gulash.

Recuerdo que llegamos a Budapest tarde para comer, y sin conocer la ciudad nos perdimos buscando aunque fuera un chino o una pizzería, por un barrio anodino, nada turístico, desangelado y cuadriculado, donde aún se respiraba la huella del comunismo.

Dimos con un restaurantito, un punto cutrillo, donde inesperadamente nos dijeron que sí podíamos comer pese a la hora que era. ¡Qué gulash! Soberbio, delicioso, magnífico. Y qué precio. En fin, fue una buena entrada en la ciudad.

Me quedé con las ganas de hacerlo yo en casa y, tras farolear por internet, creo que he conseguido un plato que, si no es el de Budapest, no está nada mal. Aquí tenéis la receta.

Ingredientes:

1 kg. de carne de ternera troceada para guisar.

4 dientes de ajo.

2 zanahorias.

1 cebollas grande.

1 puerro entero grande.

1 bote de tomate triturado de ½ kilo.

Perejil fresco

1 cucharada de comino en polvo

1 cucharada sopera rasa pimentón dulce.

2 hojas de laurel o una pizca de laurel en polvo.

1/2 pimiento rojo grande.

1 o dos guindillas.

1 litro de vino tinto; sobrará.

Sal y pimienta negra. 

Aceite de oliva virgen extra.

Empezaremos por dorar la carne en el aceite con la olla abierta. Luego la retiraremos y en el aceite y el jugo que habrá soltado la carne, sofreiremos a fuego medio, la cebolla, los ajos y el puerro previamente picados.

Unos ocho o diez minutos después añadiremos una cucharada de pimentón dulce y lo removeremos todo para que se mezcle bien. Enseguida añadiremos el pimiento y la zanahoria picados, y el bote de tomate. Seguiremos removiendo pausadamente unos minutos.

A continuación echaremos una cucharada rasa de comino, las guindillas y el perejil. Seguimos removiendo para que todo se mezcle bien, y acabaremos añadiendo el laurel, la pimienta negra en polvo y la sal.

Entonces pondremos la carne que teníamos reservada y la cubriremos con vino tinto, momento este en que avivaremos el fuego, sin olvidarnos de remover de vez en cuando, y dejaremos que reduzca un poco; unos diez minutos o un cuarto de hora.

Cerramos luego la olla y dejaremos cocer durante una hora desde que haga piiiiii, o lo que haga la que utilices. Y ya está.

Este guiso está más bueno si lo dejas reposar en la nevera unas 24 horas y lo vuelves a calentar removiéndolo suavemente antes de disfrutarlo. Se puede servir acompañado de  patatas fritas o cocidas, verduras diversas, arroz blanco, pepinillos o tomates en salmuera o, como hacen en Hungría, con un poco de nata agria; esto no lo he probado.

Lleva su tiempo, pero está buenísimo, y puestos a hacerlo vale la pena que sobre para congelarlo y poder comer o cenar muy bien un día de esos que llegas tarde y no tienes tiempo de hacer una comida decente.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Y qué desgracia que esto solo no baste.


Hoy, a las 21:21 horas entra, ¡por fin! el otoño. Sí, ya sé que hay gente a la que le gusta el verano; a mí no. Sólo por las vacaciones y poco más. Y este año va a entrar en medio de una DANA que aquí se está comportando de un modo bastante poco “danoso”. Y eso que dicen los periodistas de que está golpeando con fuerza la cuenca mediterránea, al menos aquí no es verdad ni de lejos.

Once miserables litritos y, eso así, magníficas mañanas, fresquitas y de un cielo azul intenso, con nubes impresionantes por la tarde, siempre lejos, y un ambiente ya otoñal. En ese sentido, al menos por aquí, está siendo un manso corderito y no un lobo feroz, aunque nunca se sabe si nos guarda una sorpresa de última hora, o pasará a la historia como una dulce y mansa “danita”. La “danita” que nos trajo el otoño, y poco más.

Y en honor a él, voy a compartir un poema de Bécquer, la rima LXVII, que habla del otoño, pero de mucho más que del otoño.

 

¡Qué hermoso es ver el día

coronado de fuego levantarse

y a su beso de lumbre

brillar las olas y encenderse el aire!

¡Qué hermoso es, tras la lluvia

del triste otoño en la azulada tarde,

de las húmedas flores

el perfume aspirar hasta saciarse!

¡Qué hermoso es cuando en copos

la blanca nieve silenciosa cae,

de las inquietas llamas

ver las rojizas lenguas agitarse!

¡Qué hermoso es cuando hay sueño

dormir bien... y roncar como un sochantre...

Y comer... y engordar... y qué desgracia

que esto sólo no baste!

 

Entiendo yo que habla de la belleza del día, de la luz, del sol, de mañanas como las que estamos teniendo; del delicioso aroma vegetal tras las lluvias del otoño, que al él le parece triste; del fuego que nos calienta en el invierno mientras danza, absorbente, en el hogar.

Luego el poema da un curioso giro pasando de la admiración de la belleza de la naturaleza a algo mucho más prosaico, dormir bien, comer, engordar… Sorprende hasta resultar incluso un punto cómico.

De lo más excelso a lo más más mundano. Pero, y aquí viene el toque final, ni lo uno ni lo otro le bastan al hombre para ser feliz. Dice, "y qué desgracia que esto solo no baste".

No dice nada más. Pero ya ha dicho mucho.

Aquí lo dejo.

No obstante… ¡feliz otoño!


martes, 21 de septiembre de 2021

Volando bajo la luna.

Volviendo el domingo de una excursión, ya casi de noche, salió sobre los montes una luna en cuarto creciente muy avanzado. Pasaban aviones, ya muy bajitos, para aterrizar en el aeropuerto, y esperé que alguno pasara justo sobre la luna para hacer una foto. Ninguno lo hizo, pero sí pasaron cerca, y pude hacer la que veis que, con algún retoque, queda curiosa.





lunes, 20 de septiembre de 2021

De nuevo en la plaza.

 

Fue ayer. Gente en la plaza vestida de domingo; niños de primera comunión; tracas en algún lugar próximo; la terraza del bar, donde almorzábamos, llena; voces y risas; besos y abrazos; las puertas de la iglesia abiertas de par en par; música; las campanas repicando… Y todo bajo un cielo limpio y azul, con un sol radiante y un ambiente que ya empieza a oler a otoño.

Sólo las tristes mascarillas recordaban la visita del jinete…

Con cierta prevención y un fondo de miedo que no me acabo de quitar de encima, disfruté del momento que me pareció mágico. Aquello era algo cotidiano, hasta que dejó de serlo, y ahora, al volver a vivir momentos así, tengo la extraña sensación de despertar de una pesadilla, pero de despertar a medias, como esa duermevela que hay a veces entre un sueño profundo y el despertar, y que parece que no se vaya a acabar nunca.

Y me vinieron a la memoria esas palabras de Vicente Aleixandre en su poema En la plaza.

 

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.

Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,

un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,

su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

 

Y era el serpear que se movía

como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,

pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

 

Un único ser del que formo parte, la humanidad, no sé si desvalida, no sé si poderosa, pero existente y perceptible, pero cubridora de la tierra…

 ¿Desvalida? ¿Poderosa? Después de todo lo pasado, yo, como el poeta, tampoco lo sé. Lo que sí sé es que cubre la tierra y, quiera o no, mi destino está unido al suyo.

Os invito a leer a continuación el poema completo que ya compartí en una entrada en diciembre de 2015. Si queréis leerla, teclead en el buscador En la plaza.

 

Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,

sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,

llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.


No es bueno

quedarse en la orilla

como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.

Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha

de fluir y perderse,

encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita

                                                                                                            extendido.

 

Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,

y le he visto bajar por unas escaleras

y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.

La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.

Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con

temeroso denuedo,

con silenciosa humildad, allí él también

transcurría.

 

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.

Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,

un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,

su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

 

Y era el serpear que se movía

como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,

pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

 

Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.

Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,

con los ojos extraños y la interrogación en la boca,

quisieras algo preguntar a tu imagen,

 

no te busques en el espejo,

en un extinto diálogo en que no te oyes.

Baja, baja despacio y búscate entre los otros.

Allí están todos, y tú entre ellos.

Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

 

Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,

introduce primero sus pies en la espuma,

y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.

Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.

Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.

Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,

y avanza y levanta espumas, y salta y confía,

y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

 

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.

Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.

¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir

para ser él también el unánime corazón que le alcanza.

Parece que sí lloverá.

 

Parece ser que los modelos van inclinándose hacia una semana de lluvias en algunos lugares intensas, e incluso torrenciales. Parece ser. AEMET así lo recoge hoy en su predicción, así como ORATGENET. Algunas agencias europeas lo decían ya desde la semana pasada. Veremos qué pasa al final, porque de momento no se está cumpliendo la previsión, pues ya debería estar lloviendo. De hecho estamos en alerta amarilla. Pero ahora, a las 17,35, aunque van aumentando las nubes, no veo más agua que la del grifo.






domingo, 19 de septiembre de 2021

La semana del equinoccio de otoño.

División de opiniones. Hay modelos que dan lluvia solo el lunes y algún que otro día, pero poca. Otros la dan desde el lunes hasta el viernes, y mucha. ¿Qué pasará? Una vez más puede pasar cualquier cosa, porque cuando hay tanta disparidad entre los distintos modelos, la conclusión a la que llego es que la semana es impredecible meteorológicamente hablando. Como lo que hará el volcán de La Palma, ni se sabe. Y es que la naturaleza, a menudo, se nos escapa de las manos.

Lo que sí parece seguro es que bajarán las temperaturas de un modo apreciable, pero sin excesos, aunque volverían a subir hacia el sábado o domingo. El cielo, con nubosidad según días, unos más, otros menos. Y el viento, variable con predominio de levantes y norte, aunque esto no está claro.

No hay que olvidar que esta semana es la del equinoccio de otoño, uno de los períodos en los que la atmósfera está más movidita. Veremos qué pasa.


sábado, 18 de septiembre de 2021

Sobre la dignidad humana. ¿Existe?

 

Es hoy día de polvareda mediática sobre los homenajes a las víctimas del terrorismo y a sus asesinos. Cruces de declaraciones, actitudes claras y rotundas, otras ambiguas o más o menos forzadas por un lado y por el otro.

Quiero ir más allá de todo esto. Quiero reflexionar sobre la dignidad humana. ¿Existe?

Pienso, con todo convencimiento, que una persona que ha quitado la vida a otra, y no en un arranque de cólera, y que sigue además sin arrepentimiento alguno, no tiene ningún derecho, ni el derecho a la vida. Tampoco los que le apoyan y justifican. Es lo justo, el ojo por ojo, la ley del talión. ¿Por qué va a tener derecho alguno quien ha privado del más básico, el de la vida, a un semejante?

Pero este pensamiento no puede ir en mí más allá, no debe, aunque el cuerpo así me lo pida, aunque la rabia y la indignación se hagan fuertes cada vez que veo a gente jalear a asesinos, justificarlos o mirar a otra parte.

Y entonces me pregunto, ¿dónde me puedo apoyar para no desear ardientemente la muerte de esos desgraciados? ¿En qué principio moral superior? Y si existe, ¿de dónde emana ese principio? Pero lo más alto que llego es a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y pienso que después de todo, eso no es más que un acuerdo internacional cuyos postulados han sido votados democráticamente, que se interpretan y aplican según conveniencia, y que podrían ser abolidos también democráticamente.

No me vale. Hay a quien sí le vale; a mí no, aunque respeto mucho a quienes creen en la dignidad humana sin más referencia que la propia humanidad.

Porque pienso que esos principios, enteramente válidos, se basan en una supuesta dignidad que los hombres nos hemos atribuido a nosotros mismos por el miedo que nos tenemos los unos a los otros, y no por otro motivo. Porque nuestra capacidad de generar sufrimiento y destruirnos es inmensa. Y lo sabemos. Y nos asusta.

Concluyo pues que si la fuente de donde brota la dignidad humana no es más que el miedo, dudo de que realmente tal dignidad exista, y el abismo, no nuevo por cierto, se abre a mis pies.

Estoy al borde.

Y entonces, como dice el salmo, levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor…

Sólo a la fe me puedo amarrar, como a clavo ardiendo, para no caer a ese abismo. Porque el hecho de saberme y saber que todos los hombres, sin excepción, son hijos de Dios, es lo que nos otorga la dignidad de la que emanan todos los derechos, incluso los de los que privan de ellos a los demás. La dignidad nos viene por ser Hijos de Dios.

Porque la dignidad humana no puede ser consecuencia de un acuerdo democrático, de un consenso universal, pues todo lo humano es frágil, cambiante, perecedero, discutible. Que le pregunten a Hitler o a Stalin de dónde viene la dignidad humana. Tiene que venirnos de mucho más allá de la justa y necesaria Declaración Universal de Derechos Humanos.

Y mucho más allá esta Dios.

Y aquí está Dios. También aquí.

Por eso, esta sociedad que parece empeñada en prescindir de Dios, en ignorarlo, en recluirlo como más en los templos, va camino del abismo. Del abismo personal del odio sin perdón, que mata al que odia; del abismo social al que conduce ese odio sin perdón, enfrentando, dividiendo y oscureciendo el futuro. 

Jesús, muerto en la Cruz, es todos y cada uno de esos hombre y mujeres asesinados por los terroristas. Y también los terroristas están muertos en la cruz, aunque aún vivan y ni si quiera se hayan arrepentido.

Y yo necesito a ese Hombre crucificado, creer en Él, porque sólo así puedo pensar que exista la dignidad humana, y sólo así puedo defenderme de la rabia y el odio contra toda esa gente, rabia y odio que sé que al final acabaría devorándome.

Por esto, por Jesús muerto y resucitado, ese párrafo terrible del principio de la entrada, que reproduzco para acabar, no es cierto, aunque a veces, a duras penas lo mantengo a raya. Y ruego a Dios que nunca lo sea.

Pienso, con todo convencimiento, que una persona que ha quitado la vida a otra, y no en un arranque de cólera, y que sigue además sin arrepentimiento alguno, no tiene ningún derecho, ni el derecho a la vida. Tampoco los que le apoyan y justifican. Es lo justo, el ojo por ojo, la ley del talión. ¿Por qué va a tener derecho alguno quien ha privado del más básico, el de la vida, a un semejante?

viernes, 17 de septiembre de 2021

Actualización fin de semana del 18-19 de septiembre de 2021.

El fin de semana sigue en la línea del resto de la semana; o sea, ni se sabe. Parece que el cielo estará con nubes y claros. El viento, sigue variable, y las temperaturas altas el sábado y más bajitas el domingo. En principio no parece que vaya a llover, o si lo hace sería el sábado, y poco.

Esto es lo que ahora se ve, pero puede haber sorpresas, como cielos inusitadamente despejados, que no estaban previstos, o tormentas como la de ayer, que tampoco estaba prevista.

Tiempo de equinoccio.


Un zorrito juguetón.


Andaba por el monte esta mañana, poco después de las 6, de noche cerrada, sin luna, y bajo las estrellas que brillaban en una atmósfera limpia y casi fría, tras las tormentas de ayer. Se estaba muy bien.

El inequívoco sonido de algún animal cerca de mí, me hizo enfocar hacia allí la luz de la frontal. Y justo, dos ojillos brillantes me miraban moviéndose primero para quedarse quietos después. Era un zorrito joven.

Como no se movía, y yo tampoco, pensé en hacerle una foto con flas, pero lo asustaría y no me pareció bien, así que traté de fotografiarlo a la tenue luz de mi linterna. De todas las que hice sólo en una se puede apreciar algo, sobre todo esos ojillos que parecían querer retener toda mi pobre luz.

Como el bicho seguía allí, inmóvil, mirándome, continué mi camino. Lo que suele pasar es que entonces se esconda en el bosque, pero no, no fue así.

Para mi sorpresa saltó al camino y se me acercó deteniéndose a unos pocos metros. Yo paré también, y él empezó un gracioso correteo delante de mí. Seguí andando y mi compañero matutino inició una divertida danza siempre delante, alejándose y acercándose, como un perrito feliz cuando su amo lo saca de paseo.

Así, sorprendido y contento, anduve con él un buen trecho, hasta que en una revuelta del camino se perdió en la noche, entre los pinos.

Seguí andando, seguía siendo de noche, y en la soledad y el silencio, acudió a mi mente el recuerdo de una persona y un libro. No es difícil adivinarlo.

La persona era San Francisco de Asís, y el libro, El Principito. El hermano zorro, que explica al Principito el sentido de su amistad con la rosa. Fraternidad con la naturaleza y con los hombres; ese era el mensaje.

Ha sido una bonita forma de empezar el día.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Cerdos que habitan entre nosotros.


Este es el bonito espectáculo con el que el personal que transita por el camino de Cheste se encuentra casi siempre, siendo los caminantes quienes más lo sufren, porque lo “disfrutan” más rato, y además huele. Los que van sobre ruedas, de cualquier forma o tamaño, pasan más deprisa, ¡claro!

De vez en cuando parece ser que el ayuntamiento lo limpia; bueno, alguien enviado por ayuntamiento, pero dura poco, porque enseguida vuelve a amontonarse la basura alrededor del contenedor que en ocasiones no está ni lleno. Y el caso es que el ecoparc está a 2 kilómetros, 600 metros; lo he medido, por carretera asfaltadita y todo.

Es lo que hay, decimos muchas veces últimamente. Pero yo pregunto, ¿qué es lo que hay? Cerdos, cerdos con apariencia humana, con derecho a voto y todo, que viven impunemente entre nosotros y que encima no dan jamones.

¡Qué le vamos a hacer!