Recién llegado de una tierra verde extendida bajo un
cielo azul profundo cuando las nubes no lo ocultan, de una tierra donde el agua
corre, salta, juega dando vida, de una tierra donde el viento vivifica
arrastrando mil aromas, me he encontrado esta flor humilde, hermosa, que a la
orilla de un camino desafiaba la sequedad extrema, el polvo, el sol abrasador.
Es todo un signo de resistencia. La vida
que no se resigna a dejar de serlo, que no se resigna a negarse a sí misma.
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