Esto
no se ha acabado. ¡Qué más quisiéramos! Con estas palabras acababa una entrada
este 27 de junio pasado. Y a la vista está que no me he equivocado, por mucho
que se empeñen en hacernos creer que estamos en la postpandemia y que las
sonrisas vuelven a las caras.
Y no
soy profeta, ni muy inteligente; sólo creo que tengo sentido común. Y por eso
me pregunto, ¿cómo es posible que si yo, un ciudadano del montón, sabía lo que
iba a pasar, las autoridades, rodeadas de expertos y asesores, no lo supieran?
Y si lo sabían, ¿cómo han permitido que sucediera?
Son
preguntas sin respuesta aceptable. Pero es que, por lo que veo tampoco les
preocupa dar respuesta alguna. La estrategia es otra. Provocar, justo ahora, un
debate nacional, otro, sobre lo malísimo que era Franco. Y saben que el
personal entrará al trapo situándose cada uno en la España que le hiele el
corazón, como diría Machado.
Que el
personal sanitario, agotado, se queda sin vacaciones… ¡A ellos qué! Que hay
gente que sigue enfermando con consecuencias para toda la vida, y muriendo… ¡A
ellos qué! Que en la hostelería la camisa no les toca el cuerpo… ¡A ellos qué!
Que la justicia está perdiendo toda credibilidad asfixiada por incoherencias y
contradicciones… ¡A ellos qué! Que muchos negocios familiares, ya al límite,
acabarán cayendo… ¡A ellos qué! Que la incertidumbre, el miedo, la desilusión
están ahogando a mucha gente… ¡A ellos qué! Que hartos de tanta ola, muchos
pasan ya de todo, con las consecuencias que eso tiene… ¡A ellos qué!
Nada
de todo esto es ahora importante. Ahora toca mirar una vez más al año 36, y
hacer por fin justicia a aquella república maravillosa y casi perfecta,
destruida por las hordas fascistas. (Versión oficial. Las demás son delito).
Y es
que, ese pretendido acto de justicia histórica, más allá de que sea acertado y
procedente o no, le viene muy bien ahora al sr. Sánchez y compañía, para que la gente no
se haga preguntas de incómoda respuesta. ¿Por qué no evitaron lo que sabían que iba a pasar? Porque lo sabían. ¿Qué
están haciendo ahora, este verano, por los millones de ciudadanos que
cansados, muy cansados, sin horizonte claro, con heridas para siempre, tienen
que surfear la quinta ola de la que ustedes sois los primeros responsables?
Porque lo son. Y muchas más que se podrían hacer entrando en detalles.
No,
esto no se ha acabado. Las sonrisas a la cara no vuelven, señor Sánchez, porque ustedes lo digan, por un real decreto, o por una de esas leyes que imponen, sin consenso, por ajustada aritmética parlamentaria Hay que ser mala gente para hacer lo que están
haciendo y como lo están haciendo. Y ni con este largo y macabro juego de vida y muerte que nos ha traído la pandemia lo están haciendo mejor.
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