Ahora resulta que con las ganas que tenía que
lloviera y de ver cómo se moja “el patio de mi casa que es particular” y que
“llueve y se moja como los demás”, llueve cuando no estoy. Pero en fin, bueno
es que haya llovido, muy bueno.
Lo que pasa es que aquí han caído solo 26 litros , que mejores
son que nada, pero no es ni mucho menos suficiente.
Existe el riesgo de que entre la percepción tan
subjetiva que tenemos de los fenómenos meteorológicos y el alejamiento
creciente de la naturaleza, pensemos que ya estamos volviendo a una situación
normal.
No. Seguimos sufriendo por estas tierras una sequía
extrema. Además no hemos tenido otoño, ni el invierno ha sido invierno, ni ha pasado
la primavera por nuestros montes. Pero el verano sí; ya ha llegado y a buen
seguro nos acompañará implacable hasta bien entrado septiembre u octubre.
Seguimos en una situación de emergencia
medioambiental, aunque no haya declaraciones oficiales, aunque no se hable de
ello en la tele o en los periódicos, aunque a gran parte de la población esto
le importe un bledo. Seguimos en una situación de emergencia medioambiental.
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