Hoy es
jueves. Estamos Isabel y yo solos en casa, como todas las noches desde hace
muuuucho tiempo. Y no es que estemos mal, no. Es que echamos de menos esas
cenas de amigos que hacíamos desde hacía casi 30 años. La cocina llena, la mesa
larga, el olor a comida… La amable conversación, la risa, el desahogo… Los
niños pintando, charlando o viendo la tele en el despacho… Todos amontonaditos,
nuestra casa no es grande.
Por esto,
y por otras muchas cosas, cuando veo gente, tengan la edad que tengan, haciendo
lo que no toca, me entran unas ganas inmensas de pegarles un sopapo, aunque me
aguanto, porque la violencia engendra violencia, siempre. Y no sirve para nada.
Pero
me da mucha rabia, mucho coraje, mucha pena, y se me cae el alma a los pies.
Porque sé que no es tanto el virus, como la irresponsabilidad, la
insolidaridad, la abismal estupidez de demasiada gente. Y repito, tengan la
edad que tengan.
Buenas
noches de jueves.
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