Hola Laura:
Unamuno
clasificaba sus versos en “hijos del silencio” e “hijos de la bullanga”. Ambos
era hijos suyos, pero había una gran diferencia. Ahora, en estas semanas, en estos días, hay mucho de bullanga, ¿verdad?
Montar la casa, las despedidas de soltero y soltera (ahora hay que decirlo así
y… asá), preparar la ceremonia, el banquete, el viaje de novios…bullanga.
Y no es malo,
¡qué va! Hay que vivirlo y disfrutarlo, aunque a veces nos agobie, nos estrese.
Todo tiene su tiempo, como dice el Eclesiastés. Es el tiempo de la bullanga.
Laura,
disfruta de la bullanga. Pero no olvides el silencio. Porque como Unamuno
decía, sus “hijos de la bullanga” nacen de la superficie, de la periferia, de
lo efímero, de lo que pasa y se acaba, mientras que sus “hijos del silencio”
surgen de lo más hondo, de lo íntimo, de lo que ansía permanecer en el tiempo.
Y en tu caso, en vuestro caso, en este momento tan especial, tan hermoso, de
vuestras vidas, ahí, en lo más hondo lo que debe haber, lo que hay, es el amor.
Y eso le da sustento y coherencia a todo.
Por eso,
apoyándoos en que os queréis mucho, muchísimo, relativizad el barullo de la
bullanga. Porque todo eso pasará. Quedarán las fotos, las palabras…los
recuerdos. Los “hijos de la bullanga” serán pasado. Lo que seguirá siendo presente,
y presente con vocación de futuro, es que os amáis, que os queréis, que deseáis
vivir la vida juntos, “los hijos del silencio”.
Así pues,
ánimo. Que ya queda poco. Disfrutad cada minuto, de bullanga y de silencio.
Pero no olvidéis qué es lo importante. Lo que de verdad os puede hacer felices.
Pero de eso hablaremos más detenidamente el 30 de agosto.
Un besote gordo.
Isabel y Jesús.
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