![]() |
Momento en el que el rey Juan Carlos I firma la Constitución. Era el 27 de diciembre de 1978. |
Le dijo el dulcísimo alumnuelo a su amantísimo
profesor, “¡y yo pa que quiero saber istoria si no me sirbe pa na!”. Mirolo el
profe, ya anciano, y tras una honda respiración, para coger fuerzas, le
respondió, siéntate y te contaré unos pocos cuentecitos.
Sentose el alumnuelo y díjole el “profe” que, hace
muchos años, hubo un reino que fue capaz de ganar una guerra contra un enemigo
muy poderoso, a la vez que consiguió crear, en Cádiz, unas reglas de juego, la constitución de 1812,
para crear un reino nuevo y en paz. El rey Fernando VII, que podíamos decir que
estaba “secuestrado”, juró acatar aquella constitución llamada por el pueblo “la Pepa ” y, cuando acabó la
guerra y regresó, fue recibido con todos los honores. Pero cuando se instaló en
el trono, se desdijo de su juramento y persiguió con saña a aquellos que habían
elaborado aquellas reglas y a los que las defendían. Él sabrá por qué, se creía
por encima de la ley.
Tiempos difíciles sucedieron a aquellos, en los que
unos se empeñaban en buscar acuerdos y otros en romperlos, hasta que un día de
verano del año 1936, otros señor, en esta caso un militar, Francisco Franco,
rompió también otra constitución, la de 1931, y en este caso estalló una guerra
terrible, una guerra civil, que causo un millón de muertos, y un dolor tan
grande y tan hondo que aún hoy perdura. Sí, él sabrá por qué, se creía también
por encima de la ley.
Ahora, mi amantísimo alumnuelo, tenemos otras reglas
del juego que mucho costó de elaborar, y que nos han permitido un largo período
de paz y progreso en el que has nacido tú. Es la constitución de 1978, cuyo 36
aniversario celebramos el domingo. Pero piensa un poco, ¡oh dulcísimo alumnuelo!,
y si eres capaz de fijarte en algo más que en tu ombligo, verás cómo hay gente ahora
que también quiere romper esta constitución, pasando, una vez más, de lo que
entre todos hemos acordado. Toman decisiones contrarias a ella o al margen de
ella. Y eso no se debe hacer. La historia nos lo dice a gritos. Podemos cambiar
la constitución, pero no romperla. ¿Entiendes? Nunca nos ha ido bien cuando la
hemos roto. Y eso nos lo cuenta la historia.
¿Sabes una cosa Manolín? Sí, es importante la
historia. Sí, es necesario saber historia, porque si no sabemos historia, la
repetiremos. Y más te digo, saber historia en serio, porque hay quien la
manipula, la cambia en su propio beneficio. Hay quien, él sabrá por qué, se
cree por encima de la historia, por encima de la ley. Él sabrá por qué.
¡Ay Manolín! Qué peligroso es ese “¡y yo pa que
quiero saber istoria si no me sirbe pa na!”.
¡Ay Manolín! Qué peligroso es creer que el saber estas
cosas no te sirve de nada y luego, cuando cumplas los 18, creyendo que lo sabes
todo, votar.
Y ahora, amantísimo alumnuelo Manolín, anda y vete a
darle “patás” a la bola, que es lo que mejor “te se” da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario