Hace
unos días, en el valle de Tena, subimos a una pequeña loma llamada Punta
Puyalbo, próxima a los 1500 metros.
Era
una tarde plácida de otoño, y contemplábamos el soberbio panorama que nos
envolvía, mientras unas “señoras” vacas nos contemplaban a nosotros desde muy
cerquita, muy atentas a nuestros movimientos, para salir corriendo en cuanto
hacíamos amago de acercarnos a ellas, pero para volver enseguida en cuanto las
ignorábamos y volvíamos a sumergirnos en el paisaje.
Fue
un juego de contemplaciones. Los
contempladores contemplados…
Nuestras amables y atentas contempladoras. |
Algo de lo contemplado por nosotros. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario