FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Algo falla, ¿verdad? algo falla.





Siempre he pensado que si tenemos cerraduras en las puertas de nuestras casas es por culpa de unos pocos. Por unos pocos, sí, porque la gran mayoría no entra donde no debe ni coge lo que no es suyo.
No quiero caer en el pesimismo  de pensar que vivimos en una sociedad de sinvergüenzas y mangantes, aunque haberlos haylos, y más de los que quisiéramos. Pero no son, ni de lejos, la mayoría. ¡Menos mal!
Estas reflexiones me vinieron a la mente andando un día por la sierra de Javalambre. En un bonito y solitario paraje, muy alejado de cualquier lugar poblado y fuera de cualquier ruta establecida, había un corral junto al que pasaba por casualidad mi errático itinerario. Iba esquivando sendas y caminos, a campo través, libre como el viento, como a mí me gusta.
Esta región, alta, gélida en invierno y tórrida en verano, sólo es visitada por pastores y cazadores, de momento y a Dios gracias. Pues bien, allí, en la puerta de la humilde casa que tiene el pastor junto al corral, estaba el letrero que encabeza esta entrada, y que reproduzco por si no se lee bien.

Despreciable hijo de puta el que roba los miserables enseres del pastor. Bienvenido al “corral del cazador”.

Y me dije, muy bien puestos los calificativos, sí señor. Y pensé que, harto ya de encontrarse con su casa desvalijada, el pastor se decidió a poner esta inscripción en la puerta.
Desde luego hay gente para todo, pero qué daño hace esa mala gente sin principios, aunque sean los menos, que andan por ahí sueltos. Y el problema es que ante ellos estamos totalmente desprotegidos.
¿Qué va a decir el pastor a la Guardia Civil? Que le han quitado una sartén, una manta, una hogaza de pan, un queso, una botella de vino, una linterna, una batería para dar luz… Minucias, pero que para él son imprescindibles para poder vivir allí, para sobrevivir.
Y estoy seguro que la Guardia Civil, de buen grado, le echaría el guante al miserable o los miserables que hacen estas cosas. Pero luego ¿qué? Nada, nada de nada. Ya sabéis de qué hablo.
Algo falla, ¿verdad? Algo falla.

A lo lejos se ve el corral, en un entorno solitario.

Aquí se ve de más cerca.

Y aquí la puerta de la casa del pastor, donde está el letrero, y la del corral para el ganado.


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