FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Cierra Venta Gaeta.


 

La verdad sea dicha, me encanta hacer montaña, sea alta, media o baja. Y llevo haciéndola casi toda la vida, casi desde niño. Pero también es verdad, lo hablaba esto hace nada con un amigo, que siempre me ha gustado también el complemento del bar o el restaurante al volver a la civilización.

Son las dos caras de la misma moneda. Un buen día de montaña tiene dos cimas, la cumbre propiamente dicha y el bar o restaurante donde se celebra lo hecho o se proyecta lo por hacer.

Ir de bares “a tomar algo” sin haber hecho nada, me aburre soberanamente. Acabar un día de montaña, o una travesía de varios días sin una buena comida o cena, es árido, no tiene gracia.

¿Y a qué viene esto ahora? Pues a una infausta noticia de la que me enteré ayer. Uno de los baretos, también restaurante, donde he redondeado bonitos días de montaña desde hace muchos años, toda mi vida, ha cerrado. Y aunque pone temporalmente, temo que no vaya a ser así.

Hablo de Venta Gaeta, aldea donde estaba el bar restaurante, situada al sur de la sierra Martés y al norte de la Muela de Albeitar. Un paraje precioso desde donde salen increíbles excursiones y ascensiones.

Lo hacían muy, muy bien. Comida excelente, atención adecuada y precio ajustado. Durante 60 años, mis padres ya iban con sus amigos de Llombay, han regalado a muchísima gente momentos muy gratos, inolvidables; senderistas, montañeros, ciclistas, moteros y gentes que iban a comer y punto, animaban la pequeña aldea que ahora estará silenciosa y… triste.

Es el paso del tiempo que, inexorable, lo va cambiando todo. No es el primer bar restaurante que pierdo. El Subordán, en Hecho, aún lo echo de menos, o el Era Puma, de Viella, tal y como era antes, o el hotel Bielsa, cuando aún era familiar y no de una cadena hotelera de esas sin alma, por ejemplo.

También esto me ha hecho pensar, una vez más, en lo muy agradecidos que hemos de estar a toda esa gente que desde la hostelería nos alegran la vida, nos la hacen más llevadera; que con su trabajo nos regalan momentos de celebración, de encuentro, de proyectos, de desahogo, momentos que quedan en la memoria como hitos que van jalonando la vida.

En fin, ojalá de verdad sea un cierre temporal y podamos volver a disfrutar de Venta Gaeta. Que Jose y Luis Iranzo, gocen de la jubilación, bien merecida, si esta es la causa del cierre, y que encuentren quien continúe su magnífica labor en aquel precioso rincón de Valencia.


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