Paseaba
por el hayedo del circo de Pineta, al pie del Monte Perdido, leyendo los textos
que por tercer año cuelga en los árboles la asociación de vecinos de Espierba.
Es una interesante iniciativa ésta de fundir naturaleza y cultura.
Me
encontré con un texto del Quijote, rotundo, denso, perfecto, cierto. Y me dije,
sólo por este libro queda justificada la lengua española. Sólo por uno. Y hay
tantos…
Y
sentí una inmensa rabia por todos los desprecios y atentados que cada día sufre
nuestra lengua. Por la persecución infame de la que es objeto en los enfermizos
entornos nacionalistas. Por el injusto desprecio a nivel internacional. Por la
honda e imperdonable imbecilidad de los que la ensucian con anglicismos
innecesarios. Por la intromisión de los políticos en su gramática desde su
totalitarismo lingüístico. Por el maltrato a la que diariamente la someten los
medios de comunicación…
Es
nuestra lengua un tesoro guardado en las vasijas de barro de nuestra solemne e
histórica imbecilidad, de nuestra incultura secular, de nuestro permanente
desprecio por lo nuestro.
Esto y
más es lo que pensé.
Aquí
tenéis el texto que leí: ¡Y cuánta razón tiene!
—No te
enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar:
ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las
lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el
gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale
pobre, que ha sido un parapoco y un mentecato.
—A
buen seguro —respondió Sancho— que por esta vez antes me han de tener por tonto
que por ladrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario