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Hace poco era todo verde. Empieza a amarillear. En un par de meses estará muerto. |
Medio Ambiente desmantela
las brigadas contra las plagas forestales en plena campaña.
Vaersa asegura que cuando
reciba el encargo de la “conselleria” contratará a 31 personas para las labores
de tratamiento y control…
Con
este titular, daba hoy el Levante la noticia de la interrupción de los trabajos
de seguimiento y control de las plagas forestales que tanto daño han hecho, y
van a seguir haciendo, a nuestros montes, a nuestros paisajes, a nuestro
entorno natural.
Lo
que es un hecho es que las plagas van a volver a estallar, y esta es la
palabra, estallar. Tres meses sin llover, calor, una inmensa reserva de huevos
y larvas de insectos en los árboles muertos sin retirar, que son casi todos… y
sin previsión alguna de lluvias que eviten el desastre. Y por si todo esto
fuera poco, con el verano ya como horizonte.
De
hecho, este martes pasado pude ver en la sierra Calderona, al pie de la Mola de
Segart, un pino amarillo, es decir, con la plaga ya activa. Llevaba tiempo que
no veía ninguno así. O estaban verdes o estaban secos. Se reactivan las plagas.
Y la
“consellería” recorta recursos.
¿Será
verdad, no será verdad? Me cuesta creerlo. Una “consellería” de un gobierno que
dice ser “de izquierdas”, ecologista y progresista, no puede hacer esto. Me
cuesta creerlo. A no ser que estas bonitas palabras, ecología y progreso,
tengan una función exclusivamente electoralista y estén, por lo tanto, vacías
de contenido.
¿Será
verdad, no será verdad? El hecho es que no me fío del periódico, de ninguno. Ni
de las empresas. Ni de la “consellería”.
Sólo
sé que si esta noticia es cierta, algo podrido hay en esa “consellería”, y no
han hecho más que empezar, y si no es cierta, lo podrido está en las empresas y
en un periódico que se presta a la mentira y la difamación.
Como
no tengo datos para resolver esta disyuntiva, me quedo con el pino amarillo del
martes, señal inequívoca del reinicio del desastre forestal que estamos
sufriendo en esta tierra antaño hermosa.
Y el
hecho lamentable de que, entre unos y otros, y ante la indiferencia general,
que esa es otra, cada vez será menos hermosa, menos habitable.
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