FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Un almuerzo de hace años.


Hace ya muchos años, me encontró por casualidad un amigo de la juventud al que había perdido el rastro hacía ya tiempo. Nos alegramos mucho de volvernos a ver y, como el momento lo permitía, almorzamos juntos.

Yo había sido monitor suyo en el Junior, en Valencia, aunque no tardamos en acabar siendo amigos pues nos llevábamos muy pocos años. Tras un breve repaso a nuestras vidas actuales y un baño de nostalgia de la juventud pasada, que no perdida, se sumergió repentinamente mi amigo en aguas profundas.

“¿Fue bueno aquello que hicimos en el “movi”?” (Así le llamábamos al Junior) “Yo lo recuerdo con cariño, fui feliz, pero me ha hecho sufrir mucho, y sigo sufriendo por culpa de aquellos años”.

Y siguió; como una confesión. “Me hice cargo de la empresa de mi padre. Tengo una familia que mantener, y mi mujer padece una enfermedad crónica, no de muerte, pero muy inhabilitante. Pronto me di cuenta que el mundo “real” es una selva sin principios. Has de avanzar a codazos. O matas o te matan. Mi empresa funciona bien, tengo muchos trabajadores y gano dinero… Siempre he sido escrupulosamente legal, pero con la ley en la mano también se puede hacer mucho daño”.

“El precio de esto ha sido traicionar todo aquello que aprendí con vosotros en la parroquia, todo aquello que vivimos juntos, todo aquello en lo que creímos. En los campamentos, las acampadas, las reuniones, las eucaristías en el monte o en la iglesia, nos parecía que era posible un mundo que en realidad he visto que no existe”.

“Un día tenía una reunión en Barcelona en la que yo sabía que tenía todas las de ganar y que otros todas las de perder. En Vinaroz llamé, la aplacé y me volví hecho polvo; no podía. Pero días después tuve que cerrar el trato. Eran o ellos o yo; y gané yo. Este mundo es así, Jesús”. Y sus ojos brillaban cuando levantándolos de la mesa los clavó en mí.

Hubo un silencio. Jesús murió en una cruz, pero vive; es todo lo que pude decirle. Otro silencio. "Nunca le había dicho esto a nadie", dijo. Y si como con aquello se hubiera quitado un pesado fardo de encima, la conversación volvió a la superficie. 

No hemos vuelto a vernos, pero aquel almuerzo no lo olvidaré jamás, y yo creo que él tampoco. He pensado mucho en sus palabras durante estos años, y en su dolor, causado por su clara conciencia de lo que es y lo que debería ser. Y he pensado también en la gran responsabilidad que tenemos los creyentes, religiosos o laicos, cuando hablamos de Dios a los demás.

Y es que no se puede meter vino nuevo en odres viejos.

Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hace que los odres revienten, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos.

Mc.2,22.

Menos mal que la misericordia y el amor de Dios son infinitos, y absolutamente necesarios para que todo tenga sentido.


Aclaración:

No quiero que se malinterpreten mis palabras. No van en modo alguno contra los empresarios. Mi amigo lo es, por eso hablo de ellos y de ese mundo en esta entrada, aunque en realidad es él quien habla.

En todos los ámbitos de la sociedad, y en todas las edades, también los niños, se puede vivir con más o menos coherencia con el Evangelio, o totalmente en contra de él. La cuestión es hasta qué punto tenemos conciencia de ello. Mi amigo la tenía, y muy viva.

No digo más.

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