No
hace falta irse a Castilla o a algún buen restaurante de por aquí (¡ojalá, qué
ganas!) para comer cochinillo. Lo podemos hacer en casa. No es difícil y sale
también muy bueno.
Si
miráis por internet hay muchísimas recetas, la mayoría muy parecidas, aunque
algunas algo más complicadas que otras. Esta es como lo hago yo, y es sencilla
en cuanto a ingredientes, preparación y horneado.
Ingredientes:
1 cochinillo de 3 o 4 Kg.
Aceite de oliva.
Perejil.
1 ajo.
Sal gorda.
Pimienta negra en polvo.
Laurel.
Vino blanco.
Preparación:
En un
mortero ponemos un buen chorro de aceite de oliva, un puñado de sal, un ajo,
perejil y la pimenta, y lo machacamos todo hasta que quede bien mezclado. Luego
cogemos al bicho, lo abrimos por la mitad (ya debe estar abierto y limpio
cuando lo compramos) y lo embadurnamos por dentro y por fuera con esta mezcla.
A continuación envolvemos con papel metálico las orejas y el rabito. También es importante hacerle algunos agujeritos o pequeñas incisiones en la piel.
Horneado:
Ponemos
una bandeja con agua, laurel y con lo que quede de la mezcla, en el fondo del
horno, y lo calentamos hasta los 220 grados. Cuando alcance esa temperatura
introducimos el cochinillo, con la piel hacia arriba, en medio del horno, sobre
una rejilla. Deberá estar allí unas dos horas o algo más, a lo largo de las
cuales lo rociaremos con el agua de la bandeja con cierta frecuencia. En la
segunda hora, además, lo regaremos con vino blanco tres o cuatro veces.
Tres consideraciones
importantes. Primera: entre el bicho y la bandeja de agua debe haber algo más
de un palmo de distancia. Segunda: no debe faltar agua en la bandeja. Tercera:
nada más apagar el horno, sacarlo; no dejarlo allí para que se mantenga
caliente.
Y ya está. No tiene más
problema. Sale buenísimo; piel crujiente y carne tierna y deliciosa.
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