Dije
que, si podía, no hablaría más “del asunto”, al menos durante un tiempo. No lo
voy a hacer, no; no voy a hablar yo. Le cedo la palabra a Manuel Azaña,
presidente de la II República Española, que en plena Guerra Civil escribe en
sus diarios:
“Yo no
he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas,
me indigno. Si esas gentes van a descuartizar a España, prefiero a Franco. Con
Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos, o quien fuere, pero
estos hombres son inaguantables. Acabarán por dar la razón a Franco”.
¡Tiene narices el asunto! No hay derecho a lo que nos están haciendo.
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