Fernando VII, "el Deseado". |
Todos le estamos mirando sr. Sánchez, esperando su decisión, por eso voy a
contarle una historia, por si le ayuda a tomarla. (Ya sé que nunca la leerá)
A
principios del siglo XIX hubo un reino que fue capaz de ganar una guerra y a la
vez crear una constitución avanzadísima
para su tiempo. Después, cuando volvió el rey, "el Deseado" le llamaban, rompió
el sueño de progreso y libertad partiendo el reino en dos bandos enfrentados.
Los
nombres de estos bandos cambiaron al paso de los años, en el fondo sólo los
nombres, porque la semilla de la división y el enfrentamiento estaba echada, y
germinó hasta dar su fruto más terrible ya en el siglo XX, una guerra civil.
En
este reino, desde aquel infausto rey, hubo dos clases de políticos. Los que
buscaban curar aquel desgarro y los que lo mantenían abierto y hurgaban
impúdicamente en él.
¿Conoce la historia?¿Le suena de algo ese reino?
¿Qué
clase de político es usted? Con su actitud ante el partido que ha ganado dos
veces consecutivas las elecciones veo que se
alinea en el bando de los que hurgan en la vieja herida. Actualiza aquel viejo desgarro. ¡Qué pena!
Le han
ofrecido entrar en el gobierno. No ha aceptado. Le han pedido, al menos, que se
abstenga. Tampoco. Se empecina en el no, impidiendo así formar gobierno. Podría al menos poner condiciones,
buscar puntos de encuentro, consensuar… Pero es no, no y no.
¿Y
cuáles son los argumentos con los que justifica su inamovible no? Le he oído
dos. Uno, el rollo de las derechas involucionistas y las izquierdas progresistas. Mire sr. Sánchez, eso ni usted
se lo cree. Actualmente esos conceptos no explican la realidad económica y
social. Y usted lo sabe. Utilizar esas palabritas es una burda simplificación
muy útil para manipular a demasiada gente. Y usted también lo sabe.
El
otro, la cantinela de la corrupción. Primero le diría que quien esté libre de
pecado que tire la primera piedra. Y luego, que los corruptos no son los
partidos, son las personas. Y a las personas corruptas hay que extirparlas de
los partidos y llevarles ante la justicia. Y punto.
El más
elemental sentido democrático sr. Sánchez le debería llevar a considerar la
voluntad de la gente expresada dos veces en las urnas, permitir un gobierno en
minoría presidido por el sr. Rajoy y desde una constructiva y eficaz oposición,
colaborar en la salida definitiva de la crisis, y recuperar la credibilidad que
en otros tiempos tuvo su partido ante la ciudadanía. Ante mí, también. Sr. Sánchez. El PSOE es necesario en nuestro país.
De
verdad, no le entiendo. Y me preocupa su empecinamiento. Pienso que está
haciendo daño a su partido, nos está haciendo daño a todos. Está urgando en la
herida, en vez de curándola.
Afortunadamente
no está la sociedad española tan dividida y enfrentada como con su actitud da a
entender. ¿No es la función de los políticos sumar fuerzas, disolver
enfrentamientos, como responsables de la sociedad a la que sirven? ¿Por qué
hace justo lo contrario? ¿A dónde va? ¿A dónde nos lleva?
Y para
acabar, sr. Sánchez una cosita más. Si la situación fuera la inversa y
estuviera el Sr. Rajoy impidiendo la formación de un gobierno presidido por
usted, diría exactamente lo mismo que le estoy diciendo. Porque lo importante,
y eso creo que se le ha olvidado, no son los partidos políticos. Es la
democracia. Es la gente. Es esta tierra a la que la gran mayoría de los que
vivimos en ella llamamos España.
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