Así pasaba ayer por la tarde el Ebro por Zaragoza, desbordado,
anegando campos, inundando pueblos, cortando caminos. Varios convoyes de la UME subían por la autovía mudéjar
hacia la ciudad. Lo están pasando muy mal, en la ribera del río.
Y el Pirineo, cargado de nieve sigue siendo una
amenaza, un riesgo muy alto de futuras inundaciones.
En cuanto pueda escribiré lo que he pensando viendo
el desastre, porque da que pensar y más a alguien que vuelve a la reseca y
agostada costa mediterránea desde el esplendor y la abundancia del norte.
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