FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 16 de abril de 2025

En homenaje a Mario Vargas Llosa.


Al día siguiente de morir Mario Vargas Llosa, por la tarde, pasé por el corral de Barretes en una de mis excursiones. Alrededor de la lagunilla habían florecido grandes lirios amarillos. Junto al pino que parece proteger la pequeña lámina de agua en la que se refleja el cielo y el pinar que la arropa, leí un texto de Platero y yo en el que también es abril, una tarde tibia, también hay un pino, también cantan los pájaros, también hay grandes lirios amarillos y quizá alguna mariposa blanca que no vi…

Es el capítulo CXXXV y se titula melancolía.

Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. Cantaban los chamarices allá arriba, en la cúpula verde, toda pintada de cenit azul, y su trino menudo, florido y reidor, se iba en el aire de oro de la tarde tibia, como un claro sueño de amor nuevo. Los niños, así que iban llegando, dejaban de gritar. Quietos y serios, sus ojos brillantes en mis ojos, me llenaban de preguntas ansiosas. —¡Platero amigo!—le dije yo a la tierra— ; si, como pienso, estás ahora en un prado del cielo y llevas sobre tu lomo peludo a los ángeles adolescentes, ¿me habrás, quizá, olvidado? Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí? Y, cual contestando a mi pregunta, una leve mariposa blanca, que antes no había visto, revolaba insistentemente, igual que un alma, de lirio en lirio…

Y lo leí porque no pude menos que asombrarme del cúmulo de preciosas coincidencias entre este capítulo, ya de los últimos del libro, y el momento que estaba viviendo allí. Era como una encarnación de la literatura en mi vida, como si rompiendo las barreras del tiempo y del espacio, estuviera yo, como el poeta, yendo a visitar la sepultura de Platero.

Pues bien, ese abrazo de la literatura, ese pino, esos lirios, esa tarde tibia de abril, esa mariposa que no vi, ese texto maravilloso de Platero y yo, se los dedico con todo mi respeto y admiración a Mario Vargas Llosa, un grande de la literatura, a modo de humilde homenaje de un profesor que hace ya tiempo les habló de él a sus alumnos, y que ha disfrutado mucho con sus novelas y sus escritos.

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