Hay en
la sierra de Javalambre una red de observatorios de estrellas que permiten
disfrutar del firmamento a través de una atmósfera especialmente limpia y
alejada de cualquier contaminación lumínica.
Es
cierto que el cielo de esas montañas, cuando está despejado y no hay luna, es
impresionante. Abruma contemplarlo.
Pocas veces puedo disfrutarlo de noche. En verano se pone
el sol muy tarde y en invierno hace un frío que pela. Por eso suele ser de día
cuando paso por estos lugares.
Y entonces miro la señal que me dice dónde está Polaris,
la estrella polar, la que nos indica el norte. No fue ella quien lo hacía
antaño, ni lo será en el futuro, pero es la nuestra ahora.
Sí, me
gusta ponerme junto a la señal y mirar ese punto del azul, y pensar que más
allá, mucho más allá, en el espacio oscuro y profundo, a 433,8 años, luz está Polaris,
aunque no la vea.
¡Cuánta
gente a lo largo de nuestra historia la ha buscado en el cielo, y ha podido
seguir su camino, por tierra o por mar, gracias a encontrarla!
La
estrella polar, La estrella del norte, Ursae Minoris, Polaris, el norte…
No hay comentarios:
Publicar un comentario