Este pasado sábado hice un bonito recorrido por la
sierra Calderona. Hacía un buen día y fue una gozada el “pateo”.
Suficientemente largo, sin ser excesivo, casi 25 km. y con un desnivel
total acumulado de 1082
metros de subida y otros tantos de bajada, te deja el
cuerpo a punto para una buena cena y un reparador descanso.
Empecé almorzando en el bar-restaurante El Pi, a la
entrada de Náquera. Luego, en coche, llegué a la Font de l´Or, donde lo dejé.
La ruta empieza por el camino a la Font del Salt, que se deja
pronto para coger un desvío a la derecha, señalizado, que nos lleva a la Penya Roja. El camino, que se
convierte en sendero, nos deja pronto en la cima de esta bonita cima.
Desde allí, y hasta la Mola de Segart ,se combinan
buenos caminos con otros no tan buenos, senderos y campo través. O llevas el
track en un GPS, o vas con alguien que conozca el itinerario. De lo contrario te
pierdes.
En la cima de la Mola gocé un rato del incomparable espectáculo, y
luego, había hambre, por el sendero de la ladera oeste de la montaña, llegué
hasta la pista que me dejó en Segart, donde comí.
Después de comer, no muy bien por cierto, subí por la
pequeña y empinada carreterita que va de Segart al Alt del Pi, con magníficas
vistas durante todo el recorrido.
Desde esta cima, el panorama es grandioso. El sol ya
declinaba y primero por un sendero fuertemente empinado y pedregoso, y luego
combinando pistas, sendas y caminos llegué al coche, ya prácticamente de noche.
La región, castigada por los incendios, el tomicus,
la procesionaria, la sequía y el abandono, conserva aún un resto de belleza, la
huella de lo que fue y ya no es. Es ese sabor a derrota esencial, ese aspecto
de despojo aún bello, lo que da a esas montañas ese ambiente que me resulta tan profundamente acogedor. Además fueron esas las montañas donde conocí la montaña, cuando ellas eran
verdes y frondosas y yo joven.
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El llamado pino Padre se recorta contra una antigua cantera. |
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Los edificios de la costa destacan hacia el este. |
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Desde la "Penya Roja" la Mola de Segart. |
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La sequía es brutal. No vi un solo charco en 25 km. |
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La bonita cara este de la Mola, por donde se subí. Delante un almendro abandonado, en flor. |
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La brecha que permite el acceso a las cimas gemelas de la Mola de Segart. |
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El Garbí y Segart desde la Mola. |
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Vértice geodésico en la cima norte de la Mola. |
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Hacia el sur, más allá de Valencia cubierta de bruma, se elevan más montañas. |
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Las bonitas paredes del Garbí desde la carreterita de Segart al Alt del Pi. |
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Las paredes del Garbí. Al fondo el mar. |
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Silueta del castillo de Serra. |
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Desde el Alt del Pi, la Mola. A la derecha, el Montgó se recorta en el horizonte. |
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Castillo de Serra. |
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El sol se pone haciendo silueta el pino y la valla del mirador. |
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Ya casi es de noche. La silueta de la Mola se recorta contra el cielo ya oscuro. |
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