Andaba
esta mañana por el monte recién llovido, todo un lujo, y cuando he parado a
comer he visto, medio oculta entre unas piedras, una pequeña telaraña en forma
de taza llena de gotitas que brillaban al sol. Era precioso.
He ido
a fotografiarla pero había un par de hojas secas que "estropeaban" la foto. He
quitado una y cuando he tocado la segunda, todo se ha deshecho. En ella, la
arañita había sujetado su tela.
Bonita
lección. Una lección que ya me sé, pero que no viene mal recordar. Cuántas
veces se nos olvida que para que algo o alguien brille, siempre lo hace sobre
tanto y tantos que no brillan, que no brillarán nunca, pero que desde la
humildad y la discreción hacen posible el brillo del “grande”.
Podría
tener la foto de una tacita de perlas con un par de hojas secas…, y no tengo
nada. Sí, bonita lección.
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