La
primavera empieza pronto en las tierras bajas, y va refugiándose del verano en
lenta ascensión hacia la altitud, donde nunca acaba de rendirse del todo a los
rigores del verano.
Cuando
por aquí el calor ya agobia y el verde se va tornando ocre, el Javalambre, no
muy lejos, está en plena primavera. Su altitud, entre 1000 y 2000 metros, le
defiende del castigo implacable que aquí nos acompañará hasta bien entrado
septiembre u octubre. Es como yo lo siento.
Así
está ahora esta sierra, tan próxima y tan diferente. Una impresionante sinfonía
de formas y colores que me ha recordado ese poema de Tirso de Molina que
comparto a continuación, porque ¿cuál es la más hermosa de todas? Juzgadlo
vosotros mismos.
Que el
clavel y la rosa,
¿cuál
era más hermosa?
El
clavel, lindo en color,
y la
rosa todo amor;
el
jazmín de honesto olor,
la
azucena religiosa,
¿Cuál
es la más hermosa?
La
violeta enamorada,
la
retama encaramada,
la
madreselva mezclada,
la
flor de lino celosa.
¿Cuál
es la más hermosa?
Que el
clavel y la rosa,
¿cuál
era más hermosa?
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